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Editorial - 14 noviembre, 2023

El empleo rural también es una opción importante

Llama mucho la atención el hecho de ver en las calles de Valledupar, y en los distintos municipios del Cesar, cantidades de jóvenes sin estudiar y sin trabajar, pero también personas de todas las edades, la mayoría añorando tener una motocicleta como herramienta para conseguir sus ingresos económicos, pero se olvidan que, además de ser una actividad ilegal, el mototaxismo es un oficio que representa un alto nivel de riesgos en muchos aspectos.

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Llama mucho la atención el hecho de ver en las calles de Valledupar, y en los distintos municipios del Cesar, cantidades de jóvenes sin estudiar y sin trabajar, pero también personas de todas las edades, la mayoría añorando tener una motocicleta como herramienta para conseguir sus ingresos económicos, pero se olvidan que, además de ser una actividad ilegal, el mototaxismo es un oficio que representa un alto nivel de riesgos en muchos aspectos.

En Colombia, en especial en la costa Caribe, por distintos factores que ameritan un mayor análisis, en las últimas décadas la mirada laboral se volcó hacia las ciudades y se ha venido subestimando el empleo rural.

Esa situación se ha hecho más evidente en estas épocas en el departamento del Cesar con motivo de la temporada de recolección de café, en la que los productores del grano están seriamente preocupados por la falta de recolectores y ven en riesgo el aprovechamiento eficiente de sus cosechas, tal como lo registramos en la anterior edición de EL PILÓN.

La actividad cafetera es la más latente en estos momentos, pero igual son muchos los otros renglones del sector agropecuario que requieren de mano de obra y esta no se consigue, mientras que, paradójicamente, en las ciudades hay demasiada demanda y poca oferta laboral, ese es un tema que los gobiernos, en todos los niveles, deben prestarle atención y actuar en consecuencia con acciones y gestiones de manera integral, cuyo objetivo final debe ser el de volver atractiva la oportunidad laboral en el campo.

Los economistas siempre nos recuerdan que
la riqueza de una región no solo se mide por sus desarrollos urbanos, sino por la fortaleza de sus raíces rurales. En el departamento del Cesar y la extensa costa Caribe colombiana, el empleo rural no solo es un componente económico, sino un pilar esencial que sostiene la identidad cultural y el equilibrio ambiental de la región.

Fomentar el desarrollo sostenible en estas actividades no solo impulsa la economía, sino que también preserva las tradiciones que han pasado de generación en generación.

La pregunta es el ¿por qué se le ha ido perdiendo el interés y el amor al campo?, en especial las nuevas generaciones de jóvenes no quieren saber nada del trabajo en el campo, ese es un tema en el que intervienen muchos ingredientes de carácter social, a los jóvenes del campo, a nuestros indígenas y campesinos en general siempre tienden a subvalorarlos, olvidando que la tierra, el medio ambiente, necesita de ese tipo de poblaciones.

Es importante recordar que la agricultura sostenible y las prácticas ganaderas responsables no solo mantienen la tierra fértil, sino que también evitan la deforestación y la degradación del suelo. En un momento en que la conservación ambiental es una prioridad global, el empleo rural se presenta como un aliado vital en la preservación de la biodiversidad y la mitigación del cambio climático.

En la construcción de un futuro próspero y sostenible para el departamento del Cesar no podemos pasar por alto la vital importancia del empleo rural. Al invertir en el desarrollo de prácticas agrícolas sostenibles, en la preservación de las tradiciones culturales y en la creación de oportunidades económicas en las áreas rurales, no solo aseguramos el bienestar de las comunidades actuales, sino que también sentamos las bases para un legado duradero que enriquecerá las vidas de las generaciones venideras.

Editorial
14 noviembre, 2023

El empleo rural también es una opción importante

Llama mucho la atención el hecho de ver en las calles de Valledupar, y en los distintos municipios del Cesar, cantidades de jóvenes sin estudiar y sin trabajar, pero también personas de todas las edades, la mayoría añorando tener una motocicleta como herramienta para conseguir sus ingresos económicos, pero se olvidan que, además de ser una actividad ilegal, el mototaxismo es un oficio que representa un alto nivel de riesgos en muchos aspectos.


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Llama mucho la atención el hecho de ver en las calles de Valledupar, y en los distintos municipios del Cesar, cantidades de jóvenes sin estudiar y sin trabajar, pero también personas de todas las edades, la mayoría añorando tener una motocicleta como herramienta para conseguir sus ingresos económicos, pero se olvidan que, además de ser una actividad ilegal, el mototaxismo es un oficio que representa un alto nivel de riesgos en muchos aspectos.

En Colombia, en especial en la costa Caribe, por distintos factores que ameritan un mayor análisis, en las últimas décadas la mirada laboral se volcó hacia las ciudades y se ha venido subestimando el empleo rural.

Esa situación se ha hecho más evidente en estas épocas en el departamento del Cesar con motivo de la temporada de recolección de café, en la que los productores del grano están seriamente preocupados por la falta de recolectores y ven en riesgo el aprovechamiento eficiente de sus cosechas, tal como lo registramos en la anterior edición de EL PILÓN.

La actividad cafetera es la más latente en estos momentos, pero igual son muchos los otros renglones del sector agropecuario que requieren de mano de obra y esta no se consigue, mientras que, paradójicamente, en las ciudades hay demasiada demanda y poca oferta laboral, ese es un tema que los gobiernos, en todos los niveles, deben prestarle atención y actuar en consecuencia con acciones y gestiones de manera integral, cuyo objetivo final debe ser el de volver atractiva la oportunidad laboral en el campo.

Los economistas siempre nos recuerdan que
la riqueza de una región no solo se mide por sus desarrollos urbanos, sino por la fortaleza de sus raíces rurales. En el departamento del Cesar y la extensa costa Caribe colombiana, el empleo rural no solo es un componente económico, sino un pilar esencial que sostiene la identidad cultural y el equilibrio ambiental de la región.

Fomentar el desarrollo sostenible en estas actividades no solo impulsa la economía, sino que también preserva las tradiciones que han pasado de generación en generación.

La pregunta es el ¿por qué se le ha ido perdiendo el interés y el amor al campo?, en especial las nuevas generaciones de jóvenes no quieren saber nada del trabajo en el campo, ese es un tema en el que intervienen muchos ingredientes de carácter social, a los jóvenes del campo, a nuestros indígenas y campesinos en general siempre tienden a subvalorarlos, olvidando que la tierra, el medio ambiente, necesita de ese tipo de poblaciones.

Es importante recordar que la agricultura sostenible y las prácticas ganaderas responsables no solo mantienen la tierra fértil, sino que también evitan la deforestación y la degradación del suelo. En un momento en que la conservación ambiental es una prioridad global, el empleo rural se presenta como un aliado vital en la preservación de la biodiversidad y la mitigación del cambio climático.

En la construcción de un futuro próspero y sostenible para el departamento del Cesar no podemos pasar por alto la vital importancia del empleo rural. Al invertir en el desarrollo de prácticas agrícolas sostenibles, en la preservación de las tradiciones culturales y en la creación de oportunidades económicas en las áreas rurales, no solo aseguramos el bienestar de las comunidades actuales, sino que también sentamos las bases para un legado duradero que enriquecerá las vidas de las generaciones venideras.