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Comunidad - 12 febrero, 2014

El Guatapurí, de río a acequia

La drástica disminución del caudal del río Guatapurí, en la parte suroriente, fue esta vez objeto de denuncia por parte de un edil de Valledupar.

La drástica disminución del caudal del río Guatapurí, en la parte suroriente, fue esta vez objeto de denuncia por parte de un edil de Valledupar.
La drástica disminución del caudal del río Guatapurí, en la parte suroriente, fue esta vez objeto de denuncia por parte de un edil de Valledupar.

Pese a que el 12 de abril del 2013 El Pilón publicó un informe especial donde se daba a conocer la lamentable situación por la que atraviesa el río Guatapurí, por los desvíos del afluente que han causado que la corriente disminuya drásticamente, hasta este 12 de febrero de 2014, las acciones no son visibles por parte de las autoridades de turno para la preservación del caudal que hoy no supera los 30 centímetros de altura en la cuenca baja.

Y aunque este diario, en reiteradas ocasiones, ha realizado un fuerte llamado de atención a los mandatarios de turno por el deprimente hecho, causado por derivaciones legales e ilegales, después de 10 meses de presentado el primer informe, un nuevo llamado se hace público.

El Concejal Felipe ‘Pipe’ Araujo denunció el desolador panorama que presenta hoy una de las mayores riquezas naturales del Valle del Cacique Upar, que en la parte baja, es decir, al suroriente de la ciudad (a la altura del colegio Francisco Molina Sánchez), el río está convertido en acequia, porque la corriente es tan poca que no alcanza si quiera a parecerse a un riachuelo, mientras que en otra derivación el agua no supera la altura para mojar el zapato de una persona adulta.

“Es prácticamente una acequia lo que vi allí y me llamó mucho la atención, yo tomé las fotos y las publiqué por redes sociales, haciendo una denuncia de la situación para que Corpocesar tome cartas en el asunto y nos dé parte de tranquilidad a la población” afirmó Felipe Araujo, quien agregó “nosotros atravesamos y el agua no llega ni a los tobillos”.

Así pues, el afluente que nace en la laguna Curigua, en la Sierra Nevada de Santa Marta y desemboca en la margen derecha del río Cesar, ha ido desapareciendo en el tiempo, dejando a su paso sólo piedras y recuerdos inmortales en los vallenatos, que de seguir así terminará siendo parte de un memorable pasado y lamentable hecho.

No obstante, todavía la ciudadanía guarda las esperanzas de que las autoridades ambientales actúen a tiempo para conservar el importante y torrentoso caudal del ‘Río del Valle del Cacique Upar’ donde aún se tejen historias y vivencias únicas que albergan las claras aguas del río Guatapurí, que han sido inspiración de grandes compositores y poetas vallenatos y amigo secreto de infinidades de personas.

Las posibles causas de la sequía

Aunque el verano también es un factor de la gran disminución del afluente, según las autoridades ambientales y organismos de socorro, no cabe duda que el mayor causante del hecho son las derivaciones del caudal, aquellas que, según informe presentado por este diario el año pasado, son legales e ilegales, creando un gran impacto ambiental.

En la Resolución Reglamentaria Número 139 del 4 de agosto de 1987, la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, tiene a su orden un caudal base de reparto del Guatapurí de 11.260 litros por segundo.

En el reporte la entidad ambiental, aclara que un total de 7.863 litros por segundo son asignados a concesiones o permisos cedidos desde hace más de 20 años, por lo que los 3.396 litros por segundo hacen parte del caudal remanente, el que es afectado por desviaciones ilegales, dejando como saldo el actual estado del río.

En la resolución de 4 de agosto de 1987 se encontró que al predio ‘La Estancia’ se le realizó una ramificación con una asignación de un litro y subderivación de la misma magnitud. En ese mismo año, Corpocesar otorgó permiso a los predios ‘La Mano de Dios’ para obtener 182 litros por segundo.

