Publicidad
Categorías
Categorías
Entrevista - 3 diciembre, 2020

“El sector público del Cesar debe entender que su misión no es generar empleo, sino bienestar”: Luis Mendoza

En una entrevista con el diario EL PILÓN, el exjefe de la Oficina de Planeación del departamento del Cesar, Luis Mendoza Sierra, dialogó sobre su salida del cargo, su trabajo por la competitividad del departamento y los desafíos del Cesar para la próxima década.

Luis Mendoza Sierra, exjefe de la Oficina de Planeación del Cesar. 

FOTO/CORTESÍA.
Luis Mendoza Sierra, exjefe de la Oficina de Planeación del Cesar. FOTO/CORTESÍA.

Una de las voces líderes del Cesar en materia de competitividad es Luis Mendoza Sierra. Periodista de profesión, fue jefe de la Oficina de Planeación del departamento del Cesar hasta el mes de noviembre, y presidente de la Comisión de Competitividad, justo cuando se formuló el Plan Estratégico de  Competitividad del Cesar.

A propósito de su salida de la Oficina de Planeación, dialogó con EL PILÓN sobre los desafíos en materia de competitividad del Cesar, tradicionalmente rezagado en los índices nacionales. También habló sobre la responsabilidad urgente, tanto del sector público como privado, de mejorar la calidad de vida de los cesarenses.

Estuvo once meses en la Oficina de Planeación en un año donde todos parecíamos actuar bajo urgencia resolviendo los problemas del día a día. ¿Cómo fue ese trabajo?

Desde un comienzo he coincidido con los analistas de que no hay nada nuevo, sino que se ha desnudado, exacerbado lo que ya sabíamos que estaba. ¿Qué es eso? Pobreza, analfabetismo, desigualdad, desempleo. Cosas latentes que la coyuntura hizo visible. Eso ya estaba. Es más, por ejemplo, el Plan de Desarrollo del Cesar permitió desarrollar proyectos para combatir las consecuencias de la pandemia porque todo estaba. Tuvimos los mismos problemas, pero acrecentados.

¿Pero la aparición de la pandemia afectó la planeación?

Sí, la pandemia hizo que la planeación hiciera una revisión y cambiara unas prioridades para el momento, pero no hay nada nuevo. En el sentido que tienes un Plan de Desarrollo y debes priorizar según la situación. Por ejemplo,  la educación virtual. Estamos rezagados, no es algo nuevo de la pandemia, solo lo desnudó y nos mostró que estamos mal. En Valledupar, que es la capital, de 7 personas solo 1 tiene acceso a puntos fijos de internet. Eso no lo hizo la pandemia.

Nos convertimos en apaga incendios en los últimos meses…

 En eso estamos estrenados en el Cesar. Personalmente, creo que no es un valor, es un defecto. No me refiero a ningún actor en particular, todos en el departamento nos volvimos apaga fuegos y no desarrollamos los procesos estratégicamente.

¿Qué significa desarrollar los procesos estratégicamente?

Pones un punto para alcanzar una visión y tienes que desarrollar una estrategia para lograr que esa visión se cumpla. Entonces las rutinas o vivir apagando incendios hacen olvidar esa visión. Y eso es grave. Dice el refrán: ‘El que no sabe para dónde va, no importa el viento a favor’.

Ciertamente se resuelven extensiones sociales pero esa no es la situación. Si me dicen que en el Cesar tenemos un desempleo del 13 %, que ahora pasó al 26 %, o que tenemos una pobreza extrema del 12 %, por encima de la media nacional, debo pensar cómo mejoro esas condiciones. Pero debo pensar de manera prospectiva, no coyuntural. La coyuntura no soluciona los problemas de fondo.

Aunque se tiene el potencial, es necesario ser competitivo en materia de energías renovables.

Hablemos de problemas coyunturales y de largo plazo. Empecemos por cuáles problemas debemos resolver de forma urgente…

Lo coyuntural se está resolviendo: una vía, un hospital, una escuela. Lo estratégico, en cambio, apunta a lograr que tanto la economía como lo social, alcance un hito al cabo de un tiempo. Ejemplo, la economía, necesitamos que haya valor agregado, porque es que no hay procesamiento básico. Entonces, necesitamos ciencia, tecnología e innovación. ¿Cómo? Con centros de innovación, diversificando las exportaciones y que la educación sea pertinente con la economía del territorio.

Los sectores principales de nuestra economía son la agricultura, el turismo y la minería. Tenemos que la minería de combustibles fósiles va de regreso, entonces pensar con prospectiva es decir: ‘Necesito preparar técnicos y tecnólogos para las nuevas energías’. En fin, construir un entorno adecuado para que la inversión llegue.

