“Gozaba de una vocación desinteresada y altruista, le gustaba servirle al pueblo”.
Lo que no entienden los cachacos y críticos es que en la política costeña los líderes deben gozar de la simpatía y del carisma popular, no basta con presentar propuestas ideológicas y poner a consideración del pueblo el programa bandero de gobierno, sino que este debe estar acompañado de los primeros ingredientes sumado al compromiso de una buena ejecución presupuestal representada en obras de beneficio social.
Eso encarnaba ‘Luquita’ Gnecco, lo conocí muy de cerca en 1994, fui su secretario privado, gozaba de una vocación desinteresada y altruista, le gustaba servirle al pueblo. Era un hombre desprevenido y desprendido, no era indiferente a la realidad social que acongojaba al departamento del Cesar. Se afanaba por ejecutar, realizar obras y mantener en perfecto estado las ya existentes.
Su nobleza le permitía solucionar de inmediato necesidades básicas y de urgencia que se le presentaban a nuestros coterráneos. En octubre de 1994 los corregimientos del sur fueron azotados por un fuerte vendaval, el informe técnico entregaba más de 1.000 familias destechadas y damnificadas, en consejo de gobierno de urgencia ordenó: “Si no hay plata, pidan zinc y eternit en ferreterías que, si la gobernación no paga, la factura la pago yo, esa pobre gente no puede pasar otra noche en tinieblas”.
En el sepelio el pueblo lo manifestaba a voces: “Dos gobernadores populares, Pepe Castro y Lucas Gnecco”, no se referían a ellos por ser hijos del pueblo lo decían porque en el momento de gobernar los intereses de una sociedad decaída y marginada la representaban con honestidad y ganas de servir, simplemente porque esa era su vocación, eran hombres de trabajo, de soluciones, que vivían y sufrían el momento por cuanto no eran ajenos a la realidad social.
Por ello el pueblo inmoló en su memoria el recuerdo de dichos líderes. Independiente de las críticas que muchos detractores realizan al sistema que desde hace dos décadas regenta los intereses del departamento, en el escenario político regional habrá Cielo para rato, ella es la abanderada en los temas sociales, la gestora que por naturaleza se ha ganado al pueblo del Cesar.
Ellos no repararon cuándo de servir se trataba, eso es lo que el político de hoy no tiene, se hace elegir con mentiras y populismo para después incumplir su promesa social.
En el caso de ‘Pepe’, Lucas y Cielo ocurre totalmente lo contrario, concibieron la política como el arte de servir, por 24 horas durante los siete días de la semana, de noche y de madrugada, sin descanso y desdén alguno, pero si con la vocación perenne y permanente de servir al más desprotegido.
En algún momento a ‘Pepe’ Castro lo catapultaron con el lema que identificó sus obras “Los buldóceres adelante y los abogados atrás” porque al momento de realizarlas nadie lo paraba. ‘Pepe’ en una alocución en la emisora Radio Guatapurí le preguntaron el por qué decidió apoyar a Lucas Gnecco por segunda vez a la Gobernación del Cesar y no a su comadre Consuelo Araujo “La Cacica”
La respuesta de Pepe dejó perplejo a periodistas y oyentes: “Mi comadre es un remolino de los que se forman en altamar y se convierten en ciclones que arrasan con todo lo que encuentran, pero Lucas es un trasatlántico de los que no se dejan hundir, él no se ahoga con cualquier tempestad”.
A ‘Lilo’, la esposa de Lucas Gnecco, sus hijos y demás familiares, fraternal abrazo de condolencias.
Por: PEDRO NORBERTO CASTRO ARAUJO /ESPECIAL PARA EL PILÓN.
“Gozaba de una vocación desinteresada y altruista, le gustaba servirle al pueblo”.
Lo que no entienden los cachacos y críticos es que en la política costeña los líderes deben gozar de la simpatía y del carisma popular, no basta con presentar propuestas ideológicas y poner a consideración del pueblo el programa bandero de gobierno, sino que este debe estar acompañado de los primeros ingredientes sumado al compromiso de una buena ejecución presupuestal representada en obras de beneficio social.
Eso encarnaba ‘Luquita’ Gnecco, lo conocí muy de cerca en 1994, fui su secretario privado, gozaba de una vocación desinteresada y altruista, le gustaba servirle al pueblo. Era un hombre desprevenido y desprendido, no era indiferente a la realidad social que acongojaba al departamento del Cesar. Se afanaba por ejecutar, realizar obras y mantener en perfecto estado las ya existentes.
Su nobleza le permitía solucionar de inmediato necesidades básicas y de urgencia que se le presentaban a nuestros coterráneos. En octubre de 1994 los corregimientos del sur fueron azotados por un fuerte vendaval, el informe técnico entregaba más de 1.000 familias destechadas y damnificadas, en consejo de gobierno de urgencia ordenó: “Si no hay plata, pidan zinc y eternit en ferreterías que, si la gobernación no paga, la factura la pago yo, esa pobre gente no puede pasar otra noche en tinieblas”.
En el sepelio el pueblo lo manifestaba a voces: “Dos gobernadores populares, Pepe Castro y Lucas Gnecco”, no se referían a ellos por ser hijos del pueblo lo decían porque en el momento de gobernar los intereses de una sociedad decaída y marginada la representaban con honestidad y ganas de servir, simplemente porque esa era su vocación, eran hombres de trabajo, de soluciones, que vivían y sufrían el momento por cuanto no eran ajenos a la realidad social.
Por ello el pueblo inmoló en su memoria el recuerdo de dichos líderes. Independiente de las críticas que muchos detractores realizan al sistema que desde hace dos décadas regenta los intereses del departamento, en el escenario político regional habrá Cielo para rato, ella es la abanderada en los temas sociales, la gestora que por naturaleza se ha ganado al pueblo del Cesar.
Ellos no repararon cuándo de servir se trataba, eso es lo que el político de hoy no tiene, se hace elegir con mentiras y populismo para después incumplir su promesa social.
En el caso de ‘Pepe’, Lucas y Cielo ocurre totalmente lo contrario, concibieron la política como el arte de servir, por 24 horas durante los siete días de la semana, de noche y de madrugada, sin descanso y desdén alguno, pero si con la vocación perenne y permanente de servir al más desprotegido.
En algún momento a ‘Pepe’ Castro lo catapultaron con el lema que identificó sus obras “Los buldóceres adelante y los abogados atrás” porque al momento de realizarlas nadie lo paraba. ‘Pepe’ en una alocución en la emisora Radio Guatapurí le preguntaron el por qué decidió apoyar a Lucas Gnecco por segunda vez a la Gobernación del Cesar y no a su comadre Consuelo Araujo “La Cacica”
La respuesta de Pepe dejó perplejo a periodistas y oyentes: “Mi comadre es un remolino de los que se forman en altamar y se convierten en ciclones que arrasan con todo lo que encuentran, pero Lucas es un trasatlántico de los que no se dejan hundir, él no se ahoga con cualquier tempestad”.
A ‘Lilo’, la esposa de Lucas Gnecco, sus hijos y demás familiares, fraternal abrazo de condolencias.
Por: PEDRO NORBERTO CASTRO ARAUJO /ESPECIAL PARA EL PILÓN.