Publicidad
Categorías
Categorías
General - 23 agosto, 2013

La década de Monseñor

Monseñor Oscar José Vélez Isaza cumple hoy diez años de liderar la Diócesis de Valledupar, tiempo en el que el alto jerarca ha levantado más de 30 templos en la periferia.

La década de monseñor Oscar José Vélez Isaza ha estado marcada por el nacimiento de movimientos sociales que congregan a sus fieles en torno a la caridad y los liderazgos de la iglesia.
La década de monseñor Oscar José Vélez Isaza ha estado marcada por el nacimiento de movimientos sociales que congregan a sus fieles en torno a la caridad y los liderazgos de la iglesia.
Boton Wpp

El misionero claretiano, Oscar José Vélez Isaza, es desde el 23 de agosto de 2003, el Obispo de la Diócesis de Valledupar que hace presencia  en el sur de la Guajira, y en el Cesar, hasta el municipio de Curumaní. 

En su episcopado Monseñor Vélez Isaza ha ordenado 44 sacerdotes,   creó el plan global de las pastorales y a la fecha hay 12 de ellas, entre las que se destaca la Pastoral de la Salud, de la Juventud, de las Etnias.

El Obispo de la Diócesis de Valledupar Oscar José Vélez Isaza era el principal en Medellín, en la comunidad misionera fundada por San Antonio María Claret. Desde su llegada a Valledupar se han levantado 32  templos y ordenado 44 sacerdotes. 

En estos diez años  se han levantado 58 parroquias a lo largo del territorio, de las cuales se construyeron 32 en la capital del Cesar.

Monseñor Vélez Isaza manifiesta un abierto cariño por estas tierras que no le ha  hecho añorar tanto a su  natal Pensilvania, Caldas, pero resalta que estará en la Diócesis de Valledupar hasta que el Santo Padre lo ordene.

En diálogo con el Diario El Pilón, monseñor cuenta algunas de las cosas más importantes en esta última década.

El Pilón: ¿Qué hizo posible su llegada a la Diócesis de Valledupar?

Monseñor Vélez Isaza: Como son todas las cosas en la iglesia católica, por obediencia. El Papa Juan Pablo II a través del Nuncio Apostólico monseñor Benjamín Mustela, me nombró en esta ciudad a la que no conocía, yo soy de Pensilvania, Caldas. 

EP: Estos diez años los ha vivido en Valledupar en medio de acontecimientos importantes como el fallecimiento del Papa Juan Pablo II, la renuncia del Papa Benedicto XVI, hecho histórico, y la llegada del Papa Francisco. ¿Cómo ha recibido estas noticias desde esta diócesis?

MVI:Los tres Papas han sido una bendición para la iglesia, Juan Pablo II fue el Papa de la esperanza y nos contagió a todos de eso. Benedicto XVI es el Papa de la fe, muy estudioso, gran teólogo, pero sobre todo de una confianza infinita en Dios que nos ha abierto a todos un horizonte, y ahora llega el Papa Francisco que yo digo es el Papa de la caridad, es cercano, bondadoso, por supuesto esto ha marcado todas las diócesis del mundo y Valledupar no es la excepción.

EP: ¿Cómo se ha sentido en esta tierra y que acontecimientos han sido relevantes para su episcopado?

MVI: Desde el principio me sentí  como en casa, no he extrañado mi tierra y mis costumbres, me he sentido en mi tierra natal, y yo creo que los acontecimientos han sido muchos pero uno de los principales es el nombramiento como primer Obispo vallenato a monseñor Pablo Salas, durante mi episcopado, hace cinco años, siendo párroco de la iglesia de La Concepción. Para una diócesis producir un obispo para la iglesia, es la mayor de las bendiciones. Es el fruto de una iglesia madura, que ha crecido y se ha fortalecido.

EP: Llegó usted en una época violenta a Valledupar, ¿cómo fueron vividos esos sucesos desde su liderazgo en la Diócesis?

