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Especial - 2 julio, 2014

De la reintegración al arte urbano

Mientras que la sociedad aún estigmatiza a los desmovilizados, un informe reveló que el 76% de dicha población permanece en la legalidad realizando actividades benéficas. En el Cesar sólo el 10% reincide a grupos armados.

A través de murales, estos artistas quieren demostrarle a la sociedad que son personas de bien, queriendo olvidar un pasado que nunca quisieron vivir.
A través de murales, estos artistas quieren demostrarle a la sociedad que son personas de bien, queriendo olvidar un pasado que nunca quisieron vivir.
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A los 20 años de edad, Leonardo Cárdenas ingresó a un grupo al margen de la ley. La falta de oportunidades laborales y conflictos familiares fueron algunas de las razones que lo conllevaron a participar de actividades ilícitas de las que hoy afirma arrepentirse.

Aquella vida, oculta en la selva, en sitios libres pero a la vez encerrados por la incapacidad que tenían los uniformados de salir a la vida civil, el empoderamiento repentino de fincas y desplazamientos de personas humildes, hizo caer en cuenta a Cárdenas sobre una vida que creyó mejor, pero que aunque su arrepentimiento era diario debía permanecer allí para no poner en riesgo su existir y el de sus familiares.

Una persona desmovilizada en reintegración cuesta al año la tercera parte de lo que cuesta un preso en Colombia (Desmovilizado: 4 millones de pesos al año. Preso: 13 millones al año).

Una noticia de los altos mandos le devolvería el alma al cuerpo. La desmovilización masiva se realizaría en el 2007 y debían someterse a un proceso de reintegración, que inicialmente cumplieron en un centro de acopio en donde pasaron alrededor de 15 días.

De ese proceso también hizo parte Orlando Plata, de 33 años, un hombre que vio en esos grupos mejores oportunidades, encontrando todo lo contrario a ese imaginario que tal vez algún día le inculcaron.

Sin embargo, existía una confusión: si quedarse en el monte encerrados en un mundo que no les brindaba más que violencia, o someterse a los señalamientos de una sociedad que tal vez desconocía su arrepentimiento de haber estado delinquiendo.

“No sabíamos cómo nos iban a tratar, porque nos estigmatizan, porque la gente nos cierra las puertas y no son capaces de olvidar eso. Sé que es difícil y que las víctimas tienen derecho a saber la verdad, pero deben saber que no todos somos malos, que estamos aquí para reivindicar ese mal paso” indicó Cárdenas, refiriéndose a una sociedad que aún permanece inmersa en una historia que les impide perdonar.

No obstante, Cárdenas y Plata cada día luchan para buscar esa aceptación que tanto desean, dando a conocer sus aptitudes a través del arte, de las imágenes que limpian la oscuridad que un día llevaron dentro, aquella que no dejó en paz durante siete años a Jainer Quintero, un joven que también hizo parte de esa desmovilización de alrededor de 4.000 personas, que se llevó a cabo en el corregimiento de la Mesa, jurisdicción de Valledupar.

“Para mí fue algo muy satisfactorio, esa oscuridad que llevaba adentro se fue desapareciendo, siempre vivía pensando que no iba a salir y si lo hacía algo me iba a pasar” mencionó el hombre que al recibir sus documentos debía enfrentarse a un mundo y a su familia, aquella que no sabía de su labor durante tres años en dicho grupo, al cual ingresó por falta de oportunidades y el sentirse solo al ser huérfano.

“Yo diría que en este momento me siento libre, salir donde quiera y en el momento que quiera y dar mi testimonio. Algunos amigos me han invitado, pero les digo que no y les aconsejo que no entren de nuevo, que si dieron un paso adelante no hay porqué retroceder” manifestó el reintegrado.

Orlando, Leonardo y Jainer descubrieron un gran arte en su interior, son pintores. Los dos primeros lo hacen parte de un proyecto que pretende demostrarle a la sociedad que la paz comienza por el pensamiento, la visión y no la estigmatización.

