Egling Meriño llegó a la pintura desde la arquitectura y la gestión cultural, caminos que hoy se cruzan en su participación en ARTVA 2025 “Mundos Próximos”, sus obras estarán hasta el 3 de diciembre, una feria organizada por EL PILÓN, el Colectivo Cultural del Cesar y el Museo de Artes de Valledupar (MAV).
Arquitecto de profesión y docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de San Buenaventura, en Cartagena, cuenta que su vínculo con el arte fue primero íntimo y silencioso: “He dibujado toda la vida, pero como un ejercicio más personal”, recuerda, hasta que entrar a la comunidad Urban Sketchers Cartagena lo empujó a “dibujar en el espacio” y a explorar nuevas dinámicas plásticas.
Como gestor cultural, encontró en el dibujo una herramienta para observar y narrar la ciudad. “La gestión cultural fue la que me llevó realmente a dibujar en el espacio”, afirma, al explicar que su mirada nace de caminar barrios, mercados y calles, registrar escenas y convertirlas luego en narraciones cromáticas. Esa observación constante, dice, es la base de un trabajo que combina sensibilidad urbana y rigor de arquitecto.
De los bocetos al color: los oficios del Caribe
Hace apenas un año, Meriño presentó su primera exposición personal con la serie que hoy se muestra en ARTVA 2025: cinco piezas de un conjunto de 20 obras centradas en los oficios del Caribe, de la canoa a la mesa. “Esta es mi primera exposición realmente sobre el lienzo a color”, comenta, tras años de mostrar solo dibujo en muestras colaborativas. Parte de esta serie ya viajó a la Bienal de Artistas Colombianos en España, en Madrid 2023, mientras otras piezas permanecen en un centro cultural de Cartagena.
El corazón de su propuesta es el mercado de Basurto, en Cartagena, entendido como escenario vivo donde se cruzan agua, tierra y fuego. “El discurso va de los oficios del Caribe, de la canoa a la mesa, en lo que es el mercado Basurto, en cómo llega el alimento a nuestras mesas”, explica: pescadores, puertos, carretillas y rutas del alimento se condensan en composiciones donde el esfuerzo humano se sugiere a través de objetos y herramientas. En las 21 obras de esta serie no aparece una sola figura humana; “la intención era que notáramos el esfuerzo humano a través de las herramientas y los materiales”, señala, mientras un círculo que se repite como símbolo del sol articula todas las escenas.
Trabajar para el sol: una poética del Caribe
Aunque el punto de partida es Basurto, Meriño insiste en que su obra habla de un Caribe compartido. “Por más que todo mi proceso haya sido en el mercado Basurto, esto a la final sucede en todo el Caribe”, sostiene, al describir la dureza del trabajo cotidiano bajo el clima abrasador. “Nosotros trabajamos para el sol… no es lo mismo trabajar con una brisa fría que trabajar ensopado con el sol en el cuello diciéndote ‘aquí estoy’ y tú respondiendo ‘aquí estoy resistiendo’”, resume, convirtiendo la luz y el calor en protagonistas discretos de sus cuadros.
Su próxima serie, “Fragmentos de un barrio vivo”, ampliará el foco: ya no solo herramientas, sino cuerpos y gestos que habitan el mercado como barrio y no solo como lugar de compra y venta. “Se van a ver más personas, siluetas, gente viviendo el barrio”, adelanta sobre esta muestra que tendrá su primer abrebocas el 2 de diciembre, con formatos aún más grandes.
Del Magdalena al mar: biografía de una mirada
Nacido en Barrancabermeja, Santander, Egling se define como “hijo del río Magdalena, pero adoptado por el mar Caribe”, tras 33 años viviendo en Cartagena. Su amor por la ciudad se concentra en los mercados, que considera un espejo del territorio: “Para mí, el mercado representa lo que es la ciudad en sí, porque de ahí se alimenta la comunidad y el territorio”. Desde ahí construye una narrativa donde confluyen raíces indígenas, africanas y europeas, que compara con una arepa de huevo: “La masa es indígena, la carne es europea y la fritura es africana; eso somos nosotros”.
Entre docencia, gestión y creación, asegura que su ejercicio central sigue siendo observar. “Me gusta estar en varios lugares porque me gusta observar; a veces no soy muy bueno con las palabras, entonces prefiero echarle un poco de color, jugar con las líneas y decir: esto es lo que quiero contarles”, concluye, dejando claro que su obra en ARTVA 2025 es, sobre todo, una crónica sensible del Caribe que se trabaja, se habita y se resiste cada día.
