EL PILÓN conoció una columna de opinión escrita en julio de 1954 por el arquitecto Raúl López Araújo, quien rechazaba la adhesión del municipio de Villanueva a la intendencia llamada La Guajira.
En los últimos días ha sido noticia la propuesta de un grupo de personas de varios municipios que quieren crear un nuevo departamento, llamado Sur Caribe. Para eso, tomarían de 29 a 30 municipios del Cesar, Magdalena, Bolívar, Santander y Norte de Santander.
La idea de independizarse del departamento del Cesar siempre ha estado sobre la mesa en varios municipios del sur que se sienten excluidos. A propósito de ese tema, EL PILÓN conoció una columna de opinión escrita en julio de 1954 por el arquitecto Raúl López Araújo, quien rechazaba la adhesión del municipio de Villanueva a la intendencia llamada La Guajira.
Raúl López Araújo escribió la columna en el diario El Tiempo y la tituló ‘Villanueva no quiere ser de La Guajira’. “El municipio de Villanueva, integrado por la población que lleva su nombre y los corregimientos de Urumita, El Molino y La Jagua del Pilar, ha recibido un fuerte e inesperado golpe que debilita y trunca sus grandes aspiraciones. Este pueblo, ayer del departamento del Magdalena, hoy de la intendencia de La Guajira, relativamente joven, comienza a iniciarse por las vías del progreso, a base de esfuerzos y sacrificios. Ni siquiera pensó en la más remota posibilidad de que fuera incluído en la nueva intendencia, ya que se decía que ésta solamente llegaría hasta el municipio de Fonseca”, inicia contando en la columna.
Para 1954, Urumita, El Molino y La Jagua del Pilar eran corregimientos de Villanueva, uno de los municipios más grandes del antiguo Magdalena Grande. Ese año, Villanueva pasa a ser de la intendencia de La Guajira, lo que causó que un grupo de profesionales y estudiantes nativos del municipio pero que vivían en Bogotá iniciaran un comité para pedirle al entonces presidente, general Rojas Pinilla, que echara para atrás la decisión.
“Volver nosotros al caciquismo es algo así como imponerle a Colombia regresar a la época de la colonia y constituye una degradación inmerecida para nuestras aspiraciones de ciudadanos, que después de muchos años acá hemos hecho parte de una sociedad civilizada, indignada hoy por un decreto que no nos hace honor”, relata.
Y luego añade: “Y precisamente por considerar que no merecemos semejante trato, hijos de Villanueva han dirigido con respeto y esperanza al excelentísimo señor presidente de la República, teniente General Gustavo Rojas Pinilla, para expresarle el reclamo que solicita la reintegración al departamento del Magdalena. Profesionales universitarios, estudiantes de bachillerato, residentes en Bogotá, han constituído un comité con el mismo fin”.
En 1954 aún no había nacido el departamento del Cesar. Por eso, el columnista recomienda en su carta crear el departamento de la Provincia de Padilla, que iría desde Villanueva, cubriría Valledupar, hasta Chiriguaná, que entonces era la población más grande de lo que hoy es el centro del Cesar.
“Es un exabrupto subordinarnos a Ríohacha: los términos en rigor están invertidos; es la Guajira y su capital la que debió ser anexada a las provincias de Padilla y Valledupar, para formar con el municipio de Chiriguaná el departamento de Padilla, cuya capital fuese la ciudad de mayor categoría. De no ser Villanueva lo sería Valledupar”, propone el columnista.
En ese sentido, para solucionar el debate propuso hacer un plebiscito. “Nosotros no hacemos cosa distinta de interpretar fielmente el pensamiento de nuestras gentes. Hay que demostrar con un plebiscito quiénes tienen derechos hoy a defender la causa de nuestro pueblo, cuya fuerza viva, representada en su juventud y en sus hombres de trabajo, alienta nuestra lucha, es decir está con nosotros. Demostramos que nuestro respaldo es auténtico y no inventado. No debe constituirse representante de un pueblo quien no consulte su opinión”.
En la columna de opinión, el arquitecto Raúl López Araújo utiliza argumentos que hoy causarían polémica. Aseguraba en su escrito que pretender darle jerarquía a La Guajira anexando la vieja provincia de Padilla y parte de la de Valledupar, desconocía la “geografía de las costumbres y de la economía de este pedazo de patria”.
“Villanueva posee un núcleo de familias distinguidas y se enorgullece de tener el más numeroso grupo de profesionales y estudiantes del departamento del Magdalena. Por el lado racial, un indígena guajiro en nuestras calles es un elemento exótico. Nuestra geografía es exuberante y frondosa, distinta de los desiertos de la recién enterrada comisaría. No derivamos nuestra economía del pastoreo primitivo, ni del contrabando, sino del cultivo científico de la tierra y de la cría de ganado con base en los últimos adelantos de la técnica moderna”, compara el escritor.
