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Editorial - 23 febrero, 2025

Demoras de los buses entristecen las expectativas frente al SIVA

Es muy triste noticia porque se pierde el optimismo que debía estar reinando en la actualidad. Cuánto nos hubiese gustado estar hablando en estos momentos de los grandes avances del SIVA, pero no, persiste la queja ciudadana sobre la necesidad apremiante de un buen servicio de transporte.

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Con la llegada del nuevo gerente del SIVA, Jaime González Mejía, se generaron grandes expectativas y se comenzó a hablar de un nuevo ciclo que hacía presumir mejoras en el servicio de transporte público masivo en Valledupar. Eso, en su momento, lo resaltamos en estas mismas líneas editoriales.

No obstante, la situación que se presenta en estos momentos deriva en la triste noticia que señala grandes deficiencias en la frecuencia del servicio de buses, tan grave que muchos usuarios hicieron públicas sus quejas al indicar que entre un bus y otro han llegado a transcurrir periodos hasta de dos horas, generando desespero y aglutinamiento de pasajeros.

Es así como de ese momento esperanzador pasamos rápidamente a la triste realidad en que se encuentra el servicio de trasporte público masivo de Valledupar y en cuyo río revuelto el mototaxismo y otros transportadores informales han logrado ganancia de pescadores, al aprovechar la gran demanda de pasajeros ávidos de una movilidad rápida, oportuna y económica, pero en detrimento de su propia seguridad.

Es muy triste noticia porque se pierde el optimismo que debía estar reinando en la actualidad. Cuánto nos hubiese gustado estar hablando en estos momentos de los grandes avances del SIVA, pero no, persiste la queja ciudadana sobre la necesidad apremiante de un buen servicio de transporte.

Sobre las largas frecuencia de los buses, el gerente explica que “el operador tuvo inconvenientes con la llegada de unos repuestos, pero afortunadamente ya se empezó a resolver y pronto tendremos mejoría”, esperemos que así sea.

En octubre de 2024, con la renuncia de la gerente anterior, Katrizza Morelli, aquí habíamos resaltado lo hasta entonces logrado por el SIVA, dijimos que había avances notables, pero que aún no eran suficientes para cumplir con el objetivo definitivo para el que fue creado, tal es el de “brindar una solución de transporte público colectivo a los habitantes del municipio de Valledupar y su área de influencia, bajo los principios de eficiencia, seguridad y sostenibilidad mediante la planeación, gestión, implantación y control de un sistema estratégico de transporte público que propenda por el mejoramiento de la calidad de vida y la preservación de medio ambiente, contribuyendo a la transformación económica y social”.

Seguimos a la espera de eso. Pero, además, el nuevo gerente debe propender porque no se pierda la confianza y la credibilidad en el SIVA, estar muy celoso para que la gente sienta que hay un proceso evolutivo en marcha para solucionar de manera integral el problema y, en especial, no permitir que se siga fortaleciendo la movilidad informal e ilegal.

Deben propiciarse acciones contundentes y que además estas tengan la suficiente socialización, orientación y difusión para hacer que la comunidad se ‘enamore’ del SIVA y se vuelva su aliada y firme defensora, para eso se necesitan ideas ambiciosas y de gran calado social.

Editorial
23 febrero, 2025

Demoras de los buses entristecen las expectativas frente al SIVA

Es muy triste noticia porque se pierde el optimismo que debía estar reinando en la actualidad. Cuánto nos hubiese gustado estar hablando en estos momentos de los grandes avances del SIVA, pero no, persiste la queja ciudadana sobre la necesidad apremiante de un buen servicio de transporte.


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Con la llegada del nuevo gerente del SIVA, Jaime González Mejía, se generaron grandes expectativas y se comenzó a hablar de un nuevo ciclo que hacía presumir mejoras en el servicio de transporte público masivo en Valledupar. Eso, en su momento, lo resaltamos en estas mismas líneas editoriales.

No obstante, la situación que se presenta en estos momentos deriva en la triste noticia que señala grandes deficiencias en la frecuencia del servicio de buses, tan grave que muchos usuarios hicieron públicas sus quejas al indicar que entre un bus y otro han llegado a transcurrir periodos hasta de dos horas, generando desespero y aglutinamiento de pasajeros.

Es así como de ese momento esperanzador pasamos rápidamente a la triste realidad en que se encuentra el servicio de trasporte público masivo de Valledupar y en cuyo río revuelto el mototaxismo y otros transportadores informales han logrado ganancia de pescadores, al aprovechar la gran demanda de pasajeros ávidos de una movilidad rápida, oportuna y económica, pero en detrimento de su propia seguridad.

Es muy triste noticia porque se pierde el optimismo que debía estar reinando en la actualidad. Cuánto nos hubiese gustado estar hablando en estos momentos de los grandes avances del SIVA, pero no, persiste la queja ciudadana sobre la necesidad apremiante de un buen servicio de transporte.

Sobre las largas frecuencia de los buses, el gerente explica que “el operador tuvo inconvenientes con la llegada de unos repuestos, pero afortunadamente ya se empezó a resolver y pronto tendremos mejoría”, esperemos que así sea.

En octubre de 2024, con la renuncia de la gerente anterior, Katrizza Morelli, aquí habíamos resaltado lo hasta entonces logrado por el SIVA, dijimos que había avances notables, pero que aún no eran suficientes para cumplir con el objetivo definitivo para el que fue creado, tal es el de “brindar una solución de transporte público colectivo a los habitantes del municipio de Valledupar y su área de influencia, bajo los principios de eficiencia, seguridad y sostenibilidad mediante la planeación, gestión, implantación y control de un sistema estratégico de transporte público que propenda por el mejoramiento de la calidad de vida y la preservación de medio ambiente, contribuyendo a la transformación económica y social”.

Seguimos a la espera de eso. Pero, además, el nuevo gerente debe propender porque no se pierda la confianza y la credibilidad en el SIVA, estar muy celoso para que la gente sienta que hay un proceso evolutivo en marcha para solucionar de manera integral el problema y, en especial, no permitir que se siga fortaleciendo la movilidad informal e ilegal.

Deben propiciarse acciones contundentes y que además estas tengan la suficiente socialización, orientación y difusión para hacer que la comunidad se ‘enamore’ del SIVA y se vuelva su aliada y firme defensora, para eso se necesitan ideas ambiciosas y de gran calado social.