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Comunidad - 3 marzo, 2010

Fundación Éxito destaca al sacerdote Juan Guinart

Desde 1985, el padre Juan Guinart asumió el cargo como rector del Hogar del Niño. Es frecuente encontrarlo en las bancas de los pasillos de esa institución, siempre pendiente de calmar el hambre al pobre y entregar sus sabios consejos a quien lo necesite. Reconocimiento a toda una vida por la nutrición infantil 2009- 2010 […]

Desde 1985, el padre Juan Guinart asumió el cargo como rector del Hogar del Niño. Es frecuente encontrarlo en las bancas de los pasillos de esa institución, siempre pendiente de calmar el hambre al pobre y entregar sus sabios consejos a quien lo necesite.

Reconocimiento a toda una vida por la nutrición infantil 2009- 2010

El noble trabajo de darle de comer al hambriento,  que por varios años ha llevado a cabo de manera silenciosa pero persistente,  hizo posible que el sacerdote Juan Guinart, rector del Hogar del Niño en Valledupar, se hiciera acreedor al Séptimo Premio Fundación Éxito en la categoría Reconocimiento a toda una vida por la nutrición infantil 2009- 2010,   que será entregado hoy en ceremonia especial en Bogotá.

Esta categoría busca exaltar y divulgar la labor de las personas con una  trayectoria mínima de 20 años de trabajo en áreas como la investigación, el ejercicio profesional o social, en acciones conducentes a mejorar las condiciones nutricionales de la niñez o las madres gestantes o lactantes en Colombia.

“Que donde yo esté no haya hambre”: Juan Guinart

Juan Guinart nació en Moncada (Valencia), España, hace 75 años,  ingresó a la orden de los Hermanos Capuchinos en 1948, con quienes confirmó su espíritu misionero y se ordenó sacerdote en 1962. Después de mucho trasegar, llegó a tierras colombianas, estuvo en Bogotá, Barranquilla, en San Andrés, Amazonas,  La Guajira y el Cesar, donde llegó para quedarse en estas tierras, para ser testigo de la pobreza y el hambre de los niños y los indígenas en la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá.
Conmovido ante esa realidad, se propuso promover restaurantes escolares para calmar el hambre en esa región y tomó como bandera el evangelio que ha seguido desde su juventud, “Tuve hambre y me diste de comer”(Mateo 25, 35).
Su interés por ayudar a los más desprotegidos le viene desde muy pequeño, los desastres de la Guerra Civil Española, la pobreza y el hambre de las víctimas de ese conflicto siguen vivos en su memoria, pero también guarda en sus recuerdos, esos tiempos en los que su madre, preparaba panes para compartir con aquellos que lo habían perdido todo durante  la guerra. Así descubrió el valor del pan, “que donde yo esté no haya hambre”, ha dicho desde entonces y a fe que lo ha cumplido.
El padre Guinart recuerda que en alguna oportunidad mientras ejercía como párroco de Providencia y rector del colegio Junín, fue testigo de la dificultad que muchos padres tenían para dar de comer a sus hijos y lo que esto ocasionaba en los salones de clases, “los niños no se concentraban en los estudios y no podían avanzar”. Fue así como decidió, comprar panecillos y queso y repartir el refrigerio no sólo a sus estudiantes sino también a los ancianos más pobres.

Por los caminos del Cesar

Después de esa experiencia, emergen de sus recuerdos, sus vivencias y su trasegar en la sierra.  Allí, de la mano de varios compañeros misioneros, se encarga de construir escuelas, restaurantes y hospitales para brindarle una mejor calidad de vida a los pobladores de la zona.  Sin embargo, esos años, terminaron con la llegada de la bonanza “marimbera”, que los hizo salir de la región.
Al salir de la sierra es nombrado rector del Hogar del Niño en 1985 y desde  entonces, ha avanzado en obras como la construcción de la sala de informática y audiovisuales y el polideportivo pero lo que más satisfacción le da, son los comedores, donde más de 300 niños sacian el hambre.
Allí, los niños, los ancianos, desplazados y gente de la calle, reciben sin costo alguno, un almuerzo balanceado que incluye frutas, legumbres, leguminosas, verduras  y leche, lo que para algunos de ellos, es la única comida que reciben al día.  Este mismo trabajo, lo ha realizado en  Nabusímake, una población indígena, donde construyó un restaurante que brinda almuerzo a 50 niños aborígenes de esa región.
Hoy, a sus 75 años, su caminar lento y su cabellera blanca reflejan la sabiduría y la madurez con la que ha sabido llevar su vida. El padre Juan Guinart aún conserva su acento español, con un matiz dulce pero firme y  una sonrisa tierna que despierta la simpatía de las personas que lo conocen. Así se ha ganado el cariño de los niños del Hogar y de quienes a diario lo buscan para recibir sus consejos.

El Premio

Por toda su trayectoria, por su loable  trabajo en la lucha contra el hambre por más de 50 años, el padre Juan Guinart se hizo acreedor al premio  Reconocimiento a Toda una Vida por la Nutrición Infantil, que entrega la Fundación Éxito.

Esta Fundación tiene como objetivo promover y estimular a las personas e instituciones  que contribuyen a mejorar los niveles de nutrición en el país. Igualmente se ocupa de la promoción de procesos y proyectos sostenibles con impacto en la nutrición de la niñez, que posibilitan su desarrollo cognitivo, emocional y social, en las regiones donde hace presencia empresarial.

El Premio Fundación Éxito se divide en varias categorías tales como, Intervención nutricional comunitaria e institucional, Investigación nutricional,  Reconocimiento a la alcaldía o la gobernación que esté ejecutando un programa de Atención Nutricional Integral y Reconocimiento a Toda una Vida por la Nutrición Infantil.

