La subeditora de El Tiempo, Jineth Bedoya, dialogó con EL PILÓN sobre la campaña que adelanta en el país sobre el adecuado manejo periodístico que debe existir en los casos de violencia de género.
En el marco de la conferencia ‘Los Medios Frente al fin del Estigma. Guías para cubrir la violencia sexual’, que se desarrolló en Valledupar, la periodista y activista colombiana contra la violencia de género habló con este medio de comunicación sobre los alcances que pretende con esta iniciativa que adelanta en todo el país.
El mensaje es para los y las periodistas. Esta reunión que convocamos es para revisar un poco que estamos haciendo desde los medios de comunicación a la hora de informar sobre violencia de género. Lamentablemente la violencia contra las mujeres sigue estando en el último ítem de las prioridades del país, pese a que es uno de los problemas que más le está quitando presupuesto al país, lo cual dimensiona la gravedad de lo que estamos afrontando. La violencia intrafamiliar, el feminicidio y la violencia sexual en estos momentos son los crímenes que más están afectando el presupuesto de salud del Producto Interno colombiano, y lo que vemos a diario es que nosotros como periodistas no le estamos dando la dimensión al problema ni estamos asumiendo la responsabilidad de hacer una buena información y documentación de este fenómeno.
Cuando tuvimos que cubrir el conflicto armado, la mayoría de nosotros lo hicimos empíricamente y luego nos fuimos preparando, esta misma actitud es la que debemos enfrentar en el tema de violencia de género: los periodistas tienen que prepararse para cubrir esta temática, puesto que la gran mayoría no conocen las leyes que reglamentan y castigan la violencia de género, no distinguen las clases de violencia, confunden la violencia de género con ideología de género y no presentan unas posibles soluciones; todo se quedó en el tema de cifras, que nos da la Policía, Medicina Legal y organizaciones de mujeres, olvidándonos que estas cifras tienen un rostro, que puede ser la de un familiar o una amiga cercana. Si no conocemos de qué escribimos, seguiremos cometiendo errores.
Este proyecto de generar buenas prácticas periodísticas referentes a la violencia de género lleva varios años, pero este año a nivel global se empezaron a trazar unas líneas de acción desde Naciones Unidas y de diferentes gobiernos extranjeros para tratar este tema que hoy en día es una de las peores afectaciones que tenemos. Cuando trazamos el proyecto en Colombia, con el apoyo de la Embajada Británica y la Fundación de Libertad de Prensa, hicimos un mapeo de cómo estamos informando a nivel nacional y lo que encontramos, con base a las cifras de feminicidios y de violencia intrafamiliar, es que todos los medios lo estamos haciendo mal, pero hay unas zonas del país donde los medios no han tomado la responsabilidad que tienen; donde figura Atlántico, Cesar, Antioquia, y la costa sur del pacífico.
Se sigue utilizando la frase “crimen pasional”, avalando que matan a las mujeres porque las aman. Lamentablemente con los diarios populares es muy difícil porque su línea es tener un lenguaje agresivo que llame al comprador, el cual revictimiza a niñas y mujeres que han tenido que afrontar la violencia de género.
¿Qué mensaje mandarles a los jóvenes que salen de las universidades y entrar a trabajar en los medios de comunicación?
Con esta última generación de periodistas tenemos un problema: el de los nuevos medios. Las redes sociales se han convertido en un vehículo efectivo de comunicación, pero en un mal vehículo para visibilizar problemáticas como la violencia de género. No hay unas herramientas claras para que los periodistas jóvenes entiendan la responsabilidad a la hora de hacer un trino, una publicación en Instagram o en Facebook; esto nos lleva a hacerles un llamado a que, así como el conflicto armado en un período de nuestras vidas nos golpeó de la peor manera y nos tocó aprender a cubrirlo, tenemos que hacer lo mismo con esta temática. Enfatizarles que con sus contenidos están transformando o hundiendo la vida de alguna persona.