Por Deivis Caro
EL PILÓN conoció una columna de opinión escrita en julio de 1954 por el arquitecto Raúl López Araújo, quien rechazaba la adhesión del municipio de Villanueva a la intendencia llamada La Guajira.
En los últimos días ha sido noticia la propuesta de un grupo de personas de varios municipios que quieren crear un nuevo departamento, llamado Sur Caribe. Para eso, tomarían de 29 a 30 municipios del Cesar, Magdalena, Bolívar, Santander y Norte de Santander.
La idea de independizarse del departamento del Cesar siempre ha estado sobre la mesa en varios municipios del sur que se sienten excluidos. A propósito de ese tema, EL PILÓN conoció una columna de opinión escrita en julio de 1954 por el arquitecto Raúl López Araújo, quien rechazaba la adhesión del municipio de Villanueva a la intendencia llamada La Guajira.
Raúl López Araújo escribió la columna en el diario El Tiempo y la tituló ‘Villanueva no quiere ser de La Guajira’. “El municipio de Villanueva, integrado por la población que lleva su nombre y los corregimientos de Urumita, El Molino y La Jagua del Pilar, ha recibido un fuerte e inesperado golpe que debilita y trunca sus grandes aspiraciones. Este pueblo, ayer del departamento del Magdalena, hoy de la intendencia de La Guajira, relativamente joven, comienza a iniciarse por las vías del progreso, a base de esfuerzos y sacrificios. Ni siquiera pensó en la más remota posibilidad de que fuera incluído en la nueva intendencia, ya que se decía que ésta solamente llegaría hasta el municipio de Fonseca”, inicia contando en la columna.
Para 1954, Urumita, El Molino y La Jagua del Pilar eran corregimientos de Villanueva, uno de los municipios más grandes del antiguo Magdalena Grande. Ese año, Villanueva pasa a ser de la intendencia de La Guajira, lo que causó que un grupo de profesionales y estudiantes nativos del municipio pero que vivían en Bogotá iniciaran un comité para pedirle al entonces presidente, general Rojas Pinilla, que echara para atrás la decisión.
“Volver nosotros al caciquismo es algo así como imponerle a Colombia regresar a la época de la colonia y constituye una degradación inmerecida para nuestras aspiraciones de ciudadanos, que después de muchos años acá hemos hecho parte de una sociedad civilizada, indignada hoy por un decreto que no nos hace honor”, relata.
Y luego añade: “Y precisamente por considerar que no merecemos semejante trato, hijos de Villanueva han dirigido con respeto y esperanza al excelentísimo señor presidente de la República, teniente General Gustavo Rojas Pinilla, para expresarle el reclamo que solicita la reintegración al departamento del Magdalena. Profesionales universitarios, estudiantes de bachillerato, residentes en Bogotá, han constituído un comité con el mismo fin”.
En 1954 aún no había nacido el departamento del Cesar. Por eso, el columnista recomienda en su carta crear el departamento de la Provincia de Padilla, que iría desde Villanueva, cubriría Valledupar, hasta Chiriguaná, que entonces era la población más grande de lo que hoy es el centro del Cesar.
“Es un exabrupto subordinarnos a Ríohacha: los términos en rigor están invertidos; es la Guajira y su capital la que debió ser anexada a las provincias de Padilla y Valledupar, para formar con el municipio de Chiriguaná el departamento de Padilla, cuya capital fuese la ciudad de mayor categoría. De no ser Villanueva lo sería Valledupar”, propone el columnista.
En ese sentido, para solucionar el debate propuso hacer un plebiscito. “Nosotros no hacemos cosa distinta de interpretar fielmente el pensamiento de nuestras gentes. Hay que demostrar con un plebiscito quiénes tienen derechos hoy a defender la causa de nuestro pueblo, cuya fuerza viva, representada en su juventud y en sus hombres de trabajo, alienta nuestra lucha, es decir está con nosotros. Demostramos que nuestro respaldo es auténtico y no inventado. No debe constituirse representante de un pueblo quien no consulte su opinión”.
En la columna de opinión, el arquitecto Raúl López Araújo utiliza argumentos que hoy causarían polémica. Aseguraba en su escrito que pretender darle jerarquía a La Guajira anexando la vieja provincia de Padilla y parte de la de Valledupar, desconocía la “geografía de las costumbres y de la economía de este pedazo de patria”.
“Villanueva posee un núcleo de familias distinguidas y se enorgullece de tener el más numeroso grupo de profesionales y estudiantes del departamento del Magdalena. Por el lado racial, un indígena guajiro en nuestras calles es un elemento exótico. Nuestra geografía es exuberante y frondosa, distinta de los desiertos de la recién enterrada comisaría. No derivamos nuestra economía del pastoreo primitivo, ni del contrabando, sino del cultivo científico de la tierra y de la cría de ganado con base en los últimos adelantos de la técnica moderna”, compara el escritor.
Por Deivis Caro