El Concejo de Valledupar presentó los resultados de la prueba de conocimientos realizada por los aspirantes a la Contraloría Municipal de Valledupar.
Los mejores puntajes los obtuvieron Ruth Nohemy Maestre Brugés, con 94 sobre 100; el actual contralor departamental del Cesar, Juan Francisco Villazón Tafur, con 93 puntos; y Jorge Mario Calderón, quien obtuvo 83 puntos. Los tres conformarán la terna.
Estos resultados solo avivaron la polémica y los comentarios que señalan que todo está direccionado para que Juan Francisco Villazón, contralor departamental, exalcalde de Pueblo Bello y aliado de los Gnecco, sea el nuevo contralor de Valledupar.
Una fuente le dijo a EL PILÓN que la orden de poner a Juan Francisco Villazón como contralor municipal vino directamente de los Gnecco, al punto que el Concejo modificó el régimen de inhabilidades para que pudiera ocupar el cargo.
Publicamente lo denunció el exconcejal de Valledupar Ricardo Vives, pero de forma anónima algunos aspirantes señalaron a EL PILÓN “que todo está direccionado”. “Se van a enredar los honorables concejales de Valledupar que aspiran a elegir en el cargo de contralor, parece que estuvieran direccionando las cosas para favorecer a Juan Francisco Villazón. Esto por el cambio en resoluciones, les va salir caro el mandado. Están advertidos”, publicó en sus redes sociales Ricardo Vives, duro crítico del actual Concejo.
Recomendado: De esta lista saldrá el próximo contralor de Valledupar
Y es que varias fuentes le dijeron a EL PILÓN que, inicialmente, todo estaba organizado para que Javier Martínez, quien está en la Gerencia de la Contraloría, ocupara el cargo. No obstante, los Gnecco, en cabeza de Popo Barros y José Jorge Monsalvo, dieron la orden de que el contralor debía ser Juan Francisco Villazón.
Un contralor sin resultados
A Juan Francisco Villazón, actual contralor departamental del Cesar, le pasan cuenta de cobro por lo que muchos describen como una gestión sin mayor impacto y “hasta cómplice”.
Dirigentes políticos, veedores y fuentes del propio sector público coinciden en un mismo diagnóstico: pese a los millonarios recursos que mueve la Gobernación del Cesar, casi no se conocen actuaciones fuertes ni decisiones que envíen un mensaje claro frente a las dudas sobre la contratación departamental.
Las críticas se concentran en que, mientras se han hecho públicas denuncias sobre posibles sobrecostos y contratos cuestionados, la Contraloría ha permanecido en un segundo plano.
