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Salud - 30 diciembre, 2020

Fiebre en edad pediátrica, causa de fobia en los padres

La fiebre es uno de los motivos de consulta frecuente en pediatría, especialmente de 3 a 36 meses de vida, coinciden con epidemias de virus respiratorios y gastrointestinales.

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La fiebre es resultado de un mecanismo de defensa que activa al cuerpo frente a factores externos, esto se debe a diversas causas siendo más frecuente las infecciones. Cuando la temperatura es igual o mayor a 38°C se habla de fiebre. Este es un mecanismo de autoprotección que activa  las defensas del cuerpo para  actuar sobre las infecciones  en niños.

Lee también: ¿Cómo vacunar a niños en época de coronavirus?

La medición de la temperatura se complementa  con el estado general que presenta el niño, si la temperatura aumenta acompañado de malestar general e irritabilidad se debe administrar antitérmico y mantenerlo hidratado. El tratamiento de primera opción es el paracetamol administrado por vía oral  con dosis adecuada calculada por el peso del niño, o ibuprofeno si es mayor de 6 meses y el médico lo indique.

La fiebre es uno de los motivos de consulta frecuente en pediatría, especialmente de 3 a 36 meses de vida, coinciden con epidemias de virus respiratorios y gastrointestinales. Con frecuencia los niños presentan entre 4 y 6 episodios de fiebre al año relacionados en la mayoría con procesos virales benignos, tambien asociados a infección bacteriana grave que pueden llegar a complicarse e incluso ocasionar la muerte.  En ocasiones en un porcentaje mínimo del 20 % puede no encontrarse durante la anamnesis y la exploración  física detallada un foco infeccioso.

Las enfermedades infecciosas son causa frecuente de fiebre, pero pueden estar presentes otros procesos no infecciosos como principal síntoma al inicio del cuadro por traumatismos, fármacos, reacciones de inmunización, intoxicaciones, enfermedad tumoral maligna (neoplasias, linfomas), enfermedades metabólicas (hipertiroidismo), enfermedades endocrinas (feocromocitoma), hematológicas (enfermedades de células falciformes, reacciones transfusionales), procesos inflamatorios, alteraciones inmunitarias (lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide) y anormalidades del sistema nervioso central; las características de la fiebre, duración y otros síntomas permiten complementar el diagnóstico de estas patologías.

¿Qué temperatura se considera fiebre?

Fiebre es temperatura corporal por encima de lo normal, varía según el sitio de medición de la temperatura: rectal por encima de 38°C, oral por encima 37.8°C y axilar por encima de 37.2°C. La temperatura promedio del cuerpo es de 37°C, y en condiciones normales varía en el día desde 36.1°C en la mañana, hasta 38°C en la tarde. Temperaturas de 38.5°C pueden ser ocasionadas por tiempo caluroso, alimentos, ejercicio o exceso de abrigo, si esta es la causa debe corregirse y realizar control de la temperatura a la media hora.

No dejes de leer: Estos son los síntomas y recomendaciones para prevenir el dengue

¿Cuándo acudir al médico?

La presencia de fiebre únicamente  no es un signo de gravedad y es señal de alarma cuando el niño presenta alteración del nivel de conciencia, alteración de la frecuencia cardiaca, tensión arterial, coloración azul de piel y mucosas (cianosis), dificultad respiratoria, vómitos persistentes, rigidez de nuca, exantema maculoso, dolor, tumefacción osteoarticular o limitación de la movilidad.

Es necesario asistencia de médico si es lactante menor de 3 meses, si presenta temperatura mayor a 40°C, irritabilidad con imposibilidad para calmar al niño, rechazo a la vía oral, vómitos persistentes, disminución del volumen urinario, pérdida del conocimiento, convulsión, rigidez de nuca y dificultad para flexionar del cuello.

Factores de riesgos en niños con síndrome febril

Deben tenerse en cuenta factores de riesgo que permitan decidir  la conducta de un niño con síndrome febril, la edad y la temperatura corporal, pues no es igual el manejo de un niño de 2 meses con temperatura de 40°C, que un niño de 10 años con igual temperatura; un niño esplenectomizado o con enfermedad de células falciformes con fiebre de cualquier grado o un niño sano con presencia de fiebre. Existen tres grupos de riesgo alto para infecciones con fiebre como son los lactantes menores de 3 meses, lactantes de 3 a 24 meses e inmunocomprometidos.

Después de los 2 años disminuye la incidencia de enfermedades infecciosas severas debido a la acumulación de memoria antigénicas y al crecer  e incluso estando en la edad escolar la comunicación verbal facilita realizarle exámenes completos.

El lactante menor de 3 meses presenta inmadurez inmunológica y disminución de la experiencia antigénica exponiéndolo a mayor riesgo de sufrir infecciones más graves. Aunque es rara en los primeros 3 meses de vida su presencia indica riesgo de infección bacteriana.

