EL PILÓN dialogó con el abogado Diego Quintero Cuello sobre la industria musical, la propiedad intelectual, el futuro empresarial del vallenato, entre otros temas.
Diego Quintero Cuello es un abogado de 29 años radicado en Estados Unidos, pero que nació en Valledupar. Es abogado con especialización en derecho comercial de la Universidad de los Andes y maestría en derecho de la Universidad de California, enfocada en entretenimiento, propiedad intelectual y tecnología.
Actualmente, trabaja en una de las firmas de abogados más reconocidas en la industria de la música en Los Ángeles, California. EL PILÓN dialogó con Quintero sobre la industria musical, la propiedad intelectual, el futuro empresarial del vallenato, entre otros temas.
¿Qué significa representar legalmente a un artista?
Es un tema delicado y de mucha responsabilidad porque está en juego el futuro y la carrera artística de esas personas. Se debe tener mucho cuidado a la hora de hacer negociaciones porque los puede perjudicar o beneficiar a corto, mediano y largo plazo.
Representar legalmente a un artista es, entre otros, garantizar que sus derechos se encuentren protegidos en aras de generar un impacto económico positivo en cada una de las oportunidades a los que tenga acceso.
Podría decirse que en la industria del entretenimiento hay demasiada letra pequeña…
La industria tiene particularidades que uno solo conoce en la práctica; los contratos tienen ‘letras menudas’ que no se entienden si no las has estudiado de primera mano. Allí radican los grandes problemas para los artistas cuando no tienen esa asesoría jurídica con conocimiento de causa.
Un ejemplo claro es cuando un artista queda atado contractualmente con un sello de grabación específico; quieren salir en tanto no están generando una contribución a su carrera, pero salvo que exista un incumplimiento contractual que se pueda probar, no lo puede hacer porque tendría que pagar un monto económico muy alto.
Hablemos de la industria alrededor de la música vallenata…
Esta es mi opinión: me llama la atención que una industria como la que rodea a la música vallenata se haya estancado. El vallenato fue en el siglo pasado, probablemente, la música más importante del país.
Solo hasta aproximadamente el 2000 empezó la música urbana y, poco a poco, fue ganándose un espacio muy grande del mercado; hoy, Colombia no se conoce por su música tradicional (vallenato y cumbia, por ejemplo), sino por el reggaetón.
¿Por qué?
Como en la electrónica, es más importante el beat que la letra. Pero hay algo más: las personalidades de la música urbana han expandido sus fronteras, han salido de su zona de confort.
La industria de la música urbana en Colombia y el mundo en general vio lo que, desde hace muchos años, se hacía, por ejemplo, en el rock y el hip hop anglosajón, y los negocios multimillonarios que alcanzaban, entonces empezaron a conquistar nuevos territorios.
Ahora en Estados Unidos hay dos mercados muy marcados: el que se conoce como el General Market, que incluye toda la música anglosajona; y el latino, el cual, en conjunto con la música regional mexicana, es impulsado por la música urbana.
¿Qué le pasa a la industria local?
En la industria de la música vallenata, lastimosamente, ha dominado un estado de comodidad en la forma que se realizan las cosas; no se abren fronteras y, no necesariamente es porque no existan las herramientas o el talento (porque sobra); simplemente la industria local está como el coronel en la obra de Gabo: esperando a ver si algún día le llega la carta.
Esto no va a suceder; las cosas hay que salir a buscarlas y para eso se necesita un equipo de trabajo serio, estudiado, con visión y conocimiento de cómo se mueve la industria de la música en el mundo.
¿Cómo puede proyectarse en la industria un cantante vallenato?
Cualquier tipo de cantante o artista, más allá de su talento, necesita un equipo sólido de trabajo que conozca el negocio. De nada sirve tener un amigo como manager porque le tienes confianza; si tú sabes más sobre la industria que ese mánager, ¿cómo va a funcionar el proyecto? ¿Cuál es el beneficio a largo plazo de esa relación “corporativa”?
Adicionalmente, un artista debe tener a su lado siempre un abogado que garantice que todos los negocios y acuerdos que realicen tengan un impacto positivo y justo para su carrera.
En Estados Unidos, por ejemplo, existe la figura del personal manager, que siempre está al lado del artista, y existe la figura del business manager, esa persona que dirige todos los temas económicos. Existe una clara separación entre quién maneja las relaciones y quién maneja el aspecto económico. Esas personas son, en la mayoría del caso, empresas serias y consolidadas con experiencia en inversión, contabilidad, manejo de recursos, entre otros.
