El presidente Iván Duque Márquez debió pensar escoger para llevar a cabo el encargo a un gobernador transparente y a alguien que entendiera el momento.
Cuando por decisiones judiciales cae en desgracia en su segundo periodo como gobernador del Cesar Luis Alberto Monsalvo, asume el secretario de Agricultura de la Gobernación del Cesar, Wilson Andrés Solano, quien cumplió el encargo de gobernador para el cual lo tuvo en cuenta el presidente de la República, Iván Duque.
Wilson, más trabajador y sin soberbia alguna, cayó bien, a diferencia de Luis Alberto, quien desde el dia de su posesión para su segundo periodo, en el año 2020, llegó con una poco entendible y muy rara arrogancia.
Pero lo de Wilson era temporal, ya que, los partidos involucrados en la elección de Luis Alberto tenían que dar una terna para llenar ese cargo.
En ese momento, la oportunidad estaba dada para que los voceros o jefes naturales de esos partidos en el Cesar pensaran en nombres que valieran la pena y no en monigotes. Todo monigote es pusilánime y sin personalidad, y para el caso del Cesar, muchachos arribistas.
Las imposiciones era lo que no se quería, lo cual parecieron no entender los congresistas cesarenses, jefes naturales de sus partidos en nuestro departamento, los ministros y directores de departamentos de orden nacional nacidos en el Cesar y el propio presidente Iván Duque.
Lo serio y responsable era que de la terna y posterior decisión presidencial surgiera un nombre que hiciera las cosas con criterio propio y no que prestara su cuerpo para que otros decidieran, o que aprovechara la barbachas para posar junto con sus amigotes de nuevo rico vallenato.
En ese momento, los dirigentes del Cesar del Partido Liberal Colombiano, del Partido Cambio Radical y del Partido Social de la Unidad Nacional debieron ser inteligentes y responsables y pensar en el departamento del Cesar.
El presidente Iván Duque Márquez debió pensar escoger para llevar a cabo el encargo a un gobernador transparente y a alguien que entendiera el momento.
Un nombre con personalidad, que cumpliera el periodo de gobernador del 2020 al 2023 y administrara a un 1.295.387 habitantes, avanzando con el Plan de Desarrollo en su Plan Plurianual de inversiones con 3.6 billones para el cuatrienio. Con criterio propio y no para que otros decidieran.
Que los partidos buscaran ayudar al Cesar, postulando unos buenos nombres y que el presidente escogiera al mejor y al más capaz para representar los intereses de los cesarenses; alguien de talla.
La historia concluyó en Andrés Meza Araújo, buen muchacho, de una familia sana y un buen profesional. Meza Araújo remplazó al temporal Wilson Solano, tan bueno o más aún que Meza Araújo. Ambos son de gente buena de Valledupar. Muy buena de hecho. ¿Pero con capacidad para aguantar el voltaje?
Ahora resulta que estos dos jóvenes, en especial Meza, participaron junto con otros jóvenes “compañeros de causa” en el mal momento que está mostrando la primera Célula de Desarrollo Agricola del Cesar, que debe beneficiar a un grupo de campesinos del municipio de San Diego, victimas de la violencia, quienes tenían o tienen en El Toco un opción de vida en 400 hectáreas. Las ironías de la vida, el proyecto estrella de Luis Alberto y en la tierra de Elvia Milena, está comprometido para mal y con la participación de jóvenes cuestionados.
Un reguero de pruebas donde los mencionan, más a Meza Araújo y un Monsalvo desagradecido poco solidario con ellos. Qué vaina. Escarnio público, la justicia aunque lenta, pisandoles los talones y sin temor a la justicia divina.
Jovenes buenos y de familias buenas. Enredados sin necesidad.
Por: Quintín Quintero
El presidente Iván Duque Márquez debió pensar escoger para llevar a cabo el encargo a un gobernador transparente y a alguien que entendiera el momento.
Cuando por decisiones judiciales cae en desgracia en su segundo periodo como gobernador del Cesar Luis Alberto Monsalvo, asume el secretario de Agricultura de la Gobernación del Cesar, Wilson Andrés Solano, quien cumplió el encargo de gobernador para el cual lo tuvo en cuenta el presidente de la República, Iván Duque.
Wilson, más trabajador y sin soberbia alguna, cayó bien, a diferencia de Luis Alberto, quien desde el dia de su posesión para su segundo periodo, en el año 2020, llegó con una poco entendible y muy rara arrogancia.
Pero lo de Wilson era temporal, ya que, los partidos involucrados en la elección de Luis Alberto tenían que dar una terna para llenar ese cargo.
En ese momento, la oportunidad estaba dada para que los voceros o jefes naturales de esos partidos en el Cesar pensaran en nombres que valieran la pena y no en monigotes. Todo monigote es pusilánime y sin personalidad, y para el caso del Cesar, muchachos arribistas.
Las imposiciones era lo que no se quería, lo cual parecieron no entender los congresistas cesarenses, jefes naturales de sus partidos en nuestro departamento, los ministros y directores de departamentos de orden nacional nacidos en el Cesar y el propio presidente Iván Duque.
Lo serio y responsable era que de la terna y posterior decisión presidencial surgiera un nombre que hiciera las cosas con criterio propio y no que prestara su cuerpo para que otros decidieran, o que aprovechara la barbachas para posar junto con sus amigotes de nuevo rico vallenato.
En ese momento, los dirigentes del Cesar del Partido Liberal Colombiano, del Partido Cambio Radical y del Partido Social de la Unidad Nacional debieron ser inteligentes y responsables y pensar en el departamento del Cesar.
El presidente Iván Duque Márquez debió pensar escoger para llevar a cabo el encargo a un gobernador transparente y a alguien que entendiera el momento.
Un nombre con personalidad, que cumpliera el periodo de gobernador del 2020 al 2023 y administrara a un 1.295.387 habitantes, avanzando con el Plan de Desarrollo en su Plan Plurianual de inversiones con 3.6 billones para el cuatrienio. Con criterio propio y no para que otros decidieran.
Que los partidos buscaran ayudar al Cesar, postulando unos buenos nombres y que el presidente escogiera al mejor y al más capaz para representar los intereses de los cesarenses; alguien de talla.
La historia concluyó en Andrés Meza Araújo, buen muchacho, de una familia sana y un buen profesional. Meza Araújo remplazó al temporal Wilson Solano, tan bueno o más aún que Meza Araújo. Ambos son de gente buena de Valledupar. Muy buena de hecho. ¿Pero con capacidad para aguantar el voltaje?
Ahora resulta que estos dos jóvenes, en especial Meza, participaron junto con otros jóvenes “compañeros de causa” en el mal momento que está mostrando la primera Célula de Desarrollo Agricola del Cesar, que debe beneficiar a un grupo de campesinos del municipio de San Diego, victimas de la violencia, quienes tenían o tienen en El Toco un opción de vida en 400 hectáreas. Las ironías de la vida, el proyecto estrella de Luis Alberto y en la tierra de Elvia Milena, está comprometido para mal y con la participación de jóvenes cuestionados.
Un reguero de pruebas donde los mencionan, más a Meza Araújo y un Monsalvo desagradecido poco solidario con ellos. Qué vaina. Escarnio público, la justicia aunque lenta, pisandoles los talones y sin temor a la justicia divina.
Jovenes buenos y de familias buenas. Enredados sin necesidad.
Por: Quintín Quintero