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Desde hace 9 años el río Mariangola no se secaba de tal forma que dejara a todo el corregimiento aguantando sed.
El corregimiento de Mariangola, en jurisdicción de Valledupar, se enfrenta a una crisis hídrica sin precedentes. La temporada de sequía ha secado el río Mariangola, fuente vital de agua para sus habitantes, sumiendo a la comunidad en problemas asociados a la falta de agua, como sed y enfermedades en población vulnerable. Los líderes locales claman por soluciones urgentes ante una situación que amenaza la salud y el bienestar de sus pobladores.
Raúl Pérez, miembro de la junta administradora del acueducto local, describe la gravedad de la situación: “Aquí siempre el río se ha secado, pero no como ahora”. El acueducto, que funciona por gravedad desde el río, se encuentra prácticamente inoperativo. “El río se nos está secando, estamos por racionamiento en el pueblo, por barrios. Cada 12 horas le toca un sector, entonces dura 24 horas en los sectores sin agua”, explica Pérez.
Lo mismo afirma Miguel Montero, edil de Mariangola: “En estos momentos estamos bastante bastante graves de la escasez de agua porque el río prácticamente se nos secó ahorita”. Montero recuerda que ya llevaban “como mes y medio, casi dos meses, de estar haciendo racionamientos de agua”, pero la situación actual es crítica, con el río “seco, seco totalmente”.
Leer: La Vega Arriba: boca seca, tierra mojada
La falta de agua potable ha obligado a los habitantes a depender de medidas paliativas. Raúl Pérez señala que, tras comunicarse con Gestión de Riesgo municipal, esperan recibir “un carrotanque” para proveer agua “únicamente para el servicio de tomar”. Sin embargo, esta solución dista de ser ideal. “El agua que captan de los pozos del río no es del todo apta para el consumo“, reconoce Pérez, quien añade que, algunos hogares intentan potabilizar el agua con tabletas o hirviéndola.
La situación se agrava por la falta de infraestructura adecuada. “Tenemos el problema de los tanques que nos traen acá a un sitio, pero no están instalados, ahí nos almacenan agua, y la gente toma para el consumo, y no nos alcanza”, lamenta Pérez.
Ana Rocío Cantillo, otra líder de la comunidad, advierte sobre los riesgos para la salud que implica la falta de agua y la mala calidad de la que se consume. “Las aguas que se encuentran ahora mismo en el río no son aptas para consumo. Es que ni siquiera para bañarse, porque ya se está presentando brotes y rasquillas, en los niños y personas de la tercera edad más que todo“, denuncia Cantillo.
Ante la emergencia, las autoridades han comenzado a tomar medidas. Cantillo relata que, gracias a la gestión con el cuerpo de bomberos y el concejal Alejandro Thomas, recibieron “un carrotanque con agua potable”. Además, el concejal Wilber Hinojosa, presidente del Concejo del municipio de Valledupar, se comprometió a “seguir mandando los carrotanques para el consumo del agua potable”.
No obstante, Cantillo reconoce que, al ser 25 corregimientos los que necesitan apoyo, la frecuencia de estos envíos es incierta.
Un proyecto de acueducto, con un avance del “60 o 65 %”, se presenta como una posible solución a largo plazo. Sin embargo, Raúl Pérez se muestra escéptico: “Yo personalmente no creo que eso vaya a satisfacer en realidad la necesidad del agua en Mariangola, porque el acueducto va a quedar siempre conectado al río, y cuando el río se seque, de dónde vamos a sacar el agua para llenar esos tanques”. Pérez vislumbra una “alerta grandísima” si no se contemplan fuentes alternativas de suministro.
Ana Rocío Cantillo, por su parte, es más optimista y cree que los tanques del acueducto podrían servir como reserva en tiempos de sequía. “Yo creo que en estos tiempos de sequía que nosotros estamos, esos serían unos tanques donde habría una reserva, mejor dicho, para abastecer el corregimiento mientras que se viene la lluvia”, afirma Cantillo, aunque reconoce la necesidad de complementarlo con “pozos profundos” para mitigar la problemática.
Mientras las autoridades buscan soluciones a largo plazo, los habitantes de Mariangola viven el día a día con la angustia de no tener agua suficiente para cubrir sus necesidades básicas. La comunidad hace un llamado urgente a las autoridades departamentales y nacionales para que se tomen medidas concretas que garanticen el suministro de agua potable constante y la protección del río Mariangola, con reforestación y conciencia climática.