Recomendaciones para evitar la fiebre fobia en los papás

La presencia de fiebre no implica automáticamente tratamiento, se debe resaltar que los efectos peligrosos de la fiebre son raros e insistir que la fiebre es una respuesta normal del organismo a la infección y puede tener efectos beneficiosos como la limitación de la replicación de virus comunes. Es importante que los padres reconozcan cuándo, por qué y en qué momento consultar al médico.

Aunque la fiebre alta es un síntoma alarmante no es sinónimo de gravedad, ni de riesgo de convulsiones febriles, ni de daño cerebral, salvo temperaturas altas mayor de 42°C, tampoco la falta de respuesta a antitérmicos o la presencia de picos febriles frecuentes. El objetivo del tratamiento es mejorar el malestar asociado a la fiebre.

Te puede interesar: Las nuevas recomendaciones del Ministerio de Salud sobre el uso del tapabocas

El manejo no farmacológico como los baños tibios y compresas húmedas se pueden utilizar. No se recomiendan y debe evitarse el uso de alcohol y agua helada porque empeora la vasoconstricción superficial provocando colapso, especialmente en los lactantes, e intoxicación por el uso de alcohol.

La disminución de la temperatura corporal por medios físicos es de corta duración, ocasiona malestar, incomodidad y escalofríos. Si se utiliza esta medida debe administrarse media hora antes un antipirético para bajar el termostato evitando escalofríos provocado por el desajuste entre la temperatura de la piel  y el regulador hipotalámico. Debe evitarse el exceso de abrigo y ofrecerle líquidos orales al niño.

Con respecto al manejo farmacológico, los fármacos antipiréticos recomendados son el paracetamol e ibuprofeno. El ibuprofeno tiene actividad analgésica, antiinflamatoria y antipirética, el acetaminofén tiene efectos limitados de antipiresis y analgesia. Ambos actúan inhibiendo la acción del pirógeno en los centros termorreguladores hipotalámicos y suprime síntesis de prostaglandinas; el uso de aspirina se asocia al síndrome de Reye, por esta razón ha dejado de usarse y es preferible el uso de ibuprofeno por lo que no se ha encontrado tal asociación.

En conclusión, la mayoría de las enfermedades febriles agudas tienen etiología infecciosa que desaparece sola y representan principalmente trastornos respiratorios y gastrointestinales de tipo viral.

Maria Nurys Acevedo Cerchiaro, MD.

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30 diciembre, 2020

Fiebre en edad pediátrica, causa de fobia en los padres

La fiebre es uno de los motivos de consulta frecuente en pediatría, especialmente de 3 a 36 meses de vida, coinciden con epidemias de virus respiratorios y gastrointestinales.


Boton Wpp

La fiebre es resultado de un mecanismo de defensa que activa al cuerpo frente a factores externos, esto se debe a diversas causas siendo más frecuente las infecciones. Cuando la temperatura es igual o mayor a 38°C se habla de fiebre. Este es un mecanismo de autoprotección que activa  las defensas del cuerpo para  actuar sobre las infecciones  en niños.

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La medición de la temperatura se complementa  con el estado general que presenta el niño, si la temperatura aumenta acompañado de malestar general e irritabilidad se debe administrar antitérmico y mantenerlo hidratado. El tratamiento de primera opción es el paracetamol administrado por vía oral  con dosis adecuada calculada por el peso del niño, o ibuprofeno si es mayor de 6 meses y el médico lo indique.

La fiebre es uno de los motivos de consulta frecuente en pediatría, especialmente de 3 a 36 meses de vida, coinciden con epidemias de virus respiratorios y gastrointestinales. Con frecuencia los niños presentan entre 4 y 6 episodios de fiebre al año relacionados en la mayoría con procesos virales benignos, tambien asociados a infección bacteriana grave que pueden llegar a complicarse e incluso ocasionar la muerte.  En ocasiones en un porcentaje mínimo del 20 % puede no encontrarse durante la anamnesis y la exploración  física detallada un foco infeccioso.

Las enfermedades infecciosas son causa frecuente de fiebre, pero pueden estar presentes otros procesos no infecciosos como principal síntoma al inicio del cuadro por traumatismos, fármacos, reacciones de inmunización, intoxicaciones, enfermedad tumoral maligna (neoplasias, linfomas), enfermedades metabólicas (hipertiroidismo), enfermedades endocrinas (feocromocitoma), hematológicas (enfermedades de células falciformes, reacciones transfusionales), procesos inflamatorios, alteraciones inmunitarias (lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide) y anormalidades del sistema nervioso central; las características de la fiebre, duración y otros síntomas permiten complementar el diagnóstico de estas patologías.

