En el día de hoy, presentamos nuestro tercer Informe que tiene que ver con el costo de vida, la inflación, y miraremos cómo influye en el precio de los alimentos y esto a su vez con la generación de inseguridad alimentaria, con el hambre. La relación es directa entre el aumento del precio de la comida y la inseguridad alimentaria.
El Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales, CESORE, conjuntamente con el diario EL PILÓN, vienen publicando una serie de Informes sobre la situación social y económica del departamento y de su capital, con el fin de cualificar el debate electoral, darle altura a la discusión programática y entregar insumos a las campañas políticas para que los candidatos (as) hagan sus respectivas propuestas.
En el día de hoy, presentamos nuestro tercer Informe que tiene que ver con el costo de vida, la inflación, y miraremos cómo influye en el precio de los alimentos y esto a su vez con la generación de inseguridad alimentaria, con el hambre. La relación es directa entre el aumento del precio de la comida y la inseguridad alimentaria.
La ecuación es muy sencilla, los más pobres gastan gran parte de lo que ganan en alimentos y si su precio sube, el consumo de alimentos de calidad, especialmente los proteicos, prácticamente desaparecen de la dieta de los pobres.
La inflación es un “impuesto” por naturaleza regresivo, eso quiere decir que golpea más fuerte a pobres que a ricos, los pobres ven como su capacidad de adquirir bienes y servicios básicos se reduce. La gran mayoría de países del mundo están viviendo una espiral inflacionaria, desde Estados Unidos, que tiene la inflación más alta en 40 años, hasta nuestro país que está viendo también tasas de inflación que no había tenido en el último quinquenio.
Valledupar fue la cuarta ciudad en dónde más aumentaron los precios el año pasado, como puede verse en la gráfica 1. Los precios se incrementaron un 7,47% en total durante el año 2021, por encima del promedio nacional que fue de 5,62%, (8,29% ha sido el aumento en Valledupar, si el cálculo es de enero 2021 a enero 2022 que es el último dato que salió), sin embargo, lo realmente difícil del asunto es cuando se descompone el alza en los conjuntos de productos que más subieron de precio. Allí se encuentra entonces, la gravedad del tema, dado que lo que más se incrementó fueron los alimentos en el orden del 20% y teniendo en cuenta que los pobres, invierten gran cantidad de sus ingresos en comida, se puede afirmar que los más castigados con la inflación son las clases menos favorecidas económicamente. De ahí la gravedad del fenómeno.
Fuente Dane. GEIH. Elaboró CESORE
Gráfica 1. Fuente Dane. GEIH. Elaboró CESORE
Ahora si conectamos inflación con pobreza extrema, esto es lo que encontramos. En el Cesar, para el año 2020, -primer año de la pandemia- el 58% de los hogares se encontraban en pobreza y el 25% de ellos en pobreza extrema, es decir los que no tenían prácticamente con qué comer. Uno de cada cuatro hogares cesarenses se encuentra en condiciones realmente lamentables, en un departamento con enormes riquezas y oportunidades.
En términos numéricos son cerca de 270.000 personas en pobreza extrema, a quiénes el aumento del precio de los alimentos los ha llevado a situaciones de precariedad y hambre. Son personas que ganan menos de $125.000 mensuales.
LAS CIFRAS DE VALLEDUPAR
En Valledupar la situación no es muy diferente con un 53% de pobreza monetaria y un 19% de pobreza extrema. Uno de cada cinco hogares está en pobreza extrema, en miseria. Suman cerca de 84.000 personas. Estas personas en pobreza extrema son quiénes más siente el alza en los alimentos, debido a que prácticamente todo lo que ellos devengan, se rebuscan o consiguen con transferencia, va para compra de alimentos y al tener estos unos precios tan elevados, ven reducidas sus posibilidades de alimentarse.
Gráfica 2. Fuente Dane. GEIH. Elaboró CESORE
Gráfica 3. Fuente Dane. GEIH. Elaboró CESORE
Otra manera de mirar el problema de seguridad alimentaria en el Cesar y Valledupar es observar los resultados de la encuesta Pulso Social del DANE cuyo recorrido de los últimos 18 meses se muestra en la gráfica 4, evidenciando la grave situación por la que pasaron los hogares vallenatos, en donde en el punto máximo de la crisis por la pandemia, más de la mitad de ellos no pudo tener las tres comidas diarias.
