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Informes Especiales - 6 diciembre, 2016

Ecoparque Los Besotes, del infierno al paraíso

La reserva natural recuperó su zona verde y abrirá las puertas al público en enero de 2017.

Gran parte de la flora de Los Besotes, fue afectada por las llamas.
Gran parte de la flora de Los Besotes, fue afectada por las llamas.

El Ecoparque Regional Los Besotes, situado a 10 kilómetros del norte de Valledupar, que fue afectado por un devastador incendio que consumió gran parte de la fauna y la flora, hoy se recupera satisfactoriamente después de casi nueve meses de arduos trabajos de ambientalistas y biólogos de la región.

Uno de estos expertos es Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa, sobre quien recae el seudónimo de ‘El guardián de Los Besotes’, gracias a la dedicación a esta reserva natural a la que las llamas le consumieron el 100% del sotobosque (superficie baja) y el 20% de los árboles.

En video desastre ecológico en el Parque Regional Los Besotes

La conflagración que inició por manos inescrupulosas a finales de marzo de este año y que fue controlada por los organismos de socorro a mediados de abril, devoró miles de animales y especies de árboles únicos en la región y que además amenazan con extinguirse.

El parque se quemó, pero afortunadamente el fuerte invierno ayudó a que su recuperación fuera total. “Por debajo se quemó el 100% del parque, pero la parte de abajo, el sotobosque, el brusco y árboles de gran valor, podría hablarse de un 20%. Lo que duele es que cuando ocurren estos incendios hay muchos árboles nobles que esos si se queman totalmente”, precisó Gutiérrez.

Paradójicamente, el incendio trajo beneficios posteriores porque “a partir del incendio muchas semillas que tienen capacidad para esperar hasta 40 años, germinan inmediatamente; ha pasado algo casi bendito, que después de cuatro años de verano, ha venido un gran invierno, al ir ahora al parque no hay por donde pasar porque todo se ha tupido, todo está verde por debajo, porque como ya hay espacio abierto por el incendio, toda esa gran cantidad de semillas salieron”, contó el ambientalista.

Al ecoparque regresaron las aves, saínos, monos y demás especies que lograron escapar del incendió que duró alrededor de 15 días.

Después del incendió Los Besotes no volvió abrir sus puertas al público, esperando a que la madre naturaleza recobrara poco a poco la zona verde afectada, esto con ayuda de los expertos ambientalistas y de la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar. Se espera que en enero de 2017 la reserva natural vuelva a recibir turistas, una vez se realicen dos importantes obras de las que se comprometió la Secretaria de Infraestructura Departamental y Corpocesar.

“Este año por primera vez desde que existe el parque, estuvo cerrado el turismo. Hay que hacer dos obras, una el mejoramiento de la carretera de ingreso que son cuatro kilómetros, eso me lo acaba de prometer el secretario de infraestructura de la Gobernación que se hará este mes.

Ecoparque Los Besotes consumido por las llamas

Mañana (hoy) sube una cuadrilla a destaponar las carreteras, con apoyo de Corpocesar, a limpiar y destaponar los senderos, porque cayeron centenares de árboles por el incendio sobre los caminos. El parque ya está verde porque ha llovido mucho, lo que falta es volverle a darle sus senderos, que son 29 kilómetros. Luego de que este verde, limpiamos los caminos, arreglamos la carretera y con el favor de Dios desde enero tenemos el parque nuevamente abierto al turismo”, indicó Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa.

Daño irreparable

Muchas riquezas de la naturaleza que no se conocen en el mundo, se ubican en Los Besotes, reserva organizada hace unos 25 años para salvaguardar las especies consideradas en vía de extinción, como son el venado, el armadillo, el mico maicero, la danta y los monos aulladores, entre otros animales, además de las 285 especies de aves como cóndores y guacamayas verdes.

“Muchas especies tuvieron la capacidad para abrirse del área y no dejarse incinerar, pero los morrocones tradicionales se quemaron varios miles. Después del incendió, de todo el tiempo que ha transcurrido solo he visto un solo morrocón, anteriormente desde cualquier parte se podían contar hasta 20”, dijo el ambientalista.

Los campesinos del área tienen como técnica para laboreo de la tierra la socola, que consiste en quemar el bosque y talar los árboles, para luego tener un campo abonado con cenizas y conseguir una germinación fuera de malezas. Estas prácticas habrían ocasionado la catástrofe de hace nueve meses en este paraíso terrenal, ubicado en jurisdicción de los corregimientos de Los Corazones y Río Seco.