Desde su punto de vista, ¿cómo están los actores protagonistas del Cesar?

Toda sociedad tiene cuatro expresiones: el sector público, privado, la academia y la sociedad civil.

Empecemos hablando del actor privado…

El sector privado del departamento está deprimido, con pocas posibilidades de crecer, porque, entre otras cosas, no existe el diálogo con el sector público.  El público debe halagar al sector privado, preguntarle qué necesita. ¿Qué hace el sector privado? Invertir, pero el sector público es el encargado de resolverle algunos problemas, como la infraestructura vial,  seguridad, darle transparencia. El sector público no está para generar empleo, aunque lo hace, eso es responsabilidad del sector privado. El público debe dar las condiciones, bienestar social.

Observamos, por ejemplo, la minería: si el Cesar no tuviera regalías, que se acabarán en 20 años, o se cambiarán hacia las energías limpias, nosotros no tuviéramos nada que hacer. Revise el presupuesto sin regalías: no da para absolutamente nada. Entonces si satanizamos al sector privado, en este caso la minería, no nos estamos haciendo un favor. Si alguien lo entiende como un mal, digamos que es un mal necesario.

Otra cosa: el sector privado del departamento necesita la formación de talento humano con habilidades sofisticadas. No podemos seguir formando en lo básico.

¿Qué se necesita para mejorar las condiciones del agro?

Encontramos poblaciones con dificultades de agua potable; encontramos que invertir es un riesgo por la poca estabilidad jurídica. Hay poca dinámica de valor. Destacamos algunas que le han apostado: Klarens, la DPA, los antioqueños con Coolesar. Pero son dinámicas aisladas. Debemos crear un conglomerado, condiciones generales, para que la productividad del sector crezca.

¿Cuáles son las piedras que obstaculizan el crecimiento empresarial en el Cesar y que debemos quitar del camino de forma urgente?

Nosotros estamos en niveles de competitividad bajísimos. La Comisión Regional de Competitividad, la cual es la rectora del Plan Regional de Competitividad, estableció objetivos estratégicos para superar esos obstáculos.  Empezando porque la economía pase del nivel primario a la transformación productiva; si la academia no se dedica a preguntarle al sector privado qué le forma y cuál es la investigación que necesita, tampoco es posible; si no está la ciencia y la tecnología, seguiremos siendo una economía básica. Y, por último, si seguimos siendo una economía individualista, sin  asociatividad,  será imposible. Y claro, el sector privado es amante de la transparencia en el sector público.

El experto en competitividad insiste en generar valor agregado en el campo.

Su visión del sector público del Cesar…

Yo lo resumiría como el actor que brinda las condiciones. En conjunto, el entorno aún es deficiente. El sector público del departamento debe entender que su misión va por otro lado.

Su objetivo  específico no es general empleo, es general bienestar social, y eso pasa porque algunos proyectos generen empleo de carambola, pero debe hacerlo pensando que eso va dirigido a que el privado pueda desarrollar la producción y generar el empleo que se necesita. Eso sí es sostenible en el tiempo.  

¿Y cómo están las relaciones entre el actor privado y público?

Falta voluntad y deponer egoísmos. Pero sobre todo, no hay confianza ni participación de los actores en las decisiones. Hay coyunturas, o fiebres pasajeras, pero poco estratégico. Hay regiones como Bogotá donde la Comisión de Competitividad reúne todos los actores y se ponen de acuerdo.

Dialogando sobre otros temas, es necesario prepararse para las nuevas energías…

La proactividad va hacia que nos anticipemos a los cambios. También está la preactividad, con la cual determinamos el cambio que queremos. Resulta que el futuro hay que construirlo. Si yo sé que habrá cambios en la economía y que ya empezó una transición hacia las energías renovables, porque las energías fósiles están condenadas, debemos prepararnos.

Tenemos un gran potencial. Ese es otro punto: uno debe especializarse en lo que sabe hacer y en aquello para lo que su territorio está dotado. Tenemos que mirar cómo es ese mercado en el mundo y al tiempo ponerme de acuerdo con la academia para formar al talento humano que necesito.

No es suficiente tener el potencial…

Nosotros pasaremos de ser  consumidores de la energía  que viene del interior a ser proveedores de  energía noble. Todo implica una preparación para ser competitivos, porque otros también tienen esas potencialidades y podrían darle mejores condiciones al inversionista. No basta con tener las condiciones climáticas. Nos podemos quedar olvidados si no nos hacemos competitivos.

Por Deivis Caro/EL PILÓN.

