Sin lugar a dudas, este ha sido el mejor cantante de música vallenata de la subregión río, y del Bajo Magdalena, y la menciono porque nació en un corregimiento de Pivijay que está incluido en esta área geográfica.
En estos días, mientras conversaba con el escritor, investigador y coleccionista de música, Julio Oñate Martínez, trajimos a cuento a Joaco Pertuz. Lo hicimos para destacarlo como uno de los buenos cantantes de la música vallenata. Hablamos de la fuerza de su voz, la manera afinada como lo hace, y hasta de su inclusión entre los que tienen en el estilo de Poncho Zuleta un modelo.
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Le dije que este se ha constituido, como cantante, en un referente musical del Bajo Magdalena, especialmente en la subregión del río del departamento del Magdalena. En los municipios que la conforman muchas de las canciones interpretadas por él no pasan de moda. Quizá por la seguridad de que en este espacio tiene garantizado el apoyo de muchos seguidores, ha mermado su interés por convertirse en uno de los intérpretes más importantes del vallenato en Colombia.
Joaco podría responderme que algunas de sus canciones han sonado en ciudades como Barranquilla, Montería, Santa Marta, y que ha tenido aceptación en casi todos los municipios de la subregión centro del Magdalena, y en algunos de los Montes de María y del Canal del Dique. Sin embargo, hasta el ‘Rey de los Pueblos’, Farid Ortiz, ha procurado llevar su música más allá de ese rotulo limitante.
Sin lugar a dudas, este ha sido el mejor cantante de música vallenata de la subregión río, y del Bajo Magdalena, y la menciono porque nació en un corregimiento de Pivijay que está incluido en esta área geográfica. Lo de Joaco no es casual, de esta zona, que inicia en Tamalameque y culmina en bocas de Cenizas, son los juglares: Pacho Rada, Abel Antonio Villa y Juancho Polo Valencia. También lo fueron los acordeonistas: Ángel Pasos, Salvador Fonseca, Pedro Nolasco, Nildo Peña, Abrahán y José Núñez, Juan Tapias, Ventura Díaz, Juan José Núñez, Gregorio Hernández, Sayo Lora, Arcadio Arias, Tirsito Díaz, Transito Suameth, José Antonio Vides, que grabó para el sello Atlantic; los hermanos Támara Bermúdez, de Bálsamo, donde también residía Rafael Camacho; José Manuel Cuesta, y los hermano Vega.
Del Bajo Magdalena son los reyes vallenatos: Alberto Pacheco, Julio Rojas, Beto Villa y Cristian Camilo Peña. También son originarios de ella: José María Peñaranda, Maribel Cortina, Luís José Villa, José Carranza, Horacio Escorcia, Donaldo Venera, Jassir Salgado, Modesto Barrios Cueto, Rufino y Pablo Barrios, Ricardo Ramos, Oscar y José Martín De la Cruz, Rafael Parada, Hansel Quesada, Ramiro Peña, Carlos Rodríguez, entre otros. Listado en el que incluimos a Dolcey Gutiérrez y Aníbal Velásquez, haciendo la salvedad de que no interpretan vallenato.
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También ha sido de cantantes como: Julio Herazo, César Castro, Oswaldo Rojano, Miguel Dede, Arturo Durán, David Henríquez, Plinio Rico, Poncho Olmedo, José Luís Morrón, Alcides Díaz, Johnny Cervantes, Atilio Valencia, Edinsón Polo, Víctor ‘Man’ Contreras, Leonardo Fabio Castillo, Nataly Cúrvelo, Joaco Sánchez, Ángel Escorcia, Miguel Lafaurie, Alex Gómez, Belarmino Salgado, Eloy Sarmiento, Carlos Malo, dejando por fuera a algunas personas.
La lista de compositores es extensa y, por lo tanto, me limito a mencionar algunos como: José Benito Barros, Julio Herazo, Manuel Medina Morón, Antonio Llerena, Oscar Cormane, Mariano Enrique Pertuz, Miguel Venera, Cesar Marín, Cesar Támara, Julio Acuña Córdoba, Miguel Anillo, Manuel Gómez, Álvaro y Atilio Orozco, José Sánchez Páez, Fredy Sanjuanelo.
