Adriana Palomo Molina
En el colegio José Antonio Galán, sede preescolar y primaria del colegio Upar, las clases iniciaron entre basuras, escombros y mal estado de las aulas, lo que creó malestar entre los docentes de las dos jornadas.
La situación que durante el día de ayer afectó a más de 500 estudiantes de la jornada de la mañana y los 300 de tarde, respondió a la terminación de contrato de la persona que durante el año pasado se desempeñó como aseadora de la institución.
Durante una reunión promovida por los docentes, se dieron a conocer las falencias en la gestión por parte de la administración, de la rectoría y principalmente de la Asociación de Padres de Familia, quienes según los profesores, no previeron el inicio de las clases y las condiciones sanitarias en las que deben mantenerse a los niños.
Las aulas de preescolar y primaria, lucían entre el polvo y las telarañas, mientras que el patio fue el depósito de inservibles, del ambiente contaminante que desprenden las obras de albañilería y las hojas de los árboles que en grandes cantidades cubren los techos y las esquinas del lugar.

La Asociación
Ismael Yépez Martínez, presidente de la Asociación de Padres de Familia calificó esta queja como un ataque a la gestión del Rector Luis Enrique Dagovet Núñez, al manifestar que este impase no tiene magnitud ante el compromiso adquirido por parte del directivo.
“como asociación en todas las Instituciones educativas quisimos cobrar una cuota moderada de 5 mil pesos por familia, cuyo dinero ha sido y seguirá siendo para garantizar el buen funcionamiento del colegio, además de capacitar a  los integrantes con las  escuelas de padres y con los cursos ofrecidos por el Sena”.
El Presidente de la Asociación de Padres afirmó que durante el periodo de matrículas, fue  captado un millón 200 mil pesos, con lo que se cubrió el pago a la persona que permaneció en la institución recibiendo el aporte voluntario y otros gastos necesarios. Agregó, que el fondo de la Asociación seguirá cumpliendo su destino, que busca ampliar los beneficios para el crecimiento institucional y personal de los padres.
Mientras tanto, los directivos plantearon soluciones para que hoy los estudiantes asistan a sus clases ‘como Dios manda’, sin riesgos por las láminas y restos de pupitres tirados en el patio, con las aulas libres de polvo y con el ambiente agradable que como un derecho, debe garantizársele a la niñez.