El invierno ayudó al crecimiento del sotobosque, permitió que las semillas enterradas varios metros emergieran y dieran nuevas plantas, pero Tomás Gutiérrez lamentó la pérdida de árboles milenarios como el Caracolí y el Guáimaro, de tres metros de diámetro, alrededor de 50 metros de altura y de más de 500 años de antigüedad, que fueron devorados por las llamas.

“Afortunadamente quedaron muchos, pero lo que se perdió es sensible y esos árboles de esa envergadura no los volveremos a ver”, enfatizó.

Agregó que una fundación francesa está construyendo bosques con árboles de Guáimaro en el Atlántico, para salvar esta especie en vía de extinción y las semillas del árbol las obtienen de los pocos que sobrevivieron del incendio en el Ecoparque Los Besotes.

Biodiversidad única en la región

De las 10 mil especies de aves que hay en el mundo, Colombia tiene dos mil, lo que hace de este país el de mayor variedad de pájaros y en el Ecoparque Los Besotes se han visto casi 300 especies.

Es tan grande su importancia, que el Ecoparque fue designado en el 2002 como la Primera Área Importante para la Conservación de las Aves (Aica) de Colombia.

“En esa región se han visto casi 300 especies de aves, pero en términos generales todos los órdenes y familias de aves de Colombia, al menos una especie de cada una de las familias se encuentran en el eco parque, por eso es muy importante y ha sido declarada como área importante para la conservación de aves”, manifestó el ecologista José Luis Ropero, experto en avistamiento de aves.

Todas las aves representativas del bosque seco tropical se encuentran en el Ecoparque Los Besotes, entre ellas están el Cardenal Guajiro, turpiales como El Amarillo, El Montañero o Toche y Turpial Real.

“Hay muchas especies migratorias, en esta época del año desde el mes de octubre hasta marzo se pueden registrar más de 100 especies de aves migratorias que vienen del norte porque allá es invierno y esas especies vienen hasta donde está el calor y abundancia de alimentos, después que pasa el invierno en Estados Unidos, Canadá y Norte América, ellas se regresan”, indicó Ropero.

La biodiversidad de Los Besotes atrajo a Mayra Alejandra Galindo Panqueva, bióloga con magister en Bosques y Conservación Ambiental, quien explicó que las abejas son otro de los tesoros de esta reserva natural.

La especialista aseguró que en el mundo hay 20 mil especies de abejas y en Colombia se han identificado aproximadamente 604, de las cuales hay 45 en Los Besotes, insectos de suma importancia para la naturaleza y la salud en las personas.

“El proceso de polinización depende íntimamente en el ser humano para la alimentación, materiales para vestir, instrumentos musicales en la parte cultural, este servicio de polinización está dentro del servicio eco-sistémico de aprovisionamiento y regulación”, manifestó la bióloga.
Galindo Panqueva decidió basar sus estudios en las abejas del Ecoparque dado en la región caribe no se conoce investigación de estos insectos.

“La mayoría de estudios en Colombia se encuentra concentrados en la región Andina, esto puede estar relacionado con la academia, las universidades la mayoría se encuentran en la parte central y en el Caribe no ha habido estudios rigurosos relacionadas con estas abejas en bosques secos tropicales, fue una necesidad que evidenciamos y que definitivamente la parte del caribe toca empezar a difundir y aumentar los estudios relacionados en estos bosques que tienen prioridad para la conservación porque nos queda el 3.1% de su riqueza en Colombia”, expuso la joven investigadora.

Precisó que después del incendio no se han hecho estudios para conocer que tanto se perjudicaron las especies de abejas en Los Besotes, por lo que ya planea un nuevo trabajo de campo para avanzar en su investigación.

“Tendríamos que hacer un estudio para saber que tanto se afectaron las abejas silvestres en este bosque, lo que sí sabemos es que son insectos importantes para restauración de ecosistemas”, acotó.

Por último advirtió que en la zona hay dos especies de abejas que están en riesgo de extinción: La Carga Barro de nombre científico como Melipona Favosa y la Exaerete smaragdina, las cuales asegura son claves para la restauración de Los Besotes.

Las plantas medianas del sotobosque, se recuperó en el 100%, pero con los árboles de gran envergadura habrá que esperar algunos años porque son de crecimiento lento.

Las abejas Carga Barro o Melipona Favosa y la Exaerete smaragdina, ubicadas en Los Besotes, están en peligro de extinción de continuar con la deforestación.