Joaco es un cantante que se ha esmerado por conservar la estructura musical que conjuntos como el de los Hermanos López, Los Hermanos Zuleta, Alfredo Gutiérrez, Nicolás ‘Colacho’ Mendoza, entre los más destacados, le dieron al vallenato, a partir de los años 70 del siglo pasado.
Sucede en tiempos en los que, produciendo nuevos sonidos y extrañas combinaciones, por ejemplo, con la balada y el reguetón, buscan seguir consolidando a este género como un producto de venta sin importar las bases tradicionales. Pero, pese a los medios que utilizan para hacer conocer lo que producen, cada día se escucha con más fuerza lo grabado en tiempos en que el fenómeno comercial no se imponía.
Incluso, Silvestre Dangond, el referente de la nueva generación de cantantes vallenatos, ha echado mano de viejas canciones para incluirlas en su repertorio. No olvidemos que Peter Manjarrez obtuvo una estatuilla de la organización de los premios Grammy Latino con el álbum Solo Clásicos.
Era Alejo Durán el que decía que al amor no se le lloraba, se le cantaba, refiriéndose a las composiciones que comenzaron a imponerse en los años ochenta que permitieron que a este género lo llamaran Baladanato.
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Este es un proceso que no se ha detenido, agregándole nuevos ingredientes, cumpliendo con las exigencias de quienes se han apoderado del vallenato, los que han hecho de él un objeto comercial. Y cuando se les cuestiona responden que es la manera de competir con los géneros identificados como urbanos.
No les importa que entre más se alejan de las bases de la tradicionalidad más cerca están de hacer de esta música una referencia o un recuerdo. Creo que el camino que llevan es el de impedir que el vallenato alcance a cumplir sus primeros cien años de modernidad, contados a partir de la fecha en que se produjeron las primeras grabaciones en Barranquilla en la década cuarenta del siglo pasado.
Por Álvaro de Jesús Rojano Osorio.
Sin lugar a dudas, este ha sido el mejor cantante de música vallenata de la subregión río, y del Bajo Magdalena, y la menciono porque nació en un corregimiento de Pivijay que está incluido en esta área geográfica.
En estos días, mientras conversaba con el escritor, investigador y coleccionista de música, Julio Oñate Martínez, trajimos a cuento a Joaco Pertuz. Lo hicimos para destacarlo como uno de los buenos cantantes de la música vallenata. Hablamos de la fuerza de su voz, la manera afinada como lo hace, y hasta de su inclusión entre los que tienen en el estilo de Poncho Zuleta un modelo.
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Le dije que este se ha constituido, como cantante, en un referente musical del Bajo Magdalena, especialmente en la subregión del río del departamento del Magdalena. En los municipios que la conforman muchas de las canciones interpretadas por él no pasan de moda. Quizá por la seguridad de que en este espacio tiene garantizado el apoyo de muchos seguidores, ha mermado su interés por convertirse en uno de los intérpretes más importantes del vallenato en Colombia.
Joaco podría responderme que algunas de sus canciones han sonado en ciudades como Barranquilla, Montería, Santa Marta, y que ha tenido aceptación en casi todos los municipios de la subregión centro del Magdalena, y en algunos de los Montes de María y del Canal del Dique. Sin embargo, hasta el ‘Rey de los Pueblos’, Farid Ortiz, ha procurado llevar su música más allá de ese rotulo limitante.
Sin lugar a dudas, este ha sido el mejor cantante de música vallenata de la subregión río, y del Bajo Magdalena, y la menciono porque nació en un corregimiento de Pivijay que está incluido en esta área geográfica. Lo de Joaco no es casual, de esta zona, que inicia en Tamalameque y culmina en bocas de Cenizas, son los juglares: Pacho Rada, Abel Antonio Villa y Juancho Polo Valencia. También lo fueron los acordeonistas: Ángel Pasos, Salvador Fonseca, Pedro Nolasco, Nildo Peña, Abrahán y José Núñez, Juan Tapias, Ventura Díaz, Juan José Núñez, Gregorio Hernández, Sayo Lora, Arcadio Arias, Tirsito Díaz, Transito Suameth, José Antonio Vides, que grabó para el sello Atlantic; los hermanos Támara Bermúdez, de Bálsamo, donde también residía Rafael Camacho; José Manuel Cuesta, y los hermano Vega.