Para diciembre de 2021, el 28% de los hogares vallenatos consumió menos de tres comidas diarias, eso corresponde a alrededor de 132.000 personas que solo pudieron comer una o dos veces al día. Podríamos citar varias razones como el desempleo y la falta de generación de ingresos, sin embargo, es un hecho que la comida está mucho más cara, ya los datos lo dijeron, pero la gente también lo percibe en la calle, basta con salir y preguntar, no hay consumidor que no diga que los precios están por lo alto.
No es un problema cualquiera el que atraviesa Valledupar y el Cesar, se está hablando de comida, se está hablando de hambre, de desnutrición, de calidad de vida y ni hablar de los efectos insalvables que sufre la primera infancia, cuándo les faltan los principales nutrientes a los niños en la primera etapa. La solución no es fácil tampoco, se requiere apoyar desde el gobierno departamental y municipal y el primer paso es conocer mejor el problema para plantear soluciones alcanzables en el corto y mediano plazo.
Gráfica 4. Fuente. Dane. Encuesta Pulso social. Elaboró CESORE
Ante la complejidad del problema, que muestra las diferentes aristas de la inflación actual colombiana, el gobierno ha anunciado una serie de medidas de orden nacional: bajar aranceles, aumentar el crédito, regular el precio de los insumos agropecuarios, el Banco de la República aumentó la tasa de interés en 100 puntos, etc. Economistas reconocidos están haciendo también recomendaciones de orden nacional, aumentar el monto de las transferencias condicionadas del gobierno (Ingreso solidario, Familias en Acción, etc.) para que los más pobres puedan mantener su capacidad adquisitiva, etc.
Nosotros queremos proponer un par de ideas que dependen del orden local, de los mandatarios locales, que de todas maneras son como todas las medidas, de mediano plazo, ninguna medida baja la inflación de manera inmediata. Nuestras dos recomendaciones están estrechamente relacionadas con la inflación de alimentos, la que más golpea a los pobres como hemos visto.
Nuestra primera recomendación tiene que ver con desarrollar una política pública con el objeto de apoyar la producción campesina de alimentos que se puedan producir en las tierras cesarenses y que actualmente son “importados” de otros departamentos. En conversaciones con comercializadores de alimentos en Valledupar, afirman que sus principales proveedores son Boyacá/ Cundinamarca, Santander e inclusive zona cafetera.
Habría que identificar aquellos productos susceptibles de sustituir con producción local siempre y cuando haya ventajas competitivas, para mantener o bajar precios y sostener la calidad. Una política de esta naturaleza ayudará a generar ingresos a los campesinos, aumentar el empleo rural, controlar precios y mejorar abastecimiento, garantizando seguridad alimentaria, para que, en caso de cierre de carreteras por paros, caída de puentes u otros eventos naturales o sociales, se garantice el abastecimiento local.
Una segunda recomendación tiene que ver con incentivar el desarrollo rural local y esto tiene varias caras. La primera es apoyar la producción campesina existente vía asistencia técnica, que es totalmente inexistente hasta ahora. ¿A qué entidad recurre un campesino, si necesita orientación técnica para su cultivo? ¡No hay! Si se mejora la productividad campesina y del mediano cultivador, se aumenta la producción y bajan los precios.
En segundo lugar, es urgente mejorar las vías de penetración de las zonas “despensas” de Valledupar. Prioricen esas vías en sus planes de inversión. El tener mejores vías, ojalá con placa huella, mejora y abarata el transporte.
Mejoras en la logística internacional y nacional ayudan a disminuir los precios. Finalmente propugnamos por el fortalecimiento de la UMATA con el fin de tener institucionalidad que se preocupe por el agro. Pero hay que ir más allá y este es justo un programa para ser apropiado por el Área Metropolitana, dado que, si se incentiva a campesinos de sus municipios integrantes, se podrá tener una oferta más variada y abundante de alimentos y así se pueden controlar los precios.
Estos son los aportes que hacemos desde el Centro de Estudios, CESORE, independiente y con el ánimo como decíamos en el primer párrafo de este Informe de cualificar el debate, ayudar a construir propuestas y ver la reacción de las y los candidatos.
Con la colaboración de los estudiantes de economía de la UPC, Luis Martínez y Pabel Ortíz.