MVI: Yo llegué en el 2003, en la fase final de ese periodo del paramilitarismo, tanto que en el 2004 se empezaron a gestar todas esas entregas, me tocó participar en esa etapa, en esos procesos, pero me tocó más el trabajo con la comunidad que fue víctima de esa violencia. Al año siguiente la Diócesis firmó un contrato con la Gobernación del Cesar para atender corregimientos en los cuales, debido a la violencia no había escuelas, docentes desplazados, llegamos a un desierto, la cantidad de niños que no se habían bautizado.

EP: ¿Qué haya 32 parroquias en Valledupar significa que es un pueblo efectivamente católico?

MVI: Yo creo que sí, pero hace falta. Debe haber una parroquia mínimo por cada diez mil habitantes y se dice que Valledupar tiene alrededor de 450 mil habitantes. Hemos logrado hacer mucho pero aún falta. He consagrado a los largo del territorio de la Diócesis 44 nuevos templos, aunque algunos son capillas de los pueblos.

EP: Cada líder de la iglesia tiene una línea para dirigir a los fieles. ¿Cuál es la suya?

MVI: Yo soy de la comunidad misionera fundada por San Antonio María Claret, y esa es la imprenta principal de mi episcopado, por eso desde que llegué mi gran preocupación fue salir a la periferia rural y urbana. Cuando llegué había pocas parroquias, y estaban concentradas en el centro. No había ni una capilla en el barrio La Nevada, entonces llegamos allá y llevamos a las pastorales.

Esto me hace muy cercano al Papa Francisco, porque su mensaje es salir, no podemos quedar esperando a que la gente venga a nosotros.

Monseñor Vélez Isaza, afirma que estará este tiempo en la ciudad ha sido gratificante para su misión evangelizadora; a través del plan global de las pastorales ha llegado a las comunidades de diferentes sectores sociales, para servir con la salud, la educación y los movimientos juveniles.

Por Andrés Llamas Nova 
[email protected]

 

General
23 agosto, 2013

La década de Monseñor

Monseñor Oscar José Vélez Isaza cumple hoy diez años de liderar la Diócesis de Valledupar, tiempo en el que el alto jerarca ha levantado más de 30 templos en la periferia.


La década de monseñor Oscar José Vélez Isaza ha estado marcada por el nacimiento de movimientos sociales que congregan a sus fieles en torno a la caridad y los liderazgos de la iglesia.
La década de monseñor Oscar José Vélez Isaza ha estado marcada por el nacimiento de movimientos sociales que congregan a sus fieles en torno a la caridad y los liderazgos de la iglesia.
Boton Wpp

El misionero claretiano, Oscar José Vélez Isaza, es desde el 23 de agosto de 2003, el Obispo de la Diócesis de Valledupar que hace presencia  en el sur de la Guajira, y en el Cesar, hasta el municipio de Curumaní. 

En su episcopado Monseñor Vélez Isaza ha ordenado 44 sacerdotes,   creó el plan global de las pastorales y a la fecha hay 12 de ellas, entre las que se destaca la Pastoral de la Salud, de la Juventud, de las Etnias.

El Obispo de la Diócesis de Valledupar Oscar José Vélez Isaza era el principal en Medellín, en la comunidad misionera fundada por San Antonio María Claret. Desde su llegada a Valledupar se han levantado 32  templos y ordenado 44 sacerdotes. 

En estos diez años  se han levantado 58 parroquias a lo largo del territorio, de las cuales se construyeron 32 en la capital del Cesar.

Monseñor Vélez Isaza manifiesta un abierto cariño por estas tierras que no le ha  hecho añorar tanto a su  natal Pensilvania, Caldas, pero resalta que estará en la Diócesis de Valledupar hasta que el Santo Padre lo ordene.

En diálogo con el Diario El Pilón, monseñor cuenta algunas de las cosas más importantes en esta última década.