¿Qué significa para un artista entrar en la industria?
No es fácil; como lo mencioné anteriormente, más allá del talento, se necesita mucha disciplina, seriedad y entrega. Muchas veces se cree que todo es un desorden, que solo existen fiestas y momentos de desorden, lujos y demás (como lo muestran las redes sociales).
A la larga deja de ser una carrera de un artista y se convierte en una empresa. Artistas como Karol G, por ejemplo, cuentan con la asesoría de profesionales de alto nivel que trabajan internamente con ellos, con experiencia suficiente para llevarlos a donde hoy están; desde muy temprano entendieron cuál era el camino y se dejaron guiar.
¿Qué tantas luchas jurídicas hay en el entretenimiento?
Muchísimas; se ven todos los días. Por fortuna, en Estados Unidos existen muy pocos artistas (por no decir ninguno) que no cuenten con una asesoría legal desde sus inicios, lo que les evita muchos dolores de cabeza.
Realmente, aunque parezca incierto, acá muchas veces un artista quiere empezar su carrera y lo primero que hace es contratar sus abogados. En efecto, ¿quién le revisará el contrato que firmará con su mánager y el resto de su equipo de trabajo? Esto es primordial.
¿Un abogado al lado de un artista?
Claro; contar con un abogado no significa que tienes un problema, al contrario, quieres evitarlos. Contrario a la opinión de muchos, y acá en esta industria se nota muchísimo, los abogados facilitan que los negocios se lleven a cabo y, claramente, su cliente esté protegido desde el primer momento.
Muchas veces las grandes compañías no ofrecen negocios a personalidades si no cuentan con un abogado a su lado.
¿Cuánto se ha escuchado que existen diferentes personalidades no les pagan sus regalías, que el mánager lo engañó, que solo quieren trabajar con ellos para quitarles una comisión? Muchas veces el problema es el mismo contrato que se firmó o el acuerdo verbal al que se llegó; no es que exista un engaño, es que nunca existió esa persona que te advirtiera sobre el contenido real de ese negocio.
¿Cómo normalizar esa cultura de que los artistas se rodeen de profesionales?
Los artistas deben escuchar y entender que hay formas de hacer las cosas que no son necesariamente las que ellos conocen. Yo soy partidario de la idea de que siempre existirá esa persona que sabe más que uno; hay que ser humilde, escuchar y nutrirse de todo lo bueno que uno pueda aprender.
En esta industria a nivel local, en mi opinión, les cuesta mucho expandirse precisamente por desconfianza; no creen en el otro, por muchos estudios que tenga al respecto. Existe un ego que perjudica mucho a sus carreras y los deja estancados al solo rodearse de “amistades” que realmente aportan muy poco -o nada- en el mundo del entretenimiento.
¿Cómo son los honorarios de los abogados o business manager?
Esto varía mucho. En muchos casos, el abogado, el personal manager y el business manager comisionan sobre el ingreso bruto del artista. Entonces, a veces el artista cuando le hablan de comisiones dice: ‘¿Me están quitando dinero?’ Lógicamente ese artista debe pagar por los servicios que se le presenten, pero, en consecuencia, ese equipo ayudará a que tus ingresos se tripliquen.
En la música vallenata tenemos historias de grandes compositores pobres porque no conocían las normas…
Entre otros asuntos, dentro de una canción existen dos tipos de ingresos: las regalías que genera la explotación de la canción per se (el “máster”), y las llamadas regalías mecánicas, que son esas regalías por composición (autoral) de las obras.
Muchas veces no se sabe con claridad qué se firma en un contrato con un sello editorial (que administra esas regalías mecánicas) o con un sello de grabación (que administra esas regalías del máster).
A veces, simplemente se firma por un beneficio económico inmediato (lo que se conoce como un “adelanto”) sin saber que a cambio existe una transferencia de derechos de por vida, los cuales solo serán un perjuicio a largo plazo para el artista.
Como abogado trabajando en la industria del entretenimiento en Estados Unidos, ¿qué consejo le podrías dar a artistas locales para potencializar su proyecto?
Nunca den un paso sin contar con la asesoría profesional jurídica y económica requerida. Esta asesoría debe venir de personas que realmente sepan y tengan experiencia en diversos mercados.
Y otro muy rápido… Aunque lo fácil siempre será ser “exitoso” a nivel local, es clave no cerrarse a un territorio específico; en esta industria se debe pensar en grande, siempre. El mundo está afuera, y el triunfo real dependerá del impacto que tengan fuera de su tierra.
