Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Siento algo cálido y húmedo caer inesperadamente sobre mi frente.
¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Siento algo cálido y húmedo caer inesperadamente sobre mi frente. ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Abro un ojo a medias, como si acabara de despertar de un tedioso sueño. Mis pupilas se sienten pesadas y mis pestañas quebradizas, ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Gotas, son gotas las que me empapan la frente hasta que el líquido se desborda por mis cejas. ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Me levanto, no soporto el agua sobre mi rostro así que empiezo a inspeccionar el lugar.
Esto no es mi cuarto, ¿me he quedado dormido en algún lugar de mala muerte anoche? – A-ahh –digo, en un triste intento de hablar. Mm siento el gusto arenoso como si no hubiera tomado agua en días, decido no volver a intentar producir ruido alguno, me duele la garganta de todas maneras, me quema… me quema como mil infiernos. Miro a los lados buscando algún objeto que reconozca pero lastimosamente no logro ver más que tres paredes amarillentas y llenas de moho, además de un largo pasillo que al parecer se extiende a la inmensidad, creo que no tengo alguna otra opción. Decido encaminarme a explorar este lugar tan…peculiar, es entonces cuando al dar el primer paso descubro que mis piernas están agarrotadas, siento que mis pies están recubiertos de plomo y mis costillas dan la sensación de que se comprimen, no me importa, quiero salir de aquí así que sigo con mi camino. ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc!
Se podría decir que llevo varias horas caminando, no estoy muy seguro a decir verdad, lo único que sé es que no importa adonde vaya o cuán lejos esté… el sonido seco y abrumador de las gotas de agua al caer desde el techo hace que la cabeza me dé vueltas, el techo… no le había prestado su debida atención hasta que me canse de divisar paredes altas y de apariencia robusta como si tuvieran la propiedad de evitar que el ruido pase a través de ellas (nadie podrá escuchar mis gritos desde aquí dentro), el techo es incluso más asqueroso e intimidante que el resto del lugar, la humedad está despedazando la gruesa capa de pintura que lo cubre hasta el punto que parece que se cae a pedazos, no creo volver a mirar sobre mi cabeza.
¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Respiro profundamente y me detengo, estoy empezando a creer que este lugar no tiene una puerta de atrás. ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! ¡AAAH MALDITA SEA! ¡YA NO LO SOPORTO! El tiempo no da señales de avanzar, no tengo idea de si es de día o de noche, ¿si quiera existe tal cosa por aquí? No hayo más compañía que el increíblemente exasperante sonido del agua cayendo constantemente, sin fin… el… el agua. ¿Es ese el mismo pequeño charco que dejé atrás?, ¿es que acaso he vuelto al punto de inicio?, e- ese ¿soy yo? (se veía reflejado en el charco), me veo blancuzco y lánguido, enfermizo. ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Las manos me rodean el cuello con fuerza, cierro los ojos… El goteo por fin se detiene.
AUTOR: VALERIA BARROS ANGARITA – I. E. NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA
Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Siento algo cálido y húmedo caer inesperadamente sobre mi frente.
¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Siento algo cálido y húmedo caer inesperadamente sobre mi frente. ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Abro un ojo a medias, como si acabara de despertar de un tedioso sueño. Mis pupilas se sienten pesadas y mis pestañas quebradizas, ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Gotas, son gotas las que me empapan la frente hasta que el líquido se desborda por mis cejas. ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Me levanto, no soporto el agua sobre mi rostro así que empiezo a inspeccionar el lugar.
Esto no es mi cuarto, ¿me he quedado dormido en algún lugar de mala muerte anoche? – A-ahh –digo, en un triste intento de hablar. Mm siento el gusto arenoso como si no hubiera tomado agua en días, decido no volver a intentar producir ruido alguno, me duele la garganta de todas maneras, me quema… me quema como mil infiernos. Miro a los lados buscando algún objeto que reconozca pero lastimosamente no logro ver más que tres paredes amarillentas y llenas de moho, además de un largo pasillo que al parecer se extiende a la inmensidad, creo que no tengo alguna otra opción. Decido encaminarme a explorar este lugar tan…peculiar, es entonces cuando al dar el primer paso descubro que mis piernas están agarrotadas, siento que mis pies están recubiertos de plomo y mis costillas dan la sensación de que se comprimen, no me importa, quiero salir de aquí así que sigo con mi camino. ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc!
Se podría decir que llevo varias horas caminando, no estoy muy seguro a decir verdad, lo único que sé es que no importa adonde vaya o cuán lejos esté… el sonido seco y abrumador de las gotas de agua al caer desde el techo hace que la cabeza me dé vueltas, el techo… no le había prestado su debida atención hasta que me canse de divisar paredes altas y de apariencia robusta como si tuvieran la propiedad de evitar que el ruido pase a través de ellas (nadie podrá escuchar mis gritos desde aquí dentro), el techo es incluso más asqueroso e intimidante que el resto del lugar, la humedad está despedazando la gruesa capa de pintura que lo cubre hasta el punto que parece que se cae a pedazos, no creo volver a mirar sobre mi cabeza.
¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Respiro profundamente y me detengo, estoy empezando a creer que este lugar no tiene una puerta de atrás. ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! ¡AAAH MALDITA SEA! ¡YA NO LO SOPORTO! El tiempo no da señales de avanzar, no tengo idea de si es de día o de noche, ¿si quiera existe tal cosa por aquí? No hayo más compañía que el increíblemente exasperante sonido del agua cayendo constantemente, sin fin… el… el agua. ¿Es ese el mismo pequeño charco que dejé atrás?, ¿es que acaso he vuelto al punto de inicio?, e- ese ¿soy yo? (se veía reflejado en el charco), me veo blancuzco y lánguido, enfermizo. ¡Ploc! ¡Ploc! ¡Ploc! Las manos me rodean el cuello con fuerza, cierro los ojos… El goteo por fin se detiene.
AUTOR: VALERIA BARROS ANGARITA – I. E. NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA