En el vallenato se han vivido cambios importantes y saludables para nuestro folclor, los más sobresalientes tenemos que citar a los que introdujo en la canción el compositor Tobías Enrique Pumarejo.
La música clásica cambió en el siglo XVIII. Todo cambia, desde J. S. Bach a Haydn y A. Mozart, su música es completamente diferente, aunque Bach también buscaba la perfección de la misma forma que Mozart.
Ocurrió de una forma natural, porque, al igual que los tiempos cambian y la historia cambia, las personas cambian, y los compositores son personas, y por lo tanto se dan cuenta de que la música también debe cambiar. Los contemporáneos de Haydn y Mozart pensaban de Bach que estaba anticuado y que su música era aburrida con esas fugas tan serias. Querían algo nuevo, de la época vivida, no tan complicado, pero con bellas melodías y de acompañamiento fácil, elegante y agradable.
De ese modo surge una música hermosa, además, esta música nueva resultó sencilla, amena y divertida.
Los antecedentes de la llamada canción española, también etiquetada como canción andaluza y en tiempo más reciente conocida comúnmente como copla. Sin que el término último tenga familiaridad con la composición poética, hay que fijarlo con el nacimiento de la tonadilla, cantar popular de aire picaresco. En aquellas tonadillas los letristas se inspiraban a veces en historias reales de personajes de la corte, y otros de procedencia popular. El pasodoble, que toma carta de naturaleza en la escena española cuando ya las tonadillas van perdiendo pujanza y en el siglo XIX el pueblo gusta de un nuevo género teatral aderezado con música: ‘La Zarzuela’.
Finalizaba el siglo XIX cuando a la zarzuela le siguió el cuplé, que venía de Francia, con aire picaresco. Para ese entonces, la canción andaluza, heredera de la tonadilla, había perdido impulso. Ya las piezas musicales costumbristas tuvieron menos eco.
Al final de la década de los 30, quedó establecido que el cuplé iba perdiendo vigencia. En cualquier caso, los cronistas de la época según han denominado cuplé a un tipo de canción que introducía argumentos costumbristas de la vida española, con ritmo algo diferente a los del pasado.
A finales de los años 50 comienza la era de la entonces denominada canción moderna. Es bien cierto que la copla de hoy no se asemeja a la de ayer; que lo que ahora se compone es una balada aflamencada. Cuyas letras tienen otros argumentos, diferente estilo, alejadas por lo general de la poesía popular de hace medio siglo, pero es lo que hay y lo que tiene que ser.
El tango tiene su origen alrededor de 1870, cuando los gauchos desplazados del campo, traían la milonga, que se considera la antepasada más cercana al tango, aunque esta tenía sangre de habanera, de payadas y tango andaluz. El tango Argentino había empezado a escandalizar a los tradicionalistas, cuando Astor Piazzolla introdujo las fugas, contrapuntos y otras irreverencias al tradicional tango. Fundó el quinteto del ‘Nuevo Tango’ y dijo una vez “los oyentes del tango tradicional me odiarán siempre”. Pues su tango ya no era aquel ronco lamento de un bandoneón que lo hacía más triste, más nostálgico y más hondo. Pero la verdad es que Piazzolla lo había sacado de los suburbios de Argentina, paseándolo por el mundo y lo convierte en música de cámara y fue aceptado por los argentinos.
El tango de hoy ha cambiado y los letristas jóvenes tienen una nueva temática: el teléfono, el stress, el infarto, los astronautas, etc. El tango ya no es aquel “ronco lamento de un bandoneón”. Los primeros tangos tenían un texto muy simple. Eran solo coplitas, a menudo, pornográficas o sarcásticas; poco después el tango se hace triste y melancólico. Pero el porteño sabe que la vida hay que conquistarla día a día.
En la Argentina, en 1929, se creó el ‘Grupo Renovación’ para la difusión de la música moderna, en un intento de darle vigencia renovadora a la Guardia Vieja entre 1880 y 1920. A partir de esta fecha empieza un movimiento renovador, donde aparece el tango-canción que es dramático y tristón. En 1824 se inicia la Guardia Nueva con una instrumentación de piano, violines, bandoneones y contrabajo. El tango ya no es sólo baile y música, también es canción.