¿Qué temperatura se considera fiebre?

Fiebre es temperatura corporal por encima de lo normal, varía según el sitio de medición de la temperatura: rectal por encima de 38°C, oral por encima 37.8°C y axilar por encima de 37.2°C. La temperatura promedio del cuerpo es de 37°C, y en condiciones normales varía en el día desde 36.1°C en la mañana, hasta 38°C en la tarde. Temperaturas de 38.5°C pueden ser ocasionadas por tiempo caluroso, alimentos, ejercicio o exceso de abrigo, si esta es la causa debe corregirse y realizar control de la temperatura a la media hora.

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¿Cuándo acudir al médico?

La presencia de fiebre únicamente  no es un signo de gravedad y es señal de alarma cuando el niño presenta alteración del nivel de conciencia, alteración de la frecuencia cardiaca, tensión arterial, coloración azul de piel y mucosas (cianosis), dificultad respiratoria, vómitos persistentes, rigidez de nuca, exantema maculoso, dolor, tumefacción osteoarticular o limitación de la movilidad.

Es necesario asistencia de médico si es lactante menor de 3 meses, si presenta temperatura mayor a 40°C, irritabilidad con imposibilidad para calmar al niño, rechazo a la vía oral, vómitos persistentes, disminución del volumen urinario, pérdida del conocimiento, convulsión, rigidez de nuca y dificultad para flexionar del cuello.

Factores de riesgos en niños con síndrome febril

Deben tenerse en cuenta factores de riesgo que permitan decidir  la conducta de un niño con síndrome febril, la edad y la temperatura corporal, pues no es igual el manejo de un niño de 2 meses con temperatura de 40°C, que un niño de 10 años con igual temperatura; un niño esplenectomizado o con enfermedad de células falciformes con fiebre de cualquier grado o un niño sano con presencia de fiebre. Existen tres grupos de riesgo alto para infecciones con fiebre como son los lactantes menores de 3 meses, lactantes de 3 a 24 meses e inmunocomprometidos.

Después de los 2 años disminuye la incidencia de enfermedades infecciosas severas debido a la acumulación de memoria antigénicas y al crecer  e incluso estando en la edad escolar la comunicación verbal facilita realizarle exámenes completos.

El lactante menor de 3 meses presenta inmadurez inmunológica y disminución de la experiencia antigénica exponiéndolo a mayor riesgo de sufrir infecciones más graves. Aunque es rara en los primeros 3 meses de vida su presencia indica riesgo de infección bacteriana.

Recomendaciones para evitar la fiebre fobia en los papás

La presencia de fiebre no implica automáticamente tratamiento, se debe resaltar que los efectos peligrosos de la fiebre son raros e insistir que la fiebre es una respuesta normal del organismo a la infección y puede tener efectos beneficiosos como la limitación de la replicación de virus comunes. Es importante que los padres reconozcan cuándo, por qué y en qué momento consultar al médico.

Aunque la fiebre alta es un síntoma alarmante no es sinónimo de gravedad, ni de riesgo de convulsiones febriles, ni de daño cerebral, salvo temperaturas altas mayor de 42°C, tampoco la falta de respuesta a antitérmicos o la presencia de picos febriles frecuentes. El objetivo del tratamiento es mejorar el malestar asociado a la fiebre.

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El manejo no farmacológico como los baños tibios y compresas húmedas se pueden utilizar. No se recomiendan y debe evitarse el uso de alcohol y agua helada porque empeora la vasoconstricción superficial provocando colapso, especialmente en los lactantes, e intoxicación por el uso de alcohol.

La disminución de la temperatura corporal por medios físicos es de corta duración, ocasiona malestar, incomodidad y escalofríos. Si se utiliza esta medida debe administrarse media hora antes un antipirético para bajar el termostato evitando escalofríos provocado por el desajuste entre la temperatura de la piel  y el regulador hipotalámico. Debe evitarse el exceso de abrigo y ofrecerle líquidos orales al niño.

Con respecto al manejo farmacológico, los fármacos antipiréticos recomendados son el paracetamol e ibuprofeno. El ibuprofeno tiene actividad analgésica, antiinflamatoria y antipirética, el acetaminofén tiene efectos limitados de antipiresis y analgesia. Ambos actúan inhibiendo la acción del pirógeno en los centros termorreguladores hipotalámicos y suprime síntesis de prostaglandinas; el uso de aspirina se asocia al síndrome de Reye, por esta razón ha dejado de usarse y es preferible el uso de ibuprofeno por lo que no se ha encontrado tal asociación.

En conclusión, la mayoría de las enfermedades febriles agudas tienen etiología infecciosa que desaparece sola y representan principalmente trastornos respiratorios y gastrointestinales de tipo viral.

Maria Nurys Acevedo Cerchiaro, MD.