Mohamed Osman Díaz
[email protected]

 

Informes Especiales
6 diciembre, 2016

Ecoparque Los Besotes, del infierno al paraíso

La reserva natural recuperó su zona verde y abrirá las puertas al público en enero de 2017.


Gran parte de la flora de Los Besotes, fue afectada por las llamas.
Gran parte de la flora de Los Besotes, fue afectada por las llamas.

El Ecoparque Regional Los Besotes, situado a 10 kilómetros del norte de Valledupar, que fue afectado por un devastador incendio que consumió gran parte de la fauna y la flora, hoy se recupera satisfactoriamente después de casi nueve meses de arduos trabajos de ambientalistas y biólogos de la región.

Uno de estos expertos es Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa, sobre quien recae el seudónimo de ‘El guardián de Los Besotes’, gracias a la dedicación a esta reserva natural a la que las llamas le consumieron el 100% del sotobosque (superficie baja) y el 20% de los árboles.

En video desastre ecológico en el Parque Regional Los Besotes

La conflagración que inició por manos inescrupulosas a finales de marzo de este año y que fue controlada por los organismos de socorro a mediados de abril, devoró miles de animales y especies de árboles únicos en la región y que además amenazan con extinguirse.

El parque se quemó, pero afortunadamente el fuerte invierno ayudó a que su recuperación fuera total. “Por debajo se quemó el 100% del parque, pero la parte de abajo, el sotobosque, el brusco y árboles de gran valor, podría hablarse de un 20%. Lo que duele es que cuando ocurren estos incendios hay muchos árboles nobles que esos si se queman totalmente”, precisó Gutiérrez.

Paradójicamente, el incendio trajo beneficios posteriores porque “a partir del incendio muchas semillas que tienen capacidad para esperar hasta 40 años, germinan inmediatamente; ha pasado algo casi bendito, que después de cuatro años de verano, ha venido un gran invierno, al ir ahora al parque no hay por donde pasar porque todo se ha tupido, todo está verde por debajo, porque como ya hay espacio abierto por el incendio, toda esa gran cantidad de semillas salieron”, contó el ambientalista.

Al ecoparque regresaron las aves, saínos, monos y demás especies que lograron escapar del incendió que duró alrededor de 15 días.

Después del incendió Los Besotes no volvió abrir sus puertas al público, esperando a que la madre naturaleza recobrara poco a poco la zona verde afectada, esto con ayuda de los expertos ambientalistas y de la Corporación Autónoma Regional del Cesar, Corpocesar. Se espera que en enero de 2017 la reserva natural vuelva a recibir turistas, una vez se realicen dos importantes obras de las que se comprometió la Secretaria de Infraestructura Departamental y Corpocesar.

“Este año por primera vez desde que existe el parque, estuvo cerrado el turismo. Hay que hacer dos obras, una el mejoramiento de la carretera de ingreso que son cuatro kilómetros, eso me lo acaba de prometer el secretario de infraestructura de la Gobernación que se hará este mes.

Ecoparque Los Besotes consumido por las llamas

Mañana (hoy) sube una cuadrilla a destaponar las carreteras, con apoyo de Corpocesar, a limpiar y destaponar los senderos, porque cayeron centenares de árboles por el incendio sobre los caminos. El parque ya está verde porque ha llovido mucho, lo que falta es volverle a darle sus senderos, que son 29 kilómetros. Luego de que este verde, limpiamos los caminos, arreglamos la carretera y con el favor de Dios desde enero tenemos el parque nuevamente abierto al turismo”, indicó Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa.

Daño irreparable

Muchas riquezas de la naturaleza que no se conocen en el mundo, se ubican en Los Besotes, reserva organizada hace unos 25 años para salvaguardar las especies consideradas en vía de extinción, como son el venado, el armadillo, el mico maicero, la danta y los monos aulladores, entre otros animales, además de las 285 especies de aves como cóndores y guacamayas verdes.

“Muchas especies tuvieron la capacidad para abrirse del área y no dejarse incinerar, pero los morrocones tradicionales se quemaron varios miles. Después del incendió, de todo el tiempo que ha transcurrido solo he visto un solo morrocón, anteriormente desde cualquier parte se podían contar hasta 20”, dijo el ambientalista.

Los campesinos del área tienen como técnica para laboreo de la tierra la socola, que consiste en quemar el bosque y talar los árboles, para luego tener un campo abonado con cenizas y conseguir una germinación fuera de malezas. Estas prácticas habrían ocasionado la catástrofe de hace nueve meses en este paraíso terrenal, ubicado en jurisdicción de los corregimientos de Los Corazones y Río Seco.