El tango milonga y tango romance eran sin letra, fuertemente rítmico y melódico.
La música afro – antillana, en los años 60, vivió uno de esos fenómenos de identidad musical y de origen folclórico, cuando el ritmo de “boogaloo” se habría paso en los salones de música de Nueva York, entre la confusión creada entre el ritmo de pachanga y el de la charanga, donde muchos compositores no estaban de acuerdo con la nueva mezcla del nuevo ritmo, pero al final de la discordia terminaron aceptando el boogaloo como una moda musical corriente y que más tarde le dio presencia y sonido al naciente ritmo llamado ‘salsa’.
La salsa, mestiza caribeña, nacida en el ambiente sincrético de la región con una multiculturalidad de razas, lenguas, colores, sabores, nace este fenómeno musical que expresa la idiosincrasia, la rebeldía ancestral, la protesta histórica y el deseo de mover el esqueleto de la gente que lo crea. Afirman los entendidos que el abuelo de la salsa moderna es el “son cubano, una música nacida de la combinación de ritmos importados de África por los esclavos babalú”.
Recordemos aquí que los Bantús y los Yorubas fueron culturas africanas sin idioma y analfabetos, en cambio los Suahili tenían alfabeto, lengua con gran influencia musical.
El ritmo de jazz, lo que lo hace apasionante y muy especial es que el intérprete puede introducir cambios en la ejecución, haciendo partícipe directo a los espectadores. Otros cambios más sutiles son los llamados ‘sincopa’, que consiste durante la ejecución poner un acento donde no se espera o una pauta fuerte donde debería ir una débil.
A partir de los años 30 la influencia del jazz pasó a ser parte de la vida de los norteamericanos por ser una música de influencia folclórica auténtica y natural que les hacía sentirse americanos, más auténticos que la música de los negros afro americanos y de los nativos.
La música vallenata, en el vallenato se ha vivido cambios importantes y saludables para nuestro folclor, las más sobresalientes tenemos que citar a los que introdujo en la canción el compositor Tobías Enrique Pumarejo. Las del entonces joven Rafael Escalona, llamado por Zapata Olivella “indisciplina retórica”.
Las introducidas por el magnífico Gustavo Gutiérrez Cabello, llamadas por algunos “indisciplina psicológica”.
Marina Quintero Q., afirma: “el movimiento del vallenato de la nueva ola gana nuevos espacios llegando a ser del gusto colectivo sus letras y arreglos musicales. Se observa la necesidad de innovar y realizar cambios, pero sin olvidar el origen, conservando la esencia y tradición cultural”.
Darío Valenzuela, nos dice: “para que un disco pegue debe tener un sonido moderno, con las condiciones que lo hagan competitivo no solo con otro vallenato sino con otras músicas”.
Juan Gossain, afirma: “la forma de la trova si es modalidad universal, porque la usaron los trovadores antiguos y la usan los cantadores de coplas, de joropo, de guabina, de payas, de corridos y vallenatos”.
Con el respeto y la sensibilidad que merecen los nostálgicos del vallenato tradicional, les diré que la juventud tiene el derecho de innovar la música en busca de un poco de aire fresco para su estilo de vida musical, que les produzca felicidad y les permita buscar las nuevas alternativas de los sonidos musical que les identifiquen a las nuevas generaciones en la moda y en el arte y dentro de su propio espacio vital, vivido.
Es muy probable que las generaciones anteriores tengan cierto temor a las connotaciones de cambio o innovación, ya que en los conceptos tradicionales queda preestablecido como dogma de los arraigos culturales; los términos como innovación, manipulación, transformación y mutación porque ocasionan cierta confusión mediática por lo desconocido en el resultado final que puede lesionar la base esencial de la originalidad en lo autóctono.
Por derecho propio y natural de todas las músicas folclóricas de poder ser modernizadas, renovadas e innovadoras dentro del contexto del ritmo, melodía, armonía, pensamiento poético, temática en el lenguaje musical y la llevada al campo sinfónico y la música vallenata no es una excepción a estos hechos, llamados fenómenos musicales adaptativos.
