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Editorial - 15 agosto, 2013

Estadísticas: claves para enfrentar drogadicción juvenil

En el informe publicado el dos de agosto pasado, titulado ‘Alarma por niños drogadictos en Valledupar’, el director seccional del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF- afirmó que no poseen indicadores sobre el número de menores de edad que consumen drogas y fue claro al informar que sólo conocen las estadísticas de los padres de familia que se acercan a la entidad a pedir apoyo.

En el informe publicado el dos de agosto pasado, titulado ‘Alarma por niños drogadictos en Valledupar’, el director seccional del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF- afirmó que no poseen indicadores sobre el número de menores de edad que consumen drogas y fue claro al informar que sólo conocen las estadísticas de los padres de familia que se acercan a la entidad a pedir apoyo.

La construcción de estadísticas, que no siempre son el fiel reflejo de lo que sucede, es un instrumento para acercarse a la verdadera dimensión de las situaciones.

En este caso las cifras de menores drogadictos en la ciudad que ya es un problema de salud pública dependen en gran medida no sólo del ICBF, sino de las diferentes instituciones que intervienen en la ruta elaborada por las Secretarías de Salud Departamental y Municipal, con la participación de la Policía de Infancia y Adolescencia, las Entidades Prestadores de Salud –EPS- e Instituciones Educativas.

A pesar de que existe la ruta y que se activa cuando un padre de familia o algún miembro de la comunidad denuncia o pone en conocimiento de un caso de drogadicción infantil o juvenil, no ha hecho lo posible por consolidar indicadores.

Pero no todo es negativo. Recientemente inició una oferta para fortalecer los conocimientos y capacidades de los equipos territoriales del ICBF, que permitan trabajar de mejor manera por la garantía de los derechos de niñas, niños y adolescentes en las regiones, proyecto que se realiza a través del Programa de Fortalecimiento del Sistema Nacional de Bienestar Familiar del PNUD.

Esta capacitación que también beneficia al Cesar permitirá tener las cosas más claras, pues abarcará siete ejes principales, como el concepto de protección integral; los aspectos generales y el esquema operativo del Sistema General de Bienestar Familiar –SNBF-; el papel de los Consejos de Política Social; los pasos para la  formulación de políticas públicas de infancia y adolescencia en el departamento o municipio, una guía para la construcción de indicadores de infancia y adolescencia, así como herramientas básicas de participación ciudadana, tópicos que fueron adecuados pedagógicamente para ser parte de la malla de contenidos de este sistema de capacitación.

De todos estos temas de fortalecimiento, llama la atención que habrá transferencia de conocimiento para la construcción de indicadores de infancia y adolescencia, que permitirá conocer la real situación, con enfoque diferencial ojalá, de esta franja de la población en todos sus niveles.

El trabajo que se verá a partir de septiembre, cuando termina el proyecto, depende de los funcionarios del ICBF y de la apuesta que le hagan a la infancia y adolescencia del Cesar. Solo así se sabrá el porcentaje de niños drogadictos, abandonados, en estado de desnutrición, con enfermedades mentales, entre otras temáticas.

Editorial
15 agosto, 2013

Estadísticas: claves para enfrentar drogadicción juvenil

En el informe publicado el dos de agosto pasado, titulado ‘Alarma por niños drogadictos en Valledupar’, el director seccional del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF- afirmó que no poseen indicadores sobre el número de menores de edad que consumen drogas y fue claro al informar que sólo conocen las estadísticas de los padres de familia que se acercan a la entidad a pedir apoyo.


En el informe publicado el dos de agosto pasado, titulado ‘Alarma por niños drogadictos en Valledupar’, el director seccional del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –ICBF- afirmó que no poseen indicadores sobre el número de menores de edad que consumen drogas y fue claro al informar que sólo conocen las estadísticas de los padres de familia que se acercan a la entidad a pedir apoyo.

La construcción de estadísticas, que no siempre son el fiel reflejo de lo que sucede, es un instrumento para acercarse a la verdadera dimensión de las situaciones.

En este caso las cifras de menores drogadictos en la ciudad que ya es un problema de salud pública dependen en gran medida no sólo del ICBF, sino de las diferentes instituciones que intervienen en la ruta elaborada por las Secretarías de Salud Departamental y Municipal, con la participación de la Policía de Infancia y Adolescencia, las Entidades Prestadores de Salud –EPS- e Instituciones Educativas.

A pesar de que existe la ruta y que se activa cuando un padre de familia o algún miembro de la comunidad denuncia o pone en conocimiento de un caso de drogadicción infantil o juvenil, no ha hecho lo posible por consolidar indicadores.

Pero no todo es negativo. Recientemente inició una oferta para fortalecer los conocimientos y capacidades de los equipos territoriales del ICBF, que permitan trabajar de mejor manera por la garantía de los derechos de niñas, niños y adolescentes en las regiones, proyecto que se realiza a través del Programa de Fortalecimiento del Sistema Nacional de Bienestar Familiar del PNUD.

Esta capacitación que también beneficia al Cesar permitirá tener las cosas más claras, pues abarcará siete ejes principales, como el concepto de protección integral; los aspectos generales y el esquema operativo del Sistema General de Bienestar Familiar –SNBF-; el papel de los Consejos de Política Social; los pasos para la  formulación de políticas públicas de infancia y adolescencia en el departamento o municipio, una guía para la construcción de indicadores de infancia y adolescencia, así como herramientas básicas de participación ciudadana, tópicos que fueron adecuados pedagógicamente para ser parte de la malla de contenidos de este sistema de capacitación.

De todos estos temas de fortalecimiento, llama la atención que habrá transferencia de conocimiento para la construcción de indicadores de infancia y adolescencia, que permitirá conocer la real situación, con enfoque diferencial ojalá, de esta franja de la población en todos sus niveles.

El trabajo que se verá a partir de septiembre, cuando termina el proyecto, depende de los funcionarios del ICBF y de la apuesta que le hagan a la infancia y adolescencia del Cesar. Solo así se sabrá el porcentaje de niños drogadictos, abandonados, en estado de desnutrición, con enfermedades mentales, entre otras temáticas.