POR JHOSER BERMÚDEZ.

Ni el mejor amigo del hombre se escapa de la crueldad de los delincuentes en Mariangola, corregimiento de Valledupar. 

Desde hace varias semanas, los habitantes de esta zona, ubicada al suroccidente de la capital cesarense, están consternados por la ola de delincuencia que están sufriendo, y aún más con el accionar de los ladrones, puesto que estarían envenenando a los perros para poder ingresar a las viviendas.

Al parecer, al ser los campaneros de los dueños de las casas, los caninos terminan siendo los más perjudicados, como lo señaló Onaldo Vásquez, presidente de la Junta de Acción Comunal del barrio La Candelaria.

“La situación en el corregimiento está difícil, no podemos decir con total certeza que son los ladrones los que envenenan a los perros, pero sí suponemos que son ellos. Lo hacen para evitar  ser atacados o que con los ladridos se despierten los dueños de las casas cuando se meten a los patios”.

Según señalaron, la mañana del pasado jueves fueron encontrados cuatros perros en claro estado de envenenamiento.

Asimismo, apuntaron que también abordan a las personas para intimidarlas con armas de fuego u objetos corto punzantes y quitarles las pertenencias; según relató Vásquez, el miércoles pasado a un hombre le saquearon una importante suma de dinero.

Ante estos hechos, que tienen en alerta a todos los habitantes, la población exige medidas contundentes para frenar los atentados contra los animales y los hurtos registrados en los últimos días.

LOS VENADOS

Recordemos que en Los Venados, corregimiento de Valledupar, los habitantes también se han visto golpeados por los constantes robos.

Uno de los casos se vivió cuando personas inescrupulosas dejaron a esta población sin agua, puesto que se robaron una parte de la tubería el pasado 30 de noviembre. 

En ese momento, el inspector local, Karín Quintero, detalló que el hurto fue de 20 tubos de seis metros y ocho pulgadas cada uno. Todos fueron posteriormente recuperados en el municipio de Bosconia.

Asimismo, la población detalló que molinos de viento, acordeones, arreglos navideños y hasta novillos han sido objetivo de los malhechores.