Son artistas urbanos, diseñadores empíricos y se autoconciben como artistas de paz, trabajan como reconstructores de tejido social que busca dejar un mensaje de prevención de reclutamiento por grupos ilegales y la concientización del buen uso de los recursos naturales y conservación de las tradiciones vallenatas. Mientras que Jainer descubrió que sus manos serían tan fuertes pero a las vez tan frágiles capaces de dejar un arma y tomar un pincel para plasmar en cuadros la hermosa naturaleza, desde un punto abstracto.

“La ACR me apoya psicológicamente y he hecho más de 100 cuadros, entre abstractos, impresionistas y realistas” mencionó aquel moreno que con una sonrisa y una mirada de admiración expresó orgullo al contar “hace dos años le vendí un cuadro del paisaje del río Guatapurí a Juan Gabriel”, aquel cantante Mexicano que le hizo valer más su labor.

“Por medio del arte queremos llevar un mensaje de paz y reconcilio, ayudar con esos temas a poner un granito de arena para que nuestra sociedad sea un poquito más amable ya que por culpa del destino caemos en grupos irregulares, pero vamos por buen camino” indicó uno de ellos.

La ACR tiene 10 años de experiencia con población de guerrillas y autodefensas. Tiene 32 grupos territoriales en Colombia y está lista para recibir los desmovilizados si llegase a haber un proceso de paz.

Los excombatientes aseguran que existen estereotipos negativos y la palabra desmovilizados muchas veces los hacen sentir mal, pero “hay que echar para adelante”.

“La ACR nos aportó un capital semilla y con eso nos dieron herramientas para plasmar con lienzos esta ciudad. Donde hayan varios temas específicos: prevención al reclutamiento de los jóvenes, el buen uso de los recursos naturales que se acaba más y más, y rescatar nuestra tradiciones típicas, son técnicas muy ricas y exquisitas en lienzos urbanos y grandes” mencionó Cárdenas.

Plata indicó que “el proyecto se basa en tratar de dejarle un tatuaje a la sociedad a través del arte urbano, dejar esa huella indeleble ante la comunidad, ante las calles de Valledupar, que sufren de una situación de intolerancia, incultura donde hay sitios que han sido recuperados por la Policía, pero que siguen siendo maltratados y creemos que merecen un toque especial, lleno de arte”.

Hoy en lugar de juzgar a aquellos que los tildan de violentos, dejan este mensaje “la guerra en el país lo que deja es una estela de miseria a su paso, no beneficia a nadie más que lagartos y corruptos”.

Permanecen en la legalidad

En un informe revelado por la Fundación Ideas para la Paz, denominado ‘Retorno a la legalidad o reincidencia de excombatientes. Un estudio sobre la dimensión del problema y factores de riesgo en Colombia’, se reveló que el 76% de la población desmovilizada se mantiene en la legalidad. Siete de cada 10 desmovilizados no reincide.

El documento, elaborado con el respaldo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Suecia, que fue presentado el 26 de junio en el Club El Nogal en Bogotá, especifica que el 54% de la población reintegrada no ha sido abordada con fines de reclutamiento. El 36% ha sido abordada pero no atentada y el 10% ha sido tentado para ser reclutado luego de ser resocializada.

Aquellos que han reincididos han hecho parte de uno de grupos al margen de la ley y no delinquen independientemente. Los que son reintegrados en las regiones en las que desarrolló su actividad delictiva tienen más posibilidad de reincidir.

El informe destacó que la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), realiza procesos más exitosos de lo que plantean los críticos, puesto que si se comparan con otros en el mundo, es mejor que aquellos que se realizan en Centro América y África, dónde más del 50% de los excombatientes han reincidido.

La ACR concluyó, al final de este análisis, que romper las redes sociales de excombatientes es significativo para evitar la reincidencia, por lo que a través del fortalecimiento psicológico y de trabajo con familias, genera entornos protectores.

De igual forma, aseguró que la tasa de reincidencia en la población carcelaria puede llegar a ser de 7 de cada 10 personas, mientras que en el caso de la población desmovilizada en proceso de reintegración la cifra es inversa, 7 de cada 10 desmovilizados se encuentran en la legalidad.

En el Cesar

La Agencia Colombiana para la Reintegración, territorial Cesar- La Guajira, direccionada por Stela Patricia Gómez Gutiérrez, está en proceso de reintegrar a 1.771 participantes (desmovilizados), de los cuáles hacen parte en el Cesar 1.587 y 184 en La Guajira.

