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Editorial - 30 marzo, 2021

El Ecoparque Los Besotes, tan cercano a la ciudad y parece lejano

A poca distancia de Valledupar, después del Batallón de Ingenieros, en la carretera hacia San Juan del Cesar, cruzando a la izquierda luego de unos 8 kilómetros de recorrido, nos dirigimos al Ecoparque Los Besotes, una iniciativa encabezada por Tomás Darío Gutiérrez, con su dedicación de 30 años y su Fundación Ecológica Los Besotes, Fundebes.

A poca distancia de Valledupar, después del Batallón  de Ingenieros, en la carretera hacia San Juan del Cesar, cruzando a la izquierda luego de unos 8 kilómetros de recorrido, nos dirigimos  al Ecoparque Los Besotes, una iniciativa encabezada por Tomás Darío Gutiérrez, con su dedicación de 30 años y su Fundación Ecológica Los Besotes, Fundebes.

El Ecoparque quedó dentro de la delimitación de 3.108 hectáreas, en la región de Besotes, que Corpocesar, a través del  Acuerdo 012 del 16 de diciembre del  2008, declaró como área protegida, denominada  ‘Santuario de Vida Silvestre Los Besotes’. Años después fue homologada y erigida como ‘Parque Natural Regional’ por el  Acuerdo 050 del 17 de julio del 2013 de la Corporación.

Recordamos la contribución original de las familias Maestre Arias y la del siempre maestro, Cesar Mendoza Hinojosa, propietarios de tierras destinadas a su preservación. También los Arregocés, los Cure, los Parodi.

Ese parque es inigualable representación del llamado bosque seco tropical, y de  una fauna  rica y diversa que expertos consideraron santuario, y casa de visitantes internacionales y de comisiones amantes del avistamiento de su atractivo. 

Investigaciones detalladas, en varios libros, se han adelantado,  y entre ellos ha llegado a nuestra sede un bello volumen titulado ‘Guía ilustrada de fauna del Santuario de Vida Silvestre Los Besotes, Valledupar, Cesar Colombia’, publicada  por la reconocida ‘Conservación Internacional’.  Esta firma y la Corporación adelantaron la formulación del Plan de Manejo Ambiental, PMA, que en la actualidad, después de un trabajo de más de dos años,  está actualizando el programa de los Estados Unidos de América para el desarrollo, USAID.  Es decir, hay con qué.

El parque, localizado en el occidente de los corregimientos Los Corazones y Río Seco, es distinto al sitio donde  se prevé hacer el embalse Los Besotes,  ubicado a más de 10 kilómetros arriba en la cuenca del río Guatapurí, para abastecer de agua  a la ciudad, su Área Metropolitana y el riego de tierras agrícolas.

De su extensión,  entre el 25 y 30 %  ha sido atendido directamente por el profesor Tomás Darío con recursos propios y de terceros. Ocasionalmente la Corporación también asume costos de mantenimiento, sin embargo, a pesar de que tiene la propiedad de 450 hectáreas, no le ha dado la importancia que se merece un parque de ese nivel para el ecosistema regional.

Recordamos la buena noticia que significaría, más allá de los actos  simbólicos de ‘soberanía’, como la presencia que se tuvo junto a la visita del  entonces presidente  Juan Manuel Santos, que se presupuesten con regularidad y en una magnitud razonable los dineros para contribuir a la preservación del parque. 

Se requiere más investigación, más señalización, más identificación de sus zonas, más actividades de limpieza, vigilancia para evitar, entre otros, incendios, caza o invasiones,  y también más visibilización y promoción para que la gente de Valledupar y del Cesar, sus instituciones, empresas, lo conozcan y no se limite a recibir visitantes internacionales, afluencia bastante afectada por la pandemia del coronavirus.

Editorial
30 marzo, 2021

El Ecoparque Los Besotes, tan cercano a la ciudad y parece lejano

A poca distancia de Valledupar, después del Batallón de Ingenieros, en la carretera hacia San Juan del Cesar, cruzando a la izquierda luego de unos 8 kilómetros de recorrido, nos dirigimos al Ecoparque Los Besotes, una iniciativa encabezada por Tomás Darío Gutiérrez, con su dedicación de 30 años y su Fundación Ecológica Los Besotes, Fundebes.


A poca distancia de Valledupar, después del Batallón  de Ingenieros, en la carretera hacia San Juan del Cesar, cruzando a la izquierda luego de unos 8 kilómetros de recorrido, nos dirigimos  al Ecoparque Los Besotes, una iniciativa encabezada por Tomás Darío Gutiérrez, con su dedicación de 30 años y su Fundación Ecológica Los Besotes, Fundebes.

El Ecoparque quedó dentro de la delimitación de 3.108 hectáreas, en la región de Besotes, que Corpocesar, a través del  Acuerdo 012 del 16 de diciembre del  2008, declaró como área protegida, denominada  ‘Santuario de Vida Silvestre Los Besotes’. Años después fue homologada y erigida como ‘Parque Natural Regional’ por el  Acuerdo 050 del 17 de julio del 2013 de la Corporación.

Recordamos la contribución original de las familias Maestre Arias y la del siempre maestro, Cesar Mendoza Hinojosa, propietarios de tierras destinadas a su preservación. También los Arregocés, los Cure, los Parodi.

Ese parque es inigualable representación del llamado bosque seco tropical, y de  una fauna  rica y diversa que expertos consideraron santuario, y casa de visitantes internacionales y de comisiones amantes del avistamiento de su atractivo. 

Investigaciones detalladas, en varios libros, se han adelantado,  y entre ellos ha llegado a nuestra sede un bello volumen titulado ‘Guía ilustrada de fauna del Santuario de Vida Silvestre Los Besotes, Valledupar, Cesar Colombia’, publicada  por la reconocida ‘Conservación Internacional’.  Esta firma y la Corporación adelantaron la formulación del Plan de Manejo Ambiental, PMA, que en la actualidad, después de un trabajo de más de dos años,  está actualizando el programa de los Estados Unidos de América para el desarrollo, USAID.  Es decir, hay con qué.

El parque, localizado en el occidente de los corregimientos Los Corazones y Río Seco, es distinto al sitio donde  se prevé hacer el embalse Los Besotes,  ubicado a más de 10 kilómetros arriba en la cuenca del río Guatapurí, para abastecer de agua  a la ciudad, su Área Metropolitana y el riego de tierras agrícolas.

De su extensión,  entre el 25 y 30 %  ha sido atendido directamente por el profesor Tomás Darío con recursos propios y de terceros. Ocasionalmente la Corporación también asume costos de mantenimiento, sin embargo, a pesar de que tiene la propiedad de 450 hectáreas, no le ha dado la importancia que se merece un parque de ese nivel para el ecosistema regional.

Recordamos la buena noticia que significaría, más allá de los actos  simbólicos de ‘soberanía’, como la presencia que se tuvo junto a la visita del  entonces presidente  Juan Manuel Santos, que se presupuesten con regularidad y en una magnitud razonable los dineros para contribuir a la preservación del parque. 

Se requiere más investigación, más señalización, más identificación de sus zonas, más actividades de limpieza, vigilancia para evitar, entre otros, incendios, caza o invasiones,  y también más visibilización y promoción para que la gente de Valledupar y del Cesar, sus instituciones, empresas, lo conozcan y no se limite a recibir visitantes internacionales, afluencia bastante afectada por la pandemia del coronavirus.