POR WALTER ARIAS ALMENARES/ESPECIAL PARA EL PILÓN
En el vallenato se han vivido cambios importantes y saludables para nuestro folclor, los más sobresalientes tenemos que citar a los que introdujo en la canción el compositor Tobías Enrique Pumarejo.
La música clásica cambió en el siglo XVIII. Todo cambia, desde J. S. Bach a Haydn y A. Mozart, su música es completamente diferente, aunque Bach también buscaba la perfección de la misma forma que Mozart.
Ocurrió de una forma natural, porque, al igual que los tiempos cambian y la historia cambia, las personas cambian, y los compositores son personas, y por lo tanto se dan cuenta de que la música también debe cambiar. Los contemporáneos de Haydn y Mozart pensaban de Bach que estaba anticuado y que su música era aburrida con esas fugas tan serias. Querían algo nuevo, de la época vivida, no tan complicado, pero con bellas melodías y de acompañamiento fácil, elegante y agradable.
De ese modo surge una música hermosa, además, esta música nueva resultó sencilla, amena y divertida.
Los antecedentes de la llamada canción española, también etiquetada como canción andaluza y en tiempo más reciente conocida comúnmente como copla. Sin que el término último tenga familiaridad con la composición poética, hay que fijarlo con el nacimiento de la tonadilla, cantar popular de aire picaresco. En aquellas tonadillas los letristas se inspiraban a veces en historias reales de personajes de la corte, y otros de procedencia popular. El pasodoble, que toma carta de naturaleza en la escena española cuando ya las tonadillas van perdiendo pujanza y en el siglo XIX el pueblo gusta de un nuevo género teatral aderezado con música: ‘La Zarzuela’.
Finalizaba el siglo XIX cuando a la zarzuela le siguió el cuplé, que venía de Francia, con aire picaresco. Para ese entonces, la canción andaluza, heredera de la tonadilla, había perdido impulso. Ya las piezas musicales costumbristas tuvieron menos eco.
Al final de la década de los 30, quedó establecido que el cuplé iba perdiendo vigencia. En cualquier caso, los cronistas de la época según han denominado cuplé a un tipo de canción que introducía argumentos costumbristas de la vida española, con ritmo algo diferente a los del pasado.
A finales de los años 50 comienza la era de la entonces denominada canción moderna. Es bien cierto que la copla de hoy no se asemeja a la de ayer; que lo que ahora se compone es una balada aflamencada. Cuyas letras tienen otros argumentos, diferente estilo, alejadas por lo general de la poesía popular de hace medio siglo, pero es lo que hay y lo que tiene que ser.
El tango tiene su origen alrededor de 1870, cuando los gauchos desplazados del campo, traían la milonga, que se considera la antepasada más cercana al tango, aunque esta tenía sangre de habanera, de payadas y tango andaluz. El tango Argentino había empezado a escandalizar a los tradicionalistas, cuando Astor Piazzolla introdujo las fugas, contrapuntos y otras irreverencias al tradicional tango. Fundó el quinteto del ‘Nuevo Tango’ y dijo una vez “los oyentes del tango tradicional me odiarán siempre”. Pues su tango ya no era aquel ronco lamento de un bandoneón que lo hacía más triste, más nostálgico y más hondo. Pero la verdad es que Piazzolla lo había sacado de los suburbios de Argentina, paseándolo por el mundo y lo convierte en música de cámara y fue aceptado por los argentinos.
El tango de hoy ha cambiado y los letristas jóvenes tienen una nueva temática: el teléfono, el stress, el infarto, los astronautas, etc. El tango ya no es aquel “ronco lamento de un bandoneón”. Los primeros tangos tenían un texto muy simple. Eran solo coplitas, a menudo, pornográficas o sarcásticas; poco después el tango se hace triste y melancólico. Pero el porteño sabe que la vida hay que conquistarla día a día.
En la Argentina, en 1929, se creó el ‘Grupo Renovación’ para la difusión de la música moderna, en un intento de darle vigencia renovadora a la Guardia Vieja entre 1880 y 1920. A partir de esta fecha empieza un movimiento renovador, donde aparece el tango-canción que es dramático y tristón. En 1824 se inicia la Guardia Nueva con una instrumentación de piano, violines, bandoneones y contrabajo. El tango ya no es sólo baile y música, también es canción.