En los folios de la entidad, también se encontró que la derivación izquierda número 19 (Caño Molina) capta cuatro litros por segundo de agua para llevarla hasta la finca ‘Las Tamacas’.

Así mismo, en la resolución 636 del 19 de noviembre de 1991 se realizó una derivación al predio ‘Villa Nancy’ con desviación del caudal de 57,68 litros por segundo.

Mientras que en la resolución 022 del 25 de febrero de 2003 se realizó una octava derivación que tiene que ver con la empresa que suministra el servicio de agua potable en la ciudad y su zona corregimental, Emdupar, ramificación por donde pueden pasar 1.800 litros de agua por segundo para la planta de tratamiento de la empresa pública.

Ante estas derivaciones, el Secretario de Medio Ambiente Departamental, Andrés Felipe Mesa Araujo, aseguró, en entrevista con este diario el 09 de febrero del presente año, que durante un recorrido por el Guatapurí identificó, que “luego de la visita al río con Corpocesar, se va identificar las legales, cuáles tienen compuertas, que es el método para medir la cantidad de agua autorizada”.

Por su parte, el director de Corpocesar, Kaleb Villalobos Brochel aseveró “estas concesiones, de desviaciones, nunca se han reglamentado, por lo que la entidad ahora está en el proceso de reglamentación, para sacar uno por uno los usuarios para saber cuánto se le otorgó hace 20 años que no había el fenómeno del cambio climático y tampoco la demanda tan alta de agua potable para el municipio”.

Posibles soluciones

Ante la situación por la que atraviesa el río Guatapurí, Villalobos Brochel aseguró que existen varias soluciones para mejorar el caudal y preservarlo.

La primera es “medir nuevamente el caudal y redistribuirlo entre las concesiones que fueron otorgadas por 30 años con una nueva reglamentación, para que el derecho al agua de cada usuario sea proporcional, entendiendo la nueva realidad del río”

La desviación ilegal del cauce también es otro factor de disminución de presión del recurso hídrico. Es así como la corporación ha tomado algunas medidas de incremento de las adiciones a los agricultores; especialmente a los arroceros, para que en temporada de inverno tomen el líquido necesario para sus cultivos, así como en tiempo de sequía.

“Otro aspecto importante en el que se ha venido trabajando y que tiene que ver con la visita que se hizo hace algunos días con la Secretaría de Medio Ambiente Departamental y Policía Cesar, es que en la cuenca baja, en los barrios de la margen derecha, hace algunos 15 años la Secretaría de Minas del Departamento otorgó una concesión minera sobre un área del río para extraer piedras, pero la concesión no está cumpliendo con el Plan de Manejo Ambiental”, resaltó Kaleb.

Otro de las posibles soluciones, según el director de Corpocesar, es la reactivación del Pomcas del río Guatapurí (Plan de Ordenamiento de la Cuenca del río Guatapurí), el cual “ya lo gestionamos con el fondo de adaptación y ya está en fase de aprestamiento, pero muy seguramente durante este año ya tendremos la cuenta con ordenación, es decir, que tendrá un diagnóstico por cada tramo del río, formulación de actividades y proyectos que se deben planificar sobre el río”.

Si por un lado no llueve, por el otro ni truena

Mientras que por un lado se observa la grave situación del río Guatapurí, que sufre por desviaciones del afluente, lo que causa la sequía, adicional a la temporada de verano, por otro lado la falta de cultura es evidente, muchas personas mal gastan el líquido en las calles y viviendas.

Es así como en urbanizaciones del norte de la ciudad las amas de casa lavan sus terrazas y calzadas y desperdician el líquido escaso por esta época, mientras en barrios del sur el agua hace falta, sin que ninguna autoridad tome acciones.

Ante este hecho, El Pilón, se comunicó con el Secretario de Gobierno Municipal, Alfonso López Vásquez, quién también es el encargado de dirigir el comparendo ambiental. Sin embargo, el funcionario sólo se encargó de explicar que hasta su oficina no llegan las denuncias, porque las personas se han dedicado a hacerlas por las redes sociales.

