El proyecto promete generar seguridad alimentaria en las comunidades participantes.
Con el propósito que las personas participantes en el proyecto tengan seguridad alimentaria y aprendan todo lo relacionado con la agricultura urbana y cosechas orgánicas, la Asociación Protectora del Árbol Urbano, Proárbol, adelanta en Valledupar diversas siembras de hortalizas a través de huertas comunitarias en la comuna 2 de esta ciudad.
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En total son tres huertas que se han construido bajo el programa de Comunas Verdes, en alianza con el Servicio Forestal de Estados Unidos, desde el año 2017.
El primero de estos está en 2.000 metros cuadrados de terreno de la Institución Educativa Leonidas Acuña de Valledupar, cuyo espacio estaba sin ser utilizado. Ahí actualmente hay siembra de hortalizas como cilantro, cebollín, pimentón, ají, berenjena, espinaca, plátano, yuca, maíz, auyama, batata, zanahoria, entre otras, con la participación voluntaria de estudiantes, padres de familia, docentes, miembros de la comunidad y líderes comunitarios.
De acuerdo con Duver Vides Avendaño, director de Proárbol, esta experiencia es de gran importancia no solo para la comuna 2 sino para toda la ciudad, ya que con esto las personas adquieren conocimientos que pueden transmitirlo a otras comunidades.
“Desde Proárbol apoyamos en insumos y materiales, capacitamos a las personas que están como voluntarios en esta iniciativa a través de talleres relacionados con agricultura urbana. Ellos mismos se benefician de las cosechas ya que se les dona porque no se comercializan; se les muestra a las personas que ellos mismos pueden producir sus propios alimentos y que generen conexión con la naturaleza. Se hace abono orgánico porque en los huertos no se usan agroquímicos; es un proyecto amigable con el medio ambiente”, subrayó Vides Avendaño.
Otro de los huertos está en el Centro de Desarrollo Infantil ‘Nació Mi Poesía’, en el barrio Los Milagros, donde niños de cero a cinco años junto a sus padres, docentes y personal administrativo son partícipes de las siembras.
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Asimismo en el Centro de Protección del Adulto Mayor, sede Los Mayales, está el huerto ‘Jardines Sanadores’, donde personas de la tercera edad participan en la siembra de plantas ornamentales y cultivo de hortaliza, lo cual les ayuda a su salud mental y física. Este proyecto en el 2020 tuvo una producción de 1.350 kilos de hortalizas de diferentes variedades beneficiando a 220 personas.
“Hemos hecho alianza con el programa de microbiología de la Universidad Popular del Cesar, Tecnoparque del Sena, desarrollando tareas, actividades e investigación. También con Aiesec, una organización global que nos ha permitido la participación de voluntarios de países como Alemania, Brasil, Guatemala, Perú y México con la llegada de jóvenes que nos han compartido sus conocimiento y nosotros los nuestros de cómo este proyecto genera tejido social en las comunidades y ayuda a disminuir la huella de carbono“, refirió el director de Proárbol.
Uno de los voluntarios es el guía de avistamiento de aves, José Luis Ropero, impulsando el avistamiento de aves que se encuentra en el entorno de los huertos. “Actualmente se están haciendo experiencias para adaptar siembras de clima frío al clima cálido de valledupar como zanahoria, lechuga, cebolla; ya se está haciendo la parte investigativa“, manifestó.
POR MILAGRO SÁNCHEZ FLÓREZ/ EL PILÓN.
El proyecto promete generar seguridad alimentaria en las comunidades participantes.
Con el propósito que las personas participantes en el proyecto tengan seguridad alimentaria y aprendan todo lo relacionado con la agricultura urbana y cosechas orgánicas, la Asociación Protectora del Árbol Urbano, Proárbol, adelanta en Valledupar diversas siembras de hortalizas a través de huertas comunitarias en la comuna 2 de esta ciudad.
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En total son tres huertas que se han construido bajo el programa de Comunas Verdes, en alianza con el Servicio Forestal de Estados Unidos, desde el año 2017.
El primero de estos está en 2.000 metros cuadrados de terreno de la Institución Educativa Leonidas Acuña de Valledupar, cuyo espacio estaba sin ser utilizado. Ahí actualmente hay siembra de hortalizas como cilantro, cebollín, pimentón, ají, berenjena, espinaca, plátano, yuca, maíz, auyama, batata, zanahoria, entre otras, con la participación voluntaria de estudiantes, padres de familia, docentes, miembros de la comunidad y líderes comunitarios.
De acuerdo con Duver Vides Avendaño, director de Proárbol, esta experiencia es de gran importancia no solo para la comuna 2 sino para toda la ciudad, ya que con esto las personas adquieren conocimientos que pueden transmitirlo a otras comunidades.
“Desde Proárbol apoyamos en insumos y materiales, capacitamos a las personas que están como voluntarios en esta iniciativa a través de talleres relacionados con agricultura urbana. Ellos mismos se benefician de las cosechas ya que se les dona porque no se comercializan; se les muestra a las personas que ellos mismos pueden producir sus propios alimentos y que generen conexión con la naturaleza. Se hace abono orgánico porque en los huertos no se usan agroquímicos; es un proyecto amigable con el medio ambiente”, subrayó Vides Avendaño.
Otro de los huertos está en el Centro de Desarrollo Infantil ‘Nació Mi Poesía’, en el barrio Los Milagros, donde niños de cero a cinco años junto a sus padres, docentes y personal administrativo son partícipes de las siembras.
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Asimismo en el Centro de Protección del Adulto Mayor, sede Los Mayales, está el huerto ‘Jardines Sanadores’, donde personas de la tercera edad participan en la siembra de plantas ornamentales y cultivo de hortaliza, lo cual les ayuda a su salud mental y física. Este proyecto en el 2020 tuvo una producción de 1.350 kilos de hortalizas de diferentes variedades beneficiando a 220 personas.
“Hemos hecho alianza con el programa de microbiología de la Universidad Popular del Cesar, Tecnoparque del Sena, desarrollando tareas, actividades e investigación. También con Aiesec, una organización global que nos ha permitido la participación de voluntarios de países como Alemania, Brasil, Guatemala, Perú y México con la llegada de jóvenes que nos han compartido sus conocimiento y nosotros los nuestros de cómo este proyecto genera tejido social en las comunidades y ayuda a disminuir la huella de carbono“, refirió el director de Proárbol.
Uno de los voluntarios es el guía de avistamiento de aves, José Luis Ropero, impulsando el avistamiento de aves que se encuentra en el entorno de los huertos. “Actualmente se están haciendo experiencias para adaptar siembras de clima frío al clima cálido de valledupar como zanahoria, lechuga, cebolla; ya se está haciendo la parte investigativa“, manifestó.
POR MILAGRO SÁNCHEZ FLÓREZ/ EL PILÓN.