Había una vez una hechicera que vivía en un bosque, ella todo lo podía ver o adivinar por medio de su bola de cristal, en el pueblo solía hablarse mucho de ella porque lo adivinaba todo.
Había una vez una hechicera que vivía en un bosque, ella todo lo podía ver o adivinar por medio de su bola de cristal, en el pueblo solía hablarse mucho de ella porque lo adivinaba todo.
Una mujer que vivía en el pueblo estaba pasando dificultades, su esposo empezó a enfermarse de repente sin ningún motivo, en las noches no podía dormir, algo lo asechaba y atormentaba su esposa e hijos estaban afligidos ante tremenda situación.
La gente del pueblo empezó a aconsejarla que lo llevara donde la hechicera y ella al día siguiente emprendió viaje con su esposo y dejó al cuidado de una amiga sus hijos José, Fernando y Abigail, al llegar a casa de la hechicera se sorprendió porque habían calaveras, esqueletos, culebras, arañas, sapos y una cantidad de cosas extrañas, la piel se le puso como de gallina, caminó un largo trayecto hasta llegar a una temible habitación donde se encontraba la bruja.
Las ganas de sanar a su esposo fue lo que la condujo a buscar tal ayuda, porque en el fondo de su corazón ella sabía que eso no era agradable ante los ojos de Dios, aún así entró para que la hechicera valorara a su esposo y la bruja de inmediato empezó a darle latigazos con una rama en la espalda y le arrojaba un brebaje y luego al consultar con su bola de cristal, les dijo que un espíritu maligno lo asechaba y que se lo habían mandado a poner por envidia para verlo morir, la señora accedió a todo lo que les mandó a hacer la bruja, con tal de mejorar a su esposo.
Regresaron a casa, todo parecía volver a la normalidad; pero un día inesperado el hombre empezó a soñar en las noches con un ángel que le iluminó el pensamiento y le dijo: “ve a la iglesia y confiésate, no cometas más errores ni defraudes a tu Dios, sólo él tiene la potestad de curar, sanar, limpiar por dentro y por fuera”; entonces decidieron asistir a una misa de liberación y ese demonio que se encontraba adentro empezó a retorcerse, gritaba al ser ordenado que abandonara ese cuerpo que no le pertenecía.
El hombre fue liberado y finalmente sanado de las asechanzas y a la vez su esposa y sus hijos comprendieron que el diablo no lucha contra el mismo y que Dios es uno solo y verdadero, nuevamente volvieron a recibir bendiciones y a ser felices, ahora le rinden el culto al Dios de todos los tiempos.
AUTOR: KATERIN MEJÍA GUERRERO – COLEGIO ENRIQUE PUPO
Había una vez una hechicera que vivía en un bosque, ella todo lo podía ver o adivinar por medio de su bola de cristal, en el pueblo solía hablarse mucho de ella porque lo adivinaba todo.
Había una vez una hechicera que vivía en un bosque, ella todo lo podía ver o adivinar por medio de su bola de cristal, en el pueblo solía hablarse mucho de ella porque lo adivinaba todo.
Una mujer que vivía en el pueblo estaba pasando dificultades, su esposo empezó a enfermarse de repente sin ningún motivo, en las noches no podía dormir, algo lo asechaba y atormentaba su esposa e hijos estaban afligidos ante tremenda situación.
La gente del pueblo empezó a aconsejarla que lo llevara donde la hechicera y ella al día siguiente emprendió viaje con su esposo y dejó al cuidado de una amiga sus hijos José, Fernando y Abigail, al llegar a casa de la hechicera se sorprendió porque habían calaveras, esqueletos, culebras, arañas, sapos y una cantidad de cosas extrañas, la piel se le puso como de gallina, caminó un largo trayecto hasta llegar a una temible habitación donde se encontraba la bruja.
Las ganas de sanar a su esposo fue lo que la condujo a buscar tal ayuda, porque en el fondo de su corazón ella sabía que eso no era agradable ante los ojos de Dios, aún así entró para que la hechicera valorara a su esposo y la bruja de inmediato empezó a darle latigazos con una rama en la espalda y le arrojaba un brebaje y luego al consultar con su bola de cristal, les dijo que un espíritu maligno lo asechaba y que se lo habían mandado a poner por envidia para verlo morir, la señora accedió a todo lo que les mandó a hacer la bruja, con tal de mejorar a su esposo.
Regresaron a casa, todo parecía volver a la normalidad; pero un día inesperado el hombre empezó a soñar en las noches con un ángel que le iluminó el pensamiento y le dijo: “ve a la iglesia y confiésate, no cometas más errores ni defraudes a tu Dios, sólo él tiene la potestad de curar, sanar, limpiar por dentro y por fuera”; entonces decidieron asistir a una misa de liberación y ese demonio que se encontraba adentro empezó a retorcerse, gritaba al ser ordenado que abandonara ese cuerpo que no le pertenecía.
El hombre fue liberado y finalmente sanado de las asechanzas y a la vez su esposa y sus hijos comprendieron que el diablo no lucha contra el mismo y que Dios es uno solo y verdadero, nuevamente volvieron a recibir bendiciones y a ser felices, ahora le rinden el culto al Dios de todos los tiempos.
AUTOR: KATERIN MEJÍA GUERRERO – COLEGIO ENRIQUE PUPO