OPINIÓN

Identidad, emoción y marca: cómo hacer marketing en clave vallenata

Se multiplican los videos de acordeoneros en las esquinas, las pintas parranderas, los tips de fiesta, las crónicas nostálgicas, y, sobre todo, las ganas de decir: “Aquí estoy, yo también soy parte de esta fiesta”.

Alfredo Jones, columnista de EL PILÓN.

Alfredo Jones, columnista de EL PILÓN.

Por: Alfredo

@el_pilon

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Hay momentos del año en los que las redes sociales no necesitan anuncios para volverse viral: simplemente la emoción colectiva se impone. El Festival Vallenato es uno de esos momentos. Una vez empieza abril, Valledupar se convierte en tendencia nacional.

Se multiplican los videos de acordeoneros en las esquinas, las pintas parranderas, los tips de fiesta, las crónicas nostálgicas, y, sobre todo, las ganas de decir: “Aquí estoy, yo también soy parte de esta fiesta”.

Pero ¿y las marcas? ¿Dónde están? ¿Por qué tantas parecen sordas al canto de oportunidad que ofrece esta vitrina turística cultural?

Según los datos proporcionados por Meta, Valledupar cuenta con más de 480,000 usuarios digitales activos. Además, de acuerdo con el informe de 2024 de la Alcaldía y la Cámara de Comercio, más de 220,000 personas llegaron a la ciudad a través de los terminales terrestres y aéreos. Eso significa que el Festival, además de su dimensión musical, es un fenómeno de marketing digital en potencia. ¿Por qué no empezamos a tratarlo como lo que realmente es?

El Festival Vallenato no solo moviliza a turistas: moviliza emociones, identidades, relatos. Y eso es oro puro para cualquier marca que quiera dejar de ser solo un producto para convertirse en parte de la conversación social. Pero ojo, no se trata de poner un logo en una tarima. Se trata de saber narrar, de usar los códigos culturales de la tierra del cacique upar, de conectar desde lo simbólico.

¿Una tienda de moda? Puede lanzar una colección inspirada en los juglares y las leyendas del País Vallenato como lo dice el Investigador Fabián Dangond Rosado. ¿Un emprendimiento de comida? Puede bautizar sus platos con nombres de canciones o integrar música en vivo como experiencia. ¿Un bar? Puede realizar activaciones en vivo, transmitidas a través de Reels, TikTok o Lives, que inviten a la audiencia a bailar, compartir y seguir, creando una experiencia dinámica y participativa.

Hoy, el contenido es el nuevo capital social, y quien sepa contar mejor, gana. Las marcas deben aprender a ser cronistas del contexto, no meros vendedores de cosas. El festival no es solo una fiesta: es una narrativa viva, compartida, y como tal, es un escenario perfecto para hacer storytelling en tiempo real.

Pregunto: ¿vamos a seguir desaprovechando esta conversación con tantas voces? ¿Vamos a dejar que solo las grandes marcas nacionales se apropien de lo nuestro?

El reto es claro: posicionar nuestras marcas con sabor a acordeón, con alma de pueblo y estrategia de futuro. Que el vallenato no solo se escuche, sino que se sienta en cada post, en cada historia, en cada marca que quiera conectar con un Valledupar más orgulloso de lo que es.


Por Alfredo Jones Sánchez – @alfredojonessan

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