Ayer juraron trabajar Luis Alberto Monsalvo, gobernador, y Mello Castro González, alcalde de Valledupar; hicieron escuchar sus discursos en la Plazoleta de Banderas de la Gobernación, con comunes buenos deseos, pero fueron bien calificados por la relevancia de los temas y hechos incluidos.
Ayer juraron trabajar Luis Alberto Monsalvo, gobernador, y Mello Castro González, alcalde de Valledupar; hicieron escuchar sus discursos en la Plazoleta de Banderas de la Gobernación, con comunes buenos deseos, pero fueron bien calificados por la relevancia de los temas y hechos incluidos.
Celebramos que este par de gobernantes inicien periodo con el llamado matrimonio institucional, pues hay afinidad desde campaña y eso será fundamental para sacar adelante temas de envergadura como, por ejemplo, el Sistema Estratégico de Transporte de Valledupar, a través de la consecución de la “flota de buses modernos” con la que se comprometió el gobernador Monsalvo para empujar el proyecto que por ahora solo ha entregado vías. Recoge así un elemento de insatisfacción de la ciudadanía que hemos reiterado en nuestras páginas editoriales.
Tanto Monsalvo como Castro asumen una deuda histórica con las comunidades menos beneficiadas del Estado en los últimos años. Muchas de ellas ya fueron gobernadas por el gobernador que hoy repite mandato, pero este se comprometió a meter mano para frenar los “paseos de la muerte”, y en esa línea puso tareas a su secretario de Salud, en el sentido de frenar abusos de EPS, fortalecer la red hospitalaria, en especial los hospitales de primer y segundo nivel con los que cuenta el departamento.
Para esto, el gobernador anunció intervención urgente y prometió soluciones en pocos meses. Suponemos que ha adelantado trabajo, pues estas tareas no son cosa menor y se requiere, además de la pericia del gobernante, una buena interlocución con el Gobierno nacional. ¿Viene la salvación del Idreec? ¿De qué forma?
Igual la educación en que pretende que la Nación reconozca por cada niño de primaria un valor similar al que entrega a Magdalena y Guajira; mejorar la infraestructura y el acceso de los jóvenes a la universidad, ya que estamos mal por debajo de la media nacional de acceso.
Abordó temas controversiales: que se haga un festival del pueblo, como lo intentó en su primer gobierno, y lanzó la propuesta de que Sayco opere el Festival Vallenato. Nos preguntamos. ¿Su festival del pueblo o el tradicional?
Tocó con acierto, y gusto de los oyentes, aspectos de su personalidad, su carácter tímido pero receptivo al querer ciudadano, su miedo inicial de hablar en público que lo llevó a ser de hechos y no de palabras, su amor por el terruño, por la familia, la relación con sus padres, que lo condujeron a la práctica de la ganadería y de la política, cuya actividad defendió.
¡Pero qué política defendió!: la mayor sintonía con la gente y la juventud lo vimos en el Mello Castro. Con buena oratoria fue enfático en proponerse un gobierno participativo, transparente y sin corrupción, valores de una alianza que propuso al gobernador, pero Monsalvo en su posterior discurso no hizo alusión al tema que hoy es crucial en el ejercicio del servicio público y es la médula para el reencuentro y la confianza de la ciudadanía con las instituciones y los políticos. Del discurso de Castro ampliaremos en próximos días.
Ayer juraron trabajar Luis Alberto Monsalvo, gobernador, y Mello Castro González, alcalde de Valledupar; hicieron escuchar sus discursos en la Plazoleta de Banderas de la Gobernación, con comunes buenos deseos, pero fueron bien calificados por la relevancia de los temas y hechos incluidos.
Ayer juraron trabajar Luis Alberto Monsalvo, gobernador, y Mello Castro González, alcalde de Valledupar; hicieron escuchar sus discursos en la Plazoleta de Banderas de la Gobernación, con comunes buenos deseos, pero fueron bien calificados por la relevancia de los temas y hechos incluidos.
Celebramos que este par de gobernantes inicien periodo con el llamado matrimonio institucional, pues hay afinidad desde campaña y eso será fundamental para sacar adelante temas de envergadura como, por ejemplo, el Sistema Estratégico de Transporte de Valledupar, a través de la consecución de la “flota de buses modernos” con la que se comprometió el gobernador Monsalvo para empujar el proyecto que por ahora solo ha entregado vías. Recoge así un elemento de insatisfacción de la ciudadanía que hemos reiterado en nuestras páginas editoriales.
Tanto Monsalvo como Castro asumen una deuda histórica con las comunidades menos beneficiadas del Estado en los últimos años. Muchas de ellas ya fueron gobernadas por el gobernador que hoy repite mandato, pero este se comprometió a meter mano para frenar los “paseos de la muerte”, y en esa línea puso tareas a su secretario de Salud, en el sentido de frenar abusos de EPS, fortalecer la red hospitalaria, en especial los hospitales de primer y segundo nivel con los que cuenta el departamento.
Para esto, el gobernador anunció intervención urgente y prometió soluciones en pocos meses. Suponemos que ha adelantado trabajo, pues estas tareas no son cosa menor y se requiere, además de la pericia del gobernante, una buena interlocución con el Gobierno nacional. ¿Viene la salvación del Idreec? ¿De qué forma?
Igual la educación en que pretende que la Nación reconozca por cada niño de primaria un valor similar al que entrega a Magdalena y Guajira; mejorar la infraestructura y el acceso de los jóvenes a la universidad, ya que estamos mal por debajo de la media nacional de acceso.
Abordó temas controversiales: que se haga un festival del pueblo, como lo intentó en su primer gobierno, y lanzó la propuesta de que Sayco opere el Festival Vallenato. Nos preguntamos. ¿Su festival del pueblo o el tradicional?
Tocó con acierto, y gusto de los oyentes, aspectos de su personalidad, su carácter tímido pero receptivo al querer ciudadano, su miedo inicial de hablar en público que lo llevó a ser de hechos y no de palabras, su amor por el terruño, por la familia, la relación con sus padres, que lo condujeron a la práctica de la ganadería y de la política, cuya actividad defendió.
¡Pero qué política defendió!: la mayor sintonía con la gente y la juventud lo vimos en el Mello Castro. Con buena oratoria fue enfático en proponerse un gobierno participativo, transparente y sin corrupción, valores de una alianza que propuso al gobernador, pero Monsalvo en su posterior discurso no hizo alusión al tema que hoy es crucial en el ejercicio del servicio público y es la médula para el reencuentro y la confianza de la ciudadanía con las instituciones y los políticos. Del discurso de Castro ampliaremos en próximos días.