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Informes Especiales - 24 febrero, 2019

El infierno de la revictimización en los delitos sexuales

El relato de un padre que durante cinco años luchó en los estrados judiciales para que el hombre que abusó sexualmente de sus hijos fuera condenado.

Faríd Torrado fue condenado el pasado 15 de febrero a 32 años de cárcel  por el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Valleduar con Funciones de Conocimiento.

Foto: Imagen de referencia.
Faríd Torrado fue condenado el pasado 15 de febrero a 32 años de cárcel por el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Valleduar con Funciones de Conocimiento. Foto: Imagen de referencia.

“Todo empezó una madrugada que mi esposa me dijo que el menor de nuestros niños le contó que se quería morir. En ese momento tenía seis añitos, no es normal que un niño a esa edad hable de esa forma”. Así empieza el duro relato de Jaider Vega, a quien por seguridad cambiamos su nombre. Esa madrugada del 2014 una confesión puso fin a la tranquilidad familiar y empezó un calvario que duró más de cinco años. Cada vez que Jaider Vega y su esposa salían a trabajar dejaban sus tres hijos en la casa de la hermana de Jaider. Pero cuando la tía de los menores se ocupaba, quedaban bajo la protección de quien hace dos semanas fue condenado a 32 años de cárcel tras ser hallado culpable de abusar sexualmente de tres menores de edad.

“Cuando mi esposa me dice todo lo que mis hijos le habían contado, llamamos a la Policía. De allí ellos escuchan el testimonio de los menores y los llevan a practicar los exámenes forenses en el laboratorio del Hospital Rosario Pumarejo de López”, relata el angustiado padre.
Los resultados confirmaron los testimonios de los menores, por lo que enseguida se pidió ante un juez la orden de captura para el señalado: el esposo de la tía de los menores quien, según la condena, se aprovechaba cuando quedaban bajo su custodia para acceder carnalmente a los menores.

“Esa madrugada que ellos me dijeron todo, yo quería agarrar un machete e ir a matarlo por todo lo que le había hecho a mis hijos”, reveló el padre de los menores.

EL INFIERNO DE LA REVICTIMIZACIÓN

La captura en el 2014 solo era el inicio del calvario que duró casi cinco años. Tanto al acusado como a la familia se les asignó un abogado por parte de la Defensoría del Pueblo. Pero la relación de la familia con el jurista encargado nunca fue la mejor.

Lea también: Mujeres maltratadas son revictimizadas por los funcionarios que las atienden

Antes de la condena de 32 años de prisión emitida por el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Valledupar con Funciones de Conocimiento, la familia señala que todos fueron revictimizados por las autoridades.
El caso es que el abogado del recién condenado aseguró en una audiencia que el hijo de su cliente también había accedido carnalmente sobre los menores.

“Si yo lo hubiese denunciado en el mismo momento que su padre, los dos estuvieran presos en estos momentos, pero como yo no soy abogado no sabía que tenía que hacerlo. Entonces en ese momento cuando el muchacho de la Sijín tiene la orden de captura me dice: ¿‘Por qué no nos dijo que el muchacho también hacia lo mismo? Ya no lo podemos capturar porque violamos el debido proceso’”, narra el padre de las víctimas.

El primer enfrentamiento entre el nuevo acusado y el padre de los menores se dio en una audiencia. Como terminaron a los puños, el juez que dirigía la audiencia ordenó la expulsión de ambos, pero la fiscal dijo que se quedara el progenitor de los menores, al ser considerado víctima.

La familia permaneció dos años en el programa de testigos protegidos por las amenazas que recibieron. Foto: Imagen de referencia.

Pero no sería la primera vez. A dos años de haber iniciado el proceso en el 2014, según narra Vega, pasada la una de la madrugada, varios disparos impactaron sobre la vivienda donde descansaban los cinco. De acuerdo al testimonio, el hijo del acusado amenazó con matarlos esa noche.

“Él gritaba que si no salíamos se iba para donde mi mamá. Allá llegó y le desmigajó unas baldosas y salió huyendo. Aunque nosotros llamábamos al 123 nadie llegó”, aseguró Jaider*, quien junto a su esposa e hijos agarró una trocha esa misma madrugada huyendo de quien, según él, lo buscaba para matarlo.

Apenas pudo presentó el informe ante la Fiscalía para ingresar al programa de Protección de Testigos. Así estuvieron dos años protegidos y con una vida lejos de la tranquilidad que acostumbraban. “No sabía en qué momento podían atacar a mis hijos o a mi esposa. Me tocaba estar pendiente de ellos en todo momento, era horrible porque no podía conseguir trabajo para darles un sustento”, complementó Vega.

Lea también: Explotación sexual infantil, silencioso delito

REVICTIMIZACIÓN DE LOS MENORES

Ante las nuevas acusaciones por el presunto acceso carnal del hijo del condenado, las autoridades pidieron recoger nuevamente el testimonio de los menores y realizar las pruebas, en un acto que el padre de los menores considera una revictimización.

“Se pidió que la misma médica forense que recibió inicialmente a los menores les realizara el testimonial nuevamente. Tantas tecnologías para grabar y filmar un video, y no hubiesen victimizado a mis hijos nuevamente. Eso fue hace exactamente dos años, cuando regresaron a dar testimonios”, acusó Vega.

Desde aquella acusación en 2014 y la condena hace pocas semanas del violador, la familia sufrió cinco años caóticos en los que tuvieron que trasladarse de ciudad, cambiar de colegio tres veces y mudarse de su casa para dejar atrás el miedo.

