Lo que en principio el barrio Los Fundadores era señal de violencia, porque a diario aparecían los cadáveres tirados en cualquier lugar, a raíz de la desenfrenada violencia que se desató entre bandas criminales de otros sectores
Lo que en principio el barrio Los Fundadores era señal de violencia, porque a diario aparecían los cadáveres tirados en cualquier lugar, a raíz de la desenfrenada violencia que se desató entre bandas criminales de otros sectores, en la actualidad es uno de los sectores más populares de la ciudad y privilegiado por los comerciantes, que mantienen sus negocios al lado y lado de la transversal 23, empalmando con la avenida a Fundación.
La historia criminal de este sector de Valledupar, ha cambiado un poco con el paso de los años, porque en otrora los residentes de otros barrios, temían llegar o pasar por allí, por temor a la inseguridad y quien ingresaba, era víctima de atracos, atentados criminales y otra clase de acciones delictivas de impacto social.
Hoy en día Los Fundadores y sus barrios circundantes, han sido cambiados, ya se puede transitar en medio de la inseguridad que en menor escala campea por esa comuna de Valledupar, ocupado por familias de clase baja, que adquirieron sus lotes de 12 metros de frente por 25 de largo en el año 1967, a razón de seis mil pesos y hoy ese mismo terreno tiene un valor que supera los 70 millones de pesos.
Sus habitantes, unas 800 familias de estratos uno y dos, gozan de todos los servicios públicos, algunos de ellos con mucha deficiencia como el fluido eléctrico que sufre fluctuaciones y hace que se quemen los electrodomésticos, al igual que la prestación del servicio de acueducto, que es ofrecido de manera irregular, con baja presión y en horarios nocturnos.
Denunciaron la presencia de jóvenes drogadictos de 12 y 14 años; al igual que la presencia de delincuentes que de otros sectores llegan a ejercer sus fechorías a la gente de bien.
En este barrio, nació la urbanización ‘Cañaveral’, donde habitan varias familias guajiras, procedente de la población que lleva su mismo nombre y otros municipio del sur de La Guajira. Afirmaron los creadores del sector, que Villa Corelca, también pertenecía a Los Fundadores y luego de una larga disputa entre sus habitantes lograron segregarse.
Cuenta con varios parques, algunos de ellos en regular estado por la acción de los vándalos, una Iglesia católica, el Instituto Técnico Upar donde alberga miles de estudiantes. Algunas de sus calles, están aún sin pavimento y otras con trabajos inconclusos.
Miguel Oñate Escorcia, fundador. Aquí aún impera la inseguridad, hay muchos malandros y jóvenes perdidos en la droga. Hago un llamado a los padres de familias, para que vigilen y sepan qué están haciendo sus hijos en las calles.
Jorge Luis Pérez Maestre, residente. El colegio Upar requiere de mayor vigilancia policial, ante los continuos atracos y hurtos que se presentan en sus alrededores. El barrio también necesita con urgencia que se le mejoren los servicios públicos, porque nosotros también somos Valledupar.
Lo que en principio el barrio Los Fundadores era señal de violencia, porque a diario aparecían los cadáveres tirados en cualquier lugar, a raíz de la desenfrenada violencia que se desató entre bandas criminales de otros sectores
Lo que en principio el barrio Los Fundadores era señal de violencia, porque a diario aparecían los cadáveres tirados en cualquier lugar, a raíz de la desenfrenada violencia que se desató entre bandas criminales de otros sectores, en la actualidad es uno de los sectores más populares de la ciudad y privilegiado por los comerciantes, que mantienen sus negocios al lado y lado de la transversal 23, empalmando con la avenida a Fundación.
La historia criminal de este sector de Valledupar, ha cambiado un poco con el paso de los años, porque en otrora los residentes de otros barrios, temían llegar o pasar por allí, por temor a la inseguridad y quien ingresaba, era víctima de atracos, atentados criminales y otra clase de acciones delictivas de impacto social.
Hoy en día Los Fundadores y sus barrios circundantes, han sido cambiados, ya se puede transitar en medio de la inseguridad que en menor escala campea por esa comuna de Valledupar, ocupado por familias de clase baja, que adquirieron sus lotes de 12 metros de frente por 25 de largo en el año 1967, a razón de seis mil pesos y hoy ese mismo terreno tiene un valor que supera los 70 millones de pesos.
Sus habitantes, unas 800 familias de estratos uno y dos, gozan de todos los servicios públicos, algunos de ellos con mucha deficiencia como el fluido eléctrico que sufre fluctuaciones y hace que se quemen los electrodomésticos, al igual que la prestación del servicio de acueducto, que es ofrecido de manera irregular, con baja presión y en horarios nocturnos.
Denunciaron la presencia de jóvenes drogadictos de 12 y 14 años; al igual que la presencia de delincuentes que de otros sectores llegan a ejercer sus fechorías a la gente de bien.
En este barrio, nació la urbanización ‘Cañaveral’, donde habitan varias familias guajiras, procedente de la población que lleva su mismo nombre y otros municipio del sur de La Guajira. Afirmaron los creadores del sector, que Villa Corelca, también pertenecía a Los Fundadores y luego de una larga disputa entre sus habitantes lograron segregarse.
Cuenta con varios parques, algunos de ellos en regular estado por la acción de los vándalos, una Iglesia católica, el Instituto Técnico Upar donde alberga miles de estudiantes. Algunas de sus calles, están aún sin pavimento y otras con trabajos inconclusos.
Miguel Oñate Escorcia, fundador. Aquí aún impera la inseguridad, hay muchos malandros y jóvenes perdidos en la droga. Hago un llamado a los padres de familias, para que vigilen y sepan qué están haciendo sus hijos en las calles.
Jorge Luis Pérez Maestre, residente. El colegio Upar requiere de mayor vigilancia policial, ante los continuos atracos y hurtos que se presentan en sus alrededores. El barrio también necesita con urgencia que se le mejoren los servicios públicos, porque nosotros también somos Valledupar.