En el día de hoy, presentamos nuestro tercer Informe que tiene que ver con el costo de vida, la inflación, y miraremos cómo influye en el precio de los alimentos y esto a su vez con la generación de inseguridad alimentaria, con el hambre. La relación es directa entre el aumento del precio de la comida y la inseguridad alimentaria.
El Centro de Estudios Socioeconómicos y Regionales, CESORE, conjuntamente con el diario EL PILÓN, vienen publicando una serie de Informes sobre la situación social y económica del departamento y de su capital, con el fin de cualificar el debate electoral, darle altura a la discusión programática y entregar insumos a las campañas políticas para que los candidatos (as) hagan sus respectivas propuestas.
En el día de hoy, presentamos nuestro tercer Informe que tiene que ver con el costo de vida, la inflación, y miraremos cómo influye en el precio de los alimentos y esto a su vez con la generación de inseguridad alimentaria, con el hambre. La relación es directa entre el aumento del precio de la comida y la inseguridad alimentaria.
La ecuación es muy sencilla, los más pobres gastan gran parte de lo que ganan en alimentos y si su precio sube, el consumo de alimentos de calidad, especialmente los proteicos, prácticamente desaparecen de la dieta de los pobres.
La inflación es un “impuesto” por naturaleza regresivo, eso quiere decir que golpea más fuerte a pobres que a ricos, los pobres ven como su capacidad de adquirir bienes y servicios básicos se reduce. La gran mayoría de países del mundo están viviendo una espiral inflacionaria, desde Estados Unidos, que tiene la inflación más alta en 40 años, hasta nuestro país que está viendo también tasas de inflación que no había tenido en el último quinquenio.
Valledupar fue la cuarta ciudad en dónde más aumentaron los precios el año pasado, como puede verse en la gráfica 1. Los precios se incrementaron un 7,47% en total durante el año 2021, por encima del promedio nacional que fue de 5,62%, (8,29% ha sido el aumento en Valledupar, si el cálculo es de enero 2021 a enero 2022 que es el último dato que salió), sin embargo, lo realmente difícil del asunto es cuando se descompone el alza en los conjuntos de productos que más subieron de precio. Allí se encuentra entonces, la gravedad del tema, dado que lo que más se incrementó fueron los alimentos en el orden del 20% y teniendo en cuenta que los pobres, invierten gran cantidad de sus ingresos en comida, se puede afirmar que los más castigados con la inflación son las clases menos favorecidas económicamente. De ahí la gravedad del fenómeno.
Fuente Dane. GEIH. Elaboró CESORE
Gráfica 1. Fuente Dane. GEIH. Elaboró CESORE
Ahora si conectamos inflación con pobreza extrema, esto es lo que encontramos. En el Cesar, para el año 2020, -primer año de la pandemia- el 58% de los hogares se encontraban en pobreza y el 25% de ellos en pobreza extrema, es decir los que no tenían prácticamente con qué comer. Uno de cada cuatro hogares cesarenses se encuentra en condiciones realmente lamentables, en un departamento con enormes riquezas y oportunidades.
En términos numéricos son cerca de 270.000 personas en pobreza extrema, a quiénes el aumento del precio de los alimentos los ha llevado a situaciones de precariedad y hambre. Son personas que ganan menos de $125.000 mensuales.
LAS CIFRAS DE VALLEDUPAR
En Valledupar la situación no es muy diferente con un 53% de pobreza monetaria y un 19% de pobreza extrema. Uno de cada cinco hogares está en pobreza extrema, en miseria. Suman cerca de 84.000 personas. Estas personas en pobreza extrema son quiénes más siente el alza en los alimentos, debido a que prácticamente todo lo que ellos devengan, se rebuscan o consiguen con transferencia, va para compra de alimentos y al tener estos unos precios tan elevados, ven reducidas sus posibilidades de alimentarse.
Gráfica 2. Fuente Dane. GEIH. Elaboró CESORE
Gráfica 3. Fuente Dane. GEIH. Elaboró CESORE
Otra manera de mirar el problema de seguridad alimentaria en el Cesar y Valledupar es observar los resultados de la encuesta Pulso Social del DANE cuyo recorrido de los últimos 18 meses se muestra en la gráfica 4, evidenciando la grave situación por la que pasaron los hogares vallenatos, en donde en el punto máximo de la crisis por la pandemia, más de la mitad de ellos no pudo tener las tres comidas diarias.
