Desde hace dos años ha tomado fuerza la decoración de las fachadas de las viviendas, lo que se ha convertido en un negocio para los decoradores.
Sandra Santiago B.
Los vallenatos viven con entusiasmo su Festival y por eso, desde hace unos años ha tomado fuerza la decoración de las fachadas no solo de las viviendas, sino también de hoteles, restaurantes y negocios. Lo que también representa un negocio para los decoradores que le sacan provecho a esta fecha con sus creaciones.
La Fundación de la Leyenda Vallenata se ingenió hace unos años un concurso para motivar aún más el amor de los habitantes de la capital del Cesar por el certamen folclórico.
Es así como los decoradores en especial, los que trabajan el icopor, el foamy y la espuma, encuentren en la fiesta un ingreso adicional.
Diana Arciniégas es una de ellas, quien aseguró que desde el año pasado ha tomado mucha fuerza el concurso que organiza la Fundación, por lo que, desde finales de marzo inició su trabajo en la elaboración de motivos como pilones, cajas, guacharacas, acordeón, artesanías, entre otros.
“Lo que más nos pide la gente son el conjunto vallenato, piloneros y el árbol de cañaguate. Desde el año pasado esto ha tomado mucha fuerza y en este hemos decorado hoteles, casas y restaurantes”, dijo.
El valor de la sola decoración va entre 80 mil pesos la más sencilla hasta tres millones de pesos la más ostentosa.Barrios como El Novalito, San Carlos, El Obrero, San Joaquín, los conjuntos residenciales que se encuentran en el noroccidente de la ciudad son los que más espíritu festivalero tiene y por ello, acostumbran a decorar sus fachadas.
Es así como en casa de Raquel Álvarez, una vallenata de corazón, nunca puede faltar la decoración de su fachada.
La decora desde hace muchos años, “porque me gusta, este año me llamó la atención el concurso y me inscribí, pero no por el premio, porque no sé ni qué es, sino porque me gusta decorar con motivos típicos, recrear la parranda esa que se hacía en el barrio Cañaguate”, dijo.
Este año Raquel le rinde homenaje precisamente a esa parranda típica y colocó en la puerta de su casa un conjunto vallenato debajo de un palo de cañaguate. Una decoración en la que invirtió alrededor de dos millones 700 mil pesos.
Esta decoración que para muchos es vivir el Festival, para otros es un negocio, que les permite de una fiesta sacar el sustento para varios meses, como hoy lo hacen muchos decoradores en la ciudad.
Desde hace dos años ha tomado fuerza la decoración de las fachadas de las viviendas, lo que se ha convertido en un negocio para los decoradores.
Sandra Santiago B.
Los vallenatos viven con entusiasmo su Festival y por eso, desde hace unos años ha tomado fuerza la decoración de las fachadas no solo de las viviendas, sino también de hoteles, restaurantes y negocios. Lo que también representa un negocio para los decoradores que le sacan provecho a esta fecha con sus creaciones.
La Fundación de la Leyenda Vallenata se ingenió hace unos años un concurso para motivar aún más el amor de los habitantes de la capital del Cesar por el certamen folclórico.
Es así como los decoradores en especial, los que trabajan el icopor, el foamy y la espuma, encuentren en la fiesta un ingreso adicional.
Diana Arciniégas es una de ellas, quien aseguró que desde el año pasado ha tomado mucha fuerza el concurso que organiza la Fundación, por lo que, desde finales de marzo inició su trabajo en la elaboración de motivos como pilones, cajas, guacharacas, acordeón, artesanías, entre otros.
“Lo que más nos pide la gente son el conjunto vallenato, piloneros y el árbol de cañaguate. Desde el año pasado esto ha tomado mucha fuerza y en este hemos decorado hoteles, casas y restaurantes”, dijo.
El valor de la sola decoración va entre 80 mil pesos la más sencilla hasta tres millones de pesos la más ostentosa.Barrios como El Novalito, San Carlos, El Obrero, San Joaquín, los conjuntos residenciales que se encuentran en el noroccidente de la ciudad son los que más espíritu festivalero tiene y por ello, acostumbran a decorar sus fachadas.
Es así como en casa de Raquel Álvarez, una vallenata de corazón, nunca puede faltar la decoración de su fachada.
La decora desde hace muchos años, “porque me gusta, este año me llamó la atención el concurso y me inscribí, pero no por el premio, porque no sé ni qué es, sino porque me gusta decorar con motivos típicos, recrear la parranda esa que se hacía en el barrio Cañaguate”, dijo.
Este año Raquel le rinde homenaje precisamente a esa parranda típica y colocó en la puerta de su casa un conjunto vallenato debajo de un palo de cañaguate. Una decoración en la que invirtió alrededor de dos millones 700 mil pesos.
Esta decoración que para muchos es vivir el Festival, para otros es un negocio, que les permite de una fiesta sacar el sustento para varios meses, como hoy lo hacen muchos decoradores en la ciudad.