El Pilón: ¿Qué hizo posible su llegada a la Diócesis de Valledupar?

Monseñor Vélez Isaza: Como son todas las cosas en la iglesia católica, por obediencia. El Papa Juan Pablo II a través del Nuncio Apostólico monseñor Benjamín Mustela, me nombró en esta ciudad a la que no conocía, yo soy de Pensilvania, Caldas. 

EP: Estos diez años los ha vivido en Valledupar en medio de acontecimientos importantes como el fallecimiento del Papa Juan Pablo II, la renuncia del Papa Benedicto XVI, hecho histórico, y la llegada del Papa Francisco. ¿Cómo ha recibido estas noticias desde esta diócesis?

MVI:Los tres Papas han sido una bendición para la iglesia, Juan Pablo II fue el Papa de la esperanza y nos contagió a todos de eso. Benedicto XVI es el Papa de la fe, muy estudioso, gran teólogo, pero sobre todo de una confianza infinita en Dios que nos ha abierto a todos un horizonte, y ahora llega el Papa Francisco que yo digo es el Papa de la caridad, es cercano, bondadoso, por supuesto esto ha marcado todas las diócesis del mundo y Valledupar no es la excepción.

EP: ¿Cómo se ha sentido en esta tierra y que acontecimientos han sido relevantes para su episcopado?

MVI: Desde el principio me sentí  como en casa, no he extrañado mi tierra y mis costumbres, me he sentido en mi tierra natal, y yo creo que los acontecimientos han sido muchos pero uno de los principales es el nombramiento como primer Obispo vallenato a monseñor Pablo Salas, durante mi episcopado, hace cinco años, siendo párroco de la iglesia de La Concepción. Para una diócesis producir un obispo para la iglesia, es la mayor de las bendiciones. Es el fruto de una iglesia madura, que ha crecido y se ha fortalecido.

EP: Llegó usted en una época violenta a Valledupar, ¿cómo fueron vividos esos sucesos desde su liderazgo en la Diócesis?

MVI: Yo llegué en el 2003, en la fase final de ese periodo del paramilitarismo, tanto que en el 2004 se empezaron a gestar todas esas entregas, me tocó participar en esa etapa, en esos procesos, pero me tocó más el trabajo con la comunidad que fue víctima de esa violencia. Al año siguiente la Diócesis firmó un contrato con la Gobernación del Cesar para atender corregimientos en los cuales, debido a la violencia no había escuelas, docentes desplazados, llegamos a un desierto, la cantidad de niños que no se habían bautizado.

EP: ¿Qué haya 32 parroquias en Valledupar significa que es un pueblo efectivamente católico?

MVI: Yo creo que sí, pero hace falta. Debe haber una parroquia mínimo por cada diez mil habitantes y se dice que Valledupar tiene alrededor de 450 mil habitantes. Hemos logrado hacer mucho pero aún falta. He consagrado a los largo del territorio de la Diócesis 44 nuevos templos, aunque algunos son capillas de los pueblos.

EP: Cada líder de la iglesia tiene una línea para dirigir a los fieles. ¿Cuál es la suya?

MVI: Yo soy de la comunidad misionera fundada por San Antonio María Claret, y esa es la imprenta principal de mi episcopado, por eso desde que llegué mi gran preocupación fue salir a la periferia rural y urbana. Cuando llegué había pocas parroquias, y estaban concentradas en el centro. No había ni una capilla en el barrio La Nevada, entonces llegamos allá y llevamos a las pastorales.

Esto me hace muy cercano al Papa Francisco, porque su mensaje es salir, no podemos quedar esperando a que la gente venga a nosotros.

Monseñor Vélez Isaza, afirma que estará este tiempo en la ciudad ha sido gratificante para su misión evangelizadora; a través del plan global de las pastorales ha llegado a las comunidades de diferentes sectores sociales, para servir con la salud, la educación y los movimientos juveniles.

Por Andrés Llamas Nova 
[email protected]