Para diciembre de 2021, el 28% de los hogares vallenatos consumió menos de tres comidas diarias, eso corresponde a alrededor de 132.000 personas que solo pudieron comer una o dos veces al día. Podríamos citar varias razones como el desempleo y la falta de generación de ingresos, sin embargo, es un hecho que la comida está mucho más cara, ya los datos lo dijeron, pero la gente también lo percibe en la calle, basta con salir y preguntar, no hay consumidor que no diga que los precios están por lo alto.
No es un problema cualquiera el que atraviesa Valledupar y el Cesar, se está hablando de comida, se está hablando de hambre, de desnutrición, de calidad de vida y ni hablar de los efectos insalvables que sufre la primera infancia, cuándo les faltan los principales nutrientes a los niños en la primera etapa. La solución no es fácil tampoco, se requiere apoyar desde el gobierno departamental y municipal y el primer paso es conocer mejor el problema para plantear soluciones alcanzables en el corto y mediano plazo.
Gráfica 4. Fuente. Dane. Encuesta Pulso social. Elaboró CESORE
Ante la complejidad del problema, que muestra las diferentes aristas de la inflación actual colombiana, el gobierno ha anunciado una serie de medidas de orden nacional: bajar aranceles, aumentar el crédito, regular el precio de los insumos agropecuarios, el Banco de la República aumentó la tasa de interés en 100 puntos, etc. Economistas reconocidos están haciendo también recomendaciones de orden nacional, aumentar el monto de las transferencias condicionadas del gobierno (Ingreso solidario, Familias en Acción, etc.) para que los más pobres puedan mantener su capacidad adquisitiva, etc.
Nosotros queremos proponer un par de ideas que dependen del orden local, de los mandatarios locales, que de todas maneras son como todas las medidas, de mediano plazo, ninguna medida baja la inflación de manera inmediata. Nuestras dos recomendaciones están estrechamente relacionadas con la inflación de alimentos, la que más golpea a los pobres como hemos visto.
Nuestra primera recomendación tiene que ver con desarrollar una política pública con el objeto de apoyar la producción campesina de alimentos que se puedan producir en las tierras cesarenses y que actualmente son “importados” de otros departamentos. En conversaciones con comercializadores de alimentos en Valledupar, afirman que sus principales proveedores son Boyacá/ Cundinamarca, Santander e inclusive zona cafetera.
Habría que identificar aquellos productos susceptibles de sustituir con producción local siempre y cuando haya ventajas competitivas, para mantener o bajar precios y sostener la calidad. Una política de esta naturaleza ayudará a generar ingresos a los campesinos, aumentar el empleo rural, controlar precios y mejorar abastecimiento, garantizando seguridad alimentaria, para que, en caso de cierre de carreteras por paros, caída de puentes u otros eventos naturales o sociales, se garantice el abastecimiento local.
Una segunda recomendación tiene que ver con incentivar el desarrollo rural local y esto tiene varias caras. La primera es apoyar la producción campesina existente vía asistencia técnica, que es totalmente inexistente hasta ahora. ¿A qué entidad recurre un campesino, si necesita orientación técnica para su cultivo? ¡No hay! Si se mejora la productividad campesina y del mediano cultivador, se aumenta la producción y bajan los precios.
En segundo lugar, es urgente mejorar las vías de penetración de las zonas “despensas” de Valledupar. Prioricen esas vías en sus planes de inversión. El tener mejores vías, ojalá con placa huella, mejora y abarata el transporte.
Mejoras en la logística internacional y nacional ayudan a disminuir los precios. Finalmente propugnamos por el fortalecimiento de la UMATA con el fin de tener institucionalidad que se preocupe por el agro. Pero hay que ir más allá y este es justo un programa para ser apropiado por el Área Metropolitana, dado que, si se incentiva a campesinos de sus municipios integrantes, se podrá tener una oferta más variada y abundante de alimentos y así se pueden controlar los precios.
Estos son los aportes que hacemos desde el Centro de Estudios, CESORE, independiente y con el ánimo como decíamos en el primer párrafo de este Informe de cualificar el debate, ayudar a construir propuestas y ver la reacción de las y los candidatos.
Con la colaboración de los estudiantes de economía de la UPC, Luis Martínez y Pabel Ortíz.