Por: Katlin Navarro Luna/ EL PILÓN
Desde hace 9 años el río Mariangola no se secaba de tal forma que dejara a todo el corregimiento aguantando sed.
El corregimiento de Mariangola, en jurisdicción de Valledupar, se enfrenta a una crisis hídrica sin precedentes. La temporada de sequía ha secado el río Mariangola, fuente vital de agua para sus habitantes, sumiendo a la comunidad en problemas asociados a la falta de agua, como sed y enfermedades en población vulnerable. Los líderes locales claman por soluciones urgentes ante una situación que amenaza la salud y el bienestar de sus pobladores.
Raúl Pérez, miembro de la junta administradora del acueducto local, describe la gravedad de la situación: “Aquí siempre el río se ha secado, pero no como ahora”. El acueducto, que funciona por gravedad desde el río, se encuentra prácticamente inoperativo. “El río se nos está secando, estamos por racionamiento en el pueblo, por barrios. Cada 12 horas le toca un sector, entonces dura 24 horas en los sectores sin agua”, explica Pérez.
Lo mismo afirma Miguel Montero, edil de Mariangola: “En estos momentos estamos bastante bastante graves de la escasez de agua porque el río prácticamente se nos secó ahorita”. Montero recuerda que ya llevaban “como mes y medio, casi dos meses, de estar haciendo racionamientos de agua”, pero la situación actual es crítica, con el río “seco, seco totalmente”.
Leer: La Vega Arriba: boca seca, tierra mojada
La falta de agua potable ha obligado a los habitantes a depender de medidas paliativas. Raúl Pérez señala que, tras comunicarse con Gestión de Riesgo municipal, esperan recibir “un carrotanque” para proveer agua “únicamente para el servicio de tomar”. Sin embargo, esta solución dista de ser ideal. “El agua que captan de los pozos del río no es del todo apta para el consumo“, reconoce Pérez, quien añade que, algunos hogares intentan potabilizar el agua con tabletas o hirviéndola.
La situación se agrava por la falta de infraestructura adecuada. “Tenemos el problema de los tanques que nos traen acá a un sitio, pero no están instalados, ahí nos almacenan agua, y la gente toma para el consumo, y no nos alcanza”, lamenta Pérez.
Ana Rocío Cantillo, otra líder de la comunidad, advierte sobre los riesgos para la salud que implica la falta de agua y la mala calidad de la que se consume. “Las aguas que se encuentran ahora mismo en el río no son aptas para consumo. Es que ni siquiera para bañarse, porque ya se está presentando brotes y rasquillas, en los niños y personas de la tercera edad más que todo“, denuncia Cantillo.
Ante la emergencia, las autoridades han comenzado a tomar medidas. Cantillo relata que, gracias a la gestión con el cuerpo de bomberos y el concejal Alejandro Thomas, recibieron “un carrotanque con agua potable”. Además, el concejal Wilber Hinojosa, presidente del Concejo del municipio de Valledupar, se comprometió a “seguir mandando los carrotanques para el consumo del agua potable”.
No obstante, Cantillo reconoce que, al ser 25 corregimientos los que necesitan apoyo, la frecuencia de estos envíos es incierta.
Un proyecto de acueducto, con un avance del “60 o 65 %”, se presenta como una posible solución a largo plazo. Sin embargo, Raúl Pérez se muestra escéptico: “Yo personalmente no creo que eso vaya a satisfacer en realidad la necesidad del agua en Mariangola, porque el acueducto va a quedar siempre conectado al río, y cuando el río se seque, de dónde vamos a sacar el agua para llenar esos tanques”. Pérez vislumbra una “alerta grandísima” si no se contemplan fuentes alternativas de suministro.
Ana Rocío Cantillo, por su parte, es más optimista y cree que los tanques del acueducto podrían servir como reserva en tiempos de sequía. “Yo creo que en estos tiempos de sequía que nosotros estamos, esos serían unos tanques donde habría una reserva, mejor dicho, para abastecer el corregimiento mientras que se viene la lluvia”, afirma Cantillo, aunque reconoce la necesidad de complementarlo con “pozos profundos” para mitigar la problemática.
Mientras las autoridades buscan soluciones a largo plazo, los habitantes de Mariangola viven el día a día con la angustia de no tener agua suficiente para cubrir sus necesidades básicas. La comunidad hace un llamado urgente a las autoridades departamentales y nacionales para que se tomen medidas concretas que garanticen el suministro de agua potable constante y la protección del río Mariangola, con reforestación y conciencia climática.
Por: Katlin Navarro Luna/ EL PILÓN