 Por Merlin Duarte García/El Pilón

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12 febrero, 2014

El Guatapurí, de río a acequia

La drástica disminución del caudal del río Guatapurí, en la parte suroriente, fue esta vez objeto de denuncia por parte de un edil de Valledupar.


La drástica disminución del caudal del río Guatapurí, en la parte suroriente, fue esta vez objeto de denuncia por parte de un edil de Valledupar.
La drástica disminución del caudal del río Guatapurí, en la parte suroriente, fue esta vez objeto de denuncia por parte de un edil de Valledupar.

Pese a que el 12 de abril del 2013 El Pilón publicó un informe especial donde se daba a conocer la lamentable situación por la que atraviesa el río Guatapurí, por los desvíos del afluente que han causado que la corriente disminuya drásticamente, hasta este 12 de febrero de 2014, las acciones no son visibles por parte de las autoridades de turno para la preservación del caudal que hoy no supera los 30 centímetros de altura en la cuenca baja.

Y aunque este diario, en reiteradas ocasiones, ha realizado un fuerte llamado de atención a los mandatarios de turno por el deprimente hecho, causado por derivaciones legales e ilegales, después de 10 meses de presentado el primer informe, un nuevo llamado se hace público.

El Concejal Felipe ‘Pipe’ Araujo denunció el desolador panorama que presenta hoy una de las mayores riquezas naturales del Valle del Cacique Upar, que en la parte baja, es decir, al suroriente de la ciudad (a la altura del colegio Francisco Molina Sánchez), el río está convertido en acequia, porque la corriente es tan poca que no alcanza si quiera a parecerse a un riachuelo, mientras que en otra derivación el agua no supera la altura para mojar el zapato de una persona adulta.

“Es prácticamente una acequia lo que vi allí y me llamó mucho la atención, yo tomé las fotos y las publiqué por redes sociales, haciendo una denuncia de la situación para que Corpocesar tome cartas en el asunto y nos dé parte de tranquilidad a la población” afirmó Felipe Araujo, quien agregó “nosotros atravesamos y el agua no llega ni a los tobillos”.

Así pues, el afluente que nace en la laguna Curigua, en la Sierra Nevada de Santa Marta y desemboca en la margen derecha del río Cesar, ha ido desapareciendo en el tiempo, dejando a su paso sólo piedras y recuerdos inmortales en los vallenatos, que de seguir así terminará siendo parte de un memorable pasado y lamentable hecho.

No obstante, todavía la ciudadanía guarda las esperanzas de que las autoridades ambientales actúen a tiempo para conservar el importante y torrentoso caudal del ‘Río del Valle del Cacique Upar’ donde aún se tejen historias y vivencias únicas que albergan las claras aguas del río Guatapurí, que han sido inspiración de grandes compositores y poetas vallenatos y amigo secreto de infinidades de personas.

Las posibles causas de la sequía

Aunque el verano también es un factor de la gran disminución del afluente, según las autoridades ambientales y organismos de socorro, no cabe duda que el mayor causante del hecho son las derivaciones del caudal, aquellas que, según informe presentado por este diario el año pasado, son legales e ilegales, creando un gran impacto ambiental.

En la Resolución Reglamentaria Número 139 del 4 de agosto de 1987, la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar, tiene a su orden un caudal base de reparto del Guatapurí de 11.260 litros por segundo.

En el reporte la entidad ambiental, aclara que un total de 7.863 litros por segundo son asignados a concesiones o permisos cedidos desde hace más de 20 años, por lo que los 3.396 litros por segundo hacen parte del caudal remanente, el que es afectado por desviaciones ilegales, dejando como saldo el actual estado del río.

En la resolución de 4 de agosto de 1987 se encontró que al predio ‘La Estancia’ se le realizó una ramificación con una asignación de un litro y subderivación de la misma magnitud. En ese mismo año, Corpocesar otorgó permiso a los predios ‘La Mano de Dios’ para obtener 182 litros por segundo.

En los folios de la entidad, también se encontró que la derivación izquierda número 19 (Caño Molina) capta cuatro litros por segundo de agua para llevarla hasta la finca ‘Las Tamacas’.

