El hospital San Andrés de Chiriguaná fue intervenido por la Superintendencia de Salud y la comunidad en vez de tristeza sintió alegría, porque considera que será la salida a la crisis.
Una reunión a puerta cerrada sostuvieron el gobernador Francisco Ovalle Angarita y el delegado de la Superintendencia de Salud Germán Guerrero, para analizar la situación del hospital San Andrés de Chiriguaná, que fue intervenido de manera forzosa tras la grave crisis financiera por la que atraviesa.
Guerrero explicó que la institución tiene muchas dificultades, “con problemas financieros, los ingresos no les alcanzan para cumplir con sus gastos y compromisos, con altas deudas laborales y esto se ha materializado en una inadecuada prestación de servicios de salud y la inasistencia de la atención de segundo nivel que la comunidad se ha visto resentida, porque están remitiendo a ciudades cercanas a Chiriguaná o a otras ciudades y no los están atendiendo”.
Explicó que la comunidad estaba esperando que la vigilancia especial diera frutos, pero no fue así, por lo cual decidieron hacer la intervención forzosa para administrar la institución.
“La comunidad lo recibió con agrado, los colaboradores de la institución entendieron la situación y quieren entrar a colaborar y la comunidad lo que quiere es que la atiendan bien, como es su derecho y en eso vamos a trabajar en conjunto con el gobernador para sacarlo adelante y lograr ese gran objetivo del servicio de salud de la institución”, dijo.
El hospital San Andrés de Chiriguaná tiene una difícil situación, debido a deudas que superan los $40.300 millones y demandas laborales, los pacientes deben ser remitidos a otras ciudades, lo que les empeora la situación a los familiares de los usuarios, que no tienen cómo movilizarse hacia esos sitios, por ello con la intervención ven una luz al final del camino.
“La gente lo que siente es que le arrebataron el hospital a la politiquería, a la corrupción, porque en estos momentos tiene un pasivo de unos $24.000 millones y arrastra un déficit de $64.000 millones, no les pagan a los trabajadores, aunque se han puesto al día con algunos meses”, explicó un funcionario de esa población que pidió reserva del nombre.
Por: SANDRA SANTIAGO B./ EL PILÓN
[email protected]
El hospital San Andrés de Chiriguaná fue intervenido por la Superintendencia de Salud y la comunidad en vez de tristeza sintió alegría, porque considera que será la salida a la crisis.
Una reunión a puerta cerrada sostuvieron el gobernador Francisco Ovalle Angarita y el delegado de la Superintendencia de Salud Germán Guerrero, para analizar la situación del hospital San Andrés de Chiriguaná, que fue intervenido de manera forzosa tras la grave crisis financiera por la que atraviesa.
Guerrero explicó que la institución tiene muchas dificultades, “con problemas financieros, los ingresos no les alcanzan para cumplir con sus gastos y compromisos, con altas deudas laborales y esto se ha materializado en una inadecuada prestación de servicios de salud y la inasistencia de la atención de segundo nivel que la comunidad se ha visto resentida, porque están remitiendo a ciudades cercanas a Chiriguaná o a otras ciudades y no los están atendiendo”.
Explicó que la comunidad estaba esperando que la vigilancia especial diera frutos, pero no fue así, por lo cual decidieron hacer la intervención forzosa para administrar la institución.
“La comunidad lo recibió con agrado, los colaboradores de la institución entendieron la situación y quieren entrar a colaborar y la comunidad lo que quiere es que la atiendan bien, como es su derecho y en eso vamos a trabajar en conjunto con el gobernador para sacarlo adelante y lograr ese gran objetivo del servicio de salud de la institución”, dijo.
El hospital San Andrés de Chiriguaná tiene una difícil situación, debido a deudas que superan los $40.300 millones y demandas laborales, los pacientes deben ser remitidos a otras ciudades, lo que les empeora la situación a los familiares de los usuarios, que no tienen cómo movilizarse hacia esos sitios, por ello con la intervención ven una luz al final del camino.
“La gente lo que siente es que le arrebataron el hospital a la politiquería, a la corrupción, porque en estos momentos tiene un pasivo de unos $24.000 millones y arrastra un déficit de $64.000 millones, no les pagan a los trabajadores, aunque se han puesto al día con algunos meses”, explicó un funcionario de esa población que pidió reserva del nombre.
Por: SANDRA SANTIAGO B./ EL PILÓN
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