Familiares de los reclusos aseguran que estos deben turnarse para sentarse y descansar.
En condiciones infrahumanas viven los 542 internos de la cárcel de Riohacha, la más hacinada del país, cuya capacidad es para 100 reclusos. Los internos conviven bajo una temperatura cercana a los 38 °C y ocupan unos 60 centímetros por persona, por lo que permanecen en inactividad la mayor parte del tiempo. Familiares de los reclusos aseguran que deben turnarse para sentarse y descansar algunos minutos.
La jornada se inicia a las 5:30 a. m., para tomar el desayuno. Para bañarse, la mayoría usa baldes. Muy pocos logran usar las duchas, porque el agua no siempre bombea correctamente.
Luego, un grupo de unos 180 internos recibe clases de primaria y bachillerato de 8 a 11 a. m. y de 2 a 3:30 p. m., de lunes a viernes.
Al mismo tiempo, otros se dedican a hacer aseo y a la elaboración de proyectos productivos de artesanía y panadería.
El resto realiza actividades de tutoría, y los que gozan con cierto nivel de confianza ayudan en la cocina.
A las 11 a. m., los reclusos se disponen a recibir el almuerzo, proceso que puede tardar unas dos horas. Posteriormente, a las cuatro de la tarde, llega la hora de la cena y luego pasan a los calabozos.
Todos conviven en cinco patios. Duermen en hamacas, las cuales son colgadas de modo que queden de varios niveles, para aprovechar el espacio. También debajo de ellas, en el suelo, encorvados o en colchonetas, respirando uno encima del otro.
No hay celdas para las visitas conyugales, por lo que los internos se las arreglan con algunas sabanas; pero deben pagar para que los dejen solos y hacer cola.
La situación sanitaria es deplorable, los baños están en situación crítica y el mal olor es una constante.
Problemas de salud
Un médico, una enfermera jefe, una enfermera auxiliar y un odontólogo son los encargados de atender a los reclusos.
De acuerdo con las constantes denuncias de familiares, varios de los internos tienen problemas psiquiátricos, diabéticos, de hipertensión y VIH.
También son recurrentes las enfermedades diarreicas, respiratorias, de la piel, lumbares, paperas y varicela.
Esta cárcel es la única en el departamento de La Guajira, por lo que recibe reclusos provenientes de 15 municipios.
Desde el 2007, un juez les ordenó al Ministerio del Interior, al Inpec y al municipio de Riohacha construir una nueva cárcel, pero esto no ha sido posible hasta la fecha. La Gobernación donó un lote de 10 hectáreas, pero se generó un litigio de tierras entre wayús. Al parecer, ya todo está solucionado, pero la construcción no empieza.
Familiares de los reclusos aseguran que estos deben turnarse para sentarse y descansar.
En condiciones infrahumanas viven los 542 internos de la cárcel de Riohacha, la más hacinada del país, cuya capacidad es para 100 reclusos. Los internos conviven bajo una temperatura cercana a los 38 °C y ocupan unos 60 centímetros por persona, por lo que permanecen en inactividad la mayor parte del tiempo. Familiares de los reclusos aseguran que deben turnarse para sentarse y descansar algunos minutos.
La jornada se inicia a las 5:30 a. m., para tomar el desayuno. Para bañarse, la mayoría usa baldes. Muy pocos logran usar las duchas, porque el agua no siempre bombea correctamente.
Luego, un grupo de unos 180 internos recibe clases de primaria y bachillerato de 8 a 11 a. m. y de 2 a 3:30 p. m., de lunes a viernes.
Al mismo tiempo, otros se dedican a hacer aseo y a la elaboración de proyectos productivos de artesanía y panadería.
El resto realiza actividades de tutoría, y los que gozan con cierto nivel de confianza ayudan en la cocina.
A las 11 a. m., los reclusos se disponen a recibir el almuerzo, proceso que puede tardar unas dos horas. Posteriormente, a las cuatro de la tarde, llega la hora de la cena y luego pasan a los calabozos.
Todos conviven en cinco patios. Duermen en hamacas, las cuales son colgadas de modo que queden de varios niveles, para aprovechar el espacio. También debajo de ellas, en el suelo, encorvados o en colchonetas, respirando uno encima del otro.
No hay celdas para las visitas conyugales, por lo que los internos se las arreglan con algunas sabanas; pero deben pagar para que los dejen solos y hacer cola.
La situación sanitaria es deplorable, los baños están en situación crítica y el mal olor es una constante.
Problemas de salud
Un médico, una enfermera jefe, una enfermera auxiliar y un odontólogo son los encargados de atender a los reclusos.
De acuerdo con las constantes denuncias de familiares, varios de los internos tienen problemas psiquiátricos, diabéticos, de hipertensión y VIH.
También son recurrentes las enfermedades diarreicas, respiratorias, de la piel, lumbares, paperas y varicela.
Esta cárcel es la única en el departamento de La Guajira, por lo que recibe reclusos provenientes de 15 municipios.
Desde el 2007, un juez les ordenó al Ministerio del Interior, al Inpec y al municipio de Riohacha construir una nueva cárcel, pero esto no ha sido posible hasta la fecha. La Gobernación donó un lote de 10 hectáreas, pero se generó un litigio de tierras entre wayús. Al parecer, ya todo está solucionado, pero la construcción no empieza.