Por Deivis Caro
EL PILÓN dialogó con el abogado Diego Quintero Cuello sobre la industria musical, la propiedad intelectual, el futuro empresarial del vallenato, entre otros temas.
Diego Quintero Cuello es un abogado de 29 años radicado en Estados Unidos, pero que nació en Valledupar. Es abogado con especialización en derecho comercial de la Universidad de los Andes y maestría en derecho de la Universidad de California, enfocada en entretenimiento, propiedad intelectual y tecnología.
Actualmente, trabaja en una de las firmas de abogados más reconocidas en la industria de la música en Los Ángeles, California. EL PILÓN dialogó con Quintero sobre la industria musical, la propiedad intelectual, el futuro empresarial del vallenato, entre otros temas.
¿Qué significa representar legalmente a un artista?
Es un tema delicado y de mucha responsabilidad porque está en juego el futuro y la carrera artística de esas personas. Se debe tener mucho cuidado a la hora de hacer negociaciones porque los puede perjudicar o beneficiar a corto, mediano y largo plazo.
Representar legalmente a un artista es, entre otros, garantizar que sus derechos se encuentren protegidos en aras de generar un impacto económico positivo en cada una de las oportunidades a los que tenga acceso.
Podría decirse que en la industria del entretenimiento hay demasiada letra pequeña…
La industria tiene particularidades que uno solo conoce en la práctica; los contratos tienen ‘letras menudas’ que no se entienden si no las has estudiado de primera mano. Allí radican los grandes problemas para los artistas cuando no tienen esa asesoría jurídica con conocimiento de causa.
Un ejemplo claro es cuando un artista queda atado contractualmente con un sello de grabación específico; quieren salir en tanto no están generando una contribución a su carrera, pero salvo que exista un incumplimiento contractual que se pueda probar, no lo puede hacer porque tendría que pagar un monto económico muy alto.
Hablemos de la industria alrededor de la música vallenata…
Esta es mi opinión: me llama la atención que una industria como la que rodea a la música vallenata se haya estancado. El vallenato fue en el siglo pasado, probablemente, la música más importante del país.
Solo hasta aproximadamente el 2000 empezó la música urbana y, poco a poco, fue ganándose un espacio muy grande del mercado; hoy, Colombia no se conoce por su música tradicional (vallenato y cumbia, por ejemplo), sino por el reggaetón.
¿Por qué?
Como en la electrónica, es más importante el beat que la letra. Pero hay algo más: las personalidades de la música urbana han expandido sus fronteras, han salido de su zona de confort.
La industria de la música urbana en Colombia y el mundo en general vio lo que, desde hace muchos años, se hacía, por ejemplo, en el rock y el hip hop anglosajón, y los negocios multimillonarios que alcanzaban, entonces empezaron a conquistar nuevos territorios.
Ahora en Estados Unidos hay dos mercados muy marcados: el que se conoce como el General Market, que incluye toda la música anglosajona; y el latino, el cual, en conjunto con la música regional mexicana, es impulsado por la música urbana.
¿Qué le pasa a la industria local?
En la industria de la música vallenata, lastimosamente, ha dominado un estado de comodidad en la forma que se realizan las cosas; no se abren fronteras y, no necesariamente es porque no existan las herramientas o el talento (porque sobra); simplemente la industria local está como el coronel en la obra de Gabo: esperando a ver si algún día le llega la carta.
Esto no va a suceder; las cosas hay que salir a buscarlas y para eso se necesita un equipo de trabajo serio, estudiado, con visión y conocimiento de cómo se mueve la industria de la música en el mundo.
¿Cómo puede proyectarse en la industria un cantante vallenato?
Cualquier tipo de cantante o artista, más allá de su talento, necesita un equipo sólido de trabajo que conozca el negocio. De nada sirve tener un amigo como manager porque le tienes confianza; si tú sabes más sobre la industria que ese mánager, ¿cómo va a funcionar el proyecto? ¿Cuál es el beneficio a largo plazo de esa relación “corporativa”?
Adicionalmente, un artista debe tener a su lado siempre un abogado que garantice que todos los negocios y acuerdos que realicen tengan un impacto positivo y justo para su carrera.
En Estados Unidos, por ejemplo, existe la figura del personal manager, que siempre está al lado del artista, y existe la figura del business manager, esa persona que dirige todos los temas económicos. Existe una clara separación entre quién maneja las relaciones y quién maneja el aspecto económico. Esas personas son, en la mayoría del caso, empresas serias y consolidadas con experiencia en inversión, contabilidad, manejo de recursos, entre otros.