Lo que indica que en este departamento existen más personas que se alejaron de las armas, ocupando un 86% de la población que desea pertenecer de nuevo a la vida civil y volver a una vida tranquila.

Gómez Gutiérrez, manifestó que al momento de que las personas o los grupos deseen reintegrarse existe un proceso de transición, donde los participantes llegan a un hogar de paso, se preparan durante tres meses y posteriormente pasan a la ACR para entrar a un proceso de reintegración.

Sandra Nieto, asesora de corresponsabilidad de la ACR, territorial Cesar- La Guajira, aclaró que cuando una persona entra a la agencia debe atravesar por una ruta de integración individual que se le hace al desmovilizado en 8 dimensiones: habitabilidad, seguridad, educación, productiva, salud, familiar y personal.

Por lo que existe un grupo de profesionales que se encargan de atenderlos. Cada persona atiende en promedio de 55 personas de acuerdo a las sus necesidades.

“Jainer es una persona que está dentro de su ruta, ya recibió su proyecto, lo seguimos acompañando. El culmina su proceso de reintegración, pero paralelamente debe recurrir a unos requisitos jurídicos que pide la ley 1424: estar activo en el proceso, lo que indica que debe asistir y verse con su profesional mínimos 2 veces al mes; prestar 80 horas de servicios social y contribuir con su aporte de participación en el grupo que pasarán al centro de memoria histórica” especificó la asesora.

Agregó que luego de ello viene un proceso de culminación y monitoreo, en el que se le hace un seguimiento puntual a las personas, a través de llamadas, visitas esporádicas, pasando a otro plano esa obligatoriedad de asistir constantemente a la agencia.

Por su parte, Eduardo Santos, ex director de la ACR de la territorial Cesar, indicó que los desmovilizados tienen oportunidades para superarse en diferentes ámbitos, como la educación.
“El Sena los forma, los califica en mano de obra, para que ellos puedan desempeñar un trabajo de manera formal. También le hace el acompañamiento del capital semilla, que les brinda la posibilidad para que formen sus propias empresas y dependan económicamente de su trabajo y no de Estado en ese sentido” aclaró.

Bajo esos parámetros, según Santos, se ha hecho un trabajo muy efectivo con los reintegrados que se mantienen en la legalidad a través de este ejercicio, al indicar que el 90% de la población desmovilizada en el Cesar permanece en la legalidad.

Puesto que “desde el momento en el que ellos deciden dejar las armas entran en fases fundamentales, se comienza a trabajar sobre el esquema mental, a quitarles esa figura o esquema de guerra que traen y se comienza a trabajar de una manera muy directa de ese proceso, de manera individual. Luego se comienza a trabajar la posibilidad de compenetrarlos en lo que ellos les gusta y saben hacer, se pasa de lo individual a lo colectivo”.

Vigilados

Una vez estas personas que deciden abandonar las armas y salen de un proceso de resocialización necesitan una intervención especial y profesional de la agencia. Ellos deben realizar mínimo el 90% de las actividades que quedan como evidencia de asistencia a las actividades que desarrollan.

Hecho que les permite acceder a subsidios económicos que les permita suplir sus necesidades básicas.

Seguridad

Según el exdirector de la territorial Cesar- La Guajira, de la ACR, los hechos demuestran que el proceso de reintegración se mantiene durante los 10 años que tiene el programa y las estadísticas demuestran que no hay actividad que representen para ellos un riesgo estar vinculados al programa de reintegración, sino que les permite abrir puertas que antes tenían cerradas.

No obstante, según Sandra Nieto, “en la dimensión de seguridad se les da una herramientas para que puedan autoprotegerse con su familia, por lo que se buscan entidades que puedan enseñarle a ellos esas medidas, tales como la Policía y la comunidad de protección a Nivel Nacional”.

Sin embargo, si llegase a existir problemas de seguridad con una persona, ésta se remite ante la autoridad competente, se le hace un estudio de riesgo para ver que arroja y qué medidas hay que tomar.

Jainer Quintero, manifiesta que “este programa es excelente”.