El tango milonga y tango romance eran sin letra, fuertemente rítmico y melódico.
La música afro – antillana, en los años 60, vivió uno de esos fenómenos de identidad musical y de origen folclórico, cuando el ritmo de “boogaloo” se habría paso en los salones de música de Nueva York, entre la confusión creada entre el ritmo de pachanga y el de la charanga, donde muchos compositores no estaban de acuerdo con la nueva mezcla del nuevo ritmo, pero al final de la discordia terminaron aceptando el boogaloo como una moda musical corriente y que más tarde le dio presencia y sonido al naciente ritmo llamado ‘salsa’.
La salsa, mestiza caribeña, nacida en el ambiente sincrético de la región con una multiculturalidad de razas, lenguas, colores, sabores, nace este fenómeno musical que expresa la idiosincrasia, la rebeldía ancestral, la protesta histórica y el deseo de mover el esqueleto de la gente que lo crea. Afirman los entendidos que el abuelo de la salsa moderna es el “son cubano, una música nacida de la combinación de ritmos importados de África por los esclavos babalú”.
Recordemos aquí que los Bantús y los Yorubas fueron culturas africanas sin idioma y analfabetos, en cambio los Suahili tenían alfabeto, lengua con gran influencia musical.
El ritmo de jazz, lo que lo hace apasionante y muy especial es que el intérprete puede introducir cambios en la ejecución, haciendo partícipe directo a los espectadores. Otros cambios más sutiles son los llamados ‘sincopa’, que consiste durante la ejecución poner un acento donde no se espera o una pauta fuerte donde debería ir una débil.
A partir de los años 30 la influencia del jazz pasó a ser parte de la vida de los norteamericanos por ser una música de influencia folclórica auténtica y natural que les hacía sentirse americanos, más auténticos que la música de los negros afro americanos y de los nativos.
La música vallenata, en el vallenato se ha vivido cambios importantes y saludables para nuestro folclor, las más sobresalientes tenemos que citar a los que introdujo en la canción el compositor Tobías Enrique Pumarejo. Las del entonces joven Rafael Escalona, llamado por Zapata Olivella “indisciplina retórica”.
Las introducidas por el magnífico Gustavo Gutiérrez Cabello, llamadas por algunos “indisciplina psicológica”.
Marina Quintero Q., afirma: “el movimiento del vallenato de la nueva ola gana nuevos espacios llegando a ser del gusto colectivo sus letras y arreglos musicales. Se observa la necesidad de innovar y realizar cambios, pero sin olvidar el origen, conservando la esencia y tradición cultural”.
Darío Valenzuela, nos dice: “para que un disco pegue debe tener un sonido moderno, con las condiciones que lo hagan competitivo no solo con otro vallenato sino con otras músicas”.
Juan Gossain, afirma: “la forma de la trova si es modalidad universal, porque la usaron los trovadores antiguos y la usan los cantadores de coplas, de joropo, de guabina, de payas, de corridos y vallenatos”.
Con el respeto y la sensibilidad que merecen los nostálgicos del vallenato tradicional, les diré que la juventud tiene el derecho de innovar la música en busca de un poco de aire fresco para su estilo de vida musical, que les produzca felicidad y les permita buscar las nuevas alternativas de los sonidos musical que les identifiquen a las nuevas generaciones en la moda y en el arte y dentro de su propio espacio vital, vivido.
Es muy probable que las generaciones anteriores tengan cierto temor a las connotaciones de cambio o innovación, ya que en los conceptos tradicionales queda preestablecido como dogma de los arraigos culturales; los términos como innovación, manipulación, transformación y mutación porque ocasionan cierta confusión mediática por lo desconocido en el resultado final que puede lesionar la base esencial de la originalidad en lo autóctono.
Por derecho propio y natural de todas las músicas folclóricas de poder ser modernizadas, renovadas e innovadoras dentro del contexto del ritmo, melodía, armonía, pensamiento poético, temática en el lenguaje musical y la llevada al campo sinfónico y la música vallenata no es una excepción a estos hechos, llamados fenómenos musicales adaptativos.
POR WALTER ARIAS ALMENARES/ESPECIAL PARA EL PILÓN