¿Qué significa para un artista entrar en la industria?
No es fácil; como lo mencioné anteriormente, más allá del talento, se necesita mucha disciplina, seriedad y entrega. Muchas veces se cree que todo es un desorden, que solo existen fiestas y momentos de desorden, lujos y demás (como lo muestran las redes sociales).
A la larga deja de ser una carrera de un artista y se convierte en una empresa. Artistas como Karol G, por ejemplo, cuentan con la asesoría de profesionales de alto nivel que trabajan internamente con ellos, con experiencia suficiente para llevarlos a donde hoy están; desde muy temprano entendieron cuál era el camino y se dejaron guiar.
¿Qué tantas luchas jurídicas hay en el entretenimiento?
Muchísimas; se ven todos los días. Por fortuna, en Estados Unidos existen muy pocos artistas (por no decir ninguno) que no cuenten con una asesoría legal desde sus inicios, lo que les evita muchos dolores de cabeza.
Realmente, aunque parezca incierto, acá muchas veces un artista quiere empezar su carrera y lo primero que hace es contratar sus abogados. En efecto, ¿quién le revisará el contrato que firmará con su mánager y el resto de su equipo de trabajo? Esto es primordial.
¿Un abogado al lado de un artista?
Claro; contar con un abogado no significa que tienes un problema, al contrario, quieres evitarlos. Contrario a la opinión de muchos, y acá en esta industria se nota muchísimo, los abogados facilitan que los negocios se lleven a cabo y, claramente, su cliente esté protegido desde el primer momento.
Muchas veces las grandes compañías no ofrecen negocios a personalidades si no cuentan con un abogado a su lado.
¿Cuánto se ha escuchado que existen diferentes personalidades no les pagan sus regalías, que el mánager lo engañó, que solo quieren trabajar con ellos para quitarles una comisión? Muchas veces el problema es el mismo contrato que se firmó o el acuerdo verbal al que se llegó; no es que exista un engaño, es que nunca existió esa persona que te advirtiera sobre el contenido real de ese negocio.
¿Cómo normalizar esa cultura de que los artistas se rodeen de profesionales?
Los artistas deben escuchar y entender que hay formas de hacer las cosas que no son necesariamente las que ellos conocen. Yo soy partidario de la idea de que siempre existirá esa persona que sabe más que uno; hay que ser humilde, escuchar y nutrirse de todo lo bueno que uno pueda aprender.
En esta industria a nivel local, en mi opinión, les cuesta mucho expandirse precisamente por desconfianza; no creen en el otro, por muchos estudios que tenga al respecto. Existe un ego que perjudica mucho a sus carreras y los deja estancados al solo rodearse de “amistades” que realmente aportan muy poco -o nada- en el mundo del entretenimiento.
¿Cómo son los honorarios de los abogados o business manager?
Esto varía mucho. En muchos casos, el abogado, el personal manager y el business manager comisionan sobre el ingreso bruto del artista. Entonces, a veces el artista cuando le hablan de comisiones dice: ‘¿Me están quitando dinero?’ Lógicamente ese artista debe pagar por los servicios que se le presenten, pero, en consecuencia, ese equipo ayudará a que tus ingresos se tripliquen.
En la música vallenata tenemos historias de grandes compositores pobres porque no conocían las normas…
Entre otros asuntos, dentro de una canción existen dos tipos de ingresos: las regalías que genera la explotación de la canción per se (el “máster”), y las llamadas regalías mecánicas, que son esas regalías por composición (autoral) de las obras.
Muchas veces no se sabe con claridad qué se firma en un contrato con un sello editorial (que administra esas regalías mecánicas) o con un sello de grabación (que administra esas regalías del máster).
A veces, simplemente se firma por un beneficio económico inmediato (lo que se conoce como un “adelanto”) sin saber que a cambio existe una transferencia de derechos de por vida, los cuales solo serán un perjuicio a largo plazo para el artista.
Como abogado trabajando en la industria del entretenimiento en Estados Unidos, ¿qué consejo le podrías dar a artistas locales para potencializar su proyecto?
Nunca den un paso sin contar con la asesoría profesional jurídica y económica requerida. Esta asesoría debe venir de personas que realmente sepan y tengan experiencia en diversos mercados.
Y otro muy rápido… Aunque lo fácil siempre será ser “exitoso” a nivel local, es clave no cerrarse a un territorio específico; en esta industria se debe pensar en grande, siempre. El mundo está afuera, y el triunfo real dependerá del impacto que tengan fuera de su tierra.
Por Deivis Caro