Entrevista
3 diciembre, 2020

“El sector público del Cesar debe entender que su misión no es generar empleo, sino bienestar”: Luis Mendoza

En una entrevista con el diario EL PILÓN, el exjefe de la Oficina de Planeación del departamento del Cesar, Luis Mendoza Sierra, dialogó sobre su salida del cargo, su trabajo por la competitividad del departamento y los desafíos del Cesar para la próxima década.


Luis Mendoza Sierra, exjefe de la Oficina de Planeación del Cesar. 

FOTO/CORTESÍA.
Luis Mendoza Sierra, exjefe de la Oficina de Planeación del Cesar. FOTO/CORTESÍA.

Una de las voces líderes del Cesar en materia de competitividad es Luis Mendoza Sierra. Periodista de profesión, fue jefe de la Oficina de Planeación del departamento del Cesar hasta el mes de noviembre, y presidente de la Comisión de Competitividad, justo cuando se formuló el Plan Estratégico de  Competitividad del Cesar.

A propósito de su salida de la Oficina de Planeación, dialogó con EL PILÓN sobre los desafíos en materia de competitividad del Cesar, tradicionalmente rezagado en los índices nacionales. También habló sobre la responsabilidad urgente, tanto del sector público como privado, de mejorar la calidad de vida de los cesarenses.

Estuvo once meses en la Oficina de Planeación en un año donde todos parecíamos actuar bajo urgencia resolviendo los problemas del día a día. ¿Cómo fue ese trabajo?

Desde un comienzo he coincidido con los analistas de que no hay nada nuevo, sino que se ha desnudado, exacerbado lo que ya sabíamos que estaba. ¿Qué es eso? Pobreza, analfabetismo, desigualdad, desempleo. Cosas latentes que la coyuntura hizo visible. Eso ya estaba. Es más, por ejemplo, el Plan de Desarrollo del Cesar permitió desarrollar proyectos para combatir las consecuencias de la pandemia porque todo estaba. Tuvimos los mismos problemas, pero acrecentados.

¿Pero la aparición de la pandemia afectó la planeación?

Sí, la pandemia hizo que la planeación hiciera una revisión y cambiara unas prioridades para el momento, pero no hay nada nuevo. En el sentido que tienes un Plan de Desarrollo y debes priorizar según la situación. Por ejemplo,  la educación virtual. Estamos rezagados, no es algo nuevo de la pandemia, solo lo desnudó y nos mostró que estamos mal. En Valledupar, que es la capital, de 7 personas solo 1 tiene acceso a puntos fijos de internet. Eso no lo hizo la pandemia.

Nos convertimos en apaga incendios en los últimos meses…

 En eso estamos estrenados en el Cesar. Personalmente, creo que no es un valor, es un defecto. No me refiero a ningún actor en particular, todos en el departamento nos volvimos apaga fuegos y no desarrollamos los procesos estratégicamente.

¿Qué significa desarrollar los procesos estratégicamente?

Pones un punto para alcanzar una visión y tienes que desarrollar una estrategia para lograr que esa visión se cumpla. Entonces las rutinas o vivir apagando incendios hacen olvidar esa visión. Y eso es grave. Dice el refrán: ‘El que no sabe para dónde va, no importa el viento a favor’.

Ciertamente se resuelven extensiones sociales pero esa no es la situación. Si me dicen que en el Cesar tenemos un desempleo del 13 %, que ahora pasó al 26 %, o que tenemos una pobreza extrema del 12 %, por encima de la media nacional, debo pensar cómo mejoro esas condiciones. Pero debo pensar de manera prospectiva, no coyuntural. La coyuntura no soluciona los problemas de fondo.

Aunque se tiene el potencial, es necesario ser competitivo en materia de energías renovables.

Hablemos de problemas coyunturales y de largo plazo. Empecemos por cuáles problemas debemos resolver de forma urgente…

Lo coyuntural se está resolviendo: una vía, un hospital, una escuela. Lo estratégico, en cambio, apunta a lograr que tanto la economía como lo social, alcance un hito al cabo de un tiempo. Ejemplo, la economía, necesitamos que haya valor agregado, porque es que no hay procesamiento básico. Entonces, necesitamos ciencia, tecnología e innovación. ¿Cómo? Con centros de innovación, diversificando las exportaciones y que la educación sea pertinente con la economía del territorio.

Los sectores principales de nuestra economía son la agricultura, el turismo y la minería. Tenemos que la minería de combustibles fósiles va de regreso, entonces pensar con prospectiva es decir: ‘Necesito preparar técnicos y tecnólogos para las nuevas energías’. En fin, construir un entorno adecuado para que la inversión llegue.

