La calle 38 con carrera 25 del barrio las Manuelitas, a pesar de ser muy corta ha causado desde hace varios días inconvenientes entre los vecinos del sector, los que manifiestan estar molestos por unos escombros, que fueron arrojados allí desde hace tres meses cuando comenzó la construcción de un templo evangélico. Por tal motivo, […]
La calle 38 con carrera 25 del barrio las Manuelitas, a pesar de ser muy corta ha causado desde hace varios días inconvenientes entre los vecinos del sector, los que manifiestan estar molestos por unos escombros, que fueron arrojados allí desde hace tres meses cuando comenzó la construcción de un templo evangélico.
Por tal motivo, los moradores, aunque no culpan a nadie, sostienen que a pesar de las buenas intenciones de algunas personas para preparar la calle en esta época de lluvia, de nada sirvió la intención, porque el resultado fue peor, porque ésta se ha convertido en un charco constante, criadero de mosquitos y de olores nauseabundos, que han generado enfermedades infecciosas entre los vecinos.
Afirman que han tenido que vivir sobre la laguna en épocas de lluvias, por lo que prefieren quedarse en casa para evitar mayores riesgos con el agua empozada, la que en varias ocasiones han sido esparcidas por mototaxistas que pasan por el lugar y que en ocasiones se han accidentado, porque la calle está desnivelada.
La calle 38 con carrera 25 del barrio las Manuelitas, a pesar de ser muy corta ha causado desde hace varios días inconvenientes entre los vecinos del sector, los que manifiestan estar molestos por unos escombros, que fueron arrojados allí desde hace tres meses cuando comenzó la construcción de un templo evangélico. Por tal motivo, […]
La calle 38 con carrera 25 del barrio las Manuelitas, a pesar de ser muy corta ha causado desde hace varios días inconvenientes entre los vecinos del sector, los que manifiestan estar molestos por unos escombros, que fueron arrojados allí desde hace tres meses cuando comenzó la construcción de un templo evangélico.
Por tal motivo, los moradores, aunque no culpan a nadie, sostienen que a pesar de las buenas intenciones de algunas personas para preparar la calle en esta época de lluvia, de nada sirvió la intención, porque el resultado fue peor, porque ésta se ha convertido en un charco constante, criadero de mosquitos y de olores nauseabundos, que han generado enfermedades infecciosas entre los vecinos.
Afirman que han tenido que vivir sobre la laguna en épocas de lluvias, por lo que prefieren quedarse en casa para evitar mayores riesgos con el agua empozada, la que en varias ocasiones han sido esparcidas por mototaxistas que pasan por el lugar y que en ocasiones se han accidentado, porque la calle está desnivelada.