Según los últimos datos del Dane, Valledupar fue la segunda ciudad con mayor porcentaje de pobreza monetaria del país, solo superada por Quibdó (60,1 %). La mitad de los vallenatos (49,8 %) reciben menos de $448.300 al mes, lo necesario para comprar y acceder a servicios básicos como vivienda, alimentación, aseo, entre otros. 

Contrario a la tendencia del país, en la Capital Mundial del Vallenato aumentó la pobreza monetaria respecto al 2022 por el drástico incremento del costo de vida (inflación).

En ese sentido, durante un espacio de diálogo hecho en la red social X (antes Twitter), el economista Fernando Herrera sostuvo que preocupaba la parsimonia con la que la Gobernación del Cesar y la Alcaldía de Valledupar recibieron estas cifras negativas.

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“Cuando salieron los datos hubo una cosa mala y una buena. Siento que Valledupar despertó y los gremios reaccionaron. Las personas se preocuparon. Pero la cuestión mala es que no vi una reacción de la Gobernación ni de la Alcaldía. Actuaron con parsimonia. Con esos datos, otras entidades saldrían a decir que realizarán un plan de choque y acciones determinantes contra la pobreza. Es una invitación que hago: reaccionen, definan algo y tomen la iniciativa. No son datos, son personas, es gente aguantando hambre, es sufrimiento”, comentó Herrera.

CAPITAL HUMANO

El director del Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales del Cesar, Cesore, detalló que deben implementarse políticas para fortalecer el capital humano. 

“Es difícil encontrar buenos trabajadores en Valledupar. Hicimos un trabajo sobre las carreras técnicas que necesita el departamento y encontramos que la necesidad va más allá de la capacitación técnica. Necesitamos habilidades socioemocionales, como el buen trato, honradez, trabajo en grupo. Y otras habilidades transversales como uso de Excel, Microsoft, entre otras. Difícilmente se encuentra ese tipo de trabajadores”, agregó Herrera.

INVERTIR EN EDUCACIÓN

Fernando Herrera recordó la necesidad de la educación pertinente. “He insistido que se necesita reverdecer el Cesar. Es un departamento desertificado, el desierto nos está comiendo y no tenemos técnicos ni ingenieros forestales. Necesitamos agrónomos. El más joven que conozco tiene 70 años”.

Análisis hechos por Cesore concluyeron que en Valledupar hay más de 32.000 desempleados, de esos, 16.000 eran bachilleres. Por eso, han insistido que las inversiones deben centrarse en capital humano, a través de becas.

“Formar un técnico le costaría a las autoridades $2.5 millones al año; 1.000 técnicos cuestan $2.500 millones al año. Eso no es nada frente a obras faraónicas de $200.000 millones. Eligen 2.000 jóvenes, les entregan becas, invierten $5.000 millones. ¿Qué significan $5.000 millones para las regalías del departamento? Nada”, sentenció el economista.

Por último, comentó que es necesario una política para fortalecer el campo. “Casi el 70 % de lo que se compra en las tiendas Mi Futuro viene de otro departamento. Perfectamente se podría hacer una política de incentivo a la producción campesina con todos los pisos térmicos que tiene el departamento”.

Por Deivis Caro