Por Merlin Duarte García/El Pilón
[email protected]

Especial
2 julio, 2014

De la reintegración al arte urbano

Mientras que la sociedad aún estigmatiza a los desmovilizados, un informe reveló que el 76% de dicha población permanece en la legalidad realizando actividades benéficas. En el Cesar sólo el 10% reincide a grupos armados.


A través de murales, estos artistas quieren demostrarle a la sociedad que son personas de bien, queriendo olvidar un pasado que nunca quisieron vivir.
A través de murales, estos artistas quieren demostrarle a la sociedad que son personas de bien, queriendo olvidar un pasado que nunca quisieron vivir.
Boton Wpp

A los 20 años de edad, Leonardo Cárdenas ingresó a un grupo al margen de la ley. La falta de oportunidades laborales y conflictos familiares fueron algunas de las razones que lo conllevaron a participar de actividades ilícitas de las que hoy afirma arrepentirse.

Aquella vida, oculta en la selva, en sitios libres pero a la vez encerrados por la incapacidad que tenían los uniformados de salir a la vida civil, el empoderamiento repentino de fincas y desplazamientos de personas humildes, hizo caer en cuenta a Cárdenas sobre una vida que creyó mejor, pero que aunque su arrepentimiento era diario debía permanecer allí para no poner en riesgo su existir y el de sus familiares.

Una persona desmovilizada en reintegración cuesta al año la tercera parte de lo que cuesta un preso en Colombia (Desmovilizado: 4 millones de pesos al año. Preso: 13 millones al año).

Una noticia de los altos mandos le devolvería el alma al cuerpo. La desmovilización masiva se realizaría en el 2007 y debían someterse a un proceso de reintegración, que inicialmente cumplieron en un centro de acopio en donde pasaron alrededor de 15 días.

De ese proceso también hizo parte Orlando Plata, de 33 años, un hombre que vio en esos grupos mejores oportunidades, encontrando todo lo contrario a ese imaginario que tal vez algún día le inculcaron.

Sin embargo, existía una confusión: si quedarse en el monte encerrados en un mundo que no les brindaba más que violencia, o someterse a los señalamientos de una sociedad que tal vez desconocía su arrepentimiento de haber estado delinquiendo.

“No sabíamos cómo nos iban a tratar, porque nos estigmatizan, porque la gente nos cierra las puertas y no son capaces de olvidar eso. Sé que es difícil y que las víctimas tienen derecho a saber la verdad, pero deben saber que no todos somos malos, que estamos aquí para reivindicar ese mal paso” indicó Cárdenas, refiriéndose a una sociedad que aún permanece inmersa en una historia que les impide perdonar.

No obstante, Cárdenas y Plata cada día luchan para buscar esa aceptación que tanto desean, dando a conocer sus aptitudes a través del arte, de las imágenes que limpian la oscuridad que un día llevaron dentro, aquella que no dejó en paz durante siete años a Jainer Quintero, un joven que también hizo parte de esa desmovilización de alrededor de 4.000 personas, que se llevó a cabo en el corregimiento de la Mesa, jurisdicción de Valledupar.

“Para mí fue algo muy satisfactorio, esa oscuridad que llevaba adentro se fue desapareciendo, siempre vivía pensando que no iba a salir y si lo hacía algo me iba a pasar” mencionó el hombre que al recibir sus documentos debía enfrentarse a un mundo y a su familia, aquella que no sabía de su labor durante tres años en dicho grupo, al cual ingresó por falta de oportunidades y el sentirse solo al ser huérfano.

“Yo diría que en este momento me siento libre, salir donde quiera y en el momento que quiera y dar mi testimonio. Algunos amigos me han invitado, pero les digo que no y les aconsejo que no entren de nuevo, que si dieron un paso adelante no hay porqué retroceder” manifestó el reintegrado.

Orlando, Leonardo y Jainer descubrieron un gran arte en su interior, son pintores. Los dos primeros lo hacen parte de un proyecto que pretende demostrarle a la sociedad que la paz comienza por el pensamiento, la visión y no la estigmatización.