Del Bajo Magdalena son los reyes vallenatos: Alberto Pacheco, Julio Rojas, Beto Villa y Cristian Camilo Peña. También son originarios de ella: José María Peñaranda, Maribel Cortina, Luís José Villa, José Carranza, Horacio Escorcia, Donaldo Venera, Jassir Salgado, Modesto Barrios Cueto, Rufino y Pablo Barrios, Ricardo Ramos, Oscar y José Martín De la Cruz, Rafael Parada, Hansel Quesada, Ramiro Peña, Carlos Rodríguez, entre otros. Listado en el que incluimos a Dolcey Gutiérrez y Aníbal Velásquez, haciendo la salvedad de que no interpretan vallenato.
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También ha sido de cantantes como: Julio Herazo, César Castro, Oswaldo Rojano, Miguel Dede, Arturo Durán, David Henríquez, Plinio Rico, Poncho Olmedo, José Luís Morrón, Alcides Díaz, Johnny Cervantes, Atilio Valencia, Edinsón Polo, Víctor ‘Man’ Contreras, Leonardo Fabio Castillo, Nataly Cúrvelo, Joaco Sánchez, Ángel Escorcia, Miguel Lafaurie, Alex Gómez, Belarmino Salgado, Eloy Sarmiento, Carlos Malo, dejando por fuera a algunas personas.
La lista de compositores es extensa y, por lo tanto, me limito a mencionar algunos como: José Benito Barros, Julio Herazo, Manuel Medina Morón, Antonio Llerena, Oscar Cormane, Mariano Enrique Pertuz, Miguel Venera, Cesar Marín, Cesar Támara, Julio Acuña Córdoba, Miguel Anillo, Manuel Gómez, Álvaro y Atilio Orozco, José Sánchez Páez, Fredy Sanjuanelo.
Joaco es un cantante que se ha esmerado por conservar la estructura musical que conjuntos como el de los Hermanos López, Los Hermanos Zuleta, Alfredo Gutiérrez, Nicolás ‘Colacho’ Mendoza, entre los más destacados, le dieron al vallenato, a partir de los años 70 del siglo pasado.
Sucede en tiempos en los que, produciendo nuevos sonidos y extrañas combinaciones, por ejemplo, con la balada y el reguetón, buscan seguir consolidando a este género como un producto de venta sin importar las bases tradicionales. Pero, pese a los medios que utilizan para hacer conocer lo que producen, cada día se escucha con más fuerza lo grabado en tiempos en que el fenómeno comercial no se imponía.
Incluso, Silvestre Dangond, el referente de la nueva generación de cantantes vallenatos, ha echado mano de viejas canciones para incluirlas en su repertorio. No olvidemos que Peter Manjarrez obtuvo una estatuilla de la organización de los premios Grammy Latino con el álbum Solo Clásicos.
Era Alejo Durán el que decía que al amor no se le lloraba, se le cantaba, refiriéndose a las composiciones que comenzaron a imponerse en los años ochenta que permitieron que a este género lo llamaran Baladanato.
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Este es un proceso que no se ha detenido, agregándole nuevos ingredientes, cumpliendo con las exigencias de quienes se han apoderado del vallenato, los que han hecho de él un objeto comercial. Y cuando se les cuestiona responden que es la manera de competir con los géneros identificados como urbanos.
No les importa que entre más se alejan de las bases de la tradicionalidad más cerca están de hacer de esta música una referencia o un recuerdo. Creo que el camino que llevan es el de impedir que el vallenato alcance a cumplir sus primeros cien años de modernidad, contados a partir de la fecha en que se produjeron las primeras grabaciones en Barranquilla en la década cuarenta del siglo pasado.
Por Álvaro de Jesús Rojano Osorio.