Así llegó Miller García con su amantísima esposa e hijos, abriéndose caminos al andar, emprendiendo y dándolo todo para sacar a su familia adelante en esta región que emerge a orillas del río Guatapurí y Cesar, llegó para quedarse, para echar esas raíces que lo tienen amando cual más estas tierras.
¿A quién se le canta aquí? ¿A quién se le dan las gracias? Esta es una ocasión propicia para eso, para cantar y dar las gracias a todos esos seres que vinieron de los Santanderes del Norte y del Sur posando sus miradas en esta comarca de espíritu macondiano, donde cifraron sus sueños, ilusiones, fuerza y tesón para forjar sus familias en este territorio enclavado en las faldas que se suavizan para formar sabanas de contiguo a la pirámide natural más grande del mundo: la Sierra Nevada de una Santa que le dicen Martha.
Así llegó Miller García con su amantísima esposa e hijos, abriéndose caminos al andar, emprendiendo y dándolo todo para sacar a su familia adelante en esta región que emerge a orillas del río Guatapurí y Cesar, llegó para quedarse, para echar esas raíces que lo tienen amando cual más estas tierras. En ese andar de continuo el paso del tiempo hacia a su vez su conteo, este esposo trabajador y abnegado padre comenzó a ver sus hijos crecer año a año, formándose espiritual, emocional, física y académicamente como esa Sagrada Familia que como las ramas y raíces de los arboles fueron expandiéndose por arriba y por abajo para formar nexos con otros seres que se hicieron su familia extendida en estas tierras.
No tuvo que pasar mucho para que sus hijos comenzasen a experimentar como propias esas canciones sentidas y regionales como Compae´ Chipuco, La Gota Fría, Nació mi Poesía, El Arcoíris, Dios no me deja, Rio Badillo entre muchas otras, conectaron de tal forma que emergió en ellos la pertenencia, el amor por sus aguas, esos ríos preciosos que bajan de la Sierra para bañar esta Madre Tierra, prendando en el alma la cultura, la música, las leyendas, ese patrimonio vivo que vale la pena amar cuidar, preservar, promover.
El tiempo corre y pasa como las aguas del río Guatapurí y el amor se va reflejando de otras maneras, su hija mayor, su amada Sandra Inés García Arias, pronto se vio terminando sus estudios de bachiller en el año 1987 en su amado colegio La Sagrada Familia de Valledupar para abrirse con alegría y entusiasmo camino en la capital, esta vez estudiando una carrera de amplio espectro de aplicación, que le permitiese continuar construyendo y protegiendo el patrimonio tangible e intangible de estas tierras: su arte, su cultura, sus bienes materiales e inmateriales, sus tradiciones, su Música, su maravillosa y poderosa industrial creativa y cultural.
Sandra Inés escogió formarse como arquitecta en la Universidad Piloto de Colombia, consideró que esta carrera era la que más le iba a permitir mantener y fortalecer su amor altruista por la naturaleza y filantropía sin límite hacia el cuidado del medio ambiente. Siguió ese camino y no tardó en verse culminando y emprendiendo su formación hacia la maestría, esta vez en la Restauración del Patrimonio Histórico en la Universidad Politécnica de Madrid (España).
El reloj sigue marcando los tiempos, en un abrir y cerrar de ojos se pasaron veinticinco (25) años que le permitieron a esta ahora arquitecta visionaria maestra del patrimonio, acumular tesoros de experiencia en el campo laboral, diez (10) años en el área administrativa en el sector público y quince (15) en la empresa privada, desarrollando en el proceso altas capacidades de planeación, organización, dirección y control de proyectos, experticia en el manejo de indicadores de gestión, con un nivel único, poderoso e inigualable de liderazgo en equipos de trabajo, lleno de habilidades humanísticas para establecer relaciones personales positivas.