Eso no solo pasa en Valledupar, a nivel de América Latina se levanta un fenómeno paralelo a la denuncia de violencia contra las mujeres y es el movimiento de hombres que aducen que lo que existe es feminismo, que somos “semi nazis”, estigmatizando un tema que es algo natural. A éstos les reitero que la violencia contra la mujer no es natural, lo volvimos natural porque estamos en modelos patriarcales y machistas. Efectivamente a los hombres también los golpean o los acosan sexualmente, pero si lo vemos en cifras es así: al año en Colombia tenemos 47 mil casos de violencia intrafamiliar, de los cuales 42 mil casos corresponden a víctimas mujeres; lo que quiere decir que las mujeres son las mayores víctimas.
Este el principal punto de fuga de toda esta cadena de violencia contra la mujer o violencia de género, y es que el sistema no está respondiendo a la necesidad. Hay un gran vacío por parte de las instituciones para enfrentar la violencia contra las mujeres. El sistema de justicia de este país es inoperante frente a la violencia de género; el sistema de salud no está capacitado, revictimizando a la mujer cuando va a ser atendida; y el sistema primario (policía del CAI, soldado que se encuentra el caso en zona rural, o del funcionario de la Fiscalía o Defensoría del Pueblo) no entiende que la Ley tiene unos puntos claros de obligatorio cumplimiento. En esos casos como periodista se debe denunciar a estas clases de funcionarios.
Eso era lo que estábamos esperando hace décadas, puesto que un reinado donde se ha cosificado el cuerpo de la mujer y que se atrevan a decir en Perú hay tantos feminicidios o tantas niñas son violentadas es un avance. Es un primer paso para hacer entender que la violencia contra las mujeres es algo tan dramático que en un concurso de belleza tuvieron que exponerlo las propias reinas para que la gente le preste atención al tema. Ojalá que en Colombia copiaran este modelo.
Annelise Barriga Ramírez/EL PILÓN
La subeditora de El Tiempo, Jineth Bedoya, dialogó con EL PILÓN sobre la campaña que adelanta en el país sobre el adecuado manejo periodístico que debe existir en los casos de violencia de género.
En el marco de la conferencia ‘Los Medios Frente al fin del Estigma. Guías para cubrir la violencia sexual’, que se desarrolló en Valledupar, la periodista y activista colombiana contra la violencia de género habló con este medio de comunicación sobre los alcances que pretende con esta iniciativa que adelanta en todo el país.
El mensaje es para los y las periodistas. Esta reunión que convocamos es para revisar un poco que estamos haciendo desde los medios de comunicación a la hora de informar sobre violencia de género. Lamentablemente la violencia contra las mujeres sigue estando en el último ítem de las prioridades del país, pese a que es uno de los problemas que más le está quitando presupuesto al país, lo cual dimensiona la gravedad de lo que estamos afrontando. La violencia intrafamiliar, el feminicidio y la violencia sexual en estos momentos son los crímenes que más están afectando el presupuesto de salud del Producto Interno colombiano, y lo que vemos a diario es que nosotros como periodistas no le estamos dando la dimensión al problema ni estamos asumiendo la responsabilidad de hacer una buena información y documentación de este fenómeno.
Cuando tuvimos que cubrir el conflicto armado, la mayoría de nosotros lo hicimos empíricamente y luego nos fuimos preparando, esta misma actitud es la que debemos enfrentar en el tema de violencia de género: los periodistas tienen que prepararse para cubrir esta temática, puesto que la gran mayoría no conocen las leyes que reglamentan y castigan la violencia de género, no distinguen las clases de violencia, confunden la violencia de género con ideología de género y no presentan unas posibles soluciones; todo se quedó en el tema de cifras, que nos da la Policía, Medicina Legal y organizaciones de mujeres, olvidándonos que estas cifras tienen un rostro, que puede ser la de un familiar o una amiga cercana. Si no conocemos de qué escribimos, seguiremos cometiendo errores.