Son artistas urbanos, diseñadores empíricos y se autoconciben como artistas de paz, trabajan como reconstructores de tejido social que busca dejar un mensaje de prevención de reclutamiento por grupos ilegales y la concientización del buen uso de los recursos naturales y conservación de las tradiciones vallenatas. Mientras que Jainer descubrió que sus manos serían tan fuertes pero a las vez tan frágiles capaces de dejar un arma y tomar un pincel para plasmar en cuadros la hermosa naturaleza, desde un punto abstracto.

“La ACR me apoya psicológicamente y he hecho más de 100 cuadros, entre abstractos, impresionistas y realistas” mencionó aquel moreno que con una sonrisa y una mirada de admiración expresó orgullo al contar “hace dos años le vendí un cuadro del paisaje del río Guatapurí a Juan Gabriel”, aquel cantante Mexicano que le hizo valer más su labor.

“Por medio del arte queremos llevar un mensaje de paz y reconcilio, ayudar con esos temas a poner un granito de arena para que nuestra sociedad sea un poquito más amable ya que por culpa del destino caemos en grupos irregulares, pero vamos por buen camino” indicó uno de ellos.

La ACR tiene 10 años de experiencia con población de guerrillas y autodefensas. Tiene 32 grupos territoriales en Colombia y está lista para recibir los desmovilizados si llegase a haber un proceso de paz.

Los excombatientes aseguran que existen estereotipos negativos y la palabra desmovilizados muchas veces los hacen sentir mal, pero “hay que echar para adelante”.

“La ACR nos aportó un capital semilla y con eso nos dieron herramientas para plasmar con lienzos esta ciudad. Donde hayan varios temas específicos: prevención al reclutamiento de los jóvenes, el buen uso de los recursos naturales que se acaba más y más, y rescatar nuestra tradiciones típicas, son técnicas muy ricas y exquisitas en lienzos urbanos y grandes” mencionó Cárdenas.

Plata indicó que “el proyecto se basa en tratar de dejarle un tatuaje a la sociedad a través del arte urbano, dejar esa huella indeleble ante la comunidad, ante las calles de Valledupar, que sufren de una situación de intolerancia, incultura donde hay sitios que han sido recuperados por la Policía, pero que siguen siendo maltratados y creemos que merecen un toque especial, lleno de arte”.

Hoy en lugar de juzgar a aquellos que los tildan de violentos, dejan este mensaje “la guerra en el país lo que deja es una estela de miseria a su paso, no beneficia a nadie más que lagartos y corruptos”.

Permanecen en la legalidad

En un informe revelado por la Fundación Ideas para la Paz, denominado ‘Retorno a la legalidad o reincidencia de excombatientes. Un estudio sobre la dimensión del problema y factores de riesgo en Colombia’, se reveló que el 76% de la población desmovilizada se mantiene en la legalidad. Siete de cada 10 desmovilizados no reincide.

El documento, elaborado con el respaldo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Suecia, que fue presentado el 26 de junio en el Club El Nogal en Bogotá, especifica que el 54% de la población reintegrada no ha sido abordada con fines de reclutamiento. El 36% ha sido abordada pero no atentada y el 10% ha sido tentado para ser reclutado luego de ser resocializada.

Aquellos que han reincididos han hecho parte de uno de grupos al margen de la ley y no delinquen independientemente. Los que son reintegrados en las regiones en las que desarrolló su actividad delictiva tienen más posibilidad de reincidir.

El informe destacó que la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), realiza procesos más exitosos de lo que plantean los críticos, puesto que si se comparan con otros en el mundo, es mejor que aquellos que se realizan en Centro América y África, dónde más del 50% de los excombatientes han reincidido.

La ACR concluyó, al final de este análisis, que romper las redes sociales de excombatientes es significativo para evitar la reincidencia, por lo que a través del fortalecimiento psicológico y de trabajo con familias, genera entornos protectores.

De igual forma, aseguró que la tasa de reincidencia en la población carcelaria puede llegar a ser de 7 de cada 10 personas, mientras que en el caso de la población desmovilizada en proceso de reintegración la cifra es inversa, 7 de cada 10 desmovilizados se encuentran en la legalidad.

En el Cesar

La Agencia Colombiana para la Reintegración, territorial Cesar- La Guajira, direccionada por Stela Patricia Gómez Gutiérrez, está en proceso de reintegrar a 1.771 participantes (desmovilizados), de los cuáles hacen parte en el Cesar 1.587 y 184 en La Guajira.

