Lo que fue un júbilo en el 2020 con el regreso de los Carnavales de Valledupar después de más de una década ausentes, este año se convirtió en tristeza con la cancelación del evento como consecuencia de la pandemia del covid-19, causando que los coloridos trajes de las reinas, las comparsas y la alegría de la gente quedaran guardados en un armario.

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A diferencia del Carnaval de Barranquilla que se arriesgó a hacer una edición virtual en el 2021 para mostrar más allá de la fiesta y centrarse en los detrás de cámara de la realización de cada desfile y sus protagonistas, desde la Lectura del Bando hasta la Batalla de Flores y la Gran Parada de Tradición, en Valledupar intentaron organizar algo parecido, pero no fue posible, según contaron Yosimar Roa, director de la Fundación Artística Rebelión del Cesar, y Ariel Daza, director de la Fundación Artística La Casa.

“Teníamos la intención de hacer el Carnaval de Valledupar virtual, pero anunciaron que no se iba a hacer y al ver que no contaríamos con el respaldo de la administración todos los planes se echaron para atrás y también para evitar desórdenes preferimos no hacer ninguna actividad porque se podrían incumplir las medidas de bioseguridad”, dijo Ariel Daza.

Por su parte, Roa contó que hasta el último momento tenían la “esperanza” de que el evento folclórico de este año se desarrollara para llevarle alegría a la gente que siempre acude a las calles en familia a disfrutar del carnaval, pero esta vez lo harían desde sus casas.

“Creo que las personas que nos gusta el carnaval siempre guardamos la esperanza de que alguna actividad carnestolendas se realizara en la ciudad, sea cual sea. Estamos en un proceso de volver a posicionar los carnavales y nos hubiese gustado tener la iniciativa que tuvieron otras ciudades de desarrollar un carnaval del recuerdo, del ayer, virtual, y donde hubiera participación de algunas comparsas de barrio como se hicieron en otros lugares”, añadió.

Mencionó que en Valledupar la tradición era festejar la Lectura del Bando cada seis de enero, mucho antes de que el Festival de la Leyenda Vallenata se posicionara como la fiesta insigne de la ciudad, por lo que las comparsas estaban listas para su salida desde el mes de noviembre.

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Lamentó también su ausencia en el Carnaval de Barranquilla, donde asiste en representación del departamento del Cesar con un selecto grupo que inicia una preparación de la coreografía, vestuario, maquillaje y puesta en escena cuatro meses antes del evento cultural.

“El año pasado alcanzamos a ir al Carnaval de Barranquilla, no concursamos en el carnaval, pero fuimos a representar al Cesar”, dijo. Agregó que hizo parte del grupo de jurados y la organización del Carnaval de Valledupar en el 2020.

Por su parte, Ariel Daza recordó que en el 2020 fueron el grupo acompañante de la reina central, María Alejandra Viloria, quien fue la encargada de derrochar alegría y cambambería en Valledupar después de 15 años de estar interrumpidas estas festividades. Así como de rescatar la tradición de las comparsas que adornaron las calles de la avenida Simón Bolívar de la capital del Cesar en medio de la multitud.

“Somos un colectivo que tenemos seis años en los eventos de carnaval representando el barrio Santa Rosa, donde hemos ganado cinco coronas: María Alejandra Viloria, Loren, Yaritza Caldera, María Cecilia Rincones y Madeline Cervantes, todas han sido bailarinas de nosotros y tenemos nuestras comparsas. El año pasado estuvimos acompañando a la reina central en los carnavales y a la reina infantil, María Juliana Durán Namen”, dijo el director de la Fundación Artística La Casa y del grupo folclórico Zamba Frayá.

PÉRDIDAS ECONÓMICAS

Ariel Daza resaltó que el Carnaval de Valledupar no es un negocio como algunas personas han dicho, por lo que recordó que su finalidad era “sembrar una semilla porque Valledupar fue conocida primero por sus carnavales y luego por el Festival Vallenato”.

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Agregó que no es un secreto que con el desarrollo de las fiestas se generan empleos directos e indirectos en la ciudad y que ese es uno de los factores que más van a extrañar. “Se abren también puertas económicas porque está la modista, el artista que hace una máscara, el que maquilla, hasta los vendedores informales. Además de la fiesta vamos a extrañar la apertura económica que esto traía a Valledupar”, finalizó.

Por su parte, José Jorge Crespo, uno de los organizadores de casetas carnavaleras en Valledupar dijo que este año no tendrán ninguna alternativa para poder realizar los eventos y que ellos no son los únicos afectados, ya que también la no realización de los carnavales genera pérdidas económicas en los dueños de los ‘picó’, arrendatarios, distribuidores, entre otros sectores de la ciudad.

Por: Carmen Lucía Mendoza Cuello/ EL PILÓN.