Como lo fue en su colegio, lo sigue siendo al día de hoy, siempre gestionando, implementando métodos sistémicos, metodologías que propendan por la calidad, sigue siendo aquella Sandra Inés que admiré y aprecié tanto en el colegio como en la universidad: Una persona sana, transparente, de espíritu San Franciscano, con alto sentido de la responsabilidad, compromiso y entrega, resolutiva, oportuna, extraordinaria amiga y colega, hija, esposa, madre y antes que nada ella: Esa alma de inmensas alas de metal que sabe cuál más lo que suele nacer del alma: el arte, el respeto y el amor.
Los anhelos del corazón se cumplen siempre, pero en los tiempos, formas y maneras de ese gran pintor del ‘Amor Amor’ que a todos nos creó a su imagen y semejanza. Dios nunca nos deja y nos pone donde el a bien considera para que se cumplan esos propósitos que van más allá de la mente humana de carácter limitante, están cifrados en el corazón que todo lo puede cuando posa la mirada en aquel Cristo que nos fortalece. Fue así como la vida y sus avatares retorna a Sandra Inés a Valledupar, esta vez a gerenciar un Centro que lleva como nombre su amado río: Guatapurí. ¿El reto? Implementar la cultura del comercio en grandes superficies en un Centro Comercial que a tiempo presente todos sienten como hito y referente de lo que somos: somos el Guatapurí.
Lejos estaba en aquel entonces de imaginar que la vida cruzara mi camino con Sandra Inés, aunque egresadas del mismo colegio y universidad, no imaginé jamás como las casualidades causales nos iban a juntar en ese nuevo reto que la vida le ponía quince (15) años atrás: gerenciar el Centro Comercial Guatapurí. Corría su segundo año de gerencia del Centro Comercial, ella me llama y cita a su oficina, a ese encuentro me acompaña José Nicolás Wild Zuleta, fue un encuentro cálido, cargado de recuerdos, risas y en especial sueños por tejer en ese espacio bien llamado Guatapurí, ella venia monitoreando mi andar personal y profesional, lo que la lleva a esa mañana hacer un planteamiento que nunca imaginé: sacar de los cajones y la virtualidad mis bocetos, sketches y demás procesos creativos que venía compartiendo en la red social de Facebook, para darles una mayor escala que permitiese exponerlos con el carácter de obras de arte en el Centro Comercial a la altura de las exposiciones nacionales e internacionales.
Eso lo cambiaria todo en mi vida, el temor no se hizo esperar, pues era darle la estatura y nivel a los decires de mi mente cuando la llevo cautiva al corazón a través del arte, sacarlas del cajón del ocio y recreación para darle una connotación de impacto en el tejido social. José Nicolás y Sandra no tardaron en percibir mi asombro y susto, pues hacerlo implicaría una puesta en escena que rompiera todos los estándares hasta el momento vistos. Ambos me animaron y apalancaron y Sandra Inés dijo: ‘¡Cuenta con el Centro Comercial!’. La miré a los ojos y supe que estaba ante alguien a la que había que creerle.
Salí de esa reunión a diseñar mobiliarios y caballetes, a diseñar póster, paneles y toda suerte de elementos que me permitiesen realizar esa exposición que me planteara Sandra Inés, ¿el resultado? Lo que ella avizoró, nunca antes eso había ocurrido, la exposición se tituló “Macondo, Música y Leyenda”, se llevó a cabo en el mes de la primavera, el mes de abril, en las vísperas de la apertura del Festival de la Leyenda Vallenata y el éxito de la misma no se hizo esperar: fue rotundo. Desde entonces hasta el presente mi vida dio un giro que me ha llevado a lugares inimaginables donde recuerdo cada que flaqueo la fuerza y templanza con que un anhelo del corazón fue respaldado.
Sigo encontrándome en los caminos con Sandra Inés, hace cinco (5) años volvimos a juntarnos para tejer una Red, quisimos unirnos para juntar todas las generaciones de nuestro amado colegio La Sagrada Familia a través de una plataforma de voluntariado que llamamos Red Colsafa, ha sido una experiencia mágica unir exalumnas, egresadas y exdocentes en una aventura que se teje un día a la vez donde la premisa es dar siempre desde el arte, el respeto y el amor sabiendo por fe que Dios no nos deja.