Lo que indica que en este departamento existen más personas que se alejaron de las armas, ocupando un 86% de la población que desea pertenecer de nuevo a la vida civil y volver a una vida tranquila.

Gómez Gutiérrez, manifestó que al momento de que las personas o los grupos deseen reintegrarse existe un proceso de transición, donde los participantes llegan a un hogar de paso, se preparan durante tres meses y posteriormente pasan a la ACR para entrar a un proceso de reintegración.

Sandra Nieto, asesora de corresponsabilidad de la ACR, territorial Cesar- La Guajira, aclaró que cuando una persona entra a la agencia debe atravesar por una ruta de integración individual que se le hace al desmovilizado en 8 dimensiones: habitabilidad, seguridad, educación, productiva, salud, familiar y personal.

Por lo que existe un grupo de profesionales que se encargan de atenderlos. Cada persona atiende en promedio de 55 personas de acuerdo a las sus necesidades.

“Jainer es una persona que está dentro de su ruta, ya recibió su proyecto, lo seguimos acompañando. El culmina su proceso de reintegración, pero paralelamente debe recurrir a unos requisitos jurídicos que pide la ley 1424: estar activo en el proceso, lo que indica que debe asistir y verse con su profesional mínimos 2 veces al mes; prestar 80 horas de servicios social y contribuir con su aporte de participación en el grupo que pasarán al centro de memoria histórica” especificó la asesora.

Agregó que luego de ello viene un proceso de culminación y monitoreo, en el que se le hace un seguimiento puntual a las personas, a través de llamadas, visitas esporádicas, pasando a otro plano esa obligatoriedad de asistir constantemente a la agencia.

Por su parte, Eduardo Santos, ex director de la ACR de la territorial Cesar, indicó que los desmovilizados tienen oportunidades para superarse en diferentes ámbitos, como la educación.
“El Sena los forma, los califica en mano de obra, para que ellos puedan desempeñar un trabajo de manera formal. También le hace el acompañamiento del capital semilla, que les brinda la posibilidad para que formen sus propias empresas y dependan económicamente de su trabajo y no de Estado en ese sentido” aclaró.

Bajo esos parámetros, según Santos, se ha hecho un trabajo muy efectivo con los reintegrados que se mantienen en la legalidad a través de este ejercicio, al indicar que el 90% de la población desmovilizada en el Cesar permanece en la legalidad.

Puesto que “desde el momento en el que ellos deciden dejar las armas entran en fases fundamentales, se comienza a trabajar sobre el esquema mental, a quitarles esa figura o esquema de guerra que traen y se comienza a trabajar de una manera muy directa de ese proceso, de manera individual. Luego se comienza a trabajar la posibilidad de compenetrarlos en lo que ellos les gusta y saben hacer, se pasa de lo individual a lo colectivo”.

Vigilados

Una vez estas personas que deciden abandonar las armas y salen de un proceso de resocialización necesitan una intervención especial y profesional de la agencia. Ellos deben realizar mínimo el 90% de las actividades que quedan como evidencia de asistencia a las actividades que desarrollan.

Hecho que les permite acceder a subsidios económicos que les permita suplir sus necesidades básicas.

Seguridad

Según el exdirector de la territorial Cesar- La Guajira, de la ACR, los hechos demuestran que el proceso de reintegración se mantiene durante los 10 años que tiene el programa y las estadísticas demuestran que no hay actividad que representen para ellos un riesgo estar vinculados al programa de reintegración, sino que les permite abrir puertas que antes tenían cerradas.

No obstante, según Sandra Nieto, “en la dimensión de seguridad se les da una herramientas para que puedan autoprotegerse con su familia, por lo que se buscan entidades que puedan enseñarle a ellos esas medidas, tales como la Policía y la comunidad de protección a Nivel Nacional”.

Sin embargo, si llegase a existir problemas de seguridad con una persona, ésta se remite ante la autoridad competente, se le hace un estudio de riesgo para ver que arroja y qué medidas hay que tomar.

Jainer Quintero, manifiesta que “este programa es excelente”.

Por Merlin Duarte García/El Pilón
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