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Especial - 2 agosto, 2023

El garcero, la otra “coca” apetecida en la tierra del olvido

Su área territorial representa un altísimo valor para la humanidad y su ecosistema.

Reserva natural El Garcero, departamento de Bolívar.
Reserva natural El Garcero, departamento de Bolívar.

Una de las principales reservas naturales declarada como área de interés para la conservación de las aves, es el Garcero, que tiene registro en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas por la Unidad Administrativa Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia, con una extensión de 610+ hectáreas entre Margarita y Hatillo de Loba, Bolívar, sobre el brazo de Mompox, con 48 km aguas arriba de la ciudad y 8 km aguas abajo del caserío La Ribona.

FINES AMBIENTALES

Se hace un esfuerzo para empoderar la sostenibilidad, pero ante los diferentes planes sectoriales de desarrollo no se ha tenido una salida para enganchar al Garcero, no se han ejecutado las líneas de acción ante la valoración pública del contexto de reserva natural. 

Como misión tiene la de fortalecer la restauración sobre la diversidad de arbustos, y plantas herbáceas, así como la conservación ecológica. 

Desde 1990 la administración de esta reserva natural con profundo sentido social viene luchando para legitimar sus metas, ante los desafíos de los Objetivos del Desarrollo Sostenible ODS. 

Las reservas naturales son fuentes de vida.

ESPECIES NATURALES

El área territorial del Garcero, representa un altísimo valor para la humanidad, el ecosistema que la envuelve contiene una diversidad de especies arbóreas superior a 200 como pinta canilla, guásimo, jobo, guacamayo, carreto, ébano, ceiba tolúa, orejero, y otra gran diversidad de plantas. Allí también anidan una variedad de aves, que supone ante la democracia y en un Estado social y de derecho la seguridad, el respeto por una democracia ambiental (“…con el fin de fortalecer la unidad de la Nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo…”. – Constitución Política de Colombia). Este territorio no cuenta con suficiente reserva hídrica, y que ante la preocupación de sus administradores acudieron a la Corporación Autónomas Regional del Sur de Bolívar- CSB, por ser la autoridad en el territorio del garcero, para crear un área de conservación que incluye 2 complejos de ciénagas: Paraíso y Ovejero, pero ni siquiera les importó leer la propuesta.

¿HACIA DÓNDE VA EL GARCERO? 

Cuando corre el riesgo que su ecosistema cada vez sea depredado por la tala indiscriminada que favorece intereses de particulares. El Garcero se ha ido “deshaciendo” a pedazos. 

El intento humano de su organización ambiental para su conservación requiere de la presencia del Estado. Sigamos pensando en esta reserva natural como medio de ciencia, tecnología e innovación, pero también de coraje como fuerza del espíritu, pero lo paradójico es que el Garcero no se siente engancharse para vivir dentro de un ecosistema humanamente posible. Y que parece haberse “sumergido en la predestinación de Ernesto Sábato: Los cielos y la tierra se han enfermado. La naturaleza, ese arquetipo de toda belleza, se trastornó.

POR RICARDO ARQUEZ BENAVIDES/ ESPECIAL PARA EL PILÓN (Analista de política minero-energética y ambiental).

Especial
2 agosto, 2023

El garcero, la otra “coca” apetecida en la tierra del olvido

Su área territorial representa un altísimo valor para la humanidad y su ecosistema.


Reserva natural El Garcero, departamento de Bolívar.
Reserva natural El Garcero, departamento de Bolívar.

Una de las principales reservas naturales declarada como área de interés para la conservación de las aves, es el Garcero, que tiene registro en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas por la Unidad Administrativa Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales de Colombia, con una extensión de 610+ hectáreas entre Margarita y Hatillo de Loba, Bolívar, sobre el brazo de Mompox, con 48 km aguas arriba de la ciudad y 8 km aguas abajo del caserío La Ribona.

FINES AMBIENTALES

Se hace un esfuerzo para empoderar la sostenibilidad, pero ante los diferentes planes sectoriales de desarrollo no se ha tenido una salida para enganchar al Garcero, no se han ejecutado las líneas de acción ante la valoración pública del contexto de reserva natural. 

Como misión tiene la de fortalecer la restauración sobre la diversidad de arbustos, y plantas herbáceas, así como la conservación ecológica. 

Desde 1990 la administración de esta reserva natural con profundo sentido social viene luchando para legitimar sus metas, ante los desafíos de los Objetivos del Desarrollo Sostenible ODS. 

Las reservas naturales son fuentes de vida.

ESPECIES NATURALES

El área territorial del Garcero, representa un altísimo valor para la humanidad, el ecosistema que la envuelve contiene una diversidad de especies arbóreas superior a 200 como pinta canilla, guásimo, jobo, guacamayo, carreto, ébano, ceiba tolúa, orejero, y otra gran diversidad de plantas. Allí también anidan una variedad de aves, que supone ante la democracia y en un Estado social y de derecho la seguridad, el respeto por una democracia ambiental (“…con el fin de fortalecer la unidad de la Nación y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el trabajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que garantice un orden político, económico y social justo…”. – Constitución Política de Colombia). Este territorio no cuenta con suficiente reserva hídrica, y que ante la preocupación de sus administradores acudieron a la Corporación Autónomas Regional del Sur de Bolívar- CSB, por ser la autoridad en el territorio del garcero, para crear un área de conservación que incluye 2 complejos de ciénagas: Paraíso y Ovejero, pero ni siquiera les importó leer la propuesta.

¿HACIA DÓNDE VA EL GARCERO? 

Cuando corre el riesgo que su ecosistema cada vez sea depredado por la tala indiscriminada que favorece intereses de particulares. El Garcero se ha ido “deshaciendo” a pedazos. 

El intento humano de su organización ambiental para su conservación requiere de la presencia del Estado. Sigamos pensando en esta reserva natural como medio de ciencia, tecnología e innovación, pero también de coraje como fuerza del espíritu, pero lo paradójico es que el Garcero no se siente engancharse para vivir dentro de un ecosistema humanamente posible. Y que parece haberse “sumergido en la predestinación de Ernesto Sábato: Los cielos y la tierra se han enfermado. La naturaleza, ese arquetipo de toda belleza, se trastornó.

POR RICARDO ARQUEZ BENAVIDES/ ESPECIAL PARA EL PILÓN (Analista de política minero-energética y ambiental).