No echemos en saco roto la necesidad de buscar soluciones a los problemas que nos agobian en medio de la desesperanza. Tal como lo recogió una reciente encuesta periódica llamada Pulso País, el nivel de desmotivación de los ciudadanos es generalizado y de las instituciones nada queda en pie en la confianza y la credibilidad […]
No echemos en saco roto la necesidad de buscar soluciones a los problemas que nos agobian en medio de la desesperanza. Tal como lo recogió una reciente encuesta periódica llamada Pulso País, el nivel de desmotivación de los ciudadanos es generalizado y de las instituciones nada queda en pie en la confianza y la credibilidad de la ciudadanía.
Vale reiterar que el diálogo es urgente y que el gobierno no debe olvidarlo, pues la exaltación está ahí y en cualquier momento se prende y grita, quizás con mayor fuerza y daño. Hacemos ese llamado desde esta provincia vallenata.
Las palabras del presidente del Grupo Sura, Gonzalo Alberto Pérez, una de las cabezas del poderoso Grupo Empresarial Antioqueño, lo corroboran: “Es muy importante mantener el diálogo como parte del trabajo, no solo hoy que estamos en la coyuntura. Creo que ese diálogo abierto debe ser una forma de construir democracia, manteniendo el respeto total de los derechos fundamentales. Hay algo muy importante en las conversaciones y en los diálogos y es buscar puntos en común, pero también tratar de entender al otro más allá de que me entiendan a mí; tratar de entender qué es lo que piensa la otra persona.
Si cada uno nos ponemos en ese punto, más fácil podremos llegar a una concertación o a un acuerdo. Lo segundo es buscar acuerdos claros y fundamentales, pero, además, saber que no nos vamos a poner de acuerdo en todo. La democracia no es que estemos unidos y de acuerdo en todas las posiciones filosóficas, ideológicas y económicas.
La democracia es diversidad, pero sí debemos llegar a unos acuerdos, hay que buscar que esos diálogos sean incluyentes y que quienes están en estos tengan la suficiente representatividad”.
Entonces en el diálogo no deben faltar los jóvenes: “Son los que han movido siempre las sociedades, tienen la energía, la capacidad de crear, pero hoy han perdido la esperanza y no es siquiera un problema de cifras, de desempleo. Es de esa oportunidad que los seres humanos requerimos de movilidad y de esperanza.
Antes había un proceso en que los jóvenes lograban entrar a la universidad y eran aceptados por una sociedad y seguían progresando; yo creo que eso se truncó. Este es un tema de todos, de la sociedad civil, de nosotros los privados, no solo del Gobierno…”.
Sobre el papel de los académicos dice: “La academia nos debe ayudar a anticipar lo que viene y hacia dónde se encamina el mundo, pues tiene esa virtud de estudiar y profundizar”.
Considera que la triada, cuyo modelo tanto provecho dio a su región paisa, debe ser ampliada: “Hay otra cosa que quiero resaltar y es esa triada universidad-empresa-Estado, que yo llevaría más allá, incluyendo a la sociedad civil, al sector cultural, al creativo, porque a través de esa triada es que vamos comunicando y teniendo una visión mucho más completa de la sociedad”. (El Tiempo, 30 de mayo, 2021). Reconforta que hay un empresariado que opina con responsabilidad de su papel en la sociedad – ejemplo para los locales-, que también estima que el diálogo es el camino para lograr acuerdos.
No echemos en saco roto la necesidad de buscar soluciones a los problemas que nos agobian en medio de la desesperanza. Tal como lo recogió una reciente encuesta periódica llamada Pulso País, el nivel de desmotivación de los ciudadanos es generalizado y de las instituciones nada queda en pie en la confianza y la credibilidad […]
No echemos en saco roto la necesidad de buscar soluciones a los problemas que nos agobian en medio de la desesperanza. Tal como lo recogió una reciente encuesta periódica llamada Pulso País, el nivel de desmotivación de los ciudadanos es generalizado y de las instituciones nada queda en pie en la confianza y la credibilidad de la ciudadanía.
Vale reiterar que el diálogo es urgente y que el gobierno no debe olvidarlo, pues la exaltación está ahí y en cualquier momento se prende y grita, quizás con mayor fuerza y daño. Hacemos ese llamado desde esta provincia vallenata.
Las palabras del presidente del Grupo Sura, Gonzalo Alberto Pérez, una de las cabezas del poderoso Grupo Empresarial Antioqueño, lo corroboran: “Es muy importante mantener el diálogo como parte del trabajo, no solo hoy que estamos en la coyuntura. Creo que ese diálogo abierto debe ser una forma de construir democracia, manteniendo el respeto total de los derechos fundamentales. Hay algo muy importante en las conversaciones y en los diálogos y es buscar puntos en común, pero también tratar de entender al otro más allá de que me entiendan a mí; tratar de entender qué es lo que piensa la otra persona.
Si cada uno nos ponemos en ese punto, más fácil podremos llegar a una concertación o a un acuerdo. Lo segundo es buscar acuerdos claros y fundamentales, pero, además, saber que no nos vamos a poner de acuerdo en todo. La democracia no es que estemos unidos y de acuerdo en todas las posiciones filosóficas, ideológicas y económicas.
La democracia es diversidad, pero sí debemos llegar a unos acuerdos, hay que buscar que esos diálogos sean incluyentes y que quienes están en estos tengan la suficiente representatividad”.
Entonces en el diálogo no deben faltar los jóvenes: “Son los que han movido siempre las sociedades, tienen la energía, la capacidad de crear, pero hoy han perdido la esperanza y no es siquiera un problema de cifras, de desempleo. Es de esa oportunidad que los seres humanos requerimos de movilidad y de esperanza.
Antes había un proceso en que los jóvenes lograban entrar a la universidad y eran aceptados por una sociedad y seguían progresando; yo creo que eso se truncó. Este es un tema de todos, de la sociedad civil, de nosotros los privados, no solo del Gobierno…”.
Sobre el papel de los académicos dice: “La academia nos debe ayudar a anticipar lo que viene y hacia dónde se encamina el mundo, pues tiene esa virtud de estudiar y profundizar”.
Considera que la triada, cuyo modelo tanto provecho dio a su región paisa, debe ser ampliada: “Hay otra cosa que quiero resaltar y es esa triada universidad-empresa-Estado, que yo llevaría más allá, incluyendo a la sociedad civil, al sector cultural, al creativo, porque a través de esa triada es que vamos comunicando y teniendo una visión mucho más completa de la sociedad”. (El Tiempo, 30 de mayo, 2021). Reconforta que hay un empresariado que opina con responsabilidad de su papel en la sociedad – ejemplo para los locales-, que también estima que el diálogo es el camino para lograr acuerdos.