Comunidad
3 marzo, 2010

Fundación Éxito destaca al sacerdote Juan Guinart

Desde 1985, el padre Juan Guinart asumió el cargo como rector del Hogar del Niño. Es frecuente encontrarlo en las bancas de los pasillos de esa institución, siempre pendiente de calmar el hambre al pobre y entregar sus sabios consejos a quien lo necesite. Reconocimiento a toda una vida por la nutrición infantil 2009- 2010 […]


Desde 1985, el padre Juan Guinart asumió el cargo como rector del Hogar del Niño. Es frecuente encontrarlo en las bancas de los pasillos de esa institución, siempre pendiente de calmar el hambre al pobre y entregar sus sabios consejos a quien lo necesite.

Reconocimiento a toda una vida por la nutrición infantil 2009- 2010

El noble trabajo de darle de comer al hambriento,  que por varios años ha llevado a cabo de manera silenciosa pero persistente,  hizo posible que el sacerdote Juan Guinart, rector del Hogar del Niño en Valledupar, se hiciera acreedor al Séptimo Premio Fundación Éxito en la categoría Reconocimiento a toda una vida por la nutrición infantil 2009- 2010,   que será entregado hoy en ceremonia especial en Bogotá.

Esta categoría busca exaltar y divulgar la labor de las personas con una  trayectoria mínima de 20 años de trabajo en áreas como la investigación, el ejercicio profesional o social, en acciones conducentes a mejorar las condiciones nutricionales de la niñez o las madres gestantes o lactantes en Colombia.

“Que donde yo esté no haya hambre”: Juan Guinart

Juan Guinart nació en Moncada (Valencia), España, hace 75 años,  ingresó a la orden de los Hermanos Capuchinos en 1948, con quienes confirmó su espíritu misionero y se ordenó sacerdote en 1962. Después de mucho trasegar, llegó a tierras colombianas, estuvo en Bogotá, Barranquilla, en San Andrés, Amazonas,  La Guajira y el Cesar, donde llegó para quedarse en estas tierras, para ser testigo de la pobreza y el hambre de los niños y los indígenas en la Sierra Nevada de Santa Marta y la Serranía del Perijá.
Conmovido ante esa realidad, se propuso promover restaurantes escolares para calmar el hambre en esa región y tomó como bandera el evangelio que ha seguido desde su juventud, “Tuve hambre y me diste de comer”(Mateo 25, 35).
Su interés por ayudar a los más desprotegidos le viene desde muy pequeño, los desastres de la Guerra Civil Española, la pobreza y el hambre de las víctimas de ese conflicto siguen vivos en su memoria, pero también guarda en sus recuerdos, esos tiempos en los que su madre, preparaba panes para compartir con aquellos que lo habían perdido todo durante  la guerra. Así descubrió el valor del pan, “que donde yo esté no haya hambre”, ha dicho desde entonces y a fe que lo ha cumplido.
El padre Guinart recuerda que en alguna oportunidad mientras ejercía como párroco de Providencia y rector del colegio Junín, fue testigo de la dificultad que muchos padres tenían para dar de comer a sus hijos y lo que esto ocasionaba en los salones de clases, “los niños no se concentraban en los estudios y no podían avanzar”. Fue así como decidió, comprar panecillos y queso y repartir el refrigerio no sólo a sus estudiantes sino también a los ancianos más pobres.

Por los caminos del Cesar

Después de esa experiencia, emergen de sus recuerdos, sus vivencias y su trasegar en la sierra.  Allí, de la mano de varios compañeros misioneros, se encarga de construir escuelas, restaurantes y hospitales para brindarle una mejor calidad de vida a los pobladores de la zona.  Sin embargo, esos años, terminaron con la llegada de la bonanza “marimbera”, que los hizo salir de la región.
Al salir de la sierra es nombrado rector del Hogar del Niño en 1985 y desde  entonces, ha avanzado en obras como la construcción de la sala de informática y audiovisuales y el polideportivo pero lo que más satisfacción le da, son los comedores, donde más de 300 niños sacian el hambre.
Allí, los niños, los ancianos, desplazados y gente de la calle, reciben sin costo alguno, un almuerzo balanceado que incluye frutas, legumbres, leguminosas, verduras  y leche, lo que para algunos de ellos, es la única comida que reciben al día.  Este mismo trabajo, lo ha realizado en  Nabusímake, una población indígena, donde construyó un restaurante que brinda almuerzo a 50 niños aborígenes de esa región.
Hoy, a sus 75 años, su caminar lento y su cabellera blanca reflejan la sabiduría y la madurez con la que ha sabido llevar su vida. El padre Juan Guinart aún conserva su acento español, con un matiz dulce pero firme y  una sonrisa tierna que despierta la simpatía de las personas que lo conocen. Así se ha ganado el cariño de los niños del Hogar y de quienes a diario lo buscan para recibir sus consejos.

El Premio

Por toda su trayectoria, por su loable  trabajo en la lucha contra el hambre por más de 50 años, el padre Juan Guinart se hizo acreedor al premio  Reconocimiento a Toda una Vida por la Nutrición Infantil, que entrega la Fundación Éxito.

Esta Fundación tiene como objetivo promover y estimular a las personas e instituciones  que contribuyen a mejorar los niveles de nutrición en el país. Igualmente se ocupa de la promoción de procesos y proyectos sostenibles con impacto en la nutrición de la niñez, que posibilitan su desarrollo cognitivo, emocional y social, en las regiones donde hace presencia empresarial.

El Premio Fundación Éxito se divide en varias categorías tales como, Intervención nutricional comunitaria e institucional, Investigación nutricional,  Reconocimiento a la alcaldía o la gobernación que esté ejecutando un programa de Atención Nutricional Integral y Reconocimiento a Toda una Vida por la Nutrición Infantil.