Durante el desarrollo del Festival Vallenato 2025 habíamos advertido hechos violentos registrados en Valledupar, representados estos en varios asesinatos, incluido el de un líder sindical y también el de una mujer en manos de hombres armados que se movilizaban en motocicletas.
Fueron varios hechos aislados de violencia a mano armada que, tal vez por el bullicio de las festividades, mucha gente no alcanzó a percatarse, pero es una dura realidad que está ahí latente y que una vez terminado el Festival nos toca volver a enfrentar como ciudadanos y también a las autoridades encargadas de garantizar el orden público y la tranquilidad en esta capital.
Nos duele decirlo, pero el retorno de Valledupar a la normalidad laboral nos vuelve a poner de frente a esa situación de inseguridad que se registra de manera diaria en los distintos rincones de la ciudad. No quisiéramos que así fuera, pero después del Festival la realidad golpea de nuevo y es ahí donde se requiere que las autoridades tanto policivas como gubernamentales vuelvan a barajar y retomen las actividades que habían dejado de lado para concentrar sus esfuerzos en los puntos críticos del Festival Vallenato.
Por ejemplo, no entendemos como, durante los días de festival se dejó descubierto el puesto de control policial que está ubicado a la salida de Valledupar hacia el municipio de Bosconia, es decir, que en ese tiempo fácilmente por esa vía pudiesen haberse transportado armas, drogas y cualquier otro tipo de mercancía ilegal que atentara contra la seguridad de vallenatos y visitantes.
Tampoco se observaron patrullajes por los diferentes barrios de la ciudad y hasta en algunas zonas céntricas, entre esas se podría mencionar el sector de comercialización de celulares aledaño a la Gobernación del Cesar, donde precisamente se registró un asesinato en la calle, a plena luz del día.
En Valledupar se ha vuelto normal que durante un largo recorrido por varias horas y por distintas zonas de la ciudad no se encuentre una sola patrulla de la Policía, obvio que esa situación la aprovechan los delincuentes y el crimen organizado para llevar a cabo sus planes. Eso merece una revisión cuidadosa por las autoridades gubernamentales, las que además de exigir mayores acciones policiales deben brindar todas las herramientas logísticas requeridas para fortalecer los patrullajes, tales como mayor parque automotor, incluidas más motocicletas, vehículos con radio, y todos los accesorios tecnológicos necesarios para asestar duros golpes a la delincuencia.
Tras esos asesinatos registrados en los últimos días en Valledupar, aunque aislados, la ciudadanía necesita saber qué está pasando y qué hay detrás de esos crímenes. La incertidumbre reina y es hora de entregar resultados que ayuden a despejar las preocupaciones de la gente.
No queremos seguir siendo testigos de hechos lamentables que reflejan el rostro que Valledupar intenta ocultar cuando se pone su mejor traje para los turistas y medios nacionales durante sus festividades.
No se trata de ser pesimistas. Es una voz de alerta para que no se siga ignorando lo que está ocurriendo. Terminado el Festival, Valledupar necesita que se escuche otro canto: el de la verdad, el de la justicia, el de la acción ciudadana y policial en todos los sectores de la ciudad.