El invierno ayudó al crecimiento del sotobosque, permitió que las semillas enterradas varios metros emergieran y dieran nuevas plantas, pero Tomás Gutiérrez lamentó la pérdida de árboles milenarios como el Caracolí y el Guáimaro, de tres metros de diámetro, alrededor de 50 metros de altura y de más de 500 años de antigüedad, que fueron devorados por las llamas.

“Afortunadamente quedaron muchos, pero lo que se perdió es sensible y esos árboles de esa envergadura no los volveremos a ver”, enfatizó.

Agregó que una fundación francesa está construyendo bosques con árboles de Guáimaro en el Atlántico, para salvar esta especie en vía de extinción y las semillas del árbol las obtienen de los pocos que sobrevivieron del incendio en el Ecoparque Los Besotes.

Biodiversidad única en la región

De las 10 mil especies de aves que hay en el mundo, Colombia tiene dos mil, lo que hace de este país el de mayor variedad de pájaros y en el Ecoparque Los Besotes se han visto casi 300 especies.

Es tan grande su importancia, que el Ecoparque fue designado en el 2002 como la Primera Área Importante para la Conservación de las Aves (Aica) de Colombia.

“En esa región se han visto casi 300 especies de aves, pero en términos generales todos los órdenes y familias de aves de Colombia, al menos una especie de cada una de las familias se encuentran en el eco parque, por eso es muy importante y ha sido declarada como área importante para la conservación de aves”, manifestó el ecologista José Luis Ropero, experto en avistamiento de aves.

Todas las aves representativas del bosque seco tropical se encuentran en el Ecoparque Los Besotes, entre ellas están el Cardenal Guajiro, turpiales como El Amarillo, El Montañero o Toche y Turpial Real.

“Hay muchas especies migratorias, en esta época del año desde el mes de octubre hasta marzo se pueden registrar más de 100 especies de aves migratorias que vienen del norte porque allá es invierno y esas especies vienen hasta donde está el calor y abundancia de alimentos, después que pasa el invierno en Estados Unidos, Canadá y Norte América, ellas se regresan”, indicó Ropero.

La biodiversidad de Los Besotes atrajo a Mayra Alejandra Galindo Panqueva, bióloga con magister en Bosques y Conservación Ambiental, quien explicó que las abejas son otro de los tesoros de esta reserva natural.

La especialista aseguró que en el mundo hay 20 mil especies de abejas y en Colombia se han identificado aproximadamente 604, de las cuales hay 45 en Los Besotes, insectos de suma importancia para la naturaleza y la salud en las personas.

“El proceso de polinización depende íntimamente en el ser humano para la alimentación, materiales para vestir, instrumentos musicales en la parte cultural, este servicio de polinización está dentro del servicio eco-sistémico de aprovisionamiento y regulación”, manifestó la bióloga.
Galindo Panqueva decidió basar sus estudios en las abejas del Ecoparque dado en la región caribe no se conoce investigación de estos insectos.

“La mayoría de estudios en Colombia se encuentra concentrados en la región Andina, esto puede estar relacionado con la academia, las universidades la mayoría se encuentran en la parte central y en el Caribe no ha habido estudios rigurosos relacionadas con estas abejas en bosques secos tropicales, fue una necesidad que evidenciamos y que definitivamente la parte del caribe toca empezar a difundir y aumentar los estudios relacionados en estos bosques que tienen prioridad para la conservación porque nos queda el 3.1% de su riqueza en Colombia”, expuso la joven investigadora.

Precisó que después del incendio no se han hecho estudios para conocer que tanto se perjudicaron las especies de abejas en Los Besotes, por lo que ya planea un nuevo trabajo de campo para avanzar en su investigación.

“Tendríamos que hacer un estudio para saber que tanto se afectaron las abejas silvestres en este bosque, lo que sí sabemos es que son insectos importantes para restauración de ecosistemas”, acotó.

Por último advirtió que en la zona hay dos especies de abejas que están en riesgo de extinción: La Carga Barro de nombre científico como Melipona Favosa y la Exaerete smaragdina, las cuales asegura son claves para la restauración de Los Besotes.

Las plantas medianas del sotobosque, se recuperó en el 100%, pero con los árboles de gran envergadura habrá que esperar algunos años porque son de crecimiento lento.

Las abejas Carga Barro o Melipona Favosa y la Exaerete smaragdina, ubicadas en Los Besotes, están en peligro de extinción de continuar con la deforestación.

Mohamed Osman Díaz
[email protected]