Tanto el diagnóstico como el tratamiento temprano de este trastorno son muy importantes para generar una evolución en el paciente, que con una intervención temprana puede obtener mejoras significativas en su desarrollo y relación con el entorno.
El Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) hace referencia a un conjunto amplio de condiciones que afectan el neurodesarrollo de los individuos que lo tienen, reflejado en dificultades de comunicación, interacción social, flexibilidad del pensamiento y de la conducta. Es un diagnóstico sobre el que aún hay un gran desconocimiento a nivel mundial y precisamente con el fin de generar mayor información y sensibilización al respecto hoy se conmemora un día para generar conciencia en torno al mismo.
“Sospechábamos por las primeras conductas que tenía, a los once meses parecía sordo, pero sabíamos que sí escuchaba porque con las canciones infantiles que le gustaban reaccionaba. Tampoco jugaba con sus juguetes si no que le gustaba pasar las hojas del directorio telefónico todo el día, no imitaba como otro niño de su edad que uno le enseña a hacer palmitas o a decir adiós con la mano, nada de eso hacía, y la mirada era como perdida, eso nos alarmó” explica Divina Luz Tejeda, madre de Alejandro José Simanca Tejeda, un niño de seis años que fue diagnosticado con autismo a los tres años de edad.
Para ella como otros padres de niños autistas en Valledupar, luego de conocer la condición de su hijo además de sentir tristeza pudieron tener un alivio frente a la incertidumbre que vivían. A partir de ese momento iniciaron una ardua labor para informarse con relación al tema, buscar las terapias y las ayudas necesarias para lograr un desarrollo en el menor que le permitiera ir evolucionando en la medida de su condición como cualquier otra persona.
“El consejo para la sociedad es que se actualicen, investiguen y aprendan porque tenemos que mirar más allá para ayudarlos y no tacharlos, son niños comunes y corrientes que sienten como cualquier persona, pero ven el mundo de forma diferente y no hay que rechazarlos sino aprenderlos a tratar y comprender” asegura Astrid Maur, fisioterapeuta entrenada en neurodesarrollo, avalada por la Asociación Americana y Europea, quien dirige en el Centro de Neurodesarrollo La Esperanza Astrid Maur, donde atienden a 66 niños con este diagnóstico.
Con este propósito, un grupo de padres, que desde hace un año hasta hoy ha ido creciendo al punto de reunir alrededor de 60 familias, realizó ayer una actividad en el Parque Los Cortijos para informar, sensibilizar y romper algunos mitos con la comunidad entorno al TEA en compañía de profesionales que trabajan estos casos. De igual forma tienen proyectado constituir una fundación que les permita mejorar las deficiencias relacionadas con la difusión y el tratamiento del autismo. El grupo busca apoyo en el gobierno departamental con el propósito de lograr mejores condiciones para los niños autistas en el Cesar.
Daniela Rincones Julio / EL PILÓN
[email protected]
Tanto el diagnóstico como el tratamiento temprano de este trastorno son muy importantes para generar una evolución en el paciente, que con una intervención temprana puede obtener mejoras significativas en su desarrollo y relación con el entorno.
El Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) hace referencia a un conjunto amplio de condiciones que afectan el neurodesarrollo de los individuos que lo tienen, reflejado en dificultades de comunicación, interacción social, flexibilidad del pensamiento y de la conducta. Es un diagnóstico sobre el que aún hay un gran desconocimiento a nivel mundial y precisamente con el fin de generar mayor información y sensibilización al respecto hoy se conmemora un día para generar conciencia en torno al mismo.
“Sospechábamos por las primeras conductas que tenía, a los once meses parecía sordo, pero sabíamos que sí escuchaba porque con las canciones infantiles que le gustaban reaccionaba. Tampoco jugaba con sus juguetes si no que le gustaba pasar las hojas del directorio telefónico todo el día, no imitaba como otro niño de su edad que uno le enseña a hacer palmitas o a decir adiós con la mano, nada de eso hacía, y la mirada era como perdida, eso nos alarmó” explica Divina Luz Tejeda, madre de Alejandro José Simanca Tejeda, un niño de seis años que fue diagnosticado con autismo a los tres años de edad.
Para ella como otros padres de niños autistas en Valledupar, luego de conocer la condición de su hijo además de sentir tristeza pudieron tener un alivio frente a la incertidumbre que vivían. A partir de ese momento iniciaron una ardua labor para informarse con relación al tema, buscar las terapias y las ayudas necesarias para lograr un desarrollo en el menor que le permitiera ir evolucionando en la medida de su condición como cualquier otra persona.
“El consejo para la sociedad es que se actualicen, investiguen y aprendan porque tenemos que mirar más allá para ayudarlos y no tacharlos, son niños comunes y corrientes que sienten como cualquier persona, pero ven el mundo de forma diferente y no hay que rechazarlos sino aprenderlos a tratar y comprender” asegura Astrid Maur, fisioterapeuta entrenada en neurodesarrollo, avalada por la Asociación Americana y Europea, quien dirige en el Centro de Neurodesarrollo La Esperanza Astrid Maur, donde atienden a 66 niños con este diagnóstico.
Con este propósito, un grupo de padres, que desde hace un año hasta hoy ha ido creciendo al punto de reunir alrededor de 60 familias, realizó ayer una actividad en el Parque Los Cortijos para informar, sensibilizar y romper algunos mitos con la comunidad entorno al TEA en compañía de profesionales que trabajan estos casos. De igual forma tienen proyectado constituir una fundación que les permita mejorar las deficiencias relacionadas con la difusión y el tratamiento del autismo. El grupo busca apoyo en el gobierno departamental con el propósito de lograr mejores condiciones para los niños autistas en el Cesar.
Daniela Rincones Julio / EL PILÓN
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