Así mismo, en la resolución 636 del 19 de noviembre de 1991 se realizó una derivación al predio ‘Villa Nancy’ con desviación del caudal de 57,68 litros por segundo.

Mientras que en la resolución 022 del 25 de febrero de 2003 se realizó una octava derivación que tiene que ver con la empresa que suministra el servicio de agua potable en la ciudad y su zona corregimental, Emdupar, ramificación por donde pueden pasar 1.800 litros de agua por segundo para la planta de tratamiento de la empresa pública.

Ante estas derivaciones, el Secretario de Medio Ambiente Departamental, Andrés Felipe Mesa Araujo, aseguró, en entrevista con este diario el 09 de febrero del presente año, que durante un recorrido por el Guatapurí identificó, que “luego de la visita al río con Corpocesar, se va identificar las legales, cuáles tienen compuertas, que es el método para medir la cantidad de agua autorizada”.

Por su parte, el director de Corpocesar, Kaleb Villalobos Brochel aseveró “estas concesiones, de desviaciones, nunca se han reglamentado, por lo que la entidad ahora está en el proceso de reglamentación, para sacar uno por uno los usuarios para saber cuánto se le otorgó hace 20 años que no había el fenómeno del cambio climático y tampoco la demanda tan alta de agua potable para el municipio”.

Posibles soluciones

Ante la situación por la que atraviesa el río Guatapurí, Villalobos Brochel aseguró que existen varias soluciones para mejorar el caudal y preservarlo.

La primera es “medir nuevamente el caudal y redistribuirlo entre las concesiones que fueron otorgadas por 30 años con una nueva reglamentación, para que el derecho al agua de cada usuario sea proporcional, entendiendo la nueva realidad del río”

La desviación ilegal del cauce también es otro factor de disminución de presión del recurso hídrico. Es así como la corporación ha tomado algunas medidas de incremento de las adiciones a los agricultores; especialmente a los arroceros, para que en temporada de inverno tomen el líquido necesario para sus cultivos, así como en tiempo de sequía.

“Otro aspecto importante en el que se ha venido trabajando y que tiene que ver con la visita que se hizo hace algunos días con la Secretaría de Medio Ambiente Departamental y Policía Cesar, es que en la cuenca baja, en los barrios de la margen derecha, hace algunos 15 años la Secretaría de Minas del Departamento otorgó una concesión minera sobre un área del río para extraer piedras, pero la concesión no está cumpliendo con el Plan de Manejo Ambiental”, resaltó Kaleb.

Otro de las posibles soluciones, según el director de Corpocesar, es la reactivación del Pomcas del río Guatapurí (Plan de Ordenamiento de la Cuenca del río Guatapurí), el cual “ya lo gestionamos con el fondo de adaptación y ya está en fase de aprestamiento, pero muy seguramente durante este año ya tendremos la cuenta con ordenación, es decir, que tendrá un diagnóstico por cada tramo del río, formulación de actividades y proyectos que se deben planificar sobre el río”.

Si por un lado no llueve, por el otro ni truena

Mientras que por un lado se observa la grave situación del río Guatapurí, que sufre por desviaciones del afluente, lo que causa la sequía, adicional a la temporada de verano, por otro lado la falta de cultura es evidente, muchas personas mal gastan el líquido en las calles y viviendas.

Es así como en urbanizaciones del norte de la ciudad las amas de casa lavan sus terrazas y calzadas y desperdician el líquido escaso por esta época, mientras en barrios del sur el agua hace falta, sin que ninguna autoridad tome acciones.

Ante este hecho, El Pilón, se comunicó con el Secretario de Gobierno Municipal, Alfonso López Vásquez, quién también es el encargado de dirigir el comparendo ambiental. Sin embargo, el funcionario sólo se encargó de explicar que hasta su oficina no llegan las denuncias, porque las personas se han dedicado a hacerlas por las redes sociales.

 Por Merlin Duarte García/El Pilón