REDACCIÓN EL PILÓN

Informes Especiales
24 febrero, 2019

El infierno de la revictimización en los delitos sexuales

El relato de un padre que durante cinco años luchó en los estrados judiciales para que el hombre que abusó sexualmente de sus hijos fuera condenado.


Faríd Torrado fue condenado el pasado 15 de febrero a 32 años de cárcel  por el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Valleduar con Funciones de Conocimiento.

Foto: Imagen de referencia.
Faríd Torrado fue condenado el pasado 15 de febrero a 32 años de cárcel por el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Valleduar con Funciones de Conocimiento. Foto: Imagen de referencia.

“Todo empezó una madrugada que mi esposa me dijo que el menor de nuestros niños le contó que se quería morir. En ese momento tenía seis añitos, no es normal que un niño a esa edad hable de esa forma”. Así empieza el duro relato de Jaider Vega, a quien por seguridad cambiamos su nombre. Esa madrugada del 2014 una confesión puso fin a la tranquilidad familiar y empezó un calvario que duró más de cinco años. Cada vez que Jaider Vega y su esposa salían a trabajar dejaban sus tres hijos en la casa de la hermana de Jaider. Pero cuando la tía de los menores se ocupaba, quedaban bajo la protección de quien hace dos semanas fue condenado a 32 años de cárcel tras ser hallado culpable de abusar sexualmente de tres menores de edad.

“Cuando mi esposa me dice todo lo que mis hijos le habían contado, llamamos a la Policía. De allí ellos escuchan el testimonio de los menores y los llevan a practicar los exámenes forenses en el laboratorio del Hospital Rosario Pumarejo de López”, relata el angustiado padre.
Los resultados confirmaron los testimonios de los menores, por lo que enseguida se pidió ante un juez la orden de captura para el señalado: el esposo de la tía de los menores quien, según la condena, se aprovechaba cuando quedaban bajo su custodia para acceder carnalmente a los menores.

“Esa madrugada que ellos me dijeron todo, yo quería agarrar un machete e ir a matarlo por todo lo que le había hecho a mis hijos”, reveló el padre de los menores.

EL INFIERNO DE LA REVICTIMIZACIÓN

La captura en el 2014 solo era el inicio del calvario que duró casi cinco años. Tanto al acusado como a la familia se les asignó un abogado por parte de la Defensoría del Pueblo. Pero la relación de la familia con el jurista encargado nunca fue la mejor.

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Antes de la condena de 32 años de prisión emitida por el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Valledupar con Funciones de Conocimiento, la familia señala que todos fueron revictimizados por las autoridades.
El caso es que el abogado del recién condenado aseguró en una audiencia que el hijo de su cliente también había accedido carnalmente sobre los menores.

“Si yo lo hubiese denunciado en el mismo momento que su padre, los dos estuvieran presos en estos momentos, pero como yo no soy abogado no sabía que tenía que hacerlo. Entonces en ese momento cuando el muchacho de la Sijín tiene la orden de captura me dice: ¿‘Por qué no nos dijo que el muchacho también hacia lo mismo? Ya no lo podemos capturar porque violamos el debido proceso’”, narra el padre de las víctimas.

El primer enfrentamiento entre el nuevo acusado y el padre de los menores se dio en una audiencia. Como terminaron a los puños, el juez que dirigía la audiencia ordenó la expulsión de ambos, pero la fiscal dijo que se quedara el progenitor de los menores, al ser considerado víctima.

La familia permaneció dos años en el programa de testigos protegidos por las amenazas que recibieron. Foto: Imagen de referencia.

Pero no sería la primera vez. A dos años de haber iniciado el proceso en el 2014, según narra Vega, pasada la una de la madrugada, varios disparos impactaron sobre la vivienda donde descansaban los cinco. De acuerdo al testimonio, el hijo del acusado amenazó con matarlos esa noche.

“Él gritaba que si no salíamos se iba para donde mi mamá. Allá llegó y le desmigajó unas baldosas y salió huyendo. Aunque nosotros llamábamos al 123 nadie llegó”, aseguró Jaider*, quien junto a su esposa e hijos agarró una trocha esa misma madrugada huyendo de quien, según él, lo buscaba para matarlo.

Apenas pudo presentó el informe ante la Fiscalía para ingresar al programa de Protección de Testigos. Así estuvieron dos años protegidos y con una vida lejos de la tranquilidad que acostumbraban. “No sabía en qué momento podían atacar a mis hijos o a mi esposa. Me tocaba estar pendiente de ellos en todo momento, era horrible porque no podía conseguir trabajo para darles un sustento”, complementó Vega.

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REVICTIMIZACIÓN DE LOS MENORES

Ante las nuevas acusaciones por el presunto acceso carnal del hijo del condenado, las autoridades pidieron recoger nuevamente el testimonio de los menores y realizar las pruebas, en un acto que el padre de los menores considera una revictimización.

“Se pidió que la misma médica forense que recibió inicialmente a los menores les realizara el testimonial nuevamente. Tantas tecnologías para grabar y filmar un video, y no hubiesen victimizado a mis hijos nuevamente. Eso fue hace exactamente dos años, cuando regresaron a dar testimonios”, acusó Vega.

Desde aquella acusación en 2014 y la condena hace pocas semanas del violador, la familia sufrió cinco años caóticos en los que tuvieron que trasladarse de ciudad, cambiar de colegio tres veces y mudarse de su casa para dejar atrás el miedo.

REDACCIÓN EL PILÓN