Este 20 de julio celebramos un año más de Independencia y como es costumbre los desfiles militares se verán por las calles de Valledupar como muestra del poderío, la elegancia y el número de instituciones establecidas para garantizar la soberanía y seguridad de Colombia.
Este 20 de julio celebramos un año más de Independencia y como es costumbre los desfiles militares se verán por las calles de Valledupar como muestra del poderío, la elegancia y el número de instituciones establecidas para garantizar la soberanía y seguridad de Colombia.
Veremos banderas con los colores patrios, amarillo, azul y rojo: sin escudo, por favor. Solo la bandera utilizada por las Fuerzas Armadas, según Decreto 62 de 1934, se debe usar con el escudo. Sin embargo, y es precisamente a donde queremos llegar, valoramos mucho el sentimiento colombiano que impulsa a sacar el pabellón nacional e izarlo en puertas y ventanas.
Un hecho interesante se da en Colombia con sus símbolos patrios. Algo ha pasado con las nuevas generaciones, jóvenes y niños que ya no cantan su himno nacional, poco saben de sus símbolos patrios pero experimentan un fervor mayor por la camiseta de la Selección Colombia, a la cual le rinden homenajes, cosa que también celebramos.
Pero, ¿qué podría estar fallando? La promoción de los valores que representan los símbolos patrios y su relación profunda con el amor por Colombia es una tarea que se debe hacer desde la escuela y si no fuera por las instituciones educativas la noción de identidad y ciudadanía en ese sentido se perderían, pero hay que insistir.
Destaquemos que el fervor por los símbolos patrios redunda en amor por Colombia y su inmenso significado. O eso es lo que debería ocurrir en la práctica.
Por supuesto, si establecemos que banderas izadas como homenaje significa patriotismo, no izarlas podría implicar la ausencia de ese sentimiento, cosa en aumento sin lugar a dudas.
El descontento popular por las instituciones es un asunto medido, diagnosticado, y sobre el cual hay frecuente literatura en Colombia. La más reciente encuesta de la firma Gallup, esa misma que estableció que el 60 % de los colombianos desaprueba la gestión del presidente Duque, establece que el 70 % de los ciudadanos cree que en el país las cosas empeoran. De allí que la confianza en las instituciones caiga, el afecto por las autoridades también, así como el fervor por los símbolos patrios. Tales cosas le son indiferentes a cada vez más ciudadanos.
Nuestra invitación es a comprender que una cosa es el valor de nuestros símbolos y otra muy diferente que haya malos representantes, según percepción o realidad.
Este 20 de julio y el próximo 7 de agosto, Día de la Batalla de Boyacá, Bicentenario de la Independencia, (y además Día de la Bandera), icemos el pabellón nacional como confirmación de nuestro compromiso con Colombia.
Demos el mejor testimonio de amor por lo nuestro y vistámonos tricolor y entienda lo que esto significa, entre otras: respetar a las autoridades, defender la libertad, la democracia participativa, preservar los recursos naturales, propender por la educación y destacar también aquellos símbolos culturales de una Colombia diversa y por consiguiente rica. ¡Salud adorada bandera…!
Este 20 de julio celebramos un año más de Independencia y como es costumbre los desfiles militares se verán por las calles de Valledupar como muestra del poderío, la elegancia y el número de instituciones establecidas para garantizar la soberanía y seguridad de Colombia.
Este 20 de julio celebramos un año más de Independencia y como es costumbre los desfiles militares se verán por las calles de Valledupar como muestra del poderío, la elegancia y el número de instituciones establecidas para garantizar la soberanía y seguridad de Colombia.
Veremos banderas con los colores patrios, amarillo, azul y rojo: sin escudo, por favor. Solo la bandera utilizada por las Fuerzas Armadas, según Decreto 62 de 1934, se debe usar con el escudo. Sin embargo, y es precisamente a donde queremos llegar, valoramos mucho el sentimiento colombiano que impulsa a sacar el pabellón nacional e izarlo en puertas y ventanas.
Un hecho interesante se da en Colombia con sus símbolos patrios. Algo ha pasado con las nuevas generaciones, jóvenes y niños que ya no cantan su himno nacional, poco saben de sus símbolos patrios pero experimentan un fervor mayor por la camiseta de la Selección Colombia, a la cual le rinden homenajes, cosa que también celebramos.
Pero, ¿qué podría estar fallando? La promoción de los valores que representan los símbolos patrios y su relación profunda con el amor por Colombia es una tarea que se debe hacer desde la escuela y si no fuera por las instituciones educativas la noción de identidad y ciudadanía en ese sentido se perderían, pero hay que insistir.
Destaquemos que el fervor por los símbolos patrios redunda en amor por Colombia y su inmenso significado. O eso es lo que debería ocurrir en la práctica.
Por supuesto, si establecemos que banderas izadas como homenaje significa patriotismo, no izarlas podría implicar la ausencia de ese sentimiento, cosa en aumento sin lugar a dudas.
El descontento popular por las instituciones es un asunto medido, diagnosticado, y sobre el cual hay frecuente literatura en Colombia. La más reciente encuesta de la firma Gallup, esa misma que estableció que el 60 % de los colombianos desaprueba la gestión del presidente Duque, establece que el 70 % de los ciudadanos cree que en el país las cosas empeoran. De allí que la confianza en las instituciones caiga, el afecto por las autoridades también, así como el fervor por los símbolos patrios. Tales cosas le son indiferentes a cada vez más ciudadanos.
Nuestra invitación es a comprender que una cosa es el valor de nuestros símbolos y otra muy diferente que haya malos representantes, según percepción o realidad.
Este 20 de julio y el próximo 7 de agosto, Día de la Batalla de Boyacá, Bicentenario de la Independencia, (y además Día de la Bandera), icemos el pabellón nacional como confirmación de nuestro compromiso con Colombia.
Demos el mejor testimonio de amor por lo nuestro y vistámonos tricolor y entienda lo que esto significa, entre otras: respetar a las autoridades, defender la libertad, la democracia participativa, preservar los recursos naturales, propender por la educación y destacar también aquellos símbolos culturales de una Colombia diversa y por consiguiente rica. ¡Salud adorada bandera…!