En el Cesar hay varias licencias para realizar fracking, que potencializarían al departamento en materia de hidrocarburos. Sin embargo, hay riesgos y consecuencias ambientales, principalmente para los recursos hídricos.
Desde hace más de 30 años el Cesar engalana las gráficas del sector minero en Colombia. Ese protagonismo es gracias al carbón, el oro negro que aporta el 88 % de las regalías para el departamento. Por este concepto, en el 2019 Cesar recibe alrededor de $1.07 billones desde el Sistema General de Participación.
La ‘bonanza negra’ es la última y más larga que impacta al Cesar. El algodón, la ganadería y la palma cedieron al paso del ‘volquete’ minero, que cubre el 12,3 % del territorio del departamento, territorio cedido en más de 300 títulos mineros.
La producción de minerales en Cesar se concentra principalmente en el carbón, entre los municipios de La Jagua de Ibirico, Becerril, Codazzi, Chiriguaná y El Paso. Agrupados en el corredor minero, producen el carbón que significa el 99,9 % de las exportaciones del departamento.
Con menor protagonismo, en el Cesar se extrae gas en ocho municipios, principalmente al sur del departamento. Empresas como Ecopetrol S.A. y Canacol Energy Colombia SAS, están produciendo en promedio 261.000 pies cúbicos de gas por día, según la Agencia Nacional de Hidrocarburos.
Por el lado del centro del Cesar, con el proyecto Caporo Norte, ubicado entre Chiriguaná y La Jagua de Ibirico, hace poco Drummond empezó la explotación del gas metano asociado al carbón. No obstante, el gas extraído es usado como autoabastecimiento, así lo aseguró José Miguel Linares, presidente de Drummond.
La producción del Cesar no se compara con Casanare, donde en unos 82 campos se produce la mayor cantidad de gas del país. Un solo pozo manejado por Ecopetrol en el municipio de Agua Azul, por ejemplo, alcanza una producción de hasta 363 millones de pies cúbicos por día calendario.
En Cesar está comprobado que varios municipios tienen potencial presencia de yacimientos en roca generadora. En el 2012 Ecopetrol anunció el descubrimiento de hidrocarburos en un pozo exploratorio del municipio de San Martin.
Sin embargo, esa licencia fue suspendida en marzo de este año, hasta que no se defina la normatividad para aplicar el fracking, trabajo que está en manos del Consejo de Estado donde se estudia la fortaleza normativa de Colombia para aplicar la extracción en yacimientos no convencionales.
“El Consejo de Estado pidió definir primero la normatividad para poder explorar, porque no hay una regulación clara. Si ocurre un desastre no sabemos cómo proceder. Por eso esas pruebas pilotos al sur del Cesar y Santander están paradas”, explicó Carlos Vega, especialista en gerencia de recursos energéticos.
En San Martín con el plan piloto se pretendía extraer petróleo, ahora en los corregimientos del norte de Valledupar, Los Venados, El Perro, Guaimaral y Camperucho, hay contratos firmados con Drummond para la exploración de gas. Incluso, antes de la suspensión de ambas licencias, ya se estaba en proceso de socialización con las comunidades.
Pero Colombia, incluyendo al Cesar, no está preparada para implementar esta técnica, concluyó la Contraloría en una investigación sobre el fracking, empezando por la falta de información sobre los territorios y la sostenibilidad de la práctica.
“Estamos hablando que con la técnica, en promedio, por cada 100 barriles de agua utilizados se extrae uno de hidrocarburo. Eso es lo que la normatividad debe definir: ¿qué se hará con esa agua? Porque esa agua tendrá los químicos y no se podrá tirar a los caños. Tendría que hacerse un circuito cerrado, porque es casi nula la posibilidad de reutilizarla (hacerla potable) quitando los químicos”, agregó el especialista Carlos Vega.
En el punto de la presión y consecuencia sobre las regiones ambientales donde se practica la técnica, se concentra la oposición de las organizaciones ambientales. “Además esto vendría a contaminar las aguas subterráneas de la cual dependen municipios como Bosconia, lo mismo El Paso. Entonces, ¿qué le vamos a dejar a las generaciones futuras?”, explicó por su lado Guillermo Pérez, ambientalista.
Resulta que además de la normatividad, hay vacíos en la información sobre puntos de agua subterránea en el país y el Cesar. La Corporación Autónoma Regional reportó hace más de dos años 4.856 puntos de agua subterránea.
Sin embargo, según la Contraloría, se estima que el total de puntos de agua subterránea registrados está por debajo de la cantidad de puntos reales existente a nivel nacional. En el Cesar los municipios donde la afluencia de los ríos llega con un caudal bajo, acuden a cuerpos de agua subterránea para cubrir la demanda, por ejemplo, Bosconia, El Paso, Astrea y Chimichagua.
A pesar que la explotación de petróleo se realiza a profundidades de 50 o 60 kilómetros y los cuerpos de agua están, tradicionalmente, a 700 metros o un kilómetro, la preocupación es el riesgo de una falla en el recubrimiento de los canales por donde se extrae el hidrocarburo y se contaminen las aguas subterráneas.
