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Leer es nuestro cuento - 9 agosto, 2019

El pequeño Pedro

Pedro era un niño de 7 años que vivía con sus padres en un pequeño caserío afuera de la ciudad.

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Daniel Camilo Balmaceda Lago

Pedro era un niño de 7 años que vivía con sus padres en un pequeño caserío afuera de la ciudad. Era un pequeño niño que le gustaba compartir con sus amigos y jugar cada vez que tuviera la oportunidad de salir de su casa. Pedro no contaba con la atención de sus padres, ya todo el día estaban en su trabajo o de viaje.

Un día sus padres se fueron a trabajar como de costumbre y como no vino la señora que lo cuidaba decidieron dejarlo solo encerrado. Pedro al sentirse solo, empezó a jugar con fichas plástica, de un momento ahora tomó una ficha y se la llevó a la boca y corría desesperadamente en la sala de su casa. El niño corrió tan duro que tropezó con un mueble y la ficha llegó hasta su garganta, empezó ahogarse desesperadamente, no sabía qué hacer, de manera que luchó por su vida durante unos minutos, pero lastimosamente falleció.

Al llegar sus del trabajo, llaman a Pedro repetidas veces, pero al no contestar empezaron a buscarlo por la casa. Al llegar a unos de sus habitaciones, encontraron a su hijo tendido en el suelo con las manos en el cuello dándose cuenta que estaba sin vida. Su madre desesperada y sintiéndose culpable gritaba y gritaba al ver a su hijo muerto.

Pedro despertó en el cielo al lado de Dios y ángeles que resplandecían su rostro. Confundido le preguntó a uno de los ángeles que hacía aquí, pero Dios le respondió directamente. “Tú no estás haciendo nada aquí, devuélvete para la tierra”. Pedro con una sonrisa en sus labios cerró sus ojitos y nuevamente apareció en su cuarto con sus ojos abiertos. Al ver a su mamá que lloraba inconsolablemente le dio: -¿Por qué lloras mami? La mamá al ver a su hijo con vida, lo abraza con su padre fuertemente pidiéndole perdón por haberlo dejarlo solo y descuidarlo. Pedro tiernamente se sonrió muy feliz al ver a sus padres preocupado por su ausencia también los estrenó en sus brazos. Después de lo sucedido los padres cuidaron más de Pedro.

AUTOR: DANIEL CAMILO BALMACEDA LAGO – I. E. RICARDO GONZÁLEZ

Leer es nuestro cuento
9 agosto, 2019

El pequeño Pedro

Pedro era un niño de 7 años que vivía con sus padres en un pequeño caserío afuera de la ciudad.


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Daniel Camilo Balmaceda Lago

Pedro era un niño de 7 años que vivía con sus padres en un pequeño caserío afuera de la ciudad. Era un pequeño niño que le gustaba compartir con sus amigos y jugar cada vez que tuviera la oportunidad de salir de su casa. Pedro no contaba con la atención de sus padres, ya todo el día estaban en su trabajo o de viaje.

Un día sus padres se fueron a trabajar como de costumbre y como no vino la señora que lo cuidaba decidieron dejarlo solo encerrado. Pedro al sentirse solo, empezó a jugar con fichas plástica, de un momento ahora tomó una ficha y se la llevó a la boca y corría desesperadamente en la sala de su casa. El niño corrió tan duro que tropezó con un mueble y la ficha llegó hasta su garganta, empezó ahogarse desesperadamente, no sabía qué hacer, de manera que luchó por su vida durante unos minutos, pero lastimosamente falleció.

Al llegar sus del trabajo, llaman a Pedro repetidas veces, pero al no contestar empezaron a buscarlo por la casa. Al llegar a unos de sus habitaciones, encontraron a su hijo tendido en el suelo con las manos en el cuello dándose cuenta que estaba sin vida. Su madre desesperada y sintiéndose culpable gritaba y gritaba al ver a su hijo muerto.

Pedro despertó en el cielo al lado de Dios y ángeles que resplandecían su rostro. Confundido le preguntó a uno de los ángeles que hacía aquí, pero Dios le respondió directamente. “Tú no estás haciendo nada aquí, devuélvete para la tierra”. Pedro con una sonrisa en sus labios cerró sus ojitos y nuevamente apareció en su cuarto con sus ojos abiertos. Al ver a su mamá que lloraba inconsolablemente le dio: -¿Por qué lloras mami? La mamá al ver a su hijo con vida, lo abraza con su padre fuertemente pidiéndole perdón por haberlo dejarlo solo y descuidarlo. Pedro tiernamente se sonrió muy feliz al ver a sus padres preocupado por su ausencia también los estrenó en sus brazos. Después de lo sucedido los padres cuidaron más de Pedro.

AUTOR: DANIEL CAMILO BALMACEDA LAGO – I. E. RICARDO GONZÁLEZ