Dada la trascendencia de la guerra en Europa, la invasión de Rusia a Ucrania, dos naciones vecinas y que se podrían denominar hermanas, en un ajedrez de definición estratégica de la seguridad de las naciones, en particular Rusia y las de occidente, EL PILÓN ha invitado esta noche a expertos a exponer y a conversar sobre la situación y su impacto en nuestra región norte de Colombia.
Dada la trascendencia de la guerra en Europa, la invasión de Rusia a Ucrania, dos naciones vecinas y que se podrían denominar hermanas, en un ajedrez de definición estratégica de la seguridad de las naciones, en particular Rusia y las de occidente, EL PILÓN ha invitado esta noche a expertos a exponer y a conversar sobre la situación y su impacto en nuestra región norte de Colombia.
Esas alteraciones de la paz mundial condicionan la vida de millones de personas, de un mundo que apenas se repone de la mayor tragedia de salud global de la historia, bajo un grado y modalidad de contagio nunca imaginado, en hechos que también unos meses atrás nadie había podido predecir.
Lo que viene sucediendo estos días no sólo pondrían a la humanidad al borde del precipito más infernal, sino que aún sin adquirir ribetes tan letales, ya empiezan a afectar la tranquilidad de hogares y trabajos y empieza a repercutir sobre la economía de bienes y servicios en territorios lejanos del teatro cruel de las operaciones militares.
En nuestra región, en señales difusas y convergentes, y en ocasiones contradictorias, se evidencian los saltos de precios y los posibles niveles de escasez de algunos productos básicos.
Renglones como los de servicios, en diferentes órdenes, empiezan a afectarse cuando se estaba normalizando el transporte de mercancías entre los países, especialmente aquel de vía marítima.
Productos agrícolas ya encarecidos se someten a otro inesperado incremento, por el bajo suministro de fertilizantes, claves para abonar los suelos, producidos por Ucrania; o el destino de exportación de la carne vacuna, cuyo amplio mercado lo ofrece Rusia; o los precios de bienes energéticos como el carbón y el gas que suben a altos niveles prolongando los rangos históricos que se habían venido dando junto a la recuperación de la economía mundial después de superada la pandemia.
Combustibles fósiles tan necesarios hoy que se amenaza con un freno el ritmo de la transición energética.
Nuestra región, el Cesar, La Guajira y Magdalena, derivan significativos ingresos de la minería, su infraestructura de transporte y puerto, y de la producción de gas, este combustible con unas posibilidades inmensas de futuro desarrollo en zonas coincidentes con las mineras; de los productos del agro como la ganadería, la palma de aceite, el café y el banano, entre otros. La Guajira y el Cesar son epicentro del gran paso de la transición energética con el establecimiento de macroproyectos de generación eléctrica en instalaciones de aprovechamiento del sol y del viento, los reyes de las energías renovables y no convencionales. Sin olvidar que naciones vecinas han mostrado afinidad con Rusia.
Entonces, el marco de la guerra de Ucrania, convertido en un gran conflicto mundial, al cual ningún país del orbe es indiferente, en medio de los más recalcitrantes nacionalismos nos recuerda que más que ciudadanos de un país somos ‘parientes del globo’, como lo ha puesto de presente la epidemia del coronavirus, el desafío del cambio climático y, ahora, esta perversa guerra.
Dada la trascendencia de la guerra en Europa, la invasión de Rusia a Ucrania, dos naciones vecinas y que se podrían denominar hermanas, en un ajedrez de definición estratégica de la seguridad de las naciones, en particular Rusia y las de occidente, EL PILÓN ha invitado esta noche a expertos a exponer y a conversar sobre la situación y su impacto en nuestra región norte de Colombia.
Dada la trascendencia de la guerra en Europa, la invasión de Rusia a Ucrania, dos naciones vecinas y que se podrían denominar hermanas, en un ajedrez de definición estratégica de la seguridad de las naciones, en particular Rusia y las de occidente, EL PILÓN ha invitado esta noche a expertos a exponer y a conversar sobre la situación y su impacto en nuestra región norte de Colombia.
Esas alteraciones de la paz mundial condicionan la vida de millones de personas, de un mundo que apenas se repone de la mayor tragedia de salud global de la historia, bajo un grado y modalidad de contagio nunca imaginado, en hechos que también unos meses atrás nadie había podido predecir.
Lo que viene sucediendo estos días no sólo pondrían a la humanidad al borde del precipito más infernal, sino que aún sin adquirir ribetes tan letales, ya empiezan a afectar la tranquilidad de hogares y trabajos y empieza a repercutir sobre la economía de bienes y servicios en territorios lejanos del teatro cruel de las operaciones militares.
En nuestra región, en señales difusas y convergentes, y en ocasiones contradictorias, se evidencian los saltos de precios y los posibles niveles de escasez de algunos productos básicos.
Renglones como los de servicios, en diferentes órdenes, empiezan a afectarse cuando se estaba normalizando el transporte de mercancías entre los países, especialmente aquel de vía marítima.
Productos agrícolas ya encarecidos se someten a otro inesperado incremento, por el bajo suministro de fertilizantes, claves para abonar los suelos, producidos por Ucrania; o el destino de exportación de la carne vacuna, cuyo amplio mercado lo ofrece Rusia; o los precios de bienes energéticos como el carbón y el gas que suben a altos niveles prolongando los rangos históricos que se habían venido dando junto a la recuperación de la economía mundial después de superada la pandemia.
Combustibles fósiles tan necesarios hoy que se amenaza con un freno el ritmo de la transición energética.
Nuestra región, el Cesar, La Guajira y Magdalena, derivan significativos ingresos de la minería, su infraestructura de transporte y puerto, y de la producción de gas, este combustible con unas posibilidades inmensas de futuro desarrollo en zonas coincidentes con las mineras; de los productos del agro como la ganadería, la palma de aceite, el café y el banano, entre otros. La Guajira y el Cesar son epicentro del gran paso de la transición energética con el establecimiento de macroproyectos de generación eléctrica en instalaciones de aprovechamiento del sol y del viento, los reyes de las energías renovables y no convencionales. Sin olvidar que naciones vecinas han mostrado afinidad con Rusia.
Entonces, el marco de la guerra de Ucrania, convertido en un gran conflicto mundial, al cual ningún país del orbe es indiferente, en medio de los más recalcitrantes nacionalismos nos recuerda que más que ciudadanos de un país somos ‘parientes del globo’, como lo ha puesto de presente la epidemia del coronavirus, el desafío del cambio climático y, ahora, esta perversa guerra.