En 2018 las reservas de petróleo llegaron a 1.958 millones de barriles, lo que representa que el país tiene una autosuficiencia para 6,2 años, según el Ministerio de Minas y Energía. Por el lado del gas, las reservas probadas cayeron 2,9 % en 2018. Como resultado, el país pasó de 11,7 a 9,8 años en autosuficiencia probada.
“Las proyecciones muestran que si no encontramos nuevas fuentes en 2021-2023 podríamos necesitar gas importado para suplir la demanda de gas domiciliario en algunas zonas del país, a un precio de más del doble del costo interno”, señaló la ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez.
Bajo el fantasma de tener que importar gas y petróleo y el incremento de sus precios, el Gobierno ha promovido explorar en yacimientos no convencionales. “Si se empieza a explotar estos yacimientos no convencionales con fracturación hidráulica, a los 899.000 barriles diarios de petróleo que se producen se le agregaría unos 600.000 barriles diarios. Casi doblar la producción de hidrocarburos en Colombia”, aseveró Carlos Vega.
Según análisis del Gobierno nacional, la tecnología de los yacimientos no convencionales les dejaría a las arcas públicas $324 billones en 30 años. En ese mismo plazo, alrededor de $92,5 billones ingresarían en concepto de regalías, principalmente para los seis departamentos en los que se practicaría la técnica, entre ellos Cesar.
En el tema de regalías, en Cesar el protagonista es el carbón. En el departamento los resultados de ese manejo no es el mejor. Bajo la pregunta cómo vivimos, el Departamento Nacional de Estadísticas, Dane, concluyó que el Cesar pierde la materia en cobertura de servicios públicos.
Por marcar un ejemplo, está el acceso al agua potable. Según el informe técnico del Dane, en promedio el 86.4 % de la población colombiana tiene acceso a un acueducto, mientras que en Cesar el promedio es más bajo, con cobertura de 84,6 %, por eso ocupa el puesto 14 entre 32 departamentos.
Lo anterior, pese a que desde el 2002, incluyendo los recursos del 2019, han llegado al Cesar más de medio billón de pesos ($574.764 millones) solo con destinación para agua potable. Sin embargo, el Cesar permanece debajo del promedio nacional en cobertura de acceso a acueducto.
“Buena parte de los análisis sobre las regiones muestran una gran coincidencia de muy bajos niveles de desarrollo social e institucional en aquellos departamentos donde predomina la actividad extractiva, muy especialmente la minería a gran escala”, concluyó una investigación de la Contraloría General.
Por: DEIVIS CARO DAZA/ EL PILÓN
[email protected]
En el Cesar hay varias licencias para realizar fracking, que potencializarían al departamento en materia de hidrocarburos. Sin embargo, hay riesgos y consecuencias ambientales, principalmente para los recursos hídricos.
Desde hace más de 30 años el Cesar engalana las gráficas del sector minero en Colombia. Ese protagonismo es gracias al carbón, el oro negro que aporta el 88 % de las regalías para el departamento. Por este concepto, en el 2019 Cesar recibe alrededor de $1.07 billones desde el Sistema General de Participación.
La ‘bonanza negra’ es la última y más larga que impacta al Cesar. El algodón, la ganadería y la palma cedieron al paso del ‘volquete’ minero, que cubre el 12,3 % del territorio del departamento, territorio cedido en más de 300 títulos mineros.
La producción de minerales en Cesar se concentra principalmente en el carbón, entre los municipios de La Jagua de Ibirico, Becerril, Codazzi, Chiriguaná y El Paso. Agrupados en el corredor minero, producen el carbón que significa el 99,9 % de las exportaciones del departamento.
Con menor protagonismo, en el Cesar se extrae gas en ocho municipios, principalmente al sur del departamento. Empresas como Ecopetrol S.A. y Canacol Energy Colombia SAS, están produciendo en promedio 261.000 pies cúbicos de gas por día, según la Agencia Nacional de Hidrocarburos.
Por el lado del centro del Cesar, con el proyecto Caporo Norte, ubicado entre Chiriguaná y La Jagua de Ibirico, hace poco Drummond empezó la explotación del gas metano asociado al carbón. No obstante, el gas extraído es usado como autoabastecimiento, así lo aseguró José Miguel Linares, presidente de Drummond.
La producción del Cesar no se compara con Casanare, donde en unos 82 campos se produce la mayor cantidad de gas del país. Un solo pozo manejado por Ecopetrol en el municipio de Agua Azul, por ejemplo, alcanza una producción de hasta 363 millones de pies cúbicos por día calendario.
En Cesar está comprobado que varios municipios tienen potencial presencia de yacimientos en roca generadora. En el 2012 Ecopetrol anunció el descubrimiento de hidrocarburos en un pozo exploratorio del municipio de San Martin.
Sin embargo, esa licencia fue suspendida en marzo de este año, hasta que no se defina la normatividad para aplicar el fracking, trabajo que está en manos del Consejo de Estado donde se estudia la fortaleza normativa de Colombia para aplicar la extracción en yacimientos no convencionales.