Este proyecto de generar buenas prácticas periodísticas referentes a la violencia de género lleva varios años, pero este año a nivel global se empezaron a trazar unas líneas de acción desde Naciones Unidas y de diferentes gobiernos extranjeros para tratar este tema que hoy en día es una de las peores afectaciones que tenemos. Cuando trazamos el proyecto en Colombia, con el apoyo de la Embajada Británica y la Fundación de Libertad de Prensa, hicimos un mapeo de cómo estamos informando a nivel nacional y lo que encontramos, con base a las cifras de feminicidios y de violencia intrafamiliar, es que todos los medios lo estamos haciendo mal, pero hay unas zonas del país donde los medios no han tomado la responsabilidad que tienen; donde figura Atlántico, Cesar, Antioquia, y la costa sur del pacífico.
Se sigue utilizando la frase “crimen pasional”, avalando que matan a las mujeres porque las aman. Lamentablemente con los diarios populares es muy difícil porque su línea es tener un lenguaje agresivo que llame al comprador, el cual revictimiza a niñas y mujeres que han tenido que afrontar la violencia de género.
¿Qué mensaje mandarles a los jóvenes que salen de las universidades y entrar a trabajar en los medios de comunicación?
Con esta última generación de periodistas tenemos un problema: el de los nuevos medios. Las redes sociales se han convertido en un vehículo efectivo de comunicación, pero en un mal vehículo para visibilizar problemáticas como la violencia de género. No hay unas herramientas claras para que los periodistas jóvenes entiendan la responsabilidad a la hora de hacer un trino, una publicación en Instagram o en Facebook; esto nos lleva a hacerles un llamado a que, así como el conflicto armado en un período de nuestras vidas nos golpeó de la peor manera y nos tocó aprender a cubrirlo, tenemos que hacer lo mismo con esta temática. Enfatizarles que con sus contenidos están transformando o hundiendo la vida de alguna persona.
Eso no solo pasa en Valledupar, a nivel de América Latina se levanta un fenómeno paralelo a la denuncia de violencia contra las mujeres y es el movimiento de hombres que aducen que lo que existe es feminismo, que somos “semi nazis”, estigmatizando un tema que es algo natural. A éstos les reitero que la violencia contra la mujer no es natural, lo volvimos natural porque estamos en modelos patriarcales y machistas. Efectivamente a los hombres también los golpean o los acosan sexualmente, pero si lo vemos en cifras es así: al año en Colombia tenemos 47 mil casos de violencia intrafamiliar, de los cuales 42 mil casos corresponden a víctimas mujeres; lo que quiere decir que las mujeres son las mayores víctimas.
Este el principal punto de fuga de toda esta cadena de violencia contra la mujer o violencia de género, y es que el sistema no está respondiendo a la necesidad. Hay un gran vacío por parte de las instituciones para enfrentar la violencia contra las mujeres. El sistema de justicia de este país es inoperante frente a la violencia de género; el sistema de salud no está capacitado, revictimizando a la mujer cuando va a ser atendida; y el sistema primario (policía del CAI, soldado que se encuentra el caso en zona rural, o del funcionario de la Fiscalía o Defensoría del Pueblo) no entiende que la Ley tiene unos puntos claros de obligatorio cumplimiento. En esos casos como periodista se debe denunciar a estas clases de funcionarios.
Eso era lo que estábamos esperando hace décadas, puesto que un reinado donde se ha cosificado el cuerpo de la mujer y que se atrevan a decir en Perú hay tantos feminicidios o tantas niñas son violentadas es un avance. Es un primer paso para hacer entender que la violencia contra las mujeres es algo tan dramático que en un concurso de belleza tuvieron que exponerlo las propias reinas para que la gente le preste atención al tema. Ojalá que en Colombia copiaran este modelo.
Annelise Barriga Ramírez/EL PILÓN