OPINIÓN

Gremios del Cesar: del “déjame estar” al “aquí estamos”

No todo está perdido. El Cesar necesita gremios, reales, técnicos, plurales, legítimos. No para oponerse, sino para incidir, proponer y construir.

Gremios del Cesar: del “déjame estar” al “aquí estamos”

Gremios del Cesar: del “déjame estar” al “aquí estamos”

Por: Ricardo

@el_pilon

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El reciente editorial de EL PILÓN titulado ‘Urge mayor fuerza gremial en el Cesar’, plantea con claridad una verdad que incomoda, pero que no podemos seguir ignorando. En nuestro departamento, los gremios no han logrado consolidarse como una voz colectiva fuerte, técnica y articulada frente a los grandes desafíos del desarrollo regional.

Las razones son múltiples. Por un lado, existe un temor legítimo de muchos líderes gremiales a ser vistos como críticos incómodos por la administración pública. Eso ha llevado, en muchos casos, a un silencio prudente que limita la incidencia del sector empresarial en las decisiones públicas.

También hay una percepción creciente de inutilidad, se hacen propuestas, se participa en mesas, se elevan documentos, pero muy pocas veces se convierten en decisiones reales. Esta mezcla de miedo y frustración ha derivado en una actitud pasiva, lo que muchos conocemos como el “déjame estar”.

A esto se suma una realidad aún más cruda, los gremios suelen ser llamados cuando una medida impopular requiere respaldo, con una buena foto para suavizar su implementación ante la comunidad, sin que exista un verdadero espacio de deliberación.

Del otro lado, el mismo sector productivo recurre a los gremios solo cuando necesita defensa ante medidas que lo afectan directamente, esperando que estos den la lucha por ellos, sin exponerse.

Si esa lucha se pierde, el gremio “no sirve”; y si se gana, basta con un “gracias” y cada quien vuelve a su negocio. Esta relación instrumental, tanto desde lo público como desde lo privado, desnaturaliza el papel gremial y lo convierte en un actor funcional, no estructural.

Como si fuera poco, ha proliferado un fenómeno que también debilita la institucionalidad, actores que se presentan como gremios sin pertenecer a ninguna estructura nacional reconocida ni tener legitimidad sectorial, creados exclusivamente para participar en espacios donde se manejan recursos o se toman decisiones presupuestales. Esto, lejos de sumar, distorsiona.

No todo está perdido. El Cesar necesita gremios, reales, técnicos, plurales, legítimos. No para oponerse, sino para incidir, proponer y construir. Los gremios deben ser protagonistas del impulso agroindustrial, del turismo con identidad, de la transición energética justa, de la formalización del empleo, de la movilidad urbana y de la defensa del patrimonio natural y cultural.

Fortalecer esa vocería no es solo tarea del sector privado, también exige voluntad política de los gobiernos locales para abrir canales reales de diálogo, donde el conocimiento y la visión empresarial sean valorados, no temidos ni usados a conveniencia.

El desarrollo del Cesar no se construye en solitario, ni desde la comodidad. Requiere pasar del “déjame estar” al “aquí estamos”. Y eso empieza por recuperar el valor del gremio como actor legítimo del bien común.

Por Ricardo Reyes – Fenalco Cesar

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