“El Consejo de Estado pidió definir primero la normatividad para poder explorar, porque no hay una regulación clara. Si ocurre un desastre no sabemos cómo proceder. Por eso esas pruebas pilotos al sur del Cesar y Santander están paradas”, explicó Carlos Vega, especialista en gerencia de recursos energéticos.
En San Martín con el plan piloto se pretendía extraer petróleo, ahora en los corregimientos del norte de Valledupar, Los Venados, El Perro, Guaimaral y Camperucho, hay contratos firmados con Drummond para la exploración de gas. Incluso, antes de la suspensión de ambas licencias, ya se estaba en proceso de socialización con las comunidades.
Pero Colombia, incluyendo al Cesar, no está preparada para implementar esta técnica, concluyó la Contraloría en una investigación sobre el fracking, empezando por la falta de información sobre los territorios y la sostenibilidad de la práctica.
“Estamos hablando que con la técnica, en promedio, por cada 100 barriles de agua utilizados se extrae uno de hidrocarburo. Eso es lo que la normatividad debe definir: ¿qué se hará con esa agua? Porque esa agua tendrá los químicos y no se podrá tirar a los caños. Tendría que hacerse un circuito cerrado, porque es casi nula la posibilidad de reutilizarla (hacerla potable) quitando los químicos”, agregó el especialista Carlos Vega.
En el punto de la presión y consecuencia sobre las regiones ambientales donde se practica la técnica, se concentra la oposición de las organizaciones ambientales. “Además esto vendría a contaminar las aguas subterráneas de la cual dependen municipios como Bosconia, lo mismo El Paso. Entonces, ¿qué le vamos a dejar a las generaciones futuras?”, explicó por su lado Guillermo Pérez, ambientalista.
Resulta que además de la normatividad, hay vacíos en la información sobre puntos de agua subterránea en el país y el Cesar. La Corporación Autónoma Regional reportó hace más de dos años 4.856 puntos de agua subterránea.
Sin embargo, según la Contraloría, se estima que el total de puntos de agua subterránea registrados está por debajo de la cantidad de puntos reales existente a nivel nacional. En el Cesar los municipios donde la afluencia de los ríos llega con un caudal bajo, acuden a cuerpos de agua subterránea para cubrir la demanda, por ejemplo, Bosconia, El Paso, Astrea y Chimichagua.
A pesar que la explotación de petróleo se realiza a profundidades de 50 o 60 kilómetros y los cuerpos de agua están, tradicionalmente, a 700 metros o un kilómetro, la preocupación es el riesgo de una falla en el recubrimiento de los canales por donde se extrae el hidrocarburo y se contaminen las aguas subterráneas.
En 2018 las reservas de petróleo llegaron a 1.958 millones de barriles, lo que representa que el país tiene una autosuficiencia para 6,2 años, según el Ministerio de Minas y Energía. Por el lado del gas, las reservas probadas cayeron 2,9 % en 2018. Como resultado, el país pasó de 11,7 a 9,8 años en autosuficiencia probada.
“Las proyecciones muestran que si no encontramos nuevas fuentes en 2021-2023 podríamos necesitar gas importado para suplir la demanda de gas domiciliario en algunas zonas del país, a un precio de más del doble del costo interno”, señaló la ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez.
Bajo el fantasma de tener que importar gas y petróleo y el incremento de sus precios, el Gobierno ha promovido explorar en yacimientos no convencionales. “Si se empieza a explotar estos yacimientos no convencionales con fracturación hidráulica, a los 899.000 barriles diarios de petróleo que se producen se le agregaría unos 600.000 barriles diarios. Casi doblar la producción de hidrocarburos en Colombia”, aseveró Carlos Vega.
Según análisis del Gobierno nacional, la tecnología de los yacimientos no convencionales les dejaría a las arcas públicas $324 billones en 30 años. En ese mismo plazo, alrededor de $92,5 billones ingresarían en concepto de regalías, principalmente para los seis departamentos en los que se practicaría la técnica, entre ellos Cesar.
En el tema de regalías, en Cesar el protagonista es el carbón. En el departamento los resultados de ese manejo no es el mejor. Bajo la pregunta cómo vivimos, el Departamento Nacional de Estadísticas, Dane, concluyó que el Cesar pierde la materia en cobertura de servicios públicos.
Por marcar un ejemplo, está el acceso al agua potable. Según el informe técnico del Dane, en promedio el 86.4 % de la población colombiana tiene acceso a un acueducto, mientras que en Cesar el promedio es más bajo, con cobertura de 84,6 %, por eso ocupa el puesto 14 entre 32 departamentos.
Lo anterior, pese a que desde el 2002, incluyendo los recursos del 2019, han llegado al Cesar más de medio billón de pesos ($574.764 millones) solo con destinación para agua potable. Sin embargo, el Cesar permanece debajo del promedio nacional en cobertura de acceso a acueducto.
“Buena parte de los análisis sobre las regiones muestran una gran coincidencia de muy bajos niveles de desarrollo social e institucional en aquellos departamentos donde predomina la actividad extractiva, muy especialmente la minería a gran escala”, concluyó una investigación de la Contraloría General.
Por: DEIVIS CARO DAZA/ EL PILÓN
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