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Cultura - 2 mayo, 2015

Huellas de Juglares

Esta academia mezcla lo novedoso de la tecnología y lo tradicional de la cultura, dirigida al rescate de las raíces del vallenato.

Arnoldo Rodríguez Noriega dijo que es satisfactorio enseñar e innovar la manera de hacerlo. Joaquín Ramírez/ EL PILÓN
Arnoldo Rodríguez Noriega dijo que es satisfactorio enseñar e innovar la manera de hacerlo. Joaquín Ramírez/ EL PILÓN
Boton Wpp

‘Huellas de Juglares, rescatando nuestras raíces’ es una academia de música vallenata, donde los tres instrumentos básicos como la caja, la guacharaca y el acordeón, son el pilar fundamental; dirigida por Arnoldo Rodríguez Noriega, un acordeonero que participa en la versión 48 del Festival de la Leyenda Vallenata. Lo novedoso de esta academia es que impulsa las clases de manera virtual.
“Nosotros tenemos varios ítems, tiendas, clases virtuales, ‘Huellas de Juglares sin barrera’, que es la academia dirigida a la población con discapacidades, y ya grabamos nuestras propias producciones, con nuestra agrupación musical”, expresó el acordeonero.

Arnoldo lleva más de 15 años tocando acordeón, “yo inicié tocando guacharaca desde los 6 años, a los 10 años empecé a tocar caja y luego comencé con el acordeón y poco a poco se me fueron dando las cosas. Yo comencé a tocar en la casa y un amigo me llamó para tocar en Bogotá, donde viví durante ocho años, hasta ahora que me acabo de regresar a mi tierra natal que es Valledupar”, indicó Rodríguez Noriega.

Este acordeonero lleva nueve años trabajando con la academia, pero sólo hasta finales del 2014, logró establecerla oficialmente. “Tenemos un personal a nuestra disposición, capacitado en cada uno de los campos, todo un equipo de profesionales con una formación académica musical y pedagógica”, acotó Arnoldo.
Para las clases virtuales, ‘Huellas de Juglares’ trabaja con videos tutoriales, módulos con materiales didácticos que se pueden descargar en diferentes formatos, y cuentan con herramientas metodológicas que sirven para facilitar los procesos de enseñanza a través de la página web.

En cuanto al número de estudiantes, Arnoldo aseguró que no están limitados a sus estudiantes presenciales, sino a todas las personas que los vistan en la web desde cualquier país. “Tenemos estudiantes en Barcelona, Argentina, y en otros países que son manejados de acuerdo a su cultura. Es gratificante enseñar, y más a esas personas que utilizan la música vallenata como método terapéutico. Nosotros no estamos reducidos a una población límite, somos una población amplia, que trabajamos por medio de diagnósticos y unas vinculaciones con entidades privadas para favorecer a todos nuestros estudiantes”, acotó el acordeonero.

Arnoldo dio a conocer en su trayectoria ha tocado con algunos cantantes, ha recorrido muchas tarimas y ahora está en un nuevo campo, como lo es el Festival de la Leyenda Vallenata. “Yo aprendí a tocar solo, como aprendían los juglares, mi papá me regaló el acordeón y mi mamá me hacía algunas melodías con su voz y yo las imitaba con el acordeón, debajo del palo de mango de mi casa, hasta que logré desarrollar mi talento”, expresó.

Andreina Bandera / EL PILÓN
[email protected]

Cultura
2 mayo, 2015

Huellas de Juglares

Esta academia mezcla lo novedoso de la tecnología y lo tradicional de la cultura, dirigida al rescate de las raíces del vallenato.


Arnoldo Rodríguez Noriega dijo que es satisfactorio enseñar e innovar la manera de hacerlo. Joaquín Ramírez/ EL PILÓN
Arnoldo Rodríguez Noriega dijo que es satisfactorio enseñar e innovar la manera de hacerlo. Joaquín Ramírez/ EL PILÓN
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‘Huellas de Juglares, rescatando nuestras raíces’ es una academia de música vallenata, donde los tres instrumentos básicos como la caja, la guacharaca y el acordeón, son el pilar fundamental; dirigida por Arnoldo Rodríguez Noriega, un acordeonero que participa en la versión 48 del Festival de la Leyenda Vallenata. Lo novedoso de esta academia es que impulsa las clases de manera virtual.
“Nosotros tenemos varios ítems, tiendas, clases virtuales, ‘Huellas de Juglares sin barrera’, que es la academia dirigida a la población con discapacidades, y ya grabamos nuestras propias producciones, con nuestra agrupación musical”, expresó el acordeonero.

Arnoldo lleva más de 15 años tocando acordeón, “yo inicié tocando guacharaca desde los 6 años, a los 10 años empecé a tocar caja y luego comencé con el acordeón y poco a poco se me fueron dando las cosas. Yo comencé a tocar en la casa y un amigo me llamó para tocar en Bogotá, donde viví durante ocho años, hasta ahora que me acabo de regresar a mi tierra natal que es Valledupar”, indicó Rodríguez Noriega.

Este acordeonero lleva nueve años trabajando con la academia, pero sólo hasta finales del 2014, logró establecerla oficialmente. “Tenemos un personal a nuestra disposición, capacitado en cada uno de los campos, todo un equipo de profesionales con una formación académica musical y pedagógica”, acotó Arnoldo.
Para las clases virtuales, ‘Huellas de Juglares’ trabaja con videos tutoriales, módulos con materiales didácticos que se pueden descargar en diferentes formatos, y cuentan con herramientas metodológicas que sirven para facilitar los procesos de enseñanza a través de la página web.

En cuanto al número de estudiantes, Arnoldo aseguró que no están limitados a sus estudiantes presenciales, sino a todas las personas que los vistan en la web desde cualquier país. “Tenemos estudiantes en Barcelona, Argentina, y en otros países que son manejados de acuerdo a su cultura. Es gratificante enseñar, y más a esas personas que utilizan la música vallenata como método terapéutico. Nosotros no estamos reducidos a una población límite, somos una población amplia, que trabajamos por medio de diagnósticos y unas vinculaciones con entidades privadas para favorecer a todos nuestros estudiantes”, acotó el acordeonero.

Arnoldo dio a conocer en su trayectoria ha tocado con algunos cantantes, ha recorrido muchas tarimas y ahora está en un nuevo campo, como lo es el Festival de la Leyenda Vallenata. “Yo aprendí a tocar solo, como aprendían los juglares, mi papá me regaló el acordeón y mi mamá me hacía algunas melodías con su voz y yo las imitaba con el acordeón, debajo del palo de mango de mi casa, hasta que logré desarrollar mi talento”, expresó.

Andreina Bandera / EL PILÓN
[email protected]