Los constantes bloqueos de vía que hacen algunas comunidades, por falta de agua potable, ya no es un problema solo del departamento de La Guajira. En el Cesar varios municipios también enfrentan ese fenómeno del que no se salva ni siquiera la capital Valledupar.
De manera reciente, se desarrolló una protesta similar a las ya acostumbradas en La Guajira, con bloqueo de vías, en algunos corregimientos del norte de Valledupar, en la que sus habitantes, entre otras peticiones, exigían solución a la falta de agua potable. Sumado a ello y por el mismo motivo, ahora igualmente lo hacen moradores de zonas del sur de este municipio.
Decepciona que la falta de agua potable se haya convertido en un problema de varias décadas en nuestra región, algo que contrasta con las riquezas naturales de los departamentos del Cesar y La Guajira que llevan años recibiendo considerables recursos económicos por concepto de las regalías de la explotación carbonífera, cifras suficientes para sanear ciento por ciento esa deuda histórica.
¿Qué se hicieron y qué se han hecho esos dineros durante todo ese largo tiempo, y por qué no se utilizaron para resolver de manera definitiva la carencia de suministro de agua potable en el Cesar y La Guajira? Ese es un juicio de responsabilidades que ha de hacérseles a los gobernadores y alcaldes de los últimos cinco periodos gubernamentales de estos dos departamentos, de manera puntual a los mandatarios de municipios carboníferos. “¿Cómo entender que rodeados de tanta riqueza natural la gente no pueda beber agua potable en sus casas?”, reconoció el alcalde de Valledupar, Ernesto Orozco, durante la visita que el presidente Gustavo Petro le hizo a Valledupar el jueves 21 de agosto.
En el caso de Valledupar la situación se torna cada vez más crítica y esas escenas que acabamos de ver en el corregimiento de Caracolí, sur del municipio, tienden a volverse algo repetitivo. Allí cerca de 50 habitantes de la vereda Las Mercedes, bloquearon de manera pacífica la vía que conecta a Valledupar con Bosconia, lo hicieron porque tienen sed.
Fue una protesta cargada de desesperación y que sigue poniendo en evidencia una realidad que debería avergonzarnos a todos. No se justifica que en pleno siglo XXI todavía haya poblaciones que viven sin acceso al agua potable y a sistemas básicos de saneamiento. Es lo mínimo que una comunidad se merece.
Frente a las gestiones en pro de solución al problema, no se podría esperar que el actual alcalde Ernesto Orozco cargue con todo el peso de la situación, este tipo de situaciones ameritan el concurso de otras instancias del orden departamental y nacional. Pero sí está en manos del mandatario local lograr que se hagan compromisos serios como ya lo hizo con los corregimientos del norte de Valledupar.
Lo cierto es que los habitantes de Las Mercedes y Caracolí no esperan más y ojalá que en la reunión programada para este sábado 30 de agosto, con varias de las autoridades comprometidas, se escuchen respuestas positivas y así se pueda evitar que se cumpla la amenaza de una nueva protesta con bloqueo de vías.
Se espera que todas estas manifestaciones como las de Las Mercedes, Caracolí y de los corregimientos del norte de Valledupar no se vuelvan algo cotidiano como viene sucediendo en La Guajira, generando impactos negativos en la economía regional como consecuencia del bloqueo de las vías que permiten la dinámica comercial en estos territorios. Ningún gobierno puede aceptar que sus comunidades vivan sin agua potable y que estas se vean obligadas a bloquear una carretera para que se les cumpla ese derecho.