Es innegable la presencia e impacto del Centro Comercial Guatapurí Plaza como referente y motor que permite medir el desarrollo de la ciudad de Valledupar y sus alrededores, la cultura de comercio en grandes superficies se ha implementado de tal manera que hoy forma parte del paisaje cotidiano. Las campañas de responsabilidad y cuidados del río Guatapurí “Cuidemos lo nuestro – Rio Guatapuri” que ha abanderado el Centro Comercial en cabeza de Sandra Inés la han hecho merecedora del premio: “Marketing Excellence – Latinoamerican Shopping Center Award” en Lima, Perú, la participación en foros donde el agua se ve como fuente de vida, la defensa continua del medio ambiente, la implementación de esa cultura ciudadana dentro y fuera del Centro Comercial le ha valido reconocimientos de organizaciones públicas y privadas locales y nacionales al mérito empresarial.
Como las aguas del río Guatapurí, ellas pasan, ellas fluyen, Sandra Inés sigue el curso de las aguas que le corren dentro, esta vez la brújula de la vida apunta a otras latitudes, por amor ella depone una vida en estas tierras que ha pulso se ha labrado y construido, para surcar otros caminos, esta vez en otras tierras que prometen el cumplimiento de los sueños que nos hace americanos, esta vez la apuesta de Sandra Inés es ver cumplir los sueños de sus hijos.
El guayabo del alma y corazón es indecible, Valledupar y el mundo entero requiere de más seres del talante sincero, genuino y transparente de Sandra Inés, segura estoy que cuando se depone el ego y se teje pensando en el nosotros uno puede hacer de la tierra misma un paraíso terrenal y eso logró Sandra Inés García Arias gerenciando en estos quince años el Centro Comercial Guatapurí: volver a creer en que todo sueño es posible si lo tejemos entre todos.
Así llegó Miller García con su amantísima esposa e hijos, abriéndose caminos al andar, emprendiendo y dándolo todo para sacar a su familia adelante en esta región que emerge a orillas del río Guatapurí y Cesar, llegó para quedarse, para echar esas raíces que lo tienen amando cual más estas tierras.
¿A quién se le canta aquí? ¿A quién se le dan las gracias? Esta es una ocasión propicia para eso, para cantar y dar las gracias a todos esos seres que vinieron de los Santanderes del Norte y del Sur posando sus miradas en esta comarca de espíritu macondiano, donde cifraron sus sueños, ilusiones, fuerza y tesón para forjar sus familias en este territorio enclavado en las faldas que se suavizan para formar sabanas de contiguo a la pirámide natural más grande del mundo: la Sierra Nevada de una Santa que le dicen Martha.
Así llegó Miller García con su amantísima esposa e hijos, abriéndose caminos al andar, emprendiendo y dándolo todo para sacar a su familia adelante en esta región que emerge a orillas del río Guatapurí y Cesar, llegó para quedarse, para echar esas raíces que lo tienen amando cual más estas tierras. En ese andar de continuo el paso del tiempo hacia a su vez su conteo, este esposo trabajador y abnegado padre comenzó a ver sus hijos crecer año a año, formándose espiritual, emocional, física y académicamente como esa Sagrada Familia que como las ramas y raíces de los arboles fueron expandiéndose por arriba y por abajo para formar nexos con otros seres que se hicieron su familia extendida en estas tierras.
No tuvo que pasar mucho para que sus hijos comenzasen a experimentar como propias esas canciones sentidas y regionales como Compae´ Chipuco, La Gota Fría, Nació mi Poesía, El Arcoíris, Dios no me deja, Rio Badillo entre muchas otras, conectaron de tal forma que emergió en ellos la pertenencia, el amor por sus aguas, esos ríos preciosos que bajan de la Sierra para bañar esta Madre Tierra, prendando en el alma la cultura, la música, las leyendas, ese patrimonio vivo que vale la pena amar cuidar, preservar, promover.