Desde su punto de vista, ¿cómo están los actores protagonistas del Cesar?

Toda sociedad tiene cuatro expresiones: el sector público, privado, la academia y la sociedad civil.

Empecemos hablando del actor privado…

El sector privado del departamento está deprimido, con pocas posibilidades de crecer, porque, entre otras cosas, no existe el diálogo con el sector público.  El público debe halagar al sector privado, preguntarle qué necesita. ¿Qué hace el sector privado? Invertir, pero el sector público es el encargado de resolverle algunos problemas, como la infraestructura vial,  seguridad, darle transparencia. El sector público no está para generar empleo, aunque lo hace, eso es responsabilidad del sector privado. El público debe dar las condiciones, bienestar social.

Observamos, por ejemplo, la minería: si el Cesar no tuviera regalías, que se acabarán en 20 años, o se cambiarán hacia las energías limpias, nosotros no tuviéramos nada que hacer. Revise el presupuesto sin regalías: no da para absolutamente nada. Entonces si satanizamos al sector privado, en este caso la minería, no nos estamos haciendo un favor. Si alguien lo entiende como un mal, digamos que es un mal necesario.

Otra cosa: el sector privado del departamento necesita la formación de talento humano con habilidades sofisticadas. No podemos seguir formando en lo básico.

¿Qué se necesita para mejorar las condiciones del agro?

Encontramos poblaciones con dificultades de agua potable; encontramos que invertir es un riesgo por la poca estabilidad jurídica. Hay poca dinámica de valor. Destacamos algunas que le han apostado: Klarens, la DPA, los antioqueños con Coolesar. Pero son dinámicas aisladas. Debemos crear un conglomerado, condiciones generales, para que la productividad del sector crezca.

¿Cuáles son las piedras que obstaculizan el crecimiento empresarial en el Cesar y que debemos quitar del camino de forma urgente?

Nosotros estamos en niveles de competitividad bajísimos. La Comisión Regional de Competitividad, la cual es la rectora del Plan Regional de Competitividad, estableció objetivos estratégicos para superar esos obstáculos.  Empezando porque la economía pase del nivel primario a la transformación productiva; si la academia no se dedica a preguntarle al sector privado qué le forma y cuál es la investigación que necesita, tampoco es posible; si no está la ciencia y la tecnología, seguiremos siendo una economía básica. Y, por último, si seguimos siendo una economía individualista, sin  asociatividad,  será imposible. Y claro, el sector privado es amante de la transparencia en el sector público.

El experto en competitividad insiste en generar valor agregado en el campo.

Su visión del sector público del Cesar…

Yo lo resumiría como el actor que brinda las condiciones. En conjunto, el entorno aún es deficiente. El sector público del departamento debe entender que su misión va por otro lado.

Su objetivo  específico no es general empleo, es general bienestar social, y eso pasa porque algunos proyectos generen empleo de carambola, pero debe hacerlo pensando que eso va dirigido a que el privado pueda desarrollar la producción y generar el empleo que se necesita. Eso sí es sostenible en el tiempo.  

¿Y cómo están las relaciones entre el actor privado y público?

Falta voluntad y deponer egoísmos. Pero sobre todo, no hay confianza ni participación de los actores en las decisiones. Hay coyunturas, o fiebres pasajeras, pero poco estratégico. Hay regiones como Bogotá donde la Comisión de Competitividad reúne todos los actores y se ponen de acuerdo.

Dialogando sobre otros temas, es necesario prepararse para las nuevas energías…

La proactividad va hacia que nos anticipemos a los cambios. También está la preactividad, con la cual determinamos el cambio que queremos. Resulta que el futuro hay que construirlo. Si yo sé que habrá cambios en la economía y que ya empezó una transición hacia las energías renovables, porque las energías fósiles están condenadas, debemos prepararnos.

Tenemos un gran potencial. Ese es otro punto: uno debe especializarse en lo que sabe hacer y en aquello para lo que su territorio está dotado. Tenemos que mirar cómo es ese mercado en el mundo y al tiempo ponerme de acuerdo con la academia para formar al talento humano que necesito.

No es suficiente tener el potencial…

Nosotros pasaremos de ser  consumidores de la energía  que viene del interior a ser proveedores de  energía noble. Todo implica una preparación para ser competitivos, porque otros también tienen esas potencialidades y podrían darle mejores condiciones al inversionista. No basta con tener las condiciones climáticas. Nos podemos quedar olvidados si no nos hacemos competitivos.

Por Deivis Caro/EL PILÓN.