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Leer es nuestro cuento - 16 agosto, 2019

El perro bobo y el coyote asturo

Una vez se encontraron el perro y el coyote a las afueras del camino hacia el rancho, al inicio les dio gusto saludarse y comenzaron a platicar. La vida en casa de mi amo es dura, siempre debo estar tras el para donde va – decía el perro; en cambio tú; vives en el monte […]

Una vez se encontraron el perro y el coyote a las afueras del camino hacia el rancho, al inicio les dio gusto saludarse y comenzaron a platicar. La vida en casa de mi amo es dura, siempre debo estar tras el para donde va – decía el perro; en cambio tú; vives en el monte y eres libre, eso es vida.

El coyote en realidad se moría de hambre en el monte, pero no se lo decía, hacia muchos días que no comía, – si yo soy muy feliz en el monte, no me hace falta nada, hay agua, mucha comida, comes hasta saciarte y, si te fatigas puedes descansar y luego viajar hacia donde quieras.

El perro oía al coyote llenándose de envidia ¡qué bonito vivir así! Pero yo no puedo mi amo no me lo permite.

No te preocupes si quieres yo te ayudo – dijo el mañoso coyote – vamos a cambiar de pelo, este acepto felizmente y se fue al monte. Al llegar pudo creer que, si era hermoso el lugar, muchas animales aves, reptiles, insectos y mamíferos, pero estaba acostumbrado a comer solo concentrado y nada de eso era plato exquisito para él; ¡No la vida es durísima! ¿Cuál dormir? Dijo el perro oyendo todas las obligaciones que tenía; estar pendiente de los animales más grandes y cazar para ellos; entonces no era nada lo que comía. cierto día decidió volver al rancho donde vivía y busco al coyote, pero no lo encontró, siguió husmeando por entre las enramadas y alcanzo a ver su pelaje, entonces empezó a ladrar para que su amo lo reconociera, este al verlo corrió, le abrió y lo abrigo junto al fogón, trajo unas tijeras y empezó a peluquearlo mientras le gritaba.

-desgraciado ladrón mal amigo ¡así es que pagas!  – Pero amo ¿qué pasa por que me pegas? Soy yo tu perro

-si el que se comió la gallina y se bebía toda la leche, el que acabo con los chivos.

¡Nooo amo!, me han engañado, el coyote me invito a cambiar de piel, él es quien se ha comido tus gallinas y ha tomado la leche.

El amo le escucho y decidió esconderlo, y llamo muy cariñoso al coyote; cuando entro le jalo su pelo y descubrió que era el de su perro, así el coyote quedo desenmascarado y avergonzado, sin embargo, el perro decidió perdonarlo y le pidió a su amo que se quedara a vivir con ellos. Desde entonces ladran y cuidan del rancho.

Autor: Sebastian Bolaño Izquierdo – I.E. Villa Germania

Leer es nuestro cuento
16 agosto, 2019

El perro bobo y el coyote asturo

Una vez se encontraron el perro y el coyote a las afueras del camino hacia el rancho, al inicio les dio gusto saludarse y comenzaron a platicar. La vida en casa de mi amo es dura, siempre debo estar tras el para donde va – decía el perro; en cambio tú; vives en el monte […]


Una vez se encontraron el perro y el coyote a las afueras del camino hacia el rancho, al inicio les dio gusto saludarse y comenzaron a platicar. La vida en casa de mi amo es dura, siempre debo estar tras el para donde va – decía el perro; en cambio tú; vives en el monte y eres libre, eso es vida.

El coyote en realidad se moría de hambre en el monte, pero no se lo decía, hacia muchos días que no comía, – si yo soy muy feliz en el monte, no me hace falta nada, hay agua, mucha comida, comes hasta saciarte y, si te fatigas puedes descansar y luego viajar hacia donde quieras.

El perro oía al coyote llenándose de envidia ¡qué bonito vivir así! Pero yo no puedo mi amo no me lo permite.

No te preocupes si quieres yo te ayudo – dijo el mañoso coyote – vamos a cambiar de pelo, este acepto felizmente y se fue al monte. Al llegar pudo creer que, si era hermoso el lugar, muchas animales aves, reptiles, insectos y mamíferos, pero estaba acostumbrado a comer solo concentrado y nada de eso era plato exquisito para él; ¡No la vida es durísima! ¿Cuál dormir? Dijo el perro oyendo todas las obligaciones que tenía; estar pendiente de los animales más grandes y cazar para ellos; entonces no era nada lo que comía. cierto día decidió volver al rancho donde vivía y busco al coyote, pero no lo encontró, siguió husmeando por entre las enramadas y alcanzo a ver su pelaje, entonces empezó a ladrar para que su amo lo reconociera, este al verlo corrió, le abrió y lo abrigo junto al fogón, trajo unas tijeras y empezó a peluquearlo mientras le gritaba.

-desgraciado ladrón mal amigo ¡así es que pagas!  – Pero amo ¿qué pasa por que me pegas? Soy yo tu perro

-si el que se comió la gallina y se bebía toda la leche, el que acabo con los chivos.

¡Nooo amo!, me han engañado, el coyote me invito a cambiar de piel, él es quien se ha comido tus gallinas y ha tomado la leche.

El amo le escucho y decidió esconderlo, y llamo muy cariñoso al coyote; cuando entro le jalo su pelo y descubrió que era el de su perro, así el coyote quedo desenmascarado y avergonzado, sin embargo, el perro decidió perdonarlo y le pidió a su amo que se quedara a vivir con ellos. Desde entonces ladran y cuidan del rancho.

Autor: Sebastian Bolaño Izquierdo – I.E. Villa Germania