El tiempo corre y pasa como las aguas del río Guatapurí y el amor se va reflejando de otras maneras, su hija mayor, su amada Sandra Inés García Arias, pronto se vio terminando sus estudios de bachiller en el año 1987 en su amado colegio La Sagrada Familia de Valledupar para abrirse con alegría y entusiasmo camino en la capital, esta vez estudiando una carrera de amplio espectro de aplicación, que le permitiese continuar construyendo y protegiendo el patrimonio tangible e intangible de estas tierras: su arte, su cultura, sus bienes materiales e inmateriales, sus tradiciones, su Música, su maravillosa y poderosa industrial creativa y cultural.
Sandra Inés escogió formarse como arquitecta en la Universidad Piloto de Colombia, consideró que esta carrera era la que más le iba a permitir mantener y fortalecer su amor altruista por la naturaleza y filantropía sin límite hacia el cuidado del medio ambiente. Siguió ese camino y no tardó en verse culminando y emprendiendo su formación hacia la maestría, esta vez en la Restauración del Patrimonio Histórico en la Universidad Politécnica de Madrid (España).
El reloj sigue marcando los tiempos, en un abrir y cerrar de ojos se pasaron veinticinco (25) años que le permitieron a esta ahora arquitecta visionaria maestra del patrimonio, acumular tesoros de experiencia en el campo laboral, diez (10) años en el área administrativa en el sector público y quince (15) en la empresa privada, desarrollando en el proceso altas capacidades de planeación, organización, dirección y control de proyectos, experticia en el manejo de indicadores de gestión, con un nivel único, poderoso e inigualable de liderazgo en equipos de trabajo, lleno de habilidades humanísticas para establecer relaciones personales positivas.
Como lo fue en su colegio, lo sigue siendo al día de hoy, siempre gestionando, implementando métodos sistémicos, metodologías que propendan por la calidad, sigue siendo aquella Sandra Inés que admiré y aprecié tanto en el colegio como en la universidad: Una persona sana, transparente, de espíritu San Franciscano, con alto sentido de la responsabilidad, compromiso y entrega, resolutiva, oportuna, extraordinaria amiga y colega, hija, esposa, madre y antes que nada ella: Esa alma de inmensas alas de metal que sabe cuál más lo que suele nacer del alma: el arte, el respeto y el amor.
Los anhelos del corazón se cumplen siempre, pero en los tiempos, formas y maneras de ese gran pintor del ‘Amor Amor’ que a todos nos creó a su imagen y semejanza. Dios nunca nos deja y nos pone donde el a bien considera para que se cumplan esos propósitos que van más allá de la mente humana de carácter limitante, están cifrados en el corazón que todo lo puede cuando posa la mirada en aquel Cristo que nos fortalece. Fue así como la vida y sus avatares retorna a Sandra Inés a Valledupar, esta vez a gerenciar un Centro que lleva como nombre su amado río: Guatapurí. ¿El reto? Implementar la cultura del comercio en grandes superficies en un Centro Comercial que a tiempo presente todos sienten como hito y referente de lo que somos: somos el Guatapurí.
Lejos estaba en aquel entonces de imaginar que la vida cruzara mi camino con Sandra Inés, aunque egresadas del mismo colegio y universidad, no imaginé jamás como las casualidades causales nos iban a juntar en ese nuevo reto que la vida le ponía quince (15) años atrás: gerenciar el Centro Comercial Guatapurí. Corría su segundo año de gerencia del Centro Comercial, ella me llama y cita a su oficina, a ese encuentro me acompaña José Nicolás Wild Zuleta, fue un encuentro cálido, cargado de recuerdos, risas y en especial sueños por tejer en ese espacio bien llamado Guatapurí, ella venia monitoreando mi andar personal y profesional, lo que la lleva a esa mañana hacer un planteamiento que nunca imaginé: sacar de los cajones y la virtualidad mis bocetos, sketches y demás procesos creativos que venía compartiendo en la red social de Facebook, para darles una mayor escala que permitiese exponerlos con el carácter de obras de arte en el Centro Comercial a la altura de las exposiciones nacionales e internacionales.
Eso lo cambiaria todo en mi vida, el temor no se hizo esperar, pues era darle la estatura y nivel a los decires de mi mente cuando la llevo cautiva al corazón a través del arte, sacarlas del cajón del ocio y recreación para darle una connotación de impacto en el tejido social. José Nicolás y Sandra no tardaron en percibir mi asombro y susto, pues hacerlo implicaría una puesta en escena que rompiera todos los estándares hasta el momento vistos. Ambos me animaron y apalancaron y Sandra Inés dijo: ‘¡Cuenta con el Centro Comercial!’. La miré a los ojos y supe que estaba ante alguien a la que había que creerle.
Salí de esa reunión a diseñar mobiliarios y caballetes, a diseñar póster, paneles y toda suerte de elementos que me permitiesen realizar esa exposición que me planteara Sandra Inés, ¿el resultado? Lo que ella avizoró, nunca antes eso había ocurrido, la exposición se tituló “Macondo, Música y Leyenda”, se llevó a cabo en el mes de la primavera, el mes de abril, en las vísperas de la apertura del Festival de la Leyenda Vallenata y el éxito de la misma no se hizo esperar: fue rotundo. Desde entonces hasta el presente mi vida dio un giro que me ha llevado a lugares inimaginables donde recuerdo cada que flaqueo la fuerza y templanza con que un anhelo del corazón fue respaldado.
Sigo encontrándome en los caminos con Sandra Inés, hace cinco (5) años volvimos a juntarnos para tejer una Red, quisimos unirnos para juntar todas las generaciones de nuestro amado colegio La Sagrada Familia a través de una plataforma de voluntariado que llamamos Red Colsafa, ha sido una experiencia mágica unir exalumnas, egresadas y exdocentes en una aventura que se teje un día a la vez donde la premisa es dar siempre desde el arte, el respeto y el amor sabiendo por fe que Dios no nos deja.
Es innegable la presencia e impacto del Centro Comercial Guatapurí Plaza como referente y motor que permite medir el desarrollo de la ciudad de Valledupar y sus alrededores, la cultura de comercio en grandes superficies se ha implementado de tal manera que hoy forma parte del paisaje cotidiano. Las campañas de responsabilidad y cuidados del río Guatapurí “Cuidemos lo nuestro – Rio Guatapuri” que ha abanderado el Centro Comercial en cabeza de Sandra Inés la han hecho merecedora del premio: “Marketing Excellence – Latinoamerican Shopping Center Award” en Lima, Perú, la participación en foros donde el agua se ve como fuente de vida, la defensa continua del medio ambiente, la implementación de esa cultura ciudadana dentro y fuera del Centro Comercial le ha valido reconocimientos de organizaciones públicas y privadas locales y nacionales al mérito empresarial.
Como las aguas del río Guatapurí, ellas pasan, ellas fluyen, Sandra Inés sigue el curso de las aguas que le corren dentro, esta vez la brújula de la vida apunta a otras latitudes, por amor ella depone una vida en estas tierras que ha pulso se ha labrado y construido, para surcar otros caminos, esta vez en otras tierras que prometen el cumplimiento de los sueños que nos hace americanos, esta vez la apuesta de Sandra Inés es ver cumplir los sueños de sus hijos.
El guayabo del alma y corazón es indecible, Valledupar y el mundo entero requiere de más seres del talante sincero, genuino y transparente de Sandra Inés, segura estoy que cuando se depone el ego y se teje pensando en el nosotros uno puede hacer de la tierra misma un paraíso terrenal y eso logró Sandra Inés García Arias gerenciando en estos quince años el Centro Comercial Guatapurí: volver a creer en que